NOVENA
A LA SERÁFICA MADRE SANTA TERESA DE JESÚS
Que
se hace todos los años en el convento de Carmelitas descalzas de Mallorca con
la asistencia de Cristo sacramentado.
La
Habana, 1860
L/:
Dios mío, ven en mi auxilio.
R/: Señor,
date prisa en socorrerme.
L/:
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
R/: Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Ejemplarísima,
Virtuosísima, religiosísima y admirable madre y protectora mía Santa Teresa de
Jesús, esposa del inmaculado cordero, mi Señor Jesucristo, nuevo ornamento de
su Iglesia, maestra de los sabios, directora de los místicos, vivo ejemplar de
los perfectos, restauradora de la piedad, propagadora de la religión, y celadora
del honor de Dios: yo os venero con todo mi corazón, y atraído del suave olor
de aquella eminente santidad, con que observando perfectísimamente los divinos
mandamientos, conservasteis siempre en vuestra bendita alma el candor de la
inocencia bautismal, sin mancarlo jamás con la culpa grave, llenasteis
fielmente todos los deberes de vuestras obligaciones, y practicasteis con
altísima perfección lo heróico de las virtudes, deseo eficazmente el imitar
vuestros ejemplos, y por este medio hacerme digno de vuestra intercesión para
con el Todopoderoso. Alcanzadme pues esta gracia del Señor, para que nunca le
ofenda, para que fielmente le sirva, guardando sus divinos preceptos, y
cumpliendo con exactitud las obligaciones de mi estado, y para que, además del
especial favor que le pido por vuestro medio en esta novena, me conceda el
morir santamente, para después verle y gozarle eternamente en el cielo. Amén.
DÍA
PRIMERO
DEPRECACIÓN
A DIOS NUESTRO SEÑOR
Omnipotente
y soberano Dios y Señor de cielos y tierra, que de la boca de los tiernos infantes
sabéis sacar vuestra gloria mayor, seáis mil veces alabado y glorificado en
vuestra sierva y esposa querida Teresa, pues siendo niña tierna de siete años, le
disteis valor y fortaleza para dejar su casa, con ánimo de dar la vida por vuestro
amor: por esta tan temprana fineza, y por los méritos grandes con que después
os sirvió, humildes y rendidos os suplicamos, nos concedáis una fé firmísima,
una fé viva, acompañada con buenas obras, perseverando en ella hasta el fin de
la vida; y juntamente para mayor gloria vuestra, dadnos, Señor, lo que pedimos
por medio de esta novena, si acaso para nuestra salvación nos conviene. Amén.
Aquí
se rezan tres padres nuestros, con tres aves María, de la forma siguiente, y
que es para todos los días:
I.
Eminente
en santidad
Llegó
vuestra perfección
Hasta
el grado de la unión
Con
la excelsa Majestad.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
II.
Os
amó Dios en tal grado,
(Privilegio
sin segundo)
Que,
a no haber criado el mundo,
Por
vos lo hubiera criado.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria.
III.
Lo
que pides al Señor,
Sabemos
que no lo niega:
Por
todos nosotros ruega,
Se
digne darnos su amor.
Padre
nuestro, Ave María, Gloria.
IV.
Todos
pues os suplicamos
Con
instancia humilde y fuerte,
Que
en la vida y en la muerte
Tu
protección consigamos.
ORACIÓN
A LA SANTA
Santísima
madre mía Santa Teresa de Jesús, fidelísima y la más amada esposa de este Rey soberano,
recibid el corto tributo de estos tres Padre nuestros y Ave Marías, que hemos
rezado en memoria y reverencia de los privilegios y excelencias más singulares,
con que os enriqueció la manó poderosa de Dios; y en especial del que hoy
celebramos, que es aquella fervorosa resolución, con que, excediendo a la edad,
siendo de siete años dejaste la casa de tus padres, con de seos de dar la vida
por Dios. ¿Quién duda que la tierna flor de aquel santo deseo, seria aceptado en
los ojos divinos como fruto precioso? Gozaos, Santa mía, con tan gloriosa
corona; y pues sois tan poderosa con vuestro esposo divino, alcanzadnos una
vivísima fé, perseverancia en ella y en el servicio de Dios hasta el fin de la
vida; y por fin, el consuelo y cumplimiento de nuestros deseos en especial el
que os suplicamos en esta novena, que sea para mayor gloria de Dios. Ea, Madre
mía amantísima, aceptad nuestros ruegos: no despreciéis nuestros gemidos, con
que imploramos vuestro amparo, esperando el remedio, presentad nuestras peticiones
a vuestro dulcísimo esposo, y a su madre Santísima, alcánzanos el feliz
despacho, como poderosa que sois, que así lo esperamos de vuestra gran caridad.
