martes, 8 de septiembre de 2020

DEVOCIÓN DE LOS DIEZ MIÉRCOLES A SANTA TERESA DE JESÚS

 


LA DEVOCIÓN DE LOS DIEZ MIÉRCOLES DE SANTA TERESA DE JESÚS

 

Entre las prácticas de piedad para en honor de la seráfica Madre Teresa de Jesús, una de las más recomendadas y aprobadas debidamente es la que consiste en dedicar diez miércoles consecutivos a la memoria de los otros diez favores especiales que recibió el cielo, a saber:

 

PRIMER MIÉRCOLES

PRIMERA GRACIA

Apariciones de nuestro Divino Salvador, en varios estados de la pasión, para estimular su celo para soportar con paciencia las adversidades de la vida. (Vida 13, 12; 27, 2-3. Relaciones 9)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh dulcísima Santa Teresa de Jesús! porque, en premio de la tiernísima devoción que siempre profesasteis a la Sagrada Pasión de Cristo, Nuestro Señor, merecisteis que el Divino Redentor se os apareciera en los dolorosos pasos de la Columna y de la Cruz a cuestas. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo una muy sirviente y tierna devoción a los sufrimientos de su Pasión y Muerte, ya que ellos fueron el precio de nuestro rescate de la esclavitud de Satán.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

OFRECIMIENTO

Gloriosa y Seráfica Madre Santa Teresa de Jesús, que tan agradecida fuisteis siempre para con Dios y para con el prójimo, como Vos misma lo reconocíais, pues os llamabais «la mujer más agradecida del mundo»; no porque ahora estáis en el Cielo habréis por eso dejado de serlo, antes bien podemos creer firmemente que esta gran virtud se habrá allí aumentado y perfeccionado en Vos, dada la íntima comunicación que con la Divina Esencia tenéis ahora, pues de ella dimanan todas las virtudes. Confiadamente espero, por tanto, que aceptaréis benigna el obsequio que os dedico en estos diez miércoles que devotamente te ofrezco, y que me alcanzaréis de Dios, con vuestra poderosa intercesión, el favor especial que os pido, si es para gloria suya y provecho de mi alma, así como la práctica de las virtudes que me son necesarias para mi salvación; y, por último, que como Madre amorosa velaréis por mí desde el Solio de gloria que ocupáis en la celeste mansión, a fin de que junto con Vos pueda cantar eternamente las misericordias del Señor. Amén.

 

PRÁCTICA: Imitemos a Santa Teresa en consagrar todos los días, al menos un cuarto de hora a la meditación.

 

L/: Ruega por nosotros, Santa Madre Teresa.

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 

OREMOS: Escúchanos, oh Dios, nuestro Salvador, para que, como nos regocijamos en la memoria de Santa. Teresa, recibamos el alimento de su doctrina celestial, y seamos instruidos por el fervor de su tierna devoción. Por Jesucristo N. Señor. Así sea.

 

 

SEGUNDO MIÉRCOLES

SEGUNDA GRACIA

Maravillosa visión de las cuatro piedras preciosas en la cruz de su Rosario. (Vida 29, 7).

Yo os felicito de lo interior de mi alma ¡oh venturosísima Santa Teresa de Jesús! Por aquella gran prueba de amor y predilección que, en pago de la fidelidad con que correspondisteis a su divina gracia, quiso daros nuestro adorabilísimo Redentor cuando, tomando en sus sacratísimas manos la cruz de madera de vuestro rosario, os la cambió por otra de oro purísimo y cuatro piedras preciosísimas. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo una gran fidelidad a su gracia, a fin de que todos mis pensamientos, palabras y obras se dirijan a servirle y agradarle.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

TERCER MIÉRCOLES

TERCERA GRACIA

Manifestación de Santa Trinidad dentro de su alma. (Vida 25, 35).

Yo os felicito de lo interior de mi alma ¡oh humildísima Santa Teresa de Jesús! Por la muy ardiente fe que tuvisteis en todos los misterios de nuestra sacrosanta religión, y especialmente en el de la Santísima y Augustísima Trinidad, ante cuya contemplación os anonadabais profundamente, llegando a merecer que las Tres Divinas Personas se os manifestaran con luz clara y sobrenatural en el interior de vuestra alma. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Dios Uno y Trino una afectuosísima devoción hacia tan altísimo misterio, base fundamental de la fe cristiana.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

CUARTO MIÉRCOLES

CUARTA GRACIA

La contemplación de la humanidad gloriosa de Nuestro Señor (Vida 22-completo)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh purísima Santa Teresa de Jesús! Porque con la frecuente y amorosa contemplación de la Sagrada y Gloriosa Humanidad de Cristo, Nuestro Señor, os hicisteis acreedora a que el Divino Salvador se os apareciera en forma de tierno infante, declarando llamarse «Jesús de Teresa» cuando, al preguntaros vuestro nombre, Vos dijisteis llamaros «Teresa de Jesús». Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, que me alcancéis del Altísimo una rendida y constante adoración a su Unigénito Hijo, quien, para llevar a cabo la gran obra de la Redención, tuvo a bien unir la naturaleza humana a la suya divina, no desdeñándose en hacerse Hermano nuestro, según la carne.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

