sábado, 8 de agosto de 2020

OCTAVARIO A SAN JUAN BAUTISTA

 OCTAVARIO DEL GRAN PRIVADO Y PRECURSOR DE CRISTO EL GLORIOSO SAN JUAN BAUTISTA

EXPONE EL

Dr. MATEO MASSANET

Presbítero R. J. natural de la villa de Bondils, Obispado de Geronaa.

 

 

Arrodillado, si puede, delante de una imagen del santo Precursor, poniéndose con el pensamiento y afecto humilde en la presencia de Dios y hecha devotamente la señal de la cruz, haga el acto de contrición de esta u otra manera.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, mi padre, mi criador y mi amable redentor. Ya veo cuan mal hasta aquí he empleado los días de mi vida, debiéndola toda sacrificar a vuestro servicio. Reconozco mis pecados y feas ingratitudes. Veo, que he querido más seguir las engañosas vanidades de este mundo, que vuestra santísima ley. ¿Qué puedo Señor, hacer ahora, sino arrepentirme, confuso y avergonzado de mis culpas, y llamar a las puertas de vuestra infinita misericordia? Perdonadme las, Señor, que me pesa por ser Vos quien sois, Bondad infinita, de haberos ofendido. Perdonad me, Señor, pues propongo en adelante con vuestra gracia mudar de vida y vivir conforme vuestras leyes y mandamientos. Espero en, vuestra infinita bondad y clemencia me los perdonaréis, y lavaréis mi corazón con vuestra Sangre preciosa. Hacedle conforme al vuestro, y dad calor a la tibieza de mis afectos para hacer con fruto este octavario, que consagro a Vos por manos de vuestro Precursor.

 

DÍA PRIMERO

De la fe grande y esperanza de S. Juan

Oh poderoso protector mío y mártir invicto San Juan Bautista. Vos que excedisteis en la fé y esperanza de la redención del mundo a todos los profetas y patriarcas antiguos, y merecisteis por esto ser elegido por precursor y aposentador del que había de redimirnos con el precio infinito de su Sangre y alumbrarnos con las luces de su sabiduría y gracia; ruegos alcancéis de mi Señor Jesucristo para mí y todos los hombres del mundo una fé viva de cuanto nos propone su esposa la santa madre Iglesia y una firme esperanza de la salvación por sus méritos infinitos. Alcanzadme así mismo el favor particular que os pido en este octavario, si me conviene. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Ofrézcoos Dios y Señor mío, por manos de mi patrón y abogado S. Juan Bautista, estas mis tibias oraciones: dignaos aceptarlas por sus grandes merecimientos, aumentadnos, Señor, la fé, (adauge noois fidem, Lucae r7, v. 5) y también la esperanza, para que, en ningún tiempo, principalmente en la hora de la muerte, donde son mayores los peligros, falte a la fé de vuestros misterios, ni pierda la esperanza de veros para siempre. Amén.

 

 

GOZOS

De gracias y de virtudes

sois de nuestro Dios colmado,

Sednos digno Precursor

nuestro especial abogado.

 

Del deseado Mesías

Fuisteis digno Precursor,

y también santificado

en el vientre de Isabel

como otro Jeremías

de original pecado.

 

Después que en la gracia fuiste

reengendrado por virtud,

á este mundo sois venido

en gracia y celo dotado;

no habiendo entre los nacidos

santo tan privilegiado.

 

Vuestra vida fue admirable

del mismo Dios elogiada,

siendo la oración y ayuno

tu ejercicio cotidiano,

que os hizo ser tan dichoso

perfecto y mortificado.

 

Predicasteis penitencia

á los hombres tus hermanos,

anunciándoles un Reino

muchos siglos deseados

y preparaste el camino

de aquel que fuiste enviado.

 

Las riberas del Jordán

tu puro celo admiró,

y el bautismo presenciaron

del mansísimo Cordero;

siendo Vos quien bautizasteis

á todo un Dios humillado.

 

Vuestra vida y vuestra muerte

merecen nuestra atención,

antes de nacer sois santo

nacido ¡qué admiración!

y en vuestra cruenta muerte

mártir por el Redentor.

 

L/: Ruega por nosotros ¡Oh San Juan!

