CORONA
DOLOROSA DEDICADA A NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE MEXICO
Para
todos los viernes del año y en particular para los de Cuaresma.
Imprenta
de A. Vanegas. Calle Santa Teresa No. 1, México, año 1914.
CORONA
DOLOROSA
Hecha
la señal de la cruz se dirá el acto de contrición.
PRIMER
DOLOR
Se ha
de considerar cuando le anuncio el sacerdote Simeón que su corazón purísimo
había de ser el blanco de la pasión de su querido Hijo.
Virgen y Madre de
Dios
De agudos dolores
llena,
Para que mi alma
se salve
Tomadla por
vuestra cuenta.
Un
Padre nuestro y siete Ave Marías con Gloria Patri.
SEGUNDO
DOLOR
Se ha
de considerar la huida y destierro a Egipto.
Virgen
y Madre, etc.
TERCER
DOLOR
Se ha
de considerar la pérdida por tres días de su Santísimo Hijo en Jerusalén.
Virgen
y Madre, etc.
CUARTO
DOLOR
Se ha
de considerar cuando vio a su Santísimo Hijo con la cruz a cuestas.
Virgen
y Madre, etc.
QUINTO
DOLOR
Se ha
de considerar cuando vio morir a su Santísimo Hijo en la cruz.
Virgen
y Madre, etc.
SEXTO
DOLOR
Se ha
de considerar cuando recibió en sus brazos el Santísimo Cuerpo de su Hijo
difunto.
Virgen
y Madre, etc.
SÉPTIMO
DOLOR
Se ha
de considerar su amarga Soledad después de sepultado su Hijo.
Virgen
y Madre, etc.
Padrenuestro, tres Ave Marías con Gloria
Patri y Salve.
EL
STABAT MATER
CANTICO
PARA LOS DIAS DE PASION
Triste y llorosa
la Madre
Al pie de la Cruz
estaba,
Donde pendiente se
hallaba
El Hijo de su
dolor
Y su corazón
ardiente
Contristado y
dolorido,
Entre el agudo
gemido
Dura espada
traspasó.
¡Oh! Cuánta
congoja y pena
Para la Reina
escogida
En tanto pesar
sumida,
Siendo la Madre de
Dios!
Melancólica y
doliente,
Y en confuso
desaliento,
Del Hijo Excelso
el tormento
Conturbada
lamentó,
¿Quién será el
hombre que pueda
Ver sin llorar
tanto duelo
La Madre del Rey
del cielo
En suplicio tan
atroz?
¿Quién no tiembla
contemplando
Una Madre tan
piadosa
Cerca de la Cruz
llorosa,
Y expirando el
Redentor?
Mira a Jesús
azotado,
Y en aquél trance
violento,
Por los pecados
sin cuento
De su infiel
generación:
Y mira a tan dulce
Hijo,
Desolado y
moribundo,
Espectáculo del
mundo
Causa de tanto
baldón.
Fuente de amor,
Madre mía,
Haced que yo
experimente
Ese dolor tan
vehemente
Y logre llorar con
Vos:
Y que mi pecho se
inunde
En fervorosos
amores,
Sirviendo con mis
dolores
A Cristo, mi
bienhechor.
Haced que con las
sangrientas
Llagas del
Crucificado
Quede igualmente
sellado
Mi rebelde
corazón.
Partid conmigo las
penas
De un Hijo tan
eminente,
Que impecable e
inocente,
Sufrir por mí se
dignó
Haced que mientras
viviese
Os acompañe en el
llanto,
Y con la de Cristo
Santo
Se confunda mi
aflicción.
Al pie de la Cruz
contigo
Quiero vivir,
Madre mía,
Y haceros fiel compañía
En tanta
desolación.
Virgen pura, sobre
todas
Las vírgenes; tu
indulgencia
Me alcance la
preeminencia
De llorar junto a
tu amor.
Haced que lleve
conmigo
De Jesucristo la
muerte,
Y que comparta la
suerte
Y angustias de su
Pasión.
Haced que con sus
heridas
Me sienta yo
vulnerado,
Y que en su Cruz
embriagado
Encuentre la
salvación.
Que de tanto amor
en premio,
Lleno de fe y
esperanza,
El día de la
venganza
Me valga tu
mediación.
La Cruz y muerte
de Cristo
Me sirva de escudo
y guía:
Dándome su valentía
La gracia del
Salvador.
Y cuando el cuerpo
reciba
La ley mortal que
le oprime
Que mi alma se
sublime
Al Dios
remunerador.
Letanía Lauretana.
Una súplica a María Santísima por intención de la persona que arregló este himno
Colaboración de Carlos Villaman.
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