DÍA
CUATRO
San
Francisco, hijo sumiso de la Iglesia
Antes
de volver al Padre, después de haber enseñado a los hombres el camino del
cielo, Jesucristo instituyó la Iglesia, dejándola como depositaria de su
doctrina, Maestra infalible y Madre amantísima de los hombres. A ella le
entregó todo poder para “atar y desatar” en la tierra y en el cielo, y prometió
asistirla divinamente hasta el fin de los siglos. Conociendo esta verdad San
Francisco, empezó su vida de santidad haciendo acto solemne de sumisión y
entrega a la Iglesia en la persona del Romano Pontífice, enseñando así a sus
hijos cuan íntima y profundamente deben acatar y venerar a la divina esposa de
Jesucristo. La orden Franciscana, al seguir el ejemplo de su santo fundador, se
ha distinguido siempre por su adhesión inquebrantable a la Iglesia de Dios… no
serías tu buen hijo o devoto del Seráfico Padre si no tuvieses esos mismos
sentimientos.
Máxima:
Sean siempre mis hijos católicos y obren y hablen siempre como católicos.
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