DÍA
DÉCIMO NOVENO
DEVOCIÓN
QUE TUVO SANTA TERESA A SU SEÑOR Y PADRE SAN JOSÉ
Bien
conocida es de todo el mundo la gran devoción que Santa Teresa de Jesús profesó
desde los primeros años de su vida al glorioso San José, a quien eligió por
Padre, Abogado, Protector y Maestro de su espíritu. Seguramente no ha
habido jamás criatura más devotísima del excelso Patriarca que la insigne Virgen
avilesa. Repárense todos sus escritos, y en particular el libro de su vida,
y en ellos se verá confirmada la verdad que antecede, pues todos ellos están
llenos de párrafos en que descubre de modo bien patente su gran devoción por
San José, y la fe tan grande que siempre tuvo en su intercesión
poderosa. La Santa comprendía perfectamente que San José, en su calidad de
Padre nutricio de Jesucristo Nuestro Señor, no tiene necesidad de impetrar en
su Sacratísimo Corazón, sino que puede imperar en él, como dice la Iglesia: Non
impetrat, sed inperat, y así lo tenía como Abogado de gran valía y el
mejor que puede elegirse después de María Santísima. Siempre y con gran
fe se encomendaba este bendito Santo, y aconsejaba a todos hicieran lo
mismo hallando en él remedio para todas sus necesidades con ms bien de lo que solfa
pedirlo, como ella misma lo asegura; agregando que no recuerda haberle pedido
cosa alguna que la haya dejado de hacer, y, por el contrario, que son
muchísimos los peligros de que la libró, así de alma como de cuerpo; y por
último encarga ti todos que, aunque tengan muchos Santos por Abogados, sea
siempre el primero el glorioso San José, que alcanza mucho de Dios, como puede
probarlo quien dudare de ello, y por experiencia verá el gran bien que se
consigue encomendándose a este Santo y teniéndole particular devoción. Prueba
inequívoca de la gran devoción de Teresa al Sagrado Esposo de la Virgen
Santísima, y la más terminante, es sin duda la de que, a casi todos los
monasterios que fundó, puso bajo la advocación de San José. Imitemos a la Santa
en esta devoción que tan provechosa es para las almas que aspiran la
perfección.
OBSEQUIO
Rezar
siete Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris en honor de los siete
dolores y gozos de San José.
MÁXIMA
Aunque
tenga muchos Santos por Abogados, séalo en primer lugar el glorioso San José, que
él alcanza mucho de Dios.
ORACIÓN
Gloriosa
Virgen Santa Teresa de Jesús: por la protección que, en toda vuestra vida, y
particularmente en la hora de vuestro tránsito a los Cielos, os dispensó el
bendito San José, suplicoos me alcancéis de Dios una gran devoción a tan
excelso Patriarca, para que, como Vos, pueda merecer su patrocinio así en la vida
como en la muerte. Amén.
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