CONSIDERACION VIII.
Aunque
no se sabe qué edad tendría señor san José cuando se desposó con la santísima
Virgen, pero sí puede afirmarse, sin nota de temeridad, que no era anciano: así
lo persuaden poderosos motivos, no despreciables a los ojos de los hombres de
sano criterio. En efecto, convenía que en aquellos desposorios se guardara
entre los esposos aquella proporción que, según el uso y la costumbre, se suele
observar; y como la santísima Virgen se desposó jovencita aun, no parecía
proporcionado su enlace con un anciano. Y si atendemos al designio del cielo en
este matrimonio, más se robustece esta razonable conjetura: porque no era
posible mantenerse ileso el honor y fama de María al ser Madre de Jesús, si se
hubiera casado con un hombre por su vejez incapaz de generación, que ni podía
haberla valido en la huida tan larga, penosa y difícil a Egipto, y en otros
trabajos que pedían robustez, vigor y sanidad (incompatibles con la ancianidad)
para afrontarlos, cuánto más para prestar protección en ellos a una débil
doncellita y a un tierno niño. La misma Escritura Sagrada está en algún modo de
parte de la edad varonil de José a la época de sus desposorios, los cuales,
delineándolos Isaías, se expresaba así: y vivirá un joven con una Virgen. Es,
pues, de presumir que José seria hombre de treinta o cuarenta años, cuando
felizmente contrajo matrimonio con la purísima y siempre Virgen María.
ORACION
Oh
dichoso Patriarca, cuya recta y pura intención siempre te hizo dirigir tus
obras a la mayor gloria de Dios; yo humildemente te ruego que me alcances una
intención semejante, para que, normando por ella mis acciones, su Majestad me
continúe los socorros de su gracia, con los que me santifique en esta vida para
después alabarte en el cielo. Amén
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