DÍA
DIECIÉIS
Penitencia
de San Francisco
Dos
caminos conducen al cielo: el de la inocencia y el de la penitencia. Forzosa
es, por consiguiente, la penitencia para los que han perdido la inocencia.
“Haced penitencia, dice el apóstol San Pedro, para que queden borrados vuestros
pecados.” Por eso Jesucristo, aun cuando jamás pudo pecar ni por lo tanto,
tenia pecados propios que expiar desde el momento en que cargó con los
nuestros, los purgó tan atroz y terriblemente desde la Encarnación a la Cruz…
San Francisco, si bien afirman sus biógrafos, que no perdió la inocencia, quiso
seguir al divino Maestro en este camino de inmolación, y a este fin, hizo de su
vida una hostia continua de sacrificio, maltratando tan dura e incesantemente
su cuerpo, que viose obligado a pedirle perdón de ello en la hora de la muerte…
¡Que ejemplo y que vergüenza para mí, gran pecador!...
Máxima:
Dichosos los que mueren en la penitencia.
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