DEVOCIÓN
PARA EL DÍA TREINTA DE CADA MES A SAN JERÓNIMO
ORACIÓN
Y ALABANZA AL GRAN PADRE Y DOCTOR MÁXIMO
DE LA
RELIGIÓN CATÓLICA SAN JERÓNIMO.
DEVOCIÓN
PARA EL DÍA 30 DE CADA MES.
México,
Imprenta de Antonio Vanegas Arroyo,
Calle
de Santa Teresa Número 1. Año 1903.
NOTICIA
DE LA VIDA DE SAN JERÓNIMO
El
insigne Máximo y Padre de la Iglesia Católica, nació en Estridón en el año 340.
Rico y poderoso, dejóse llevar en su juventud por los desórdenes que el mundo
le ofrecía; pero bien pronto volvió a Dios sus ojos y para purgar sus pecados,
se retiró a un desierto de Palestina y allí lloró tanto y tanto mortificó su
cuerpo con ayunos y privaciones, que Dios le concedió la pureza que solicitaba
prestando desde entonces inmensos servicios a la Iglesia y muriendo con la
mayor santidad.
El día
30 es el señalado por la Iglesia para conmemorar las virtudes del Santo y por
lo mismo es conveniente practicar la devoción de encomendarnos a tan eminente
Santo para alcanzar las virtudes de que él fue patente ejemplo, procurando ante
todo la salvación del alma a cuyo fin debemos mortificar el cuerpo, dominando
las pasiones y disponiéndonos a la muerte, y pues este momento ha de llegar,
que el trance nos encuentre preparados para poder ofrecer a Dios el alma que de
Él recibimos lo más purificada que sea posible.
Así, pues, se rezarán en honor del Santo tres Padre
Nuestros y Ave Marías gloriados y la siguiente:
ORACIÓN
Santísimo
Padre y Doctor San Jerónimo: yo el menor de vuestros devotos me presento a vos
lleno de confusión y asombro por ver lo desarreglado de mi vida, el descuido
que he tenido de mi salvación y casi total abandono de mi alma. Encantado con
las apariencias del mundo, ofuscado con las tentaciones del demonio, me he
pasado los mejores años de mi vida obedeciendo a mis pasiones y desobedeciendo
a Dios, sin tener otra mira ni otra atención que darme gusto y seguir mi
inclinación. ¡Qué amargura sentirá mi pobre alma al ver empleada su vida en
servir a sus apetitos y en nada a Dios! ¡Qué despecho al conocer que ya no hay
tiempo de remediar el mal que se hizo sino con un arrepentimiento, quizá
estéril y sin provecho; por no nacer de verdadera contrición y dolor! ¡Oh, y
con qué semblante pediré el cielo, a un Dios a quien casi toda mi vida he
despreciado y ofendido! ¡Con qué ánimo podré prometerme la gloria que jamás
procuré merecerme! Santo mío, este rayo de luz con que el Señor
misericordiosamente me alumbra, no se pase sin fruto como tantos otros se han
pasado por mi insensibilidad y pereza. Alcánzame del Señor que acierte a
aprovecharme comenzando desde ahora una vida cual querré y desearé haber tenido
en la hora de mi muerte, para cuyo trance imploro desde este punto tu favor y
te pido tu asistencia, con la cual, libre de los asaltos del demonio, y
fortalecido con la sólida confianza en la misericordia de Dios, salga en paz de
este mundo, y pase a acompañarte en el cielo, en donde alabe, ame y goce del
Supremo bien, mi Dios Trino y Uno, que vive y reina por todos los siglos. Amén.
ALABADO A SAN JERÓNIMO
Señor
San Jerónimo
De Dios
fuiste enviado
Para
librar a las almas
Que
están en pecado.
Hombres y mujeres
Que están
alabando,
Señor San Gerónimo
Los está
acompañando.
Miren, pecadores
Este relicario,
Señor San Jerónimo
Los lleve al
Calvario.
Se deshojó una
flor
Para su camino,
Señor San Jerónimo
Sea su padrino.
Qué linda flor
Nos mandó el
Señor,
Para librar esta
alma
De este pecador.
Hoy tiembla en
infierno
De oír esta voz,
Señor San Jerónimo
La lleve con Dios.
Ya el alma se va
Ya va caminando,
Señor San Jerónimo
La va acompañando.
Señor San Jerónimo
De Dios es
propicio,
Yo temo llegar
A este día del
Juicio.
Señor San Jerónimo,
Lindo y milagroso,
Tú llevas las
almas
Al Dios poderoso.
Señor San Jerónimo,
Lindo y potentado,
A rendir la cuenta
De lo mal pagado.
Señor San Jerónimo,
Ruégale a San
Pedro
Que me abra la
puerta
Para entrar al
cielo.
Almas pues a Dios,
A Dios pediremos
Que nos dé el
descanso
Por siglos enteros.
Colaboración de Carlos Villaman
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