Amén.
DÍA
SEGUNDO
DEPRECACIÓN
A DIOS NUESTRO SEÑOR
Amantísimo
y soberano Señor, centro de nuestras almas, sumo bien, y solo digno de ser
querido, en buena hora sea que haya quien así os sepa amar y adorar: infinitas
gracias os damos por el amor incomparable, que comunicaste à vuestra sierva y
querida esposa Teresa, hiriendo su virginal corazón con un dardo encendido: por
este, y por los otros favores con que la favorecisteis, que sin duda fueron
prendas seguras de lo mucho que la estimabais, inclinad, amantísimo Dueño ,
vuestra benignidad a nuestros ruegos humildes, dándonos un perfecto
conocimiento de vuestra suma è incomprehensible amabilidad, para que así os
amemos con todos nuestros corazones y fuerzas, sin que jamás nos atrevamos a ofender
tal bondad; y pues sabéis las muchas miserias que nos afligen, socorrednos y
amparad nos como padre piadoso, concediéndonos por la intercesión de vuestra
esposa Teresa, el favor que os suplicamos en esta novena, si nos conviene. Amen.
Ahora los tres Padres
nuestros y lo demás como el primer día.
ORACION
A LA SANTA
Dulcísima
madre mía Santa Teresa de Jesús, Serafín encarnado, que abrasada en vivas
llamas de amor de vuestro dulcísimo esposo, mereciste que un Serafín te
desahogase el corazón con un dardo: por este y por los otros singulares
favores, con que te honró y ensalzó la dignación de aquella bondad infinita,
humildes y rendidos te suplicamos, nos alcancéis un amor verdadero de Dios sin
que jamás nos apartemos un punto de sus mandamientos divinos, por cuyo medio
logremos una muerte feliz; y mientras la divina Providencia nos mantuviere en
esta presente vida, alcanzadnos el favor que pretendemos en esa novena para
mayor gloria de Dios.
DÍA
TERCERO
DEPRECACIÓN
À DIOS NUESTRO SEÑOR
Omnipotente
y sumo Señor de cielos y tierra; dulcísimo y tiernísimo amador de los hombres, que
tenéis por blasón de vuestras finezas el comunicarnos liberalmente á vuestras
humildes criaturas: bendito seáis, alabado y glorificado por toda la eternidad,
por aquella suma dignación con que a vuestra sierva Teresa la elevasteis al tálamo
de vuestras mayores delicias, celebrando con ella personalmente solemne
desposorio, y declarándola por vuestra verdadera y querida esposa, sirviendo de
prenda un instrumento doloroso de vuestra sagrada pasión; gozaos en buena hora,
esposo dulcísimo, con esposa tan fina; pero extended al mismo tiempo la mano de
vuestras misericordias a estos pobres afligidos, que humildes y postrados la
ponemos por medianera en nuestros conflictos: concedednos, Señor, lo primero,
abundante gracia, para que acertemos a serviros y agradaros hasta la muerte; y
asimismo este especial favor, que os suplicamos por medio de esta novena, que
sea a mayor gloria vuestra. Amen.
Ahora los tres Padres nuestros, y lo demás
como el primer día.
