martes, 17 de noviembre de 2020

TRIDUO AL SEÑOR DE LAS MISERICORDIAS

 


TRIDUO A JESÚS CRUCIFICADO DE LAS MISERICORDIAS

“MUEVE CORAZONES”

 

Tipografía Ortiz España, Guatemala.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Amantísimo amador de nuestras almas, dulcísimo Jesús mío, que por un exceso de tu amor a los hombres, bajaste del cielo a la tierra, a buscar, no a los justos, sino a los pecadores, no permitas Señor, que permanezca indiferente a la consideración de tu pasión sacratísima, antes bien, mueve los corazones de todos los hombres, para que, verdaderamente contritos te sigamos al calvario, llevando diligentes la cruz de nuestro estado, mereciendo por este medio, una muerte preciosa a tus divinos ojos u después la vida eterna. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

¡Oh dulcísimo Jesús mío, dueño amabilísimo de mi corazón! Por las indecibles penas que como crueles dardos penetraron en tu alma, cuando sentenciado a muerte por pilatos, sufriste increíbles afrentas y desprecios, yo te suplico, bien mío y Padre amorosísimo, recibas mis afectos y el deseo que tengo de desagraviarte, consiguiendo por el recuerdo de tus santísimas llagas, apartar mi corazón de todo afecto terreno, y de todo aquello que te desagrade, para que, despreciando las cosas terrenas, sea una víctima dichosa, digna de disfrutar copiosamente de los soberanos auxilios de tu divina gracia. Amén.

 

Aquí se rezan cinco Padres nuestros, Aves Marías con Gloria Patri, en memoria de las cinco llagas, con las siguientes preces:

 

 

-Por la Llaga de tu pie izquierdo, salvoconducto de los extraviados, concédeme Señor, la gracia (Pida la gracia) que mi alma necesita.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

-Por la Llaga de tu pie derecho, camino de los desterrados, concédeme, Señor, la gracia ardiente que mi alma necesita.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

-Por la Llaga de tu mano izquierda, salud de los enfermos, concédeme Señor, la grande gracia que mi alma necesita.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

-Por la Llaga de tu mano derecha, fortaleza de los débiles, concédeme Señor, la gracia que espero recibir de tu infinita misericordia.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

-Por la Llaga de tu Santísimo Costado, asilo de los atribulados, concédeme Señor, la gracia que espero de tu amor y misericordia.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

(Pídase la gracia)

 

ORACIÓN: Señor mío Jesucristo, humildemente te pido, por tu divino Corazón, por los infinitos méritos de tu preciosísima Sangre, y por tu muerte cruel, me asistas en esta mí urgentísima necesidad. Amén.

 

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Dichosa el alma, que libre del amor del mundo, en tranquila y dulce soledad, contempla tus dolores y tu amor. ¡Oh Jesús! Yo quiero amarte y sacrificarme a tu querer. Si, Jesús mío, aparta mi corazón de todo lo que no sea tu amor, y para mayor gloria tuya y provecho de mi alma, atiende mi oración. Amén.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Piadosísimo Redentor mío, que lleno de ignominias, recorriste las calles de Jerusalén, siendo objeto de escarnios y befa de la plebe enfurecida, desfallecido caíste al suelo bajo el enorme peso de la Cruz, por la memoria de tus amarguras, yo te suplico me veas con ojos de piedad y misericordia, me asistas en todas mis necesidades espirituales y temporales, y hagas que nunca te ofenda y sea yo una de aquellas almas que te sirven con verdad, graba en mi corazón el recuerdo de tu santísima pasión, y baña mi alma con tu preciosísima Sangre, a fin de que, purificada de sus muchas manchas, sea toda tuya, y tu todo mío en el tiempo y en la eternidad. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

Amorosísimo Jesús, Dios de infinita Majestad, que, al morir en el suplicio de la Cruz, dejaste al mundo la más grande prueba de tu amor, haz que no sea infructuosa para mi corazón la consideración de tu muerte. Clavados veo tus pies para esperarme, extendidos tus brazos para abrazarme, inclinada tu cabeza para darme el ósculo de paz, abierto tu corazón para ser mi refugio, a tus pies vengo a postrarme humillado, en tus brazos me arrojo lleno de la más segura confianza, a tu Divino Rostro me acerco aceptando tu amistad y me encierro en tu amante Corazón, para vivir en ti solo, y por ti solo morir. Amén.

 

Ave Sangre de piedad, todo amor y caridad, por el costado abierto de Jesucristo, remédiame esta gran necesidad.

 

ORACIÓN

Corazón agonizante de Jesús, a quien todo poder ha sido dado en el cielo y en la tierra, alivia mis penas, dolores y sufrimientos, tu lo sabes, buen Señor, como sabio y poderoso que eres. En memoria de tu agonía, escúchame, en memoria de la herida que recibiste en la Cruz por nosotros, escúchame. ¡Oh Divino Corazón! No me niegues el dulce consolador favor que te pido, dulce Corazón de María, habla a Jesús por mí. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...