QUINARIO A LA NOBILÍSIMA SEÑORA
BEATA JUANA DE AZA
MADRE DE LOS GLORIOSOS DOMINGO Y MANÉS DE GUZMÁN
Que le tributan todos los años en el Real
Convento de Predicadores de Palma de Mallorca.
Palma de Mallorca, 1830
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor santo, Dios grande y omnipotente, uno en la esencia y trino en las Personas, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas; que por solo vuestro querer me criasteis de la nada, sin que yo lo mereciera, y formasteis a vuestra imagen y semejanza, y redimisteis con vuestra Sangre preciosa derramada con afrenta y con dolor por mí, vuestra indigna criatura: ¡oh Señor, en cuya presencia tiemblan y se estremecen los Ángeles, a quien yo vil gusanillo de la tierra he ofendido con atrevimiento insufrible, quebrantando vuestros santos preceptos, y despreciando vuestros amorosos auxilios! Ruegos escuchéis piadoso mi oración: pésame Señor, de mi horrible ingratitud, pésame de haber pecado, pésame de haberos ofendido. Y pues sois infinitamente bueno, y me esperáis con los brazos abiertos para tornarme a vuestra amistad y concederme el perdón, dadme vuestros auxilios para que llore mis culpas hasta borrarlas enteramente con la mudanza de vida y lágrimas de contrición verdadera. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor
mío Jesucristo, misericordiosísimo Redentor mío, que en la bienaventurada Juana
de Aza y sus gloriosos hijos Domingo y Manes disteis a la Iglesia la idea de
todas las virtudes, para que al contemplarlas se alentara nuestra flaqueza, y
conociéramos el poder maravilloso de vuestra divina y soberana gracia, y la virtud
de la santa oración, que fue escuela donde esta Madre admirable y virtuosa
enseñó a sus hijos a hacer buen uso de vuestras misericordias: Ruégoos, Señor,
que por sus méritos y gran valimiento me concedáis la gracia de imitar sus
virtudes, y hacerme digno de su protección poderosa; pues para mayor gloria
vuestra y honor de vuestros amados siervos, utilidad de la santa Iglesia,
provecho de mi alma, remisión de mis culpas y conversión de todos los
pecadores, os ofrezco esta Novena. Y por cuanto no soy digno de ser oído de
Vos, suplícoos, Señor, os dignéis unir esta humilde oración a la que Vos
hicisteis a vuestro Padre desde la Cruz, y a los méritos de vuestra Madre
Santísima y de vuestra sierva la bienaventurada Juana y sus santos hijos, para
que en su compañía con todos los Ángeles y bienaventurados os bendiga y alabe
por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO
Hasta lo sumo ha llegado
Tu honor y gloria, España,
Puesta ya en los altares
Tu hija noble Doña Juana.
ORACIÓN
¡Oh amantísima Madre mía Beata Juana! Que apercibida con el escudo de la fé vivíais por ella en santa y religiosa vida, y regalabais vuestra alma con la contemplación de sus divinas e inefables verdades. Alcánzame Madre mía, que yo guarde viva fé, y que encuentre como vos en la contemplación de las verdades eternas aquella unción de espíritu, que me haga digno de ver por mis ojos a mi Dios y Señor. Amén.
GOZOS
Madre del gran fundador,
Del Orden Dominicano:
Abuela, no sea vano
De tus nietos el clamor.
No hay duda abuela, nos cuadre,
Estar bajo tu tutela,
Que ya se sabe, que abuela
Indica dos veces Madre,
Por tu hijo, nuestro Padre,
Dispénsanos tal favor:
Te dio la naturaleza
Clara sangre de altos reyes,
Mas tú, las divinas leyes,
Preferiste a la grandez,
La piedad fue tu nobleza
Tu gloria y timbre mayor:
Índole dulce y benigna,
Espíritu generoso,
Alma bella en cuerpo hermoso,
De imperios te hacían digna.
Hasta la envidia maligna,
Cegó a tanto fulgor:
En florida juventud
Fuiste esposa y dulce imán,
De don Félix de Guzmán
Igual en sangre y en virtud,
De ambos la solicitud
Fue vivir en santo amor:
A los sagrados asilos
Acudió tu viva fé,
Singularmente al que fue,
De Domingo, abad de Silos,
El cual por todos estilos
Se mostró su protector:
Fruto de tus oraciones
Tres hijos ilustres fueron,
Que frutos de virtud dieron,
En dilatadas regiones,
Infatigables varones
En la viña del Señor:
Un mastín muy generoso,
Que hacía sus correrías,
Hecho tu feto veías,
En tu seno venturoso,
Y un hacha llevando airoso
Daba al mundo resplandor:
De Silos el santo Abad,
Lleno de gloria te dijo,
Ser aquel mastín tu hijo
Cuando llegase a su edad,
Martillo de la impiedad,
Y luz contra todo error:
Cuando a Domingo a luz diste,
María el parto asistió,
Y en sus brazos recibió,
Al infante que pariste,
Tal fineza mereciste
Por la virtud y fervor:
Domingo recién nacido,
Era ya brillante estrella,
Por esto en su frente bella
Un astro viste lucido,
Con tal prodigio ha querido
Colmarte el cielo de honor:
Llorarías de ternura
Al ver la boca del niño,
Hincharla con gran cariño
Las abejas de dulzura,
Bella y hermosa figura,
De grande predicador:
Saliendo a misa después,
El preste, vuelto a tu hijo
Este de la Iglesia (dijo)
El gran reparador es,
Y a decirlo veces tres
Lo movió el Criador:
La leche diste al que,
Fiel capellán de María,
De su celeste ambrosía,
Recreado también fue,
Honor sumo, ya se ve,
A los de acá superior:
Del pobre y del peregrino
Fuiste el amparo y consuelo,
Y en premio una vez el cielo,
Te dio milagroso vino
Que quien le gustó, convino
En ser del Cielo el licor:
En ti se advierte
A la mayor perfección,
Cuanto el sabio Salomón
Dijo de la mujer fuerte
Dejando en vida y muerte
De eximias obras olor:
Mira como a tierna hija
La Orden de Predicadores,
Que se esmera en tus loores,
Y en ellos se regocija,
Siempre tu bondad la rija
Desde el eterno Tabor:
L/: Rogad por nosotros, Bienaventurada
madre Juana.
