TRIDUO A JESÚS CRUCIFICADO DE LAS
MISERICORDIAS
“MUEVE CORAZONES”
Tipografía Ortiz España, Guatemala.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Amantísimo
amador de nuestras almas, dulcísimo Jesús mío, que por un exceso de tu amor a
los hombres, bajaste del cielo a la tierra, a buscar, no a los justos, sino a
los pecadores, no permitas Señor, que permanezca indiferente a la consideración
de tu pasión sacratísima, antes bien, mueve los corazones de todos los hombres,
para que, verdaderamente contritos te sigamos al calvario, llevando diligentes
la cruz de nuestro estado, mereciendo por este medio, una muerte preciosa a tus
divinos ojos u después la vida eterna. Amén.
DÍA PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh
dulcísimo Jesús mío, dueño amabilísimo de mi corazón! Por las indecibles penas
que como crueles dardos penetraron en tu alma, cuando sentenciado a muerte por
pilatos, sufriste increíbles afrentas y desprecios, yo te suplico, bien mío y
Padre amorosísimo, recibas mis afectos y el deseo que tengo de desagraviarte,
consiguiendo por el recuerdo de tus santísimas llagas, apartar mi corazón de
todo afecto terreno, y de todo aquello que te desagrade, para que, despreciando
las cosas terrenas, sea una víctima dichosa, digna de disfrutar copiosamente de
los soberanos auxilios de tu divina gracia. Amén.
Aquí
se rezan cinco Padres nuestros, Aves Marías con Gloria Patri, en memoria de las
cinco llagas, con las siguientes preces:
-Por
la Llaga de tu pie izquierdo, salvoconducto de los extraviados, concédeme
Señor, la gracia (Pida la gracia) que mi alma necesita.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
-Por
la Llaga de tu pie derecho, camino de los desterrados, concédeme, Señor, la
gracia ardiente que mi alma necesita.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
-Por
la Llaga de tu mano izquierda, salud de los enfermos, concédeme Señor, la
grande gracia que mi alma necesita.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
-Por
la Llaga de tu mano derecha, fortaleza de los débiles, concédeme Señor, la
gracia que espero recibir de tu infinita misericordia.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
-Por
la Llaga de tu Santísimo Costado, asilo de los atribulados, concédeme Señor, la
gracia que espero de tu amor y misericordia.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
(Pídase la gracia)
ORACIÓN:
Señor mío Jesucristo, humildemente te pido, por tu divino Corazón, por los
infinitos méritos de tu preciosísima Sangre, y por tu muerte cruel, me asistas
en esta mí urgentísima necesidad. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Dichosa
el alma, que libre del amor del mundo, en tranquila y dulce soledad, contempla
tus dolores y tu amor. ¡Oh Jesús! Yo quiero amarte y sacrificarme a tu querer.
Si, Jesús mío, aparta mi corazón de todo lo que no sea tu amor, y para mayor
gloria tuya y provecho de mi alma, atiende mi oración. Amén.
DÍA SEGUNDO
ORACIÓN
Piadosísimo
Redentor mío, que lleno de ignominias, recorriste las calles de Jerusalén,
siendo objeto de escarnios y befa de la plebe enfurecida, desfallecido caíste
al suelo bajo el enorme peso de la Cruz, por la memoria de tus amarguras, yo te
suplico me veas con ojos de piedad y misericordia, me asistas en todas mis
necesidades espirituales y temporales, y hagas que nunca te ofenda y sea yo una
de aquellas almas que te sirven con verdad, graba en mi corazón el recuerdo de
tu santísima pasión, y baña mi alma con tu preciosísima Sangre, a fin de que,
purificada de sus muchas manchas, sea toda tuya, y tu todo mío en el tiempo y
en la eternidad. Amén.
DÍA TERCERO
ORACIÓN
Amorosísimo
Jesús, Dios de infinita Majestad, que, al morir en el suplicio de la Cruz, dejaste
al mundo la más grande prueba de tu amor, haz que no sea infructuosa para mi
corazón la consideración de tu muerte. Clavados veo tus pies para esperarme,
extendidos tus brazos para abrazarme, inclinada tu cabeza para darme el ósculo
de paz, abierto tu corazón para ser mi refugio, a tus pies vengo a postrarme
humillado, en tus brazos me arrojo lleno de la más segura confianza, a tu
Divino Rostro me acerco aceptando tu amistad y me encierro en tu amante
Corazón, para vivir en ti solo, y por ti solo morir. Amén.
Ave
Sangre de piedad, todo amor y caridad, por el costado abierto de Jesucristo,
remédiame esta gran necesidad.
ORACIÓN
Corazón agonizante de Jesús, a quien todo poder ha sido dado en el cielo y en la tierra, alivia mis penas, dolores y sufrimientos, tu lo sabes, buen Señor, como sabio y poderoso que eres. En memoria de tu agonía, escúchame, en memoria de la herida que recibiste en la Cruz por nosotros, escúchame. ¡Oh Divino Corazón! No me niegues el dulce consolador favor que te pido, dulce Corazón de María, habla a Jesús por mí. Amén.
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