DEVOCIÓN
EN HONOR DE LAS CONGOJAS QUE PADECIÓN EL CORAZÓN DE SAN JOSÉ
EN LOS RECELOS DE SU DIVINA ESPOSA, ANTES QUE EL CIELO LE REVELARA EL SOBERANO MISTERIO DE LA ENCARNACION DEL DIVINO VERBO
Dispuesta por un Sacerdote del Obispado de Puebla
MOTIVO
DE ESTA DEVOCIÓN
Es gran
consuelo a un espíritu atribulado, y que necesita de remedio en su aflicción,
sabe que quien es poderoso para socorrerlo ha experimentado y llevado sobre si
la cruz del padecer. Es grande la confianza que sobre el poder y querer añade
esta experiencia, y hace creer que ella ha de excitar y avivar la compasión y
lástima de aquel a quien se recurre. ¿Quién más atribulado que Señor San José
en sus recelos? ¿Qué corazón más rodeado de congojas? Ves aquí, cristiano, el
remedio de las tuyas, sean las que fueren, ves aquí el motivo grande para
llenar tu corazón de la más segura confianza: José tiene poder y voluntad para
socorrerte, él fue atribulado, tu necesitas de consuelo, si careces de en tus
aflicciones es por tu omisión en acogerte a su patrocinio: invócalo, que ciertamente
te remediará, y para obligarlo, rézale siete Padres nuestros y Aves Marías, y
después la siguiente:
ORACIÓN
¡Oh José justísimo! ¡Oh Patriarca Santo! ¡Oh
Varón Celestial adornado de la más invencible fortaleza! ¡Que congojas! ¡Que
tribulaciones! ¡Que penas tan agudas combatieron tu generoso y noble Corazón, a
vista de la preñez de tu Divina Esposa la Virgen María! disponiendo el cielo
que estas penetraran lo más íntimo de tu Espíritu, hasta que llegara el tiempo
determinado por Dios para que se te revelara el Misterio de la Encarnación del
Verbo en sus virginales entrañas, para el remedio de los mortales. ¡Oh Corazón Afligidísimo
de José! ¡Oh Espíritu de José, sumamente combatido! solo a ti pudo fijar la Divina Providencia semejante
tormento, y solo a ti también tanto colmo de merecimiento y de gracia. Te probó
Dios, se confirmó tu fidelidad y amor para con tu dulcísima Esposa, a vista de
los más terribles escuadrones de penas, siendo esta última prueba que se
acrisolaría en los ojos de Dios, y declarará digno de ser Nuncio, Hayo,
Protector, Custodio, Defensor y Padre putativo del mismo Dios hecho hombre: Yo
pues, José admirabilísimo, mirado mi flaqueza y mi pobre corazón, por todas partes
combatido de enemigos, de tentaciones, de penas y de peligros, ¿a quien he de
llamar sino a ti, que como poderoso y experimentado sabrás compadecerte de mis
muchas miserias y remediarlas compasivo? A ti, en fin, consuelo de atribulados,
remedio de los desvalidos, y seguro asilo de los que te invocan, a ti, José
dulcísimo, abogado mío, recurro en mis trabajos. Tu conoces en Dios las aflicciones
de mi corazón, y las necesidades de mi alma, consuélame, puesto que mi
confianza y amor para contigo debe obligarte a que me socorras. Así te lo pido,
con la mayor humildad, por estas penas que padeciste, y por el gozo que inundó
tu Santísimo Corazón y Alma, cuando el Ángel del Señor, desvaneció todos tus
temores, declarándote la mayor exaltación que gozaste en la tierra, y gozas ahora
en el cielo desde el Trono sublime de tu gloria, pon esos tus ojos amabilísimos
sobre este humilde hijo y devoto. Dígnate de recibir benignamente el pequeño
obsequio que te eh ofrecido de siete Padres nuestros y siete Aves Marías, en
honra de tus aflicciones, para que tu remedies las que me cercan, con la
compasión con que acostumbras mirar a los afligidos. Como te lo pido así lo
espero, para que pueda, con el mayor regocijo de mi corazón, cantar en el
tiempo y en la eternidad, espero en José, mi abogado dulcísimo y no quede
confundido. Amén.
ALABADO
Sea
bendito y alabado
el
Santísimo José,
porque del
Eterno Padre
en el
mundo imagen fue.
Sea
eternamente alabado,
porque
con sumo placer,
fue
venerado por Padre
del
Verbo Eterno también.
Sea
bendito y alabado,
porque
sustito es
del
Espíritu Divino,
guardándole
entera fé.
Sea mil
veces alabado,
pues mereció
el sumo bien
de
haber sido amante esposo,
de la
más pura Mujer.
Sea
bendito y alabado,
porque
supo mantener
a Jesús
Niño y su Madre,
sin
ahorro del padecer.
Sea
bendito y alabado
pues
para tan alto ser,
Dios
entre millas de hombres
a José
quiso escoger.
Sea en
el cielo y tierra alabado
a pesar
de Lucifer,
por los
siglos de los siglos
el
Santo Patriarca. Amén.
JACULATORIA
Bendita
sea la grandeza
que el
Señor te concedió,
pues
por Esposa te dio
a la Celestial
Princesa.
Por
dignidad tan excelsa
José,
esposo de María,
te pido
desde este día
con
todo mi corazón,
que me
veas compasión
y asistas en mi agonía.
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