QUINTO MIÉRCOLES

QUINTA GRACIA

La dulzura de la Sangre de Jesús, probada en la Sagrada Comunión. (Relaciones 26, 1)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh fervorosísima Santa Teresa de Jesús! porque, en recompensa de la muy ferviente y constante adoración que tributasteis al adorabilísimo Sacramento de la Eucaristía, el Divino Salvador se dignó otorgaros la inefable dicha de que gustaseis y saboreaseis en la Sagrada Comunión el néctar deliciosísimo de su preciosísima Sangre. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo una cordialísima devoción hacia tan augustísimo Sacramento, a fin de que, recibiéndole con frecuencia en la Santa Comunión lo más dignamente posible, me haga acreedor a las gracias sin cuento que a manos llenas derrama Jesucristo sobre los fieles adoradores de esta gran prueba de su amor.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

SEXTO MIÉRCOLES

SEXTA GRACIA

Bondad inefable de María que se dignó a cubrirla con su manto. (vida 36, 24)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh afortunadísima Santa Teresa de Jesús! porque, debido al filial amor y obsequiosísima devoción, que profesasteis a la Sacratísima Virgen María, a quien desde los primeros años de vuestra vida elegisteis por Madre, llegasteis a merecer el que esta celestial Emperatriz os recibiese como a verdadera y amantísima hija suya, y que os cubriese con su manto protector, en señal de que os tomaba bajo su amparo maternal. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del altísimo que desde hoy en adelante me porte como un verdadero y amante hijo de María Santísima, a fin de que, como Vos, pueda yo también tener la dicha de ser amado y amparado por la Purísima Madre de Dios.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

SÉPTIMO MIÉRCOLES

SÉPTIMA GRACIA

Visión de la Santa Virgen y San José, en la que se le puso un vestido de una blancura deslumbrante. (Vida 33, 14-15)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh pacientísima Santa Teresa de Jesús! Porque en premio de vuestros grandes trabajos, penalidades y sufrimientos ocasionados por la gloriosa reforma que emprendisteis de la Orden predilecta de la Madre de Dios, y de afectuosos obsequios que en las Fundaciones de la misma tributasteis a su castísimo Esposo San José, merecisteis que se os aparecieran estas dos Santísimas Personas, y que os vistieran una capa de blancura deslumbrante y un riquísimo collar de oro y piedras de un valor inestimable, como símbolo de la hermosura con que dejaban revestida vuestra purísima alma. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo el que esté yo siempre dispuesto a sufrir con paciencia las adversidades de la vida para que mi alma, por medio de los sufrimientos, quede purificada por completo de todos sus pecados.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

OCTAVO MIÉRCOLES

OCTAVA GRACIA

Transverberación de su corazón por el dardo de un serafín. (Vida 29, 13)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh amorosísima Santa Teresa de Jesús! porque, en recompensa del ardentísimo amor que profesasteis a Dios Nuestro Señor, merecisteis que vuestro purísimo corazón fuese transverberado con un dardo de oro y fuego que os abrasó por completo en amor divino, viviendo desde entonces, por espacio de veinte años, una vida enteramente sobrenatural y milagrosa. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo el que yo le ame siempre con todas mis fuerzas y sobre todas las cosas hasta el último aliento de mi vida.

 

 

NOVENO MIÉRCOLES

NOVENA GRACIA

Ayuda recibida de los Apóstoles San Pedro y San Pablo en sus necesidades. (Vida 29, 5)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh afectuosísima Santa Teresa de Jesús! Porque habiendo profesado un tierno amor y piadosa devoción al bondadoso Patriarca San José y a los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a quienes elegisteis por maestros y guías de vuestro espíritu, merecisteis recibir su poderosa ayuda y eficaz auxilio en todas vuestras necesidades espirituales y temporales. Por tan insigne favor os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo el que a vuestra imitación me ejercite constantemente en la provechosa devoción a estos tres grandes protectores de la Iglesia, y que permanezca siempre sumiso y obediente a las enseñanzas y preceptos de la misma.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 

 

DÉCIMO MIÉRCOLES

DÉCIMA GRACIA

Su elevación al rango de esposa de Jesucristo. (Relaciones 35)

Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh dichosísima Santa Teresa de Jesús! Porque en premio de vuestras preclarísimas virtudes, y especialmente de vuestra angelical pureza, no tan sólo merecisteis que el Divino Salvador os elevara al alto rango de Esposa suya, dándoos, en calidad de arras, un clavo de su sacratísima mano, sino que además os distinguiera de modo admirable haciéndoos la depositaria de su honra divina como á verdadera Esposa suya, dignándose manifestaros que tan grande era el amor que os tenía que, a no haber criado el mundo antes, por Vos sola lo hubiera criado. Por tan insigne y singularísimo favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo la hermosa virtud de la pureza que tan necesaria es para la salvación, puesto que nada manchado entrará en el Reino de los Cielos.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri.

 


Para obtener los favores que deseamos, podemos santificar todos los miércoles a través de la comunión, la oración, la mortificación, y especialmente por la meditación de cada una de las gracias con que la santa fue favorecida y ella relata en detalle su vida.

 

Desconocemos el origen de esta devoción (suponemos que al ser belga la impresión de la estampa, la devoción se haya originado allí). No sabemos por qué se eligieron los miércoles y no otro día, o si esta devoción se conoce en algunos conventos. Como sea, esperamos os aproveche, y para esto, hemos añadido a la traducción las referencias a los textos de la Santa donde podéis leer estas gracias divinas, para mayor obtener mayor fruto de la devoción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...