sábado, 28 de noviembre de 2020

MES DE ÁNIMAS - DÍA VEINTIOCHO

 


DÍA VEINTIOCHO

MEDITACIÓN

Gratitud de las almas del Purgatorio para con sus bienhechores

La Sagrada Escritura refiere que el Sumo Sacerdote Onías, y el gran Profeta Jeremías habiendo muerto, no olvidaron por esto a sus hermanos que aún quedaban en la tierra, sino que el primero fué visto con las manos extendidas

suplicar fervorosamente al Dios de Israel por su pueblo, y del segundo dice el Sagrado Texto, que rogaba mucho por su patria. El interés que manifestaron estos insignes campeones de la antigua alianza en el seno do Abrahán, no es sino una imagen de la solicitud y del empeño que siente la iglesia Purgante por la iglesia militante, a favor de la cual desde aquel lugar de seguridad y de pena, dirige incesantemente al trono del Eterno las más ardientes súplicas. Se puede decir que este sea el oficio de las benditas almas del Purgatorio, rogar siempre, siempre rogar por nosotros. Y nosotros, ¿no rogaremos también por ellas? No solamente los vínculos de la religión y de la caridad en que consiste la comunión de los santos, sino mucho más los sentimientos de gratitud y de reconocimiento impelen a aquellas almas á recompensar los sufragios de los hombres con una variada multiplicación de socorros. En el Purgatorio no hay tanta diversidad de afectos, ni tanta distracción de pensamientos, como en el mundo. Uno sólo es allí el pensamiento, esto es, Dios; uno sólo el afecto hacia Dios; y cuanto concurre a este pensamiento y cuanto más prontamente satisface este afecto, atrae todos los sentimientos de aquellas fervorosísimas almas. Por lo cual, si los sufragios de los hombres les aceleran la posesión de Dios, se sienten de tal modo movidas de ternura para con sus bienhechores, que se olvidan casi de sí mismas por su bien, y procuran obtener de todas maneras en cambio para ellos, las más copiosas bendiciones del cielo: ¡Oh verdaderamente dichoso el que pueda empeñar su gratitud a beneficio suyo! Librarnos de las desgracias, aumentarnos los bienes, prolongarnos los días de la vida, estas son las principales bendiciones de la tierra que obtienen para nosotros las almas del Purgatorio. No podemos vernos exentos de totos los males; pero dé muchos somos preservados merced al auxilio divino, y merced al favor de aquellas almas benditas. Nosotros les damos a ellas uno, y nos devuelven ciento, unas veces visiblemente, y otras sin que lo percibamos, ya en la prosperidad de. las cosechas e intereses, ya en el beneficio de la concordia doméstica y de la pública reputación. He aquí, por qué el hombre devoto del Purgatorio nadará en la abundancia y en la paz, y gozará, dice David, de larga vida, y le conservará el Señor enteramente sano, y le vivificará en medio de la mortandad de los pueblos, y le hará dichoso no sólo en sí mismo, sino aun en su descendencia. Ved, pues, el verdadero medio de ser felices en la tierra haciendo copiosos sufragios por las almas del Purgatorio, por cuyo medio no dejaremos de alcanzar las gracias que principalmente necesitamos.

 

ORACIÓN

¡Oh de cuántas gracias necesitamos! ¡oh Señor! a todos se extiende nuestra necesidad, porque nada tenemos de nosotros, y la más grave miseria es que poco conocemos nuestro estado, poco o nada os pedimos, y esto mismo que pedimos, no sabemos o no nos reducimos a quererlo como se debe. Mas he aquí que interponemos los más eficaces intercesores para con vuestra Divina Majestad, interponemos las almas santas del Purgatorio que tan empeñadas están por nosotros, y os son tan aceptas. Desde lo profundo de su cárcel os representan nuestra indigencia, é imploran de vos las gracias necesarias para remediarla. Por tanto, en consideración a ellas, usad con nosotros de vuestra generosa misericordia; que no dejaremos de recompensarles con abundante copia de sufragios que lleguen siempre al Purgatorio en su beneficio. Amén.

 


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