SIETE
SÚPLICAS AL SEÑOR DE LAS MISERICORDIAS
EN
SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
Con
licencia de la Superioridad Eclesiástica
Guatemala
Tipografía
Sánchez y de Guise
1920
ADVERTENCIA
La
oración por los difuntos es muy aceptable a Dios, útil a las almas del
Purgatorio y provechosa a nosotros, pobres desterrados en este Valle de
Lágrimas. No podemos hacer cosa que más agrade a Jesús, que, por redimirnos,
murió en afrentosa cruz y con su sangre preciosa anhela extinguir las llamas
que purifican a sus amadas alma en el lugar de expiación. Roguemos por nuestros
hermanos difuntos ante el Divino Redentor, que se complace en manifestar su
infinita bondad, en su piadosa imagen llamada de El Señor de las Misericordias,
instémosle en la oración, repitiendo el: “Piadoso Señor, dales el
descanso eterno” (300 años de indulgencia)
INTRODUCCIÓN
Postrados
en la presencia de Dios, con el mayor fervor de espíritu, supliquémosle que nos
asista en el ejercicio de esta sagrada devoción diciendo:
En
el nombre del Padre…
(Dos
Padres nuestros, y Aves Marías)
PRIMERA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que vuestro hijo
derramó en el huerto, saquéis las almas del Purgatorio, y en particular las que
están más olvidadas, y llevadlas al descanso eterno, para que allí os alaben y
bendigan eternamente. Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
SEGUNDA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que vuestro
Santísimo Hijo derramó con los crueles azotes que recibió, saquéis las almas
del Purgatorio, y en particular las que están próximas a subir al eterno
descanso, para que así empiecen cuanto antes a alabaros y bendeciros
eternamente. Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
TERCERA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que derramó
vuestro Santísimo Hijo, cuando le pusieron la corona de espinas, saquéis las
almas del Purgatorio, y en particular la que más te fue más devota, para que,
en unión de ellas, las mismas por quién pidió gracias, os alaben y bendigan
eternamente. Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
CUARTA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que derramó
vuestro Santísimo Hijo por las calles de Jerusalén, cuando iba con la Cruz a
cuestas, saquéis las almas del Purgatorio, y en particular la más rica de
méritos para con Vos, a fin de que, desde el sublime trono de gloria que
espera, os alabe y bendiga eternamente. Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
QUINTA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por el precioso cuerpo y sangre de
vuestro Santísimo Hijo, que en la noche de su pasión dio en comida y bebida a
sus Apóstoles, y dejó a toda la Iglesia en sacrificio perpetuo y vivífico
alimento de los fieles, saquéis las almas del Purgatorio, en particular la más
devota de este misterio de amor, para que por ello os alabe con vuestro divino
Hijo y con el Espíritu Santo en vuestra gloria eternamente. Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
SEXTA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que vuestro
Santísimo Hijo derramó desde el árbol de la Cruz, especialmente de sus
sacratísimos pies y manos, saquéis las almas del Purgatorio, en particular
aquellas por quienes tengo mayor obligación de rogaros, para que no queden allí
penando por mi culpa, no sean privadas de alabaros y bendeciros eternamente.
Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
SÉPTIMA
SÚPLICA
¡Oh
Señor y Dios Omnipotente! Yo os suplico por la preciosa sangre que salió del
costado de vuestro Santísimo Hijo, en presencia y con grandísimo dolor de su
Santísima Madre, saquéis las almas del Purgatorio, en particular la que haya
sido más devota de esta gran Señora, para que cuanto antes vaya a vuestra
gloria a alabaros en Ella, y a Ella en Vos, por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Padre
nuestro, Ave María.
PLEGARIA
AL SEÑOR DE LAS MISERICORDIAS
¡Oh
Señor, oh Señor! puestos de hinojos,
Fijos
en Ti con humildad los ojos
Te
pedimos piedad.
Señor,
Señor, nuestra plegaria escucha,
Habla
la pobre humanidad que lucha
Y
que su fé la pone en tu bondad.
Da
al campo verdura, azul al cielo,
Al
hombre inteligencia, al ave vuelo,
Perfume
a la corola, al astro luz,
Escúchanos,
Señor, por los dolores
Que
sufriste por nos los pecadores
En
el árbol sangriento de la Cruz.
Misericordia
y paz riega por el mundo,
Que
encadene tu mano el iracundo
Mar
de la envidia, el odio y el rencor,
Tú
que de viento y mar las iras calmas,
Junta
los corazones y en las almas
Siembra
semillas de piedad y amor.
Señor,
por nuestra patria te rogamos,
Por
los que aquí sufrimos y lloramos,
Úngenos
con tu santa bendición,
Y
que, al llegar la muerte despiadada,
Podamos
penetrar en tu morada
Limpia
la frente y sano el corazón.
Para mayor información con respecto a la Imagen Milagrosa, consultar el siguiente enlace:
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