CONSIDERACION XXVIII.
El
señor san José, según las tradiciones más constantes, murió el 19 de marzo en
Jerusalén, habiendo ido, como era costumbre entre los hebreos, a presentarse al
Señor en el Templo en el día solemne de la Pascua. No constan ni se puede
conjeturar los años que sobrevivió san José después que, hallado el Niño en el
Templo, se volvió a Nazaret; pero generalmente se cree que murió poco antes de
que Cristo diese principio a su predicación, porque es creíble que hubo de
mantener a Jesús hasta los treinta años de su edad, en que había de dar principio
a la predicación del Evangelio. Su muerte se cree causada de aquel amor divino
que le inspiraban María con sus ejemplos y el hombre Dios con su presencia, los
cuales le asistieron en su apacible tránsito, como lo canta la Iglesia en sus himnos,
y le cerraron con sus manos sacrosantas los ojos, derramando al mismo tiempo
las lágrimas del amor sobre sus despojos mortales; de tal suerte que dirían los
judíos, con más razón que después en la muerte de Lázaro: mirad cómo (Jesús
y María) le amaban.
ORACION
Oh
felicísimo Patriarca, que tuviste la suerte de que te asistiesen en tu agonía
Jesús y María su santa Madre: yo te suplico que en mis últimos momentos me
asistas tú con Jesús y María, para que, acabando la vida en paz, la acabe amándoos
con todo mi corazón y en gracia de Dios. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario