sábado, 17 de octubre de 2020

NOVENA DE LAS TRES AVES MARÍAS

 


NOVENA EFICAZ DE LAS TRES AVES MARÍAS

 

Con licencia de la Autoridad Eclesiástica

Tipografía Sánchez y de Guise

1919

Guatemala de la Asunción

 

I.

¡Oh María! Virgen Poderosa, Virgo Potens, Vos, a quien nada es imposible… por este mismo poder que os ha concedido el Padre Todopoderoso, os suplico me asistáis en la necesidad en que me encuentro. Puesto que podéis socorrerme, no me abandonéis Vos que sois Abogada de las causas más desesperadas. Creo en la gloria de Dios, vuestro honor y el bien de mi alma están interesados en la concesión de este favor. Pues, si como lo supongo, está conforme con la amabilísima y santísima voluntad de Dios, os pido ¡Oh omnipotente Intercesora! Omnipotentia supplex, roguéis por mí a vuestro Hijo, que no puede negaros nada. Os lo pido de nuevo, por el Poder sin límites que el Padre Celestial os ha comunicado, y en cuyo honor os digo con Santa Matilde, a quien habéis revelado la practica saludable de las tres Aves Marías:

 

Ave María…

 

 

II.

Virgen divina, que sois llamada Trono de la Sabiduría, Sedes sapientiae, porque la Sabiduría increada, el Verbo de Dios ha residido en Vos… Vos a quien este Hijo adorable ha comunicado toda su ciencia, según podía participarla a la criatura más perfecta… sabéis cuan grande es mi miseria y cuanto necesito vuestra asistencia. Confiado en vuestra divina Sabiduría, me abandono del todo en vuestras manos, a fin de que lo dispongáis todo con fortaleza y suavidad para la mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Dignaos, pues, ayudarme con los medios que sabéis son más eficaces para alcanzar este fin. ¡Oh María, Madre de la Sabiduría divina! Dignaos, os ruego, alcanzarme el precioso favor que solicito, os lo pido por esta inestimable sabiduría incomparable con la cual el Verbo, Hijo vuestro, os ha iluminado y en cuyo honor os digo, en unión con San Antonio de Padua y San Leonardo de Puerto Mauricio, los más celosos predicadores de las tres Aves Marías.

 

Ave María…

 

III.

¡Oh buena y tierna Madre, Madre verdadera de misericordia! Mater misericordiae, que, en estos últimos tiempos, os habéis llamado Vos misma “Madre toda misericordiosa”, os suplico uséis para conmigo vuestra bondad compasiva. Cuanto más grande es mi miseria, tanto más debe moveros a compasión. Lo sé, no merezco de ninguna manera el precioso favor que solicito, yo que tantas veces os he contristado, ofendiendo a vuestro Divino Hijo. Pero si he sido culpado, muy culpado, me arrepiento sin sinceramente de haber herido el tierno corazón de Jesús y el vuestro. Por otra parte, ¿no sois, según lo habéis revelado a una de vuestra sierva Santa Brígida, “la Madre de los pecadores arrepentidos”? Perdonadme pues mis ingratitudes pasadas, y tomando en consideración solo vuestra bondad misericordiosa, así como la gloria que de ello resultará para Dios y para Vos misma, alcanzadme de la misericordia divina la gracia que imploro mediante vuestra intercesión. ¡Oh Vos, a quien nadie ha implorado en vano! ¡Oh Clemente! ¡Oh misericordiosa! ¡Oh dulce Virgen María! O Clemens, o pia, o dulcis Virgo Mariae, dignaos, dignaos socorrerme, os lo pido, con aquella misericordiosa bondad de que os ha llenado el Espíritu Santo para con nosotros, y en cuyo honor os repito con San Alfonso de Ligorio, el apóstol de vuestra misericordia y el doctor de vuestras tres Aves Marías.

 

Ave María…

 

 

Nota: Además aconsejamos añadir una o tres veces: “María, mi buena Madre, preservadme o preservadnos de todo pecado mortal.”  Si se hace la novena en favor de otras personas, se dirá: “… preservadle, o preservadles, de todo pecado mortal.”

 

Visto y aprobado con 50 días de indulgencia para cada día de la novena.

Alfridus-Julius,

Episc. Bles.

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