R/: Para que seamos
dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Oh Dios, que mostraste admirablemente a tu sierva la
Bienaventurada Juana la gracia de la suprema vocación de su hijo Santo Domingo,
te suplicamos, por ella, que, imitando admirablemente a tu Hijo, consigamos por
su piadosa intervención conseguir los premios eternos. Por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
Rey de la gloria y Señor de las virtudes, que subisteis a los Cielos triunfante
de la muerte y del pecado, para reinar con el Padre y el Espíritu Santo en los
siglos de los siglos! ¡Oh Señor, principio y fin de todas las cosas, que por Ti
fueron hechas en el Cielo y en la tierra, y publican la grandeza de tu poder,
bondad y sabiduría! Os suplico que por los méritos de vuestra sierva la bienaventurada
Juana y sus gloriosos hijos, des paz a la Iglesia, victoria y felicidad a los
Príncipes cristianos, espíritu de obediencia y sumisión a sus pueblos, gracia y
bendición a los justos, contrición a los pecadores, y alivio en sus penas a las
almas que padecen en el Purgatorio, para que toda ceda en honor de vuestro
Nombre santo, a quien es debida la gloria, la bendición y la alabanza, el
honor, el poder y el imperio. Y pues sois maravilloso en vuestros Santos y os
complacéis en sus ruegos, salvad mi alma por los de esta santa Familia para que
eternamente os bendiga en la gloria. Amén.
DÍA SEGUNDO
La eterna Sabiduría,
En doña Juan de Aza,
Hizo su mansión alegre
Como en su templo y su casa.
ORACIÓN
Prudentísima
Protectora mía Beata Juana, cuya prudencia celestial, siendo el bálsamo de
vuestra vida y el consuelo de vuestros trabajos, dirigió sabiamente todos
vuestros pasos y acciones, y desterró de la ilustre casa de los Guzmán el lujo,
la vanidad, el orgullo, y todos aquellos vicios, que ordinariamente son el
peligro para los hijos de los nobles, e introdujo tan buen orden en la familia,
que parecía más bien un monasterio de cenobitas, que un palacio de Señores. Alcánzame
Madre mía, esta admirable prudencia, que suaviza las amarguras de la vida, y
modera el desorden de las pasiones, y que a vuestro ejemplo levante como en las
adversidades mi corazón al Señor, para que desciendan en mi alma su
misericordia y su gracia. Amén.
DÍA TERCERO
La justicia de Dios
Tanto brilló en esta santa,
Que solo el pensar en ello
El más dulce placer causa.
ORACIÓN
Amada
patrona mía Beata Juana, que, adornada con la posesión perfecta de las virtudes,
y guarda de los mandamientos divinos, llevabas en vuestra alma hermosa la
imagen de la justicia. Haced Madre mía, que yo imite la rectitud y justicia de
vuestra vida santísima, modelo de bien vivir para todos los estados y condición
de personas, y que aborrezca la iniquidad, para que pueda algún día deciros con
vos: corrí Señor, el camino de tus mandamientos divinos, cuando ensanchaste mi
corazón. Amén.
DÍA CUARTO
La fervorosa oración
Y la devoción más tierna
En esto Juana se ocupa
Días y noches emplea,
ORACIÓN
Gloriosísima
Madre mía, bienaventurada Juana de Aza, cuya vida ejemplar fue documento y
norma de oración, y en cuya fuente pura bebéis las saludables aguas de una
dulce contemplación y devoción fervorosa, que os condujeron al alto y
encumbrado monte de la perfección evangélica. Alcanzadme Madre mía, que yo
aprenda de vos a levantarme sobre todas las cosas de la tierra, y que desee y
suspire únicamente por los bienes eternos, para cuya posesión he sido criado. Amén.
DÍA QUINTO
Del amor de Dios la llama
Ardía en el corazón,
De la santa, dulce objeto,
De nuestra veneración.
ORACIÓN
Amorosa abogada mía Beata Juana, que dulcemente enajenada con la contemplación de las perfecciones de Dios, y con el deseo de uniros a el con unión perfecta y regalada, atizabais el fuego de amor divino, que ardía siempre en el altar de vuestro corazón. Alcanzadme Madre mía, que la caridad penetre de tal modo mi interior que mire con fastidio los placeres y alegrías del mundo, y solo suspire y desee los bienes eternos, hasta tanto que consiga veros a vos, y gozar en vuestra compañía de la inefable presencia de mi amado Criador. Amén.
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