ORACIÓN
A LA SANTA
Santísima
madre mía santa Teresa de Jesús, que mereciste ser esposa querida de tu mismo
Criador y Redentor: en buena hora os gocéis con empleo tan soberano y tan dulce;
todos, Santa mía nos alegramos de vuestras dichas; y en memoria de este y los
otros favores, con que os enriqueció la mano poderosa del Altísimo, os
ofrecemos estos tres Padre nuestros y Ave Marías. Alcanzadnos de vuestro
dulcísimo esposo, que nos mire con ojos de misericordia y piedad, y no nos deje
de su mano, para que jamás le ofendamos, perdiendo su gracia; y juntamente el
cumplimiento de nuestros deseos, en lo que por medio de esta novena os pedimos.
DÍA
CUARTO
DEPRECACIÓN
A NUESTRO SEÑOR
Altísimo
y soberano Dios de cielos y tierra, bien sumo y abismo de todos los bienes, de
donde procede lo más perfecto; admirable sois en vuestros santos y digno de
eterna alabanza; pero en especial en vuestra querida esposa Teresa, pues no
contentándose con obrar lo bueno y agradable à vuestros ojos, inspirada del
cielo y fortalecida con su poder, hizo voto de hacer siempre lo mejor y más
perfecto por vuestro amor, en buena hora sea que haya almas de tan esforzado espíritu,
todos, Dios mío, habíamos de hacerlo así, anhelando en todo a vuestro Mayor
gusto; pero pues tan grande es nuestra miseria, que apenas acertamos a hacer
algo de vuestro agrado; atended a los ruegos de esta vuestra esposa querida, a quien
ponemos por medianera: concedednos, Señor, un grande fervor, vuestra gracia
abundante,
para
que en todo os sirvamos y agrademos hasta la muerte, haciendo juntamente
penitencia de lo pasado, y asimismo el consuelo y favor que en
esta
novena te suplicamos, que sea para mayor gloria vuestra. Amén.
Ahora
los tres Padres nuestros, y lo demás como el primer día.
ORACIÓN
A LA SANTA
Prudentísima
y sabia virgen, madre mía Santa Teresa de Jesús, que también supisteis proporcionar
y elegir los medios para conseguir el último fin; pues no contenta con obrar
bien, lo que basta, hiciste voto de hacer en todo lo más perfecto: ¡oh cuanta
será la gloria con que aquel fidelísimo Remunerador de los que le sirven, os habrá
pagado tan fervorosos alientos! Gozadla en buena hora por toda una eternidad.
Pero advertid, Santa mía, que también es mejor el favorecer y amparar a los
pobres afligidos, que postrados se encomiendan en vuestras oraciones. Alcanzadnos,
pues, unos fervorosos deseos, que aviven en nuestra tibieza, gracia para
acertar a servir a Dios hasta el fin; que no nos embaracen y cieguen las
vanidades del mundo, teniendo siempre a la vista aquel sumo bien, para que
fuimos criados; y a más de esto a la mayor gloria de Dios, e favor que
pretendemos alcanzar por esta novena.
DÍA
QUINTO
DEPRECACIÓN A DIOS NUESTRO SEÑOR
Fortísimo
y omnipotente Señor de cielos y tierra, que, para confusión de los vanos y poderosos
del mundo, con flacos y débiles instrumentos perfeccionáis las empresas más arduas;
todas las criaturas os bendigan y ensalcen, pues por medio de una tierna y
flaca virgen, como era vuestra esposa Teresa, sacasteis à luz la reformación de
una religión, para tanta gloria vuestra y utilidad de la Iglesia, haciéndola
matriarca insigne y madre fecunda de espíritus esforzados; por medio de su intercesión
esperamos de vuestra poderosa mano el remedio de todos nuestros conflictos, y
el cumplimiento de nuestros deseos: dadnos, Señor, una total reformación de
costumbres, un espíritu fervoroso, para emprender por vuestro amor cosas
grandes sin reparar en trabajos; y por fin, para mayor gloria vuestra que
consigamos el favor que os pedimos en esta novena. Amen.
Ahora
los tres Padre nuestros, y lo demás como el primer día.
ORACIÓN
A LA SANTA
Poderosa
madre mía santa Teresa de Jesús, matriarca ilustrísima, mujer fuerte y varonil,
soberana reformadora: en buena hora lo seáis, para mucho aumento de la honra y
gloria de vuestro dulcísimo esposo: bien tenéis que hacer, Santa mía, en los
que rendidos y humildes nos ofrecemos a vuestras plantas: reformad nuestras vidas,
mejorad nuestras costumbres, atajad nuestros excesos, para que de aquí adelante
mudemos de vida, abriendo los ojos a la verdad; y pues no ignoráis nuestra
grande flaqueza y miseria en los
trabajos
que nos afligen, alcanzadnos el remedio y consuelo de todos, en especial el
cumplimiento de lo que pretendemos conseguir en esta novena.
DÍA
SEXTO
DEPRECACIÓN
A DIOS NUESTRO SEÑOR
Sapientísimo
y omnipotente Criador de todo lo que tiene ser, Padre soberano de las lumbres,
de donde descienden todos los dones, que aun a los tiernos infantes sabéis
hacer discretos; á vos, Señor, sea dada la alabanza, la gloria y magnificencia,
por la sabiduría del cielo y discreción de que dotasteis a vuestra querida
esposa Teresa, para que fuese doctora mística de la católica Iglesia, enseñando
el acierto en las sendas más ocultas del espíritu: haced, Señor, que todos se
gobiernen por la luz de esa hermosa lumbrera, encendiendo y avivando sus
corazones con su doctrina; acaben de conocer las grandes riquezas que pierden
por no seguir el camino de la verdad: apiadaos también de nuestras miserias, y
por su intercesión poderosa concedednos lo que humildemente os suplicamos en
esta novena, a mayor gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN
A LA SANTA
Sapientísima
y prudente Virgen madre mía santa Teresa de Jesús, que con la luz del cielo y
sal de vuestra discreción y doctrina supisteis sazonar tantas almas, para que
fuesen gustoso plato al gusto de Dios, enseñándoles y dirigiéndoles en el
verdadero camino, todos, Santa mía, deseamos cursar en vuestra escuela; sednos maestra
celestial y guía en el camino del cielo: abramos los ojos a las luces de
vuestra doctrina, despertando del pesado letargo en que nos tiene el embeleso
de las vanidades del mundo; y pues la sabiduría es la prenda más principal de
un buen abogado, tomad a vuestro cargo el patrocinio de nuestra causa para con
vuestro esposo divino, como poderosa abogada: alcanzadnos el consuelo de todos
nuestros conflictos, y en especial el favor que pretendemos por medio de esta
novena.
DÍA
SÉPTIMO
DEPRECACIÓN A DIOS NUESTRO SEÑOR
Altísimo
Señor, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, incomprehensible
es el abismo de vuestra bondad y hermosura infinita, pues así embriaga los
corazones, que el padecer los más terribles tormentos por vuestro amor, lo tenían
los santos Mártires por gloria y consuelo: no eran menores las ansias que tenía
vuestra esposa Teresa, pues que más estimaba el padecer que la vida, porque
estaba dulcemente perdida por vos: bendigante por ello los serafines, y nuestros
corazones también te bendigan : y pues no llega hasta tan alto punto nuestra
tibieza, os suplicamos, Señor, humildemente postrados por la intercesión de
esta tan amante esposa vuestra,
nos
concedáis una perfecta resignación en vuestra voluntad santa, una gran
paciencia en los trabajos que os servís de enviarnos: vengan, Señor mío, en
buena hora, si así nos conviene; pero dadnos con ellos la fortaleza, y
juntamente el favor que os suplicamos en esta novena, para mayor gloria vuestra.
Amén.
ORACIÓN
A LA SANTA
Seráfica
Virgen, madre mía santa Teresa de Jesús, por aquellas encendidas ansias, en que
se abrazaba tu corazón cuando deseabas y pedias padecer o morir, atended à los
pobres afligidos, que humildemente nos postramos á vuestras plantas pidiendo el
consuelo, y ofreciendo el corto tributo de nuestras oraciones: alcanzadnos una
gran resignación y paciencia en tantos trabajos, porque son flacos nuestros
hombros para llevar tanto peso; solicitad como piadosa nuestro alivio y consuelo,
y asimismo el favor que pretendemos en esta novena.
