domingo, 28 de marzo de 2021

TREINTA DE MES A SAN JERÓNIMO


DEVOCIÓN PARA EL DÍA TREINTA DE CADA MES A SAN JERÓNIMO

 

ORACIÓN Y ALABANZA AL GRAN PADRE Y DOCTOR MÁXIMO

DE LA RELIGIÓN CATÓLICA SAN JERÓNIMO.

 

DEVOCIÓN PARA EL DÍA 30 DE CADA MES.

 

México, Imprenta de Antonio Vanegas Arroyo,

Calle de Santa Teresa Número 1. Año 1903.

 

NOTICIA DE LA VIDA DE SAN JERÓNIMO

El insigne Máximo y Padre de la Iglesia Católica, nació en Estridón en el año 340. Rico y poderoso, dejóse llevar en su juventud por los desórdenes que el mundo le ofrecía; pero bien pronto volvió a Dios sus ojos y para purgar sus pecados, se retiró a un desierto de Palestina y allí lloró tanto y tanto mortificó su cuerpo con ayunos y privaciones, que Dios le concedió la pureza que solicitaba prestando desde entonces inmensos servicios a la Iglesia y muriendo con la mayor santidad.

 

El día 30 es el señalado por la Iglesia para conmemorar las virtudes del Santo y por lo mismo es conveniente practicar la devoción de encomendarnos a tan eminente Santo para alcanzar las virtudes de que él fue patente ejemplo, procurando ante todo la salvación del alma a cuyo fin debemos mortificar el cuerpo, dominando las pasiones y disponiéndonos a la muerte, y pues este momento ha de llegar, que el trance nos encuentre preparados para poder ofrecer a Dios el alma que de Él recibimos lo más purificada que sea posible.

 

Así, pues, se rezarán en honor del Santo tres Padre Nuestros y Ave Marías gloriados y la siguiente:

 

ORACIÓN

Santísimo Padre y Doctor San Jerónimo: yo el menor de vuestros devotos me presento a vos lleno de confusión y asombro por ver lo desarreglado de mi vida, el descuido que he tenido de mi salvación y casi total abandono de mi alma. Encantado con las apariencias del mundo, ofuscado con las tentaciones del demonio, me he pasado los mejores años de mi vida obedeciendo a mis pasiones y desobedeciendo a Dios, sin tener otra mira ni otra atención que darme gusto y seguir mi inclinación. ¡Qué amargura sentirá mi pobre alma al ver empleada su vida en servir a sus apetitos y en nada a Dios! ¡Qué despecho al conocer que ya no hay tiempo de remediar el mal que se hizo sino con un arrepentimiento, quizá estéril y sin provecho; por no nacer de verdadera contrición y dolor! ¡Oh, y con qué semblante pediré el cielo, a un Dios a quien casi toda mi vida he despreciado y ofendido! ¡Con qué ánimo podré prometerme la gloria que jamás procuré merecerme! Santo mío, este rayo de luz con que el Señor misericordiosamente me alumbra, no se pase sin fruto como tantos otros se han pasado por mi insensibilidad y pereza. Alcánzame del Señor que acierte a aprovecharme comenzando desde ahora una vida cual querré y desearé haber tenido en la hora de mi muerte, para cuyo trance imploro desde este punto tu favor y te pido tu asistencia, con la cual, libre de los asaltos del demonio, y fortalecido con la sólida confianza en la misericordia de Dios, salga en paz de este mundo, y pase a acompañarte en el cielo, en donde alabe, ame y goce del Supremo bien, mi Dios Trino y Uno, que vive y reina por todos los siglos. Amén.

 

 

ALABADO A SAN JERÓNIMO

Señor San Jerónimo

De Dios fuiste enviado

Para librar a las almas

Que están en pecado.

 

Hombres y mujeres

Que están alabando,

Señor San Gerónimo

Los está acompañando.

 

Miren, pecadores

Este relicario,

Señor San Jerónimo

Los lleve al Calvario.

 

Se deshojó una flor

Para su camino,

Señor San Jerónimo

Sea su padrino.

 

Qué linda flor

Nos mandó el Señor,

Para librar esta alma

De este pecador.

 

Hoy tiembla en infierno

De oír esta voz,

Señor San Jerónimo

La lleve con Dios.

 

Ya el alma se va

Ya va caminando,

Señor San Jerónimo

La va acompañando.

 

Señor San Jerónimo

De Dios es propicio,

Yo temo llegar

A este día del Juicio.

 

Señor San Jerónimo,

Lindo y milagroso,

Tú llevas las almas

Al Dios poderoso.

 

Señor San Jerónimo,

Lindo y potentado,

A rendir la cuenta

De lo mal pagado.

 

Señor San Jerónimo,

Ruégale a San Pedro

Que me abra la puerta

Para entrar al cielo.

 

Almas pues a Dios,

A Dios pediremos

Que nos dé el descanso

Por siglos enteros.

 

 Colaboración de Carlos Villaman

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