MES
DEVOTO
A HONRA
DE LOS DOCE AMADOS DISCÍPULOS DE CRISTO NUESTRO SEÑOR
LOS
SANTO APÓSTOLES
PRÍNCIPES
Y FUNDAMENTOS DE LA CATÓLICA IGLESIA
Devoción
muy útil y provechosa para alcanzar salud de alma y cuerpo, y socorro en
nuestras necesidades.
Dispuesto
por D. José Casimiro Gutiérrez de Huesca
Reimpresa
en la Puebla de los Ángeles
Por los
Herederos de la Viuda de Miguel de Ortega, en el portal de las flores. Año de
1776
ORDEN Y
MÉTODO
Puede hacerse en cualquier época del año, según lo pida la necesidad de los devotos, para cuyo remedio se recurre al patrocinio apostólico, pero más a propósito, parece comenzarlo el día primero de cada mes y acabarlo el ultimo del mismo, confesando y comulgando el día en que se diere principio a esta devoción y el día que se finalizare, o más, a dirección del Padre espiritual. Este mes se reduce a tres oraciones, que son: el acto de contrición, luego se rezarán los credos (como se verá más adelante) los que acabados se reza la deprecación a María Santísima, y acabándose esta se reza todos los días una salve y se hace la petición, acabada se dice la de los Santos Apóstoles, que es con la que se da fin. Pero los devotos que quisieran pueden rezar los gozos, para con ellos obligar a mas a nuestros santos, a que interpongan sus ruegos con Dios nuestro Señor, para alcanzar el socorro de la necesidad con que recurrimos.
Puestos
de rodillas delante de la imagen de Cristo, o de los Doce Apóstoles, después de
haberse signado, se dice lo siguiente:
ACTO DE
CONTRICIÓN
Omnipotente, Sabio, Poderoso, Misericordioso y Providentísimo Dios, Criador de todas las cosas, que las riges y gobiernas con providencia inescrutable, humildemente postrado ante el real acatamiento de tu Majestad Soberana, te pido y ruego por la Sangre preciosísima de tu Hijo Santísimo, por la Pasión y Muerte que por mi padeció, por los méritos de su vida y los de la Santísima Virgen María, mi Señora, te dignes de concederme un dolor verdadero de mis culpas, para que, arrepintiéndome de mis culpas, para que arrepintiéndome de todas ellas, quede mi alma limpia y sea estimulada al candor de la inocencia y libre de la fealdad del pecado, para que de ese modo viva siempre en gracia y como quien ha de morir. También te pido que te dignes de concederme el favor que en esta devoción pretendo, por la intercesión de los Santos Apóstoles, tus queridos y amados Discípulos, a quienes suplico enderecen mi petición a lo que sea más del agrado de tu Majestad Divina, bien y aprovechamiento de mi alma. Amén.
Aquí se
reza el primer día un Credo, el segundo dos, el tercero tres, y así se van
aumentando hasta rezar tantos cuantos son los días del mes, y acabado el credo
del día correspondiente se dice lo siguiente:
ORACIÓN
¡Oh Emperatriz Soberana! Reina y Señora del Universo, Madre del Redentor de las almas, refugio y asilo de los desamparados, a quien la Majestad Divina se ha dignado de dotar de tantas prerrogativas, cuales no ha gozado ni gozará jamás criatura alguna: te ruego, Señora mía, por todas ellas que te dignes de mirarme con los benignísimos de Madre, intercediendo por mí con tu Hijo Santísimo, especialmente en el trance riguroso de la muerte, y en esta aflicción con que vengo al amparo de tu majestad: halle Señora, el consuelo que necesito, si conviene a la mayor gloria de Dios nuestro Señor, tuya y bien de mi alma. Amén.
Se reza
una Salve a la Santísima Virgen María, y luego se hace la petición, pidiendo
cada uno con humildad profunda lo que se desea, y luego la siguiente:
ORACIÓN
¡Oh
Gloriosísimo Apostolado de Cristo nuestro Señor! sagrados héroes de la gracia,
Príncipes y fundamentos de la Iglesia Santa, ministros idóneos de su Evangelio,
fidelísimos pensadores de los soberanos misterios y sacramentos con que
enriqueció la Iglesia que adquirió con su Sangre preciosísima, arcas en quienes
Dios depositó el remedio de los necesitados de cuerpo y alma, a vuestro
patrocinio llego confiado, en que intercederéis por todos los que en vuestro
honor hacemos este mes, para que esta necesidad con que recurrimos a vuestro
amparo sea socorrida, y que a la hora de nuestra muerte no nos desamparéis,
para que en el instante en que se aparten nuestras almas de nuestros cuerpos,
sean por vuestras manos presentadas en el Tribunal de la Santísima Trinidad, y
que así logremos entrar en la posesión de la Gloria, en donde en vuestra
compañía, alabemos a Dios nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.
GOZOS
Pues vuestros
sacros honores
Resuena
el metro sonoro:
Rogad por los pecadores.
En vuestra
virtud constante
Se afianza
y asegura
La fábrica
y hermosura
De la
Iglesia Militante,
Siempre
quedará triunfante
Del infierno
y sus horrores:
Con vuestra
sangre vertida
Se fecunda
hermosa planta
Y viña
la Iglesia Santa,
Siempre
abundante y crecida
Con tal
riego enriquecida
Se conserva
en sus verdores:
Sois príncipes
eminentes
Capitanes
esforzados,
Del cielo,
invictos soldados,
De la
Iglesia Presidentes,
Sois sus
Astros refulgentes
Y luminarias
mayores:
Con vuestra
luz se ilumina
De la
verdad la columna,
Como el
sol la luna,
Brilla con
vuestra doctrina,
A todo
el mundo encamina
Y lo
preserva de errores:
Jesús
os formó Corderos,
Y como
fuertes leones
Vencisteis
los escuadrones,
De los
lobos carniceros,
De los
tiranos más fieros
Quebrantasteis
los furores:
Por los
jueces os ha nombrado
El Sumo
Rey de los Reyes
Para ejecutar
sus leyes
En el
supremo juzgado,
En todo
os ha confiado
La gloria
de sus honores:
Abrís las
puertas del Cielo
A todos
los hombres dignos,
Y las
cierra a los indignos
El ardor
de vuestro celo,
Seguro tiene
el consuelo
Quien logra
vuestros favores:
Con la
obediencia debida
Se rinden
luego veloces,
De vuestro
imperio a las voces
El mal,
salud, muerte y vida,
Tanto prodigio
convida
A esperar
bienes mayores:
Pues estas
sacras memorias
Exaltan
vuestros blasones,
Moved nuestros
corazones
Para seguir
vuestras glorias,
Vuestras
sagradas victorias
Alientan
nuestros temores:
Y pues
de tantos loores
Es digno
vuestro decoro:
Sacro
Apostólico Coro
Rogad por los pecadores.
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