CUARENTENA EN OBSEQUIO DE LA GLORIOSA VIRGEN SANTA GERTRUDIS
Nuevamente jurada Patrona de la Ciudad de los Ángeles, el día sábado 11 de julio de 1747
Reimpresa
en la Puebla de los Ángeles
Por los
Herederos de la Viuda de Miguel de Ortega, en el portal de las flores. Año de
1724
MODO
Puesta
la persona delante de alguna imagen o estampa de la gloriosa Santa Gertrudis, o
si no lo hubiere, inclinando el cuerpo y el corazón al Sagrario más inmediato, que
es el nido donde se arrulla esta candidísima Paloma, dirás las oraciones
siguientes:
ORACIÓN
PRIMERA
¡Dulcísimo Niño Jesús! Que no satisfecho con solo haber escogido el Corazón de Gertrudis, de tal manera que en toda su larga vida no faltase de él, ni el tiempo que importa un pestañar, la quisiste favorecer también, incorporándote en sus amorosas entrañas, en aquel modo que solo tu comprendes, válganme los afectos con que correspondió a tus finezas, para que entrañes en mi un verdadero dolor de mis pecados, y un sumo agradecimientos a tus misericordias. No, Niño de mi vida, no te apartes jamás de mí, ni me niegues lo que en esta cuarentena te pido, por el corazón de tu esposa, a quien suplico enderece mi petición a lo que sea de tu mayor agrado. Amén.
Aquí se
reza el primer día un Padre nuestro, Ave María y Gloria, el segundo día dos, el
tercero tres, y así sucesivamente hasta llegar a cuarenta.
ORACIÓN
SEGUNDA
Dulcísima Gertrudis, toda llena de Dios, Dios en tu corazón, Dios en tus labios, Dios en tus pechos, Dios en tus entrañas, ¿Qué le pedirás a Dios, que no te conceda? Y más, habiéndote asegurado, que tu gusto ha de ser la medida de sus misericordias. Ea, Patrona mía, aquí de tu clemencia: No he de ser yo el único que te busque, y no te hallo si soy pecador, por eso mismo me has de mirar con ternura. Alcánzame el consuelo que necesito en la aflicción presente, oye mis ruegos y dale a Dios la gloria de amparar a quien lo merece.
Aquí,
avivando la confianza todo lo posible, se hace la petición y se concluye con la
oración siguiente:
ORACIÓN
ÚLTIMA
Salúdote Castísimo Corazón de Gertrudis, Archivo de los secretos de Dios, Paraíso de los deleites de Cristo, Fragua de los más leales afectos, Cuna donde le Niño amor se mecía, hasta llegar a mamar la milagrosa leche de tus candidísimos pechos: Ampara pues, Santa mía, a quien así te saluda, y humildemente confiado se entrega todo a la protección de tu gran valimiento. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario