viernes, 29 de enero de 2021

DEVOCIÓN AL VARÓN DE DOLORES

 


DEVOTO EJERCICIO

PARA VENERAR LOS PADECIMIENTOS DE JESÚS EN EL CAMINO AL MONTE CALVARIO

Escrito por Luis Manrique, Presbítero de la Ciudad de León.

Morelia, año de 1857

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Redentor divino de mi alma, que por la excesiva caridad que me habéis tenido os dignasteis padecer y morir por mí y así librarme de la eterna condenación que justamente merecía por mis pecados. Yo os adoro ¡oh rey del cielo! anonadado por mi amor. Os amo con todo mi corazón; deseo amaros cuanto sois amable, y por qué os amo ¡oh bondad infinita! me pesa de haberos tantas veces ofendido. Quisiera ¡dulce Jesús mío! manifestar con mi sangre mi dolor y mi arrepentimiento! Mas, de qué me serviría ¡oh mi Dios! haceros el sacrificio de mi pobre ser, ¿si vos no lo valorabais con el infinito precio de vuestra preciosa sangre? Confiado pues en esta y en los méritos é intercesión poderosa de la siempre Virgen María nuestra dignísima Madre, espero el perdón de mis pecados, gracia para perseverar en vuestro santo amor y servicio hasta la muerte y conseguir después una dichosa eternidad. Amen.

 

MEDITACIÓN

JESÚS CAMINANDO AL CALVARIO

Alma mía: ¿Quién es ese varón de dolores, llagado desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza? ¿Quién es ese hombre que camina en medio de malhechores cargado con el peso infame de un suplicio? ¿Quién es ese que presenta hoy el espectáculo más triste que han presenciado los siglos en su dilatada carrera? Es el hijo de María, que más hermoso y apacible que la risueña aurora, vio la primera luz en el portal de Belén entre las aclamaciones de los ángeles. Es el verdadero Isaac, que porta sobre sus hombros la leña para el sacrificio. Es el hombre Dios, que va a ofrecerse en holocausto por los pecados del mundo. ¡Ángeles del cielo! ¿Vuestro Rey y mi Señor reducido a tanta miseria? ¿El eterno esplendor de la gloria del Padre, cubierto hoy de confusión y de vergüenza? El que con solo una mirada hace temblar el orbe, ¿cómo es que está hoy rostro por tierra? ¿Qué es esto Dios mío, amor mío, bien mío? ¡Ah dueño de mi alma! confieso que mis pecados son la causa de tantos sufrimientos. Ya, no más pecar, Señor, misericordia mí Dios, misericordia.

 

Se medita un poco, seguida se rezarán tres credos y luego se dirá la siguiente:

 

ORACIÓN

Omnipotente y eterno Dios, que quisiste que nuestro Salvador se vistiese de nuestra carne y sufriese el tormento de la cruz, para que el linaje humano tuviese un modelo de humildad que imitar; concédenos propicio, que, así como celebramos solemnemente la memoria de su Dolorosa pasión, nos aprovechemos de los ejemplos de su admirable paciencia, y merezcamos ser partícipes de la gloria de su resurrección. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amen.

 

 

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

Dios te salve María Santísima Reina de los mártires concebida sin la culpa original. ¿Quién sino vos ¡oh dulcísima María! puede alcanzarme el perdón de mis pecados? Vos sois la Reina y la Madre de la misericordia: usadla pues con este pecador reconciliándome con tu Santísimo Hijo, con quien he roto la amistad por mis pecados. Interpón ¡oh dulce Madre! tu poderoso valimiento en mi favor, y seré eternamente salvo. Así sea.

 

Se rezará una salve y terminará el ejercicio repitiendo por tres veces:

 

L/: María, Reina de los mártires

R/: Ruega por nosotros

 

LAUS DEO

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