DÍA
OCTAVO
DEPRECACIÓN
A DIOS NUESTRO SEÑOR
Santísimo
Señor y omnipotente Dios de cielos y tierra, protector y amparo de los que
esperan en vos, sin el cual nada hay bueno, nada santo, y nada constante;
bendito seáis por toda la eternidad por aquella gracia poderosa, con que fortalecisteis
à vuestra esposa Teresa, para que en toda su vida no se arrojase a cometer
ofensa grave contra vuestra Majestad, sacándola triunfante de los peligros;
todos por ella os rendimos las gracias, y poniéndola por medianera, os suplicamos
nos concedáis gracia para jamás ofenderte, perseverando en ella hasta el fin de
la vida; háganos verdadera penitencia de nuestros pecados; en cuya satisfacción
os ofrecemos vuestra preciosísima sangre, acompañada con los trabajos y méritos
de vuestra esposa Teresa: esta, Señor mío, nos la ve, esta nos purifique de
todas las manchas: dadnos asimismo el cumplimiento de nuestros deseos en lo que
os suplicamos por medio de esta novena, que sea para mayor gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN
A LA SANTA
¡Santísima
Virgen y madre mía santa Teresa de Jesús! en buena hora os aclamen por fidelísima
esposa del Rey de los cielos, pues con tanta fidelidad supisteis conservar el
depósito de vuestra gracia y pureza, sin cometer jamás pecado mortal: todos nos
alegramos de tan singular privilegio, y en memoria de él y de todos los otros, con
que os adornó vuestro esposo dulcísimo, os ofrecemos el corto tributo de
nuestras oraciones y afectos: recibidlos, Santa mía, con agrado y benignidad;
alcanzadnos una constante perseverancia en el servicio de Dios hasta el fin de
la vida; valor y fortaleza para escapar de los lazos del demonio y peligros del
mundo; primero morir que ofender a un Dios, a quien tanto debemos; una gran contrición
de los pecados de la vida pasada; indulgencia y perdón de sus deudas; y por fin
, el cumplimiento del favor que pedimos en esta novena.
DÍA
NOVENO
DEPRECACIÓN
A DIOS NUESTRO SEÑOR
Justísimo
Dios y fidelísimo Remunerador de los buenos, única y cierta salud de los que
esperan en ti: buen testigo es de esta verdad vuestra fiel esposa Teresa, a
quien le disteis una muerte tan preciosa, cerrando la última cláusula de su
vida con un acto fervoroso de amor, que la trasladó al paraíso de las delicias
del cielo: ¡Quién Señor, no os amará, pues así correspondéis! ¡Quién no os
servirá, pues así pagáis! Infinitas gracias, os damos por este y todos los
otros favores y gracias, con que enriquecisteis: con mano tan liberal a esta esposa
querida; y por su intercesión os suplicamos nos concedáis una buena muerte, que
sea principio de una eterna felicidad; y mientras esta llega, el consuelo de
una buena conciencia, paz de alma, victoria en las tentaciones; y por fin, la súplica
que pretendemos en esta novena. Amén.
