jueves, 15 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA QUINCE


DÍA DÉCIMO QUINTO

PRUDENCIA SINGULAR DE SANI2A TERESA

Justo y razonable era que la Santa que fue dotada por Dios de todas las virtudes en grado heroico, lo fuese especialmente de la prudencia, base fundamental y guía de todas ellas. Así es que resplandecía notablemente en esta virtud Santa Teresa de Jesús, según nos lo dice su confesor y cronista Fray Diego de Yepes, el cual se expresa así: «Prudencia más que humana fue menester para que una mujer flaca, pobre, enferma, desamparada de todo arrimo y favor temporal, emprendiese una nueva reformación, no sólo de mujeres, sino de hombres, y que por sí misma dirigiese tantos monasterios, y, lo que es más, pobre y sin renta, venciendo tantas dificultades, templando tantas condiciones, ganando tantas voluntades, despreciando varonilmente tantos juicios y pareceres del mundo y el decir y murmurar de las gentes, no

haciendo más caso que si fueran ladridos de gozques, y, en fin, haber acertado con los medios que para tan altas y tan grandes cosas fueron necesarios». Tan grande era su prudencia para el buen orden de los conventos

de su Reforma, que a todos asombraba; y así, una vez que la princesa Doña Juana, hermana del rey D. Felipe II, escribía a la Santa Madre, a quien amaba tiernamente, con ocasión de invitarla visitar el convento de Descalzas Reales de Madrid, que había fundado, entre otras cosas la decía en la carta: «No sé cómo os podéis valer, Madre Teresa, con tantos monasterios, pues yo apenas puedo con uno». Prueba asimismo de su prudencia es también la Regla y Constituciones que dio a sus hijas, en las que se ven tan armoniosamente unidas la penitencia y el rigor con la prudencia y la templanza, haciendo de esta manera llevadera y hasta agradable la austera vida monástica. Aunque era en extremo rigurosa consigo, no lo era con sus hijas, ni permitía lo fuesen éstas consigo mismas, prohibiéndolas usar fuertes penitencias, amándolas en lo íntimo de su corazón, siendo afable, benigna y cariñosa con ellas, y en sus enfermedades las cuidaba y atendía con gran esmero, soliendo decir: «Que antes habla de faltar lo necesario para los sanos, que el regalo para los enfermos». Diremos, por último, que su prudencia no conoció límites, pues llegó a ser copia exacta de las vírgenes prudentes del Evangelio, las cuales, con sus lámparas encendidas, esperaban la llegada del Esposo en la noche de sus bodas, por lo que merecieron acompañar para siempre al Amado de su alma, quien coronó sus sienes con la corona que tiene preparada para sus esposas fieles y prudentes.

 

OBSEQUIO

Oigamos la Santa Misa en este gran día de la fiesta de Nuestra Santa Madre Teresa de Jesús.

 

MÁXIMA

En las cosas que no le va ni le viene, no sea curioso en hablarlas, ni tampoco en preguntarlas.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por aquella singularísima prudencia, que fue la norma de todos los pensamientos, palabras y obras de vuestra vida, suplícoos me alcancéis de Dios esta preciosa virtud, para que por ella sean dirigidas todas mis obras, palabras y pensamientos. Amén.

 

 


 

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