MES
DE OCTUBRE
EN
HONOR DEL SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO
Tomado
de la Farmacopea Franciscana
Manual
de los devotos y Terciarios Franciscanos
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
Dios excelso y Señor mío Jesucristo! Ilumina, te lo pido humildemente, las
tinieblas de mi alma. Dadme fé recta, esperanza cierta y caridad perfecta. Haz
que te conozca, Señor, para que siempre en todo y por todo haga tu santa voluntad.
Amén.
DÍA
UNO
San
Francisco, copia de Jesucristo
El
Divino Modelo, Jesucristo, vino al mundo, no solo para redimirnos, sino también
para ser ejemplo de todos, dijo a las almas: “Yo soy el camino, la verdad y la
vida” camino que hemos de seguir, imitándole, verdad en que hemos de creer,
siguiéndole, vida que hemos de vivir, unidos a el por la gracia… Los hombres
olvidaron estas palabras, ciegos por la pasión, y Dios, misericordioso siempre,
envió nuevamente a la tierra otro modelo, viva copia del Redentor… fue San Francisco,
que nos dice a todos: “Sed imitadores míos, hijos queridos, como yo lo he sido
de Jesucristo”. Imitémosle de veras…
Récense
cinco Padres nuestros en honor de las cinco llagas del Seráfico Padre.
MÁXIMA:
Debemos hacer todo según el divino Modelo, Jesucristo.
JACULATORIA:
¡Dios mío y todas mis cosas!
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Gloriosísimo
Patriarca y Padre mío San Francisco, a tus pies tienes la criatura más
miserable, la más pobre, y más necesitada de tu favor. Yo te alego para
conseguirlo el voto que a Dios hiciste de no negar cosa alguna que por su amor
te pidiesen, por amor de Dios te pido que abogues por mí en el cielo, y que me
alcances de mi Dios y Señor el que me admita en su gracia y amistad: que me dé
una contrición perfecta de mis culpas y un verdadero odio al pecado por amor de
Dios te pido el que imprimas en mi corazón un agradecimiento igual al ti que
viste a su divina Majestad por todo lo que por nosotros padeció; y que así como
tu tenías en tu cuerpo y en tu corazón las señales de nuestra redención, así yo
tenga estampada en mi memoria y en mi conocimiento la dolorosa Pasión de mi
amado Redentor, para vivir y morir lleno de amor de aquel Señor que murió por
mí en la cruz. Amen.
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