DÍA
VEINTISIETE
Devoción
de San Francisco a la Pasión del Señor
La
Pasión de Jesucristo, es el resumen de todo Jesucristo, es la manifestación más
grande, más clara y más divina de amor infinito de Jesús a los hombres. De ahí
que San Pablo diga que no quiere saber otra cosa que Jesús y Jesús Crucificado.
Para el hombre lo es todo la Pasión: antes de Cristo todo mira y se refiere a
ella, después de Cristo todo nos proviene de ella. ¡Es el gran misterio del
amor divino! ¿Será extraño pues, que San Francisco fuese el amante apasionado
de la Pasión Divina? El crucificado fue el blanco amoroso de su vida entera.
Desde San Damián, en que el crucifijo le imprime las sagradas llagas, la vida
de San Francisco gira en torno a la Cruz. Así dice: “No hay cosa que más me
ocupe mi mente, que el meditar la Pasión del Señor, y así lo haría hasta el fin
del mundo” … ¿Recuerdas tu frecuentemente cuánto Jesús sufrió por ti?...
Máxima:
¡Lloro, lloro la Pasión de mi Señor Jesucristo!
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