DÍA
TRIGÉSIMO PRIMERO
DE
LA GRAN DEVOCIÓN QUE EN ESPAÑA Y EN TODAS PARTES SE TIENE Á SANTA TERESA
Si
grande había sido la devoción que se tributaba a Santa Teresa de Jesús antes de
ser incluida por la Iglesia en el catálogo de los Santos, imponderable fué el
desarrollo que tomó desde su solemne canonización verificada en Roma por el
Sumo Pontífice Gregorio XV, en el año de 1622. Inmenso fué el júbilo que bubo
en España con tal motivo, y como señales de él se celebraron solemnísimas
fiestas religiosas y profanas en todo el Reino. Los Reyes, Príncipes y Grandes
de España visitaron su glorioso sepulcro en Alba de Tormes y se
emprendieron numerosas peregrinaciones a los lugares donde nació y murió
la insigne Virgen Carmelitana. Muchos Soberanos y Príncipes
de
Europa pusieron el nombre de Teresa a las hijas que el Cielo les diera y
enviaron ricos presentes al convento de Alba, donde está el santo cuerpo. Los
libros escritos por la Santa se hicieron tan populares, que apenas había persona
de mediana instrucción que dejase de leerlos, y así hubo necesidad de
traducirlos a todos los idiomas para que nadie se privase de admirar tanta
sabiduría y galanura de estilo en medio de tanta sencillez celestial
doctrina. El Rey Don Felipe IV, gran devoto de Santa Teresa, agradecido a la
protección dispensada por la Santa a las armas españolas en Amberes, Bélgica, y
en la recuperación de la ciudad del Salvador, en América, de acuerdo con
las Cortes del Reino declaró solemnemente a Santa Teresa de Jesús Compatrona de
las Españas, y, a fin de dar más valor y firmeza a esta declaración,
solicitó del Sumo Pontífice Urbano VIII que la confirmase, a lo cual accedió
benignamente Su Santidad por un Breve de 21 de Julio de 1627, en el que se
confirma la elección de Santa Teresa por Patrona de estos Reinos, sin perjuicio
del antiguo patronato que sobre los mismos ya entonces existía del ínclito
Apóstol Santiago. En el año de 1812, cuando, con motivo de la invasión francesa
en nuestra patria, hubo de retirarse a Cádiz el Rey Don Fernando VII, las
Cortes allí reunidas, ante aquellas tristes y azarosas circunstancias,
imploraron la protección de Santa Teresa de Jesús, reconociéndola como Patrona y
Tutelar del Reino.
OBSEQUIO
Hagamos
hoy, como último día del mes, el Acto de Consagración que va al final de estos Ejercicios,
el cual fué compuesto por San Alfonso María de Ligorio, gran devoto de la Santa
Madre.
MÁXIMA
En
tiempo de tristeza y turbación no deje las buenas obras que solía hacer de
oración y penitencia, porque el demonio procurad inquietarle para que
las deje; antes tenga más que solía, y verá cuán presto el Señor le favorece.
ORACIÓN
Gloriosa
Virgen Santa Teresa de Jesús: por el amor y devoción tan grande que
siempre os han profesado los españoles y, por el aumento que en estos
últimos tiempos ha tenido vuestro culto, os suplico, Santa mía, amparéis benigna
a esta vuestra católica España, la libréis de toda clase de males e infortunios
y hagáis que todos nosotros, vuestros devotos, os amemos más y más
cada día, para que algún día merezcamos gozar con Vos de la eterna
bienaventuranza. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario