jueves, 19 de noviembre de 2020

MES DE ÁNIMAS - DÍA DIECINUEVE

 


 

DÍA DIEZ Y NUEVE

MEDITACIÓN

Desea Dios que se hagan copiosos sufragios por las almas del Purgatorio

Las almas del Purgatorio fueron en vida obedientes a la ley de Dios, justas en sus obras victoriosas de sus enemigos. De aquí es que el Señor, las ama y las aprecia con indecible cariño y les tiene dispuestas en el cielo, coronas inmarcesibles de gloria. ¡Vías entre tanto, debe portarse con ellas, a manera de un enemigo y castigarlas en ademan inflexible; así es que, dividido entre los rigores de la justicia Y los tiernos impulsos de la misericordia, vuelve alternativamente sus miradas oran a aquellas almas pacientes, ¡ora! á nosotros que podemos darles la libertad, y mientras por exigirlo así su eterna ley, se vuelve airado hacia aquellas, movido de su benéfico corazón se vuelve a nosotros como fuente de toda piedad; mientras a ellas las rechaza, a nosotros nos solicita, nos estimula, nos mueve y llega hasta rogarnos que le libremos de tan penoso contraste, que le hagamos una dulce violencia, que detengamos su diestra armada, que le arrebatemos de ella azote con que hiere y atormenta a aquellas sus queridas esposas. ¿Y podremos nosotros dar a Dios una negativa? ¿De cuánto placer no sirvió a Abraham, forzado a sacrificar a su hijo Isaac, la aparición de aquel ángel propicio que le detuvo la diestra? ¿Cuánto gozo no causó á Saúl su pueblo, cuando con generosa oposición libró de la muerte al valeroso Jonatán? Pue3 mucho más agradaremos nosotros a Dios, cuando vea que nos le oponemos piadosamente en el acto en que atormenta a las almas del Purgatorio, intentando librarlas del pesado azote de su justicia. ¡Mas ay! ¡cuánto el duelo al ver que nos mostramos sordos a su solicitud, é inflexibles a las acerbísimas penas de aquellas sus hijas. No ahí, repite con inconsolables gemidos, por boca de su profeta, no hay un hombre piadoso que se oponga a mis iras y calme los furores de mi justicia. ¿Y podremos nosotros comprender estos afectos del Señor, y quedamos en completa inacción, sin procurar socorro al Purgatorio? Secundemos, pues, ¡oh cristianos! Concluye Job, secundemos las piadosas miras de nuestro celestial soberano, y hagamos todos los esfuerzos posibles, para consolarle en sus queridas hijas. ¿Qué medianero hay más poderoso? ¿Qué intercesor más eficaz? Nosotros, que por necesidad

tenemos que postrarnos tan a menudo a los pies del Altísimo, para impetrar millares de gracias, ¿no le otorgaremos hoy, ésta que nos pide? ¡Ah, no seamos tan insensibles! Hagamos de Dioses con el mismo Dios, y con una generosa copia de sufragios empeñemos de tal manera su bondad, que no nos niegue sus gracias en lo venidero, sino que como lo hizo con el Santo Job, cuando rogaba por sus amigos, nos las redoble y acreciente según su gran misericordia.

 

ORACIÓN

Son para nosotros, ¡oh gran Dios! muy dignas de veneración vuestras voces; son muy dignos de ser cumplidos vuestros deseos. Deseáis vos, y nos pedís, que rescatemos del Purgatorio a las almas, para que vuelen a ser bienaventuradas en vuestro seno. Aquí nos tenéis prontos a empeñarnos de todos modos, en corresponder a los deseos de vuestro corazón. Nada dejaremos por hacer de cuanto pueda contribuir a tan santo fin, y cuando veáis, ¡oh Señor! que nuestra caridad va entibiándose, os pedimos que con vuestra gracia nos enfervoricéis de nuevo, para que podamos finalmente llegar a romper aquellas abrasadas cadenas, y a conseguir con nuestros sufragios la eterna felicidad á vuestras hijas. Amén.

 


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