ORACIÓN
A LA SANTA
Aquí,
fieles, pues hoy es el último día, será razón que esforcemos con todo fervor
nuestras, súplicas, luchando con nuestra Santa á poder de suspiros, gemidos y
lágrimas, para que nos conceda el cumplimiento de lo que deseamos. Dignaos,
pues, todos de lo íntimo de nuestros corazones. Gloriosísima Madre mía, Santa
Teresa de Jesús, serafín encarnado, que habiendo vivido siempre abrazada en
amor, por fin, este mismo fuego fue la calentura y enfermedad que abrió la
puerta a tu felicísima alma, para que como cándida paloma volase al empíreo,
por este y todos los otros favores con que subiste adornada, como con joyas
preciosísimas, al tálamo de vuestro esposo divino, os damos muchas
enhorabuenas, gozad el colmo de tanta gloria en premio de vuestros trabajos. ¡Oh
que poco y cuan breve os parecerá ahora todo cuanto padecisteis por Dios! Gozaos
en buena hora por toda una eternidad, pero atended a los miserables afligidos, que
en este valle de lágrimas, quedamos naufragando en el mar tempestuoso del mundo,
aquí, Santa mía, postramos a tus pies, rendidos, los corazones, renovando en
este día último todas las súplicas, que os hemos presentado en esta novena,
miradnos pues, con ojos piadosos, alcanzadnos una muerte feliz, que sea un
principio de una gloria eterna, asistidnos en ella, para que venzamos las
asechanzas del enemigo, mas en cuanto nos dure la vida, empecemos desde ahora a
renovarla con una total reformación de costumbres, en que perseveremos
constantes, victoria en las tentaciones del enemigo, consuelo en nuestras
necesidades, pedid también por el bien común de la Iglesia, exaltación de la
fé, paz y concordia entre los príncipes católicos, el bueno y acertado gobierno
de esta monarquía , para consuelo de los pobres; y por fin, el cumplimiento y
feliz despacho de lo que pretendemos lograr por medio de esta novena. No permitáis,
santa Madre mía, nos apartemos de vuestros pies sin este consuelo; no
desprecies nuestros gemidos; presentad nuestras peticiones a vuestro dulcísimo
esposo Jesús y su madre santísima María, reina de piedad y señora nuestra: por
nuestra intercesión esperamos que hemos de alcanzar esta gracia, que sea para
mayor gloria de Dios, y su santísima Madre, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
LOORES
Pues
de Cristo y sus amores
Sois
la esposa regalada,
R/:
Teresa de Dios amada,
Rogad
por los pecadores.
Paloma
amada y hermosa
Jesucristo
os apellida,
Entre
miles escogida
Para
predilecta esposa:
Esta
unión tan amorosa
Fué
el favor de los favores.
Por
santa y reformadora
Sois
coronada en el cielo,
Venerada
en el Carmelo,
Y
en la iglesia que os adora.
Todo
el mundo os condecora
Con
singulares loores.
Ángel
fuiste en la inocencia,
Arcángel
en el fervor,
Serafín
en el amor,
Y
querubín en la ciencia:
Madre
sois por excelencia
De
los místicos doctores.
Sois
la esposa del Cordero,
Que
cual vid que en fruto abunda,
La
santa Iglesia fecunda
Con
prole de un nuevo fuero.
Cada
cual es un lucero,
Que
la llena de esplendores.
Sois
la mística Rebeca,
Que
con feto duplicado
A
la Iglesia le habéis dado
Mil
bienes en hipoteca.
Aquí
la suerte se trueca
De
los prevaricadores.
Con
intentos peregrinos
Reformasteis
el Carmelo,
Y
aprobó Dios desde el cielo
Pensamiento
tan divino.
Contra
Lutero y Calvino
Armasteis
sus profesores.
Coino
a su esposa selecta
El
Cordero inmaculado
Tanto
os ha privilegiado,
Que
os hizo su predilecta.
Esta
unión fué tan perfecta,
Que
hizo vuestros honores.
Fuiste
casta y virgen pura,
¡O
purísima Teresa!
Ángel
humano en pureza,
O
del cielo criatura.
Ella
os vistió con albura
Del
candor de los candores.
Ansiosa
de merecer
De
Cristo las agonías,
Ferverosa
repetías
O
morir, o padecer.
¡O
paciencia de mujer
Insaciable
de dolores!
Que
un ángel el corazón
Con
un dardo os penetrase,
Y
en el fuego os abrasase
De
divina dilección,
Denota
la elevación
Del
amor de tus amores.
Madre,
virgen y doctora,
Tus
devotos te clamamos,
Y
tus ruegos imploramos
Para
siempre desde ahora.
De
nuestra muerte en la hora
Esforzad
vuestros clamores.
ANTÍFONA: He querido tomarla por esposa, porque es Maestra
en la disciplina de Dios, y electora de sus obras.
L/:
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre
R/:
Y deseará el Rey tu hermosura
OREMUS: Oh Dios, que traspasaste con un dardo encendido el puro Corazón de la bienaventurada Teresa tu esposa, y la consagrasteis víctima de la caridad; concédenos por su misma intercesión, que nuestros corazones se inflamen con el fuego del Espíritu Santo y te amen siempre y sobre todas las cosas Tú que vives y reinas. Amén.
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