LA
DEVOCIÓN DE LOS DIEZ MIÉRCOLES DE SANTA TERESA DE JESÚS
Entre
las prácticas de piedad para en honor de la seráfica Madre Teresa de Jesús, una
de las más recomendadas y aprobadas debidamente es la que consiste en dedicar
diez miércoles consecutivos a la memoria de los otros diez favores especiales
que recibió el cielo, a saber:
PRIMER
MIÉRCOLES
PRIMERA
GRACIA
Apariciones
de nuestro Divino Salvador, en varios estados de la pasión, para estimular su
celo para soportar con paciencia las adversidades de la vida. (Vida 13, 12; 27,
2-3. Relaciones 9)
Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh dulcísima Santa Teresa de Jesús! porque, en premio de la tiernísima devoción que siempre profesasteis a la Sagrada Pasión de Cristo, Nuestro Señor, merecisteis que el Divino Redentor se os apareciera en los dolorosos pasos de la Columna y de la Cruz a cuestas. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo una muy sirviente y tierna devoción a los sufrimientos de su Pasión y Muerte, ya que ellos fueron el precio de nuestro rescate de la esclavitud de Satán.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
OFRECIMIENTO
Gloriosa
y Seráfica Madre Santa Teresa de Jesús, que tan agradecida fuisteis
siempre para con Dios y para con el prójimo, como Vos misma lo reconocíais,
pues os llamabais «la mujer más agradecida del mundo»; no porque ahora estáis
en el Cielo habréis por eso dejado de serlo, antes bien podemos creer
firmemente que esta gran virtud se habrá allí aumentado y perfeccionado
en Vos, dada la íntima comunicación que con la Divina Esencia tenéis ahora,
pues de ella dimanan todas las virtudes. Confiadamente espero, por tanto, que
aceptaréis benigna el obsequio que os dedico en estos diez miércoles que
devotamente te ofrezco, y que me alcanzaréis de Dios, con vuestra
poderosa intercesión, el favor especial que os pido, si es para gloria suya y
provecho de mi alma, así como la práctica de las virtudes que me son
necesarias para mi salvación; y, por último, que como Madre amorosa velaréis
por mí desde el Solio de gloria que ocupáis en la celeste mansión, a fin de que
junto con Vos pueda cantar eternamente las misericordias del Señor. Amén.
PRÁCTICA:
Imitemos a Santa Teresa en consagrar todos los días, al menos un cuarto de hora
a la meditación.
L/:
Ruega por nosotros, Santa Madre Teresa.
R/: Para
que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
OREMOS: Escúchanos,
oh Dios, nuestro Salvador, para que, como nos regocijamos en la memoria de
Santa. Teresa, recibamos el alimento de su doctrina celestial, y seamos
instruidos por el fervor de su tierna devoción. Por Jesucristo N. Señor. Así
sea.
SEGUNDO
MIÉRCOLES
SEGUNDA
GRACIA
Maravillosa
visión de las cuatro piedras preciosas en la cruz de su Rosario. (Vida 29, 7).
Yo
os felicito de lo interior de mi alma ¡oh venturosísima Santa Teresa de Jesús! Por
aquella gran prueba de amor y predilección que, en pago de la fidelidad
con que correspondisteis a su divina gracia, quiso daros nuestro adorabilísimo
Redentor cuando, tomando en sus sacratísimas manos la cruz de madera de vuestro
rosario, os la cambió por otra de oro purísimo y cuatro piedras preciosísimas.
Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del
Altísimo una gran fidelidad a su gracia, a fin de que todos mis pensamientos,
palabras y obras se dirijan a servirle y agradarle.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
TERCER
MIÉRCOLES
TERCERA
GRACIA
Manifestación
de Santa Trinidad dentro de su alma. (Vida 25, 35).
Yo
os felicito de lo interior de mi alma ¡oh humildísima Santa Teresa de Jesús! Por
la muy ardiente fe que tuvisteis en todos los misterios de nuestra sacrosanta
religión, y especialmente en el de la Santísima y Augustísima Trinidad,
ante cuya contemplación os anonadabais profundamente, llegando a merecer que
las Tres Divinas Personas se os manifestaran con luz clara y sobrenatural
en el interior de vuestra alma. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima
mía, me alcancéis del Dios Uno y Trino una afectuosísima devoción hacia
tan altísimo misterio, base fundamental de la fe cristiana.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
CUARTO
MIÉRCOLES
CUARTA
GRACIA
La
contemplación de la humanidad gloriosa de Nuestro Señor (Vida 22-completo)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh purísima Santa Teresa de Jesús! Porque con
la frecuente y amorosa contemplación de la Sagrada y Gloriosa Humanidad
de Cristo, Nuestro Señor, os hicisteis acreedora a que el Divino Salvador se os
apareciera en forma de tierno infante, declarando llamarse «Jesús de Teresa»
cuando, al preguntaros vuestro nombre, Vos dijisteis llamaros «Teresa de Jesús».
Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, que me alcancéis del
Altísimo una rendida y constante adoración a su Unigénito Hijo, quien,
para llevar a cabo la gran obra de la Redención, tuvo a bien unir la naturaleza
humana a la suya divina, no desdeñándose en hacerse Hermano nuestro, según la
carne.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
QUINTO
MIÉRCOLES
QUINTA
GRACIA
La
dulzura de la Sangre de Jesús, probada en la Sagrada Comunión. (Relaciones 26,
1)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh fervorosísima Santa Teresa de Jesús!
porque, en recompensa de la muy ferviente y constante adoración que
tributasteis al adorabilísimo Sacramento de la Eucaristía, el Divino Salvador
se dignó otorgaros la inefable dicha de que gustaseis y saboreaseis en
la Sagrada Comunión el néctar deliciosísimo de su preciosísima Sangre. Por tan
insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo una cordialísima
devoción hacia tan augustísimo Sacramento, a fin de que, recibiéndole con
frecuencia en la Santa Comunión lo más dignamente posible, me haga acreedor a las
gracias sin cuento que a manos llenas derrama Jesucristo sobre los fieles
adoradores de esta gran prueba de su amor.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
SEXTO
MIÉRCOLES
SEXTA
GRACIA
Bondad
inefable de María que se dignó a cubrirla con su manto. (vida 36, 24)
Yo os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh afortunadísima Santa Teresa de Jesús! porque, debido al filial amor y obsequiosísima devoción, que profesasteis a la Sacratísima Virgen María, a quien desde los primeros años de vuestra vida elegisteis por Madre, llegasteis a merecer el que esta celestial Emperatriz os recibiese como a verdadera y amantísima hija suya, y que os cubriese con su manto protector, en señal de que os tomaba bajo su amparo maternal. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del altísimo que desde hoy en adelante me porte como un verdadero y amante hijo de María Santísima, a fin de que, como Vos, pueda yo también tener la dicha de ser amado y amparado por la Purísima Madre de Dios.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
SÉPTIMO
MIÉRCOLES
SÉPTIMA
GRACIA
Visión
de la Santa Virgen y San José, en la que se le puso un vestido de una blancura
deslumbrante. (Vida 33, 14-15)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh pacientísima Santa Teresa de Jesús! Porque
en premio de vuestros grandes trabajos, penalidades y sufrimientos
ocasionados por la gloriosa reforma que emprendisteis de la Orden predilecta de
la Madre de Dios, y de afectuosos obsequios que en las Fundaciones de la
misma tributasteis a su castísimo Esposo San José, merecisteis que se os
aparecieran estas dos Santísimas Personas, y que os vistieran una capa
de blancura deslumbrante y un riquísimo collar de oro y piedras
de un valor inestimable, como símbolo de la hermosura con que dejaban revestida
vuestra purísima alma. Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía,
me alcancéis del Altísimo el que esté yo siempre dispuesto a sufrir con
paciencia las adversidades de la vida para que mi alma, por medio de los
sufrimientos, quede purificada por completo de todos sus pecados.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
OCTAVO
MIÉRCOLES
OCTAVA
GRACIA
Transverberación
de su corazón por el dardo de un serafín. (Vida 29, 13)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh amorosísima Santa Teresa de Jesús!
porque, en recompensa del ardentísimo amor que profesasteis a Dios Nuestro
Señor, merecisteis que vuestro purísimo corazón fuese transverberado con un
dardo de oro y fuego que os abrasó por completo en amor divino, viviendo desde
entonces, por espacio de veinte años, una vida enteramente sobrenatural y milagrosa.
Por tan insigne favor, os suplico, Santa amadísima mía, me alcancéis del
Altísimo el que yo le ame siempre con todas mis fuerzas y sobre
todas las cosas hasta el último aliento de mi vida.
NOVENO
MIÉRCOLES
NOVENA
GRACIA
Ayuda
recibida de los Apóstoles San Pedro y San Pablo en sus necesidades. (Vida 29,
5)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh afectuosísima Santa Teresa de Jesús! Porque
habiendo profesado un tierno amor y piadosa devoción al bondadoso
Patriarca San José y a los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San
Pablo, a quienes elegisteis por maestros y guías de vuestro espíritu,
merecisteis recibir su poderosa ayuda y eficaz auxilio en todas vuestras
necesidades espirituales y temporales. Por tan insigne favor os suplico,
Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo el que a vuestra imitación me
ejercite constantemente en la provechosa devoción a estos tres grandes
protectores de la Iglesia, y que permanezca siempre sumiso y obediente
a las enseñanzas y preceptos de la misma.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
DÉCIMO
MIÉRCOLES
DÉCIMA
GRACIA
Su
elevación al rango de esposa de Jesucristo. (Relaciones 35)
Yo
os felicito de lo íntimo de mi alma ¡oh dichosísima Santa Teresa de Jesús! Porque
en premio de vuestras preclarísimas virtudes, y especialmente de vuestra
angelical pureza, no tan sólo merecisteis que el Divino Salvador os elevara al
alto rango de Esposa suya, dándoos, en calidad de arras, un clavo de su sacratísima
mano, sino que además os distinguiera de modo admirable haciéndoos la depositaria
de su honra divina como á verdadera Esposa suya, dignándose manifestaros que
tan grande era el amor que os tenía que, a no haber criado el mundo antes, por Vos
sola lo hubiera criado. Por tan insigne y singularísimo favor, os suplico,
Santa amadísima mía, me alcancéis del Altísimo la hermosa virtud de la pureza que
tan necesaria es para la salvación, puesto que nada manchado entrará en el
Reino de los Cielos.
Padre
nuestro, Avemaría y Gloria Patri.
Para
obtener los favores que deseamos, podemos santificar todos los miércoles a
través de la comunión, la oración, la mortificación, y especialmente por la
meditación de cada una de las gracias con que la santa fue favorecida y ella
relata en detalle su vida.
Desconocemos el origen de esta devoción (suponemos que al ser belga la impresión de la estampa, la devoción se haya originado allí). No sabemos por qué se eligieron los miércoles y no otro día, o si esta devoción se conoce en algunos conventos. Como sea, esperamos os aproveche, y para esto, hemos añadido a la traducción las referencias a los textos de la Santa donde podéis leer estas gracias divinas, para mayor obtener mayor fruto de la devoción.
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