martes, 20 de abril de 2021

DEVOCIÓN A LOS DOLORES DEL CORAZÓN DE SAN JOSÉ


DEVOCIÓN EN HONOR DE LAS CONGOJAS QUE PADECIÓN EL CORAZÓN DE SAN JOSÉ

EN LOS RECELOS DE SU DIVINA ESPOSA, ANTES QUE EL CIELO LE REVELARA EL SOBERANO MISTERIO DE LA ENCARNACION DEL DIVINO VERBO

Dispuesta por un Sacerdote del Obispado de Puebla

MOTIVO DE ESTA DEVOCIÓN

Es gran consuelo a un espíritu atribulado, y que necesita de remedio en su aflicción, sabe que quien es poderoso para socorrerlo ha experimentado y llevado sobre si la cruz del padecer. Es grande la confianza que sobre el poder y querer añade esta experiencia, y hace creer que ella ha de excitar y avivar la compasión y lástima de aquel a quien se recurre. ¿Quién más atribulado que Señor San José en sus recelos? ¿Qué corazón más rodeado de congojas? Ves aquí, cristiano, el remedio de las tuyas, sean las que fueren, ves aquí el motivo grande para llenar tu corazón de la más segura confianza: José tiene poder y voluntad para socorrerte, él fue atribulado, tu necesitas de consuelo, si careces de en tus aflicciones es por tu omisión en acogerte a su patrocinio: invócalo, que ciertamente te remediará, y para obligarlo, rézale siete Padres nuestros y Aves Marías, y después la siguiente:

 

ORACIÓN

 ¡Oh José justísimo! ¡Oh Patriarca Santo! ¡Oh Varón Celestial adornado de la más invencible fortaleza! ¡Que congojas! ¡Que tribulaciones! ¡Que penas tan agudas combatieron tu generoso y noble Corazón, a vista de la preñez de tu Divina Esposa la Virgen María! disponiendo el cielo que estas penetraran lo más íntimo de tu Espíritu, hasta que llegara el tiempo determinado por Dios para que se te revelara el Misterio de la Encarnación del Verbo en sus virginales entrañas, para el remedio de los mortales. ¡Oh Corazón Afligidísimo de José! ¡Oh Espíritu de José, sumamente combatido!  solo a ti pudo fijar la Divina Providencia semejante tormento, y solo a ti también tanto colmo de merecimiento y de gracia. Te probó Dios, se confirmó tu fidelidad y amor para con tu dulcísima Esposa, a vista de los más terribles escuadrones de penas, siendo esta última prueba que se acrisolaría en los ojos de Dios, y declarará digno de ser Nuncio, Hayo, Protector, Custodio, Defensor y Padre putativo del mismo Dios hecho hombre: Yo pues, José admirabilísimo, mirado mi flaqueza y mi pobre corazón, por todas partes combatido de enemigos, de tentaciones, de penas y de peligros, ¿a quien he de llamar sino a ti, que como poderoso y experimentado sabrás compadecerte de mis muchas miserias y remediarlas compasivo? A ti, en fin, consuelo de atribulados, remedio de los desvalidos, y seguro asilo de los que te invocan, a ti, José dulcísimo, abogado mío, recurro en mis trabajos. Tu conoces en Dios las aflicciones de mi corazón, y las necesidades de mi alma, consuélame, puesto que mi confianza y amor para contigo debe obligarte a que me socorras. Así te lo pido, con la mayor humildad, por estas penas que padeciste, y por el gozo que inundó tu Santísimo Corazón y Alma, cuando el Ángel del Señor, desvaneció todos tus temores, declarándote la mayor exaltación que gozaste en la tierra, y gozas ahora en el cielo desde el Trono sublime de tu gloria, pon esos tus ojos amabilísimos sobre este humilde hijo y devoto. Dígnate de recibir benignamente el pequeño obsequio que te eh ofrecido de siete Padres nuestros y siete Aves Marías, en honra de tus aflicciones, para que tu remedies las que me cercan, con la compasión con que acostumbras mirar a los afligidos. Como te lo pido así lo espero, para que pueda, con el mayor regocijo de mi corazón, cantar en el tiempo y en la eternidad, espero en José, mi abogado dulcísimo y no quede confundido. Amén.

 

ALABADO

Sea bendito y alabado

el Santísimo José,

porque del Eterno Padre

en el mundo imagen fue.

 

Sea eternamente alabado,

porque con sumo placer,

fue venerado por Padre

del Verbo Eterno también.

 

Sea bendito y alabado,

porque sustito es

del Espíritu Divino,

guardándole entera fé.

 

Sea mil veces alabado,

pues mereció el sumo bien

de haber sido amante esposo,

de la más pura Mujer.

 

Sea bendito y alabado,

porque supo mantener

a Jesús Niño y su Madre,

sin ahorro del padecer.

 

Sea bendito y alabado

pues para tan alto ser,

Dios entre millas de hombres

a José quiso escoger.

 

Sea en el cielo y tierra alabado

a pesar de Lucifer,

por los siglos de los siglos

el Santo Patriarca. Amén.

 

 

JACULATORIA

Bendita sea la grandeza

que el Señor te concedió,

pues por Esposa te dio

a la Celestial Princesa.

 

Por dignidad tan excelsa

José, esposo de María,

te pido desde este día

con todo mi corazón,

que me veas compasión

y asistas en mi agonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...