LAS
SIETE PALABRAS DEL SEÑOR DEL BUEN DESPACHO
LAS
SIETE PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, CON ALABANZA AL SEÑOR DEL BUEN
DESPACHO
Imprenta
de A. Vanegas Arroyo, Calle de Santa Teresa Núm. 1, México, año 1899.
PRIMERA
PALABRA
Padre perdónalos porque no saben lo que
hacen.
(LUC., CAP. XXIII, VERS. XLIII.)
¡Santo Dios! Al
esperar
Pues en aquel
estado
Los que te han
crucificado
No queden sin
perdonar,
A más no pueden
llegar
Los extremos de tu
amor,
Pues del indulto,
Señor,
Que les deseas tan
activo,
Das por bastante
motivo
La ignorancia de
un error.
Un Credo.
SEGUNDA
PALABRA
En verdad te digo: Hoy estarás conmigo en
el paraíso.
(LUC., CAP. XXIII, VERS. XLIII.)
Dimas con
conocimiento
De oblación tan
singular,
Ve de la cruz al
altar
E interpone su
memento.
El paraíso en un
momento
Alcanza por
galardón
Preciando de buen
ladrón
Quien después de
mal vivir
Cuando está pronto
a morir
Sabe robar su
perdón.
Un Credo.
TERCERA
PALABRA
Ves ahí a tu madre: Ves ahí a tu Hijo;
(JUAN,
CAP. XIX, VERS. XXVI.)
Hablar el
Crucificado
A María y Juan ha
podido,
Y en lo que les ha
cedido
Resulta Juan
mejorado
Pues visto bien
con cuidado
Lo que les dona
ese día
De Juan a su Madre
fía
La fiel acción, la
ternura,
Y a Juan otorga a
la pura
Maternidad de
María.
Un Credo.
CUARTA
PALABRA
Dios mío, Dios mío ¿porqué me has
desamparado?
(MAT., CAP. XXVII, VERS. XLVI.)
Pendiente ¡oh
Dios! Del madero,
Alzas la voz
compungida,
Al tiempo de estar
tu vida
En el instante postrero,
De su clamor
lastimero
Es el motivo bien
claro,
Pues sientes,
según reparo,
En tormento tan
infiel,
Más que una muerte
cruel,
De tu Padre el
desamparo.
Un Credo.
QUINTA
PALABRA.
Sed tengo,
(JUAN,
CAP. XIX, VERS. XXX.)
Como encanecido va
A morir tu
corazón,
Pides agua por
razón
De lo sediento que
está,
Pides agua y hiel
te da
Del pueblo el
furioso brío;
¡Oh! Si en ardor
tan impío
Con que tus labios
inflamas
Apagan la sed que
clamas,
Que te devora,
¡Dios mío!
Un Credo.
SEXTA
PALABRA.
Todo acabó,
(JUAN,
CAP. XIX, VERS. XXX.)
De modo te
anonadaste
Que cuando al
mundo viniste
En un pesebre
naciste,
En una cruz
expiraste,
El resto a tu amor
echaste
Lleno de Santa
aflicción,
Pues con la
satisfacción
De ser tu sangre
sagrada
La que dejó
consumada
La obra de la
redención.
Un Credo.
SEPTIMA
PALABRA.
Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu.
(LUC., CAP. XXIII, VERS. XLVI.)
¡Qué! ¡ya expiras!
¿Quién fuera,
Quién fuera tan
venturoso,
Que en ese seno
piadoso
Depositado
muriera?
No mueras aún…
espera…
Dulcísimo
Redentor,
Mas ¡ay!, que a
tanto dolor
Sin tener ya
movimiento,
Rindes el último
aliento
En las manos del
Señor.
Un Credo.
ALABANZAS
AL SEÑOR DEL BUEN DESPACHO.
¡Oh,
del Buen Despacho,
Prodigioso
Cristo!
Mil
gracias te damos
Por tus
beneficios.
Tú eres el piloto
Del frágil navío,
Que los mares
surca
Sin correr
peligro.
Los males acaban
Siempre que
contritos,
Ansiosos volemos
A buscar tu
abrigo.
Cualquier epidemia
Cede a los
suspiros
De los que te
invocan
Con tiernos
gemidos.
No turbe el reposo
De tus caros
hijos,
La discordia fiera
Monstruo
del abismo.
Tú nos
alimentas,
Nos das
el vestido,
Por ti
nos movemos
Y por
ti vivimos.
Y pues
nos dispensas
Bienes
infinitos,
¡Oh,
Señor! Escucha
Lo que
ahora pedimos.
Al
pastor supremo
Del
cristiano aprisco,
Cubre
con las alas
De tu
patrocinio.
A tu
vuelo excelso
Sacerdotes
dignos
Se
encienden las almas
En tu
amor divino.
Bajo
ellas repose
El
gobierno digno,
Que por
tus piedades
Nos ha
concedido.
Y
mientras al cielo
Llegamos
unidos,
Conduce
mis pasos
Por
santos caminos.
Adiós,
Padre Santo,
Dulce
compasivo,
Llévanos
al puerto
De tus
escogidos.
Tu
piadoso apagas
El rayo
encendido
Que por
delincuentes
Debía
consumirnos.
A los
caminantes
Protege
propicio,
Y a los
labradores
Da
frutos óptimos.
Los
reyes, los jueces
Sean al
punto escritos
De tu
gran clemencia
En el
Santo Libro.
A los
militares
Y demás
ministros
Ciñe
con laureles
Todos sus
sentidos.
Conduce
las almas
Por un
mar tranquilo
Condúcelas
siempre
Hasta
su destino.
A los
comerciantes
¡Oh,
Jesús divino!
Aumenta
su acierto
En el
trato y giro.
Tu amor
y tu gracia
A los
fieles vivos,
Y a los
difuntos
Tu
reino divino.
A los
artesanos
En
trabajos nimios,
Sus
brazos fomenta
En
últil servicio.
Libertad
al preso,
Al
doliente alivio,
Al
huérfano amparo,
Socorro
al mendigo.
Y
estando en la gloria,
Tus
amados hijos,
Seremos
dichosos
Por
todos los siglos.
¡Oh
del Buen Despacho
Prodigioso
Cristo!
Mil
gracias te damos
Por tus
beneficios.
Santo
Dios,
Santo
Fuerte,
Santo
Inmortal,
Líbranos,
Señor,
De todo
mal.
LAUS DEO
Colaboración de Carlos Vilaman
No hay comentarios:
Publicar un comentario