NOVENA
A SANTA ÚRSULA DE COLONIA
VIRGEN
Y MÁRTIR
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Oh
gloriosa Santa Úrsula, que por haber renunciado generosamente a la vana gloria
del mundo y por haber elegido las persecuciones, el dolor, en lugar de fallar
en la fidelidad jurada por ti al Divino Esposo, eres ahora tan ampliamente
recompensada por Él, que están postrados ante ti todos los Pueblos, que por
todos lados invocan tu protección y tu ayuda, honrándote, obtén para nosotros
toda la gracia de renunciar totalmente al orgullo para adquirir la santa
humildad, que es el fundamento de toda virtud y el verdadero camino de la
gloria, para que ahora adelante, no confiando nada en nosotros mismos,
busquemos todo nuestro decoro en Dios, depositamos toda nuestra confianza en
Dios, nos hacemos dignos de todas esas gracias que le pedimos a través de ti.
Que así sea.
Padre nuestro, Ave María, Gloria…
SÚPLICAS
I.
Por
ese tierno amor que siempre trajiste a Jesucristo, por el cual, aunque princesa
de nacimiento, criada en la corte paterna, dotada de todos los dones que suelen
tener las fortunas más ilustres del mundo, y pedida en matrimonio por un
príncipe de los más famosos de Europa, te quedaste inmóvil cada vez, con la
gran intención de mantener siempre intacta tu virginidad, te imploramos todos,
oh gloriosos Úrsula, nunca manchar la castidad, lo que conviene a nuestro
estado, y nunca desviarse de nuestras buenas intenciones, ya sea por
tentaciones o amenazas. Amén.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria…
II.
Por
esa magnánima resolución que lograste insinuar a todas tus compañeras vírgenes,
que prefiriesen las nupcias con Jesucristo a las colocaciones más ventajosas
con los personajes más ilustres del mundo, por ese júbilo que sentiste, cuando
tu barco fue sorprendido por una terrible tormenta que te obligó a tomar puerto
en la desembocadura del Rin, y de allí a Colonia, en lugar de las costas de la Galia
Bélgica, adonde ibas, reconociste tus votos cumplidos, cayendo en manos de los
bárbaros más que en las del duque Conan y otros oficiales bretones, que te
esperaban a ti ya tus compañeras como sus esposas, nos lo logras a todos, o
gloriosa santa Úrsula, para reconocer siempre desde el cielo todo lo que sucede
siniestro sobre la tierra, y hacer todo lo posible para inducir a mantener a
nuestros vecinos en el camino de la salud. Amén.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria…
III.
Por
esa admirable intrepidez con la que sacrificaron juntos su sangre y su vida
junto con sus vírgenes, en lugar de fallar en la fe jurada a Jesús su Esposo, y
por esas infinitas bendiciones que derramaron en cada tiempo sobre las diversas
Órdenes más benéficas establecidas bajo su protección y tu nombre, para
informar a las jovencitas de la piedad más sólida, consigues a todos nosotros,
oh gloriosa Úrsula, estar siempre dispuestos a sufrir cualquier tormento, antes
que traicionar los deberes de la propia conciencia, y vivir siempre de tal
manera que merezca tu especial patrocinio en la tierra y eterna participación
en tu gloria en el cielo. Amén.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria…
GOZOS
Santa
Úrsula bendita,
virgen
invencible y fuerte,
R/:
Ayudad a vuestros devotos
en
la vida y en la muerte.
De
vuestro real nacimiento
heredaste
en juventud
mayorazgo
de virtud,
limpieza
y recogimiento:
guió
el cielo vuestro intento,
porque
con su luz se acierte.
Vuestra
hermosura dichosa
prendió
un infiel tirano,
negasteis
vos la mano,
para
darla a Dios por esposa:
por
El fuisteis más hermosa,
y
de más dichosa suerte.
Con
espíritu divino,
once
mil doncellas fueron
las
que por vos conocieron
el
verdadero camino:
de
este escuadrón peregrino
fuisteis
capitana fuerte.
Con
tan lucido escuadrón
surcáis
de Bretaña el mar,
para
mejor enseñar
la
cristiana perfección:
de
cuya predicación
mayor
fervor se despierte.
A
las riberas famosas
de
Colonia os echó el mar,
donde
quiso Dios trocar
las
azucenas en rosas;
porque
del martirio hermosas
ricas
guirnaldas concierten.
Ante
el conspecto adorable
de
Dios fueron ofrecidas
con
la vuestra, once mil vidas
en
sacrificio admirable:
de
la pena intolerable
en
corona se convierte.
Pues
en la suprema esfera
gloriosamente
triunfáis,
y
entre los santos gozáis
paz
segura y gloria entera:
en
la hora postrimera
alcanzadnos
buena suerte.
OREMOS: Concédenos Señor, Dios nuestro, la gracia de reverenciar con devoción constante las victorias de tu santa virgen y mártir Úrsula, para que ya que no podemos solemnizar dignamente su triunfo, a lo menos las rindamos humildemente nuestros frecuentes respetos: Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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