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 

ORACIÓN: Dios todopoderoso, que enseñaste al mártir san Justino la ciencia incomparable de Jesucristo, por la locura de la cruz, concédenos por su intercesión que, rechazando los engaños del error, obtengamos la firmeza de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

De la penitencia y pureza de S. Juan

Amado protector mío San Juan. Vos que no os contentasteis de creer y esperar, si no que enseñasteis con obras y palabras lo que creísteis, y procurasteis lo que esperabais, alcanzadme, Santo mío, unos deseos grandes de imitar en cuanto puedan vuestra pobreza, mortificación y penitencia; pues veo, que no me aprovechará creer en las verdades del Evangelio, si vivo según las máximas del mundo y como si no esperara la felicidad eterna. Alcanzadme también el particular favor que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Amabilísimo Jesús, espejo de la voluntaria pobreza, siendo Unigénito del Rey del cielo, y dechado de mortificación, siendo Vos la verdadera vida, recibid con benignidad mis ruegos por conducto de vuestro gran privado el Bautista; y pues le infundisteis un tau claro conocimiento de lo que importa la templanza en el uso de las cosas de este mundo, con el ejercicio de la mortificación interior y exterior, y nos avisasteis por él, que hiciésemos frutos dignos de penitencia por la remisión de los pecados, asistidme para hacerlos con el riego de vuestra gracia, para que no se diga por mí, que el árbol que no diere fruto será arrancado para el fuego: concededme así mismo, por los méritos de San Juan, el favor que os pido, si me conviene, para Vuestra mayor gloria. Amén.

 

 

 

DÍA TERCERO

De la humildad y obediencia de San Juan

Glorioso Precursor, ya que tanto resplandecisteis en la humildad y obediencia, ejecutando con la mayor prontitud de ánimo lo que Dios os había mandado, reusando con tanta sinceridad el ser tenido y honrado por Mesías, teniéndoos por indigno de ser su esclavo, para que fuese del verdadero y supremo Señor toda la gloria: rogad a mi Dios me dé un desprecio santo de mí mismo y de los loores de los hombres, para que pueda decir, después de haberlo obedecido en todo, que soy un inútil siervo, y merezca en el día del juicio ser contado entre vuestros imitadores: rogad también por la gracia que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Dios eterno, Padre de mi Señor Jesucristo: Vos que enviasteis a San Juan, para que tuviese el mundo en este grande varón un singular modelo de la humildad y obediencia, dadme, por los méritos de vuestro Hijo y de mi protector S. Juan, el que sea humilde aun entre las grandezas, obediente á Vos, aun en las cosas más difíciles, resignándome en todo a vuestra Santísima voluntad, sin tener otro querer que el vuestro, y que nada haga para agradar a los hombres, si no para agradar a Vos solo, a quien debo todo mi ser. Amén.

 

 

 

DÍA CUARTO

Del celo del Bautista por el bien de las almas

Sonora voz del divino Verbo, abogado mío San Juan, ferviente y celoso predicador de las verdades eternas, que apartan a los hombres que las meditan del camino de la perdición; alcanzadme de mi Dios una parte de aquel gran de celo con que emprendisteis con palabras y ejemplos la reducción de los pecadores, para que ya que mis descuidos en el cumplimiento de la divina ley han servido a muchos de estorbo para proseguir el camino del cielo, procure en adelante con mis consejos y buena vida resarcir en algún modo los daños espirituales que haya ocasionado á mi prójimo: rogad también por la gracia que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Oh Verbo eterno, Hijo del eterno Padre y figura de su substancia, mi Señor Jesucristo, infundidme por los merecimientos de vuestro celoso ministro y Precursor San Juan, un deseo grande de la salvación de las almas que redimisteis con vuestra Sangre. No se pierdan, Señor, ya que Vos perdisteis la vida para ganarlas: alumbrad a los gentiles é infieles, ya que sois luz; habladle frecuentemente al corazón, ya que sois palabra del Padre; para que todos seamos un rebaño regido por un mismo Pastor, y os veamos ara siempre. Amén.

 

 

 

DÍA QUINTO

De la paciencia

Pacientísimo mártir de Cristo San Juan: vos que supisteis llevar con paciencia las forzosas molestias de vuestro ministerio sin enojaros contra aquellos que os perseguían, llevando con magnánimo esfuerzo y valentía las calumnias y tiros de vuestros enemigos hasta perder la vida; alcanzadme sufrimiento en mis trabajos, fortaleza en los reveses de la fortuna, y que sea benigno con los que me han injuriado, volviendo bien por mal a todos: concededme también la gracia que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Espíritu santísimo de mi Dios: Tú que procedes de un modo inefable del Padre y del Hijo, y habitas con tanta plenitud de dones en el corazón del precursor Bautista, atiende a los ruegos de mi abogado San Juan, y sin mirar a mi indignidad y demérito, llena mi corazón de paz, paciencia, mansedumbre y gozo en los trabajos, sin que ni la hambre, ni las calumnias, ni los tormentos, ni la muerte misma pueda separarme de Ti, mi Dios y Señor, que con el Padre e Hijo vives y reinas eternamente. Amén.

