viernes, 16 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA DIECISÉIS

 


DÍA DÉCIMO SEXTO

CELO QUE POR LOS INTERESES DE DIOS TUVO SANTA TERESA

Amaba tanto Santa Teresa de Jesús todo lo que podía servir para dar mayor gloria a Dios y hacer bien por las almas, que pareciéndola poco lo que ella, por estos santos fines, hacia desde el claustro por medio de su continuada oración, pedía constantemente al Señor la inspirase alguna obra que ella pudiera practicar para su mayor gloria. Correspondiendo Jesús al amor que su Esposa con esto la manifestaba, oyó sus ruegos; y así, un día, después de comulgar, cuando estaba haciendo su acostumbrada petición, se dignó Nuestro Señor inspirarle una obra de gran gloria para El cómo de inmenso bien para las almas: la Reforma de la Orden carmelitana, que, algo mitigada y rebajada con el transcurso de los tiempos, deseaba Dios que volviese al primitivo fervor que la imprimieron sus gloriosos fundadores los santos profetas Elías y Eliseo. Jesucristo, al inspirarle la idea, dióla también las fuerzas suficientes para vencer tantas contrariedades como se habían de presentar en su ejecución; y ya con este divino auxilio vemos a Teresa, llena de celo por la gloria de su Amado, emprender animosa la reforma, venciendo dificultades, ganando pleitos, buscando recursos y haciendo fundaciones de monasterios tanto de hombres como de mujeres. Mucho trabajo padeció Teresa para llevar a cabo la divina misión; caminaba de día y de noche por ásperos senderos y escabrosas montañas, ya con el frío y la lluvia como con

el calor abrasador, y muchas veces cargaba ella misma sobre sus hombros las piedras que habían de servir para las obras de sus monasterios, pues todo su afán era que Nuestro Señor tuviese una casa más en que fuese adorado. Ayudada en no poco de su compañero en la Reforma el glorioso San Juan de

la Cruz, pudo ver coronados sus esfuerzos con la fundación de diez y seis conventos de religiosas y otros tantos de religiosos. Empezó nuestra Santa por el de San José de Ávila, y siguió consecutivamente con los de Medina del Campo, Malag6n, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Veas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Xara, Palencia, Soria y Burgos, más de los de Madrid y Granada que mando fundar porque el mal estado de su salud la impidió hacerlo por sí misma, como hizo con los demás. El celo de Santa Teresa fue singularísimo; en todas ocasiones di6 pruebas inequívocas de ello, pues todos sus pensamientos, palabras y obras se dirigían siempre a la gloria de su amado Esposo y al bien de las almas, especialmente de aquellas que tenía a su cuidado, dándolas máximas y consejos saludables sobre la vida religiosa y regla que profesaban, y, sobre todo, ejemplos dignos de imitar en las muchas virtudes que en grado heroico practicó.

 

OBSEQUIO

Hagamos en este día cualquier obra de celo en favor de algún alma y a mayor gloria de Dios.

 

MÁXIMA

Despegue el corazón de todas las cosas, y busque y hallará a Dios.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por aquel celo tan grande que tuvisteis siempre por los intereses divinos, del que disteis gran prueba con la Reforma de la Orden Carmelitana y fundación de tantos monasterios, os suplico me alcancéis del Señor este santo celo por los intereses de su gloria, para que pueda algún día ser recompensado por Dios como Vos lo fuisteis. Amén.

 


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