DÍA
VEINTIOCHO
Santidad
de San Francisco
La
santidad no consiste en otra cosa que en amar a Dios. A medida que se ama más,
crece la santidad, como crece la semejanza con Dios por la unión amorosa con
Él. La vida de San Francisco puede afirmarse que es un continuo acto de amor a
Dios. Serafín de amor, su misión es amar, y amar como aman los Serafines. Así
se puede adivinar su excelsa santidad. En alas del amor voló hasta Dios y con
Él se fundió en una sola vida, ¿Qué extraño que San Buenaventura, viéndole así,
le llame gran lumbrera que yacía entre las tinieblas y sombras de la muerte?”
San Antonio llamóle “candelero encendido para iluminar el universo” … San
Francisco fue un portento de santidad… esfuérzate en imitarle, procurando ser
cada día más santo…
Máxima:
Hermanos míos, comencemos de veras a hacer el bien.
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