 

 

 

DÍA SEXTO

De la constancia de San Juan en el cumplimiento de su oficio

incansable predicador de la verdad, santísimo abogado mío Juan, a quien ninguna cosa pudo embarazar el que cumplieseis exactamente con el oficio que Dios os había encomendado, de ser pregonero de las glorias del Rey eterno hecho hombre, y de llevar a él a los que querían arreglar su vida y arrepentirse de sus maldades: haced, Santo mío, que ningunos humanos respetos me acobarden para cumplir con la mayor exactitud con las obligaciones de mi oficio y seguir los consejos evangélicos; rogádselo, Santo mío, a mi Dios, y también que me conceda la gracia particular que espero en este octavario. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías

 

OFRECIMIENTO

Santísima e individual Trinidad, que encomendasteis a mi amado padre San Juan el oficio de precursor del Mesías y preparador de los corazones humanos para recibir con fruto la doctrina que había el Mesías de enseñarles, dándole para este encargo copiosa gracia: concededme también a mí, por los méritos singulares de vuestro fiel siervo, firmeza y constancia de ánimo en ejecutar vuestros preceptos y en cumplir con mi oficio, para que pueda después daros los debidos descargos, cuando me vea en vuestro tribunal terrible. Amén.

 

 

 

DÍA SÉPTIMO

De la singular y angelical pureza de San Juan

Angelical varón en la pureza de alma y cuerpo, bienaventurado Bautista: Vos que, por el amor de la virginal pureza, vivisteis apartado de las delicias y regalos de los sentidos, y reprendisteis con la mayor entereza torpes escándalos del rey Herodes, haciéndoos por esto digno de las coronas de virgen y de mártir; alcanzadme con vuestra poderosa intercesión un amor grande y nada fingido a esta celestial virtud, apartándome de todas las ocasiones peligrosas, aun las más ocultas, sin dar entrada en mi á las máximas erradas y perniciosas de los sentidos, para poder así, vestido con la blanca estola de la pureza, seguir con vos al Cordero Inmaculado: alcanzadme así mismo la gracia que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Oh purísimo y castísimo esposo de las almas Jesús mío: Vos que sois tan amante de la pureza, que quisisteis nacer de Madre virgen sin mancilla; y siendo calumniado de otros vicios, no quisisteis permitir a vuestros enemigos os imputasen la menor falta contra esta virtud, más que humana; haced, Señor, por los méritos de vuestra Madre purísima y de su cercano pariente San Juan, vuestro castísimo precursor, que viva yo como si fuera muerto a todo lo que alaga los sentidos, llevando siempre impresa en mi mente aquella máxima del cielo: que es momentáneo el deleite y eterno el tormento, para que así pueda gozar de los verdaderos gustos que han: de durar eternamente. Amén.

 

 

 

DÍA OCTAVO Y ÚLTIMO

De la encendida caridad del Bautista

Oh serafín abrasado en las llamas del amor divino, bienaventurado Bautista: Vos que siendo hombre imitáis en los incendios de la caridad a los más ardientes espíritus angélicos, siendo por eso digno de que os pronuncie grande delante de Dios un Arcángel, cuando aún no estabais concebido; alcanzadme, Santo mío, una centella de vuestros ardores, para que pueda corresponder en algo a lo mucho que debo a mi Dios y Señor: alcanzadme también la gracia que os pido. Tres Padre nuestros y tres Ave Marías.

 

OFRECIMIENTO

Divino corazón de mi amado Jesús crucificado: Vos que sentís las ingratitudes y mala correspondencia que he tenido á vuestras finezas, sin estimar como debía el amor grande con que me habéis redimido y librado de los calabozos del infierno, donde había de estar por mis pecados, concededme, Señor, por vuestro amado Precursor, una caridad ardiente, trocando el vano amor de las criaturas y de mí mismo por el amor de vuestra infinita bondad, quedando así yo todo vuestro, sin que me puedan apartar de Vos, ni el miedo de los males temporales, ni la vana esperanza de los bienes perecederos. Amén.

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