DÍA
VEINTE Y NUEVE DE CADA MES
CELEBRADO CON PARTICULAR DEVOCIÓN EN HONRA Y CULTO DE LA GLORIOSA SANTA CATALINA DE SIENA
Con
licencia en el Colegio Real de San Ignacio de la Puebla
año de 1766
ADVERTENCIA
En este día será bueno confesarse y comulgar, oír misa y ofrecerlo todo a Dios por mano de Santa Catalina. Se leerá también esta devoción, a fin de encenderse en la devoción a la Santa, procurando enmendar nuestras vidas a vista de la suya, para alcanzar por su intercesión, el vivir de modo, que tengamos una buena muerte. También se dirán las siguientes oraciones, que el que quiere podrá rezar todos los días, para obligar más a la Santa.
ACTO DE
CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, crucificado por mi amor y mis culpas, postrado ante tu soberana
Majestad, te pido perdón de todas ellas, de las cuales me pesa de todo corazón,
por haber sido ofensas de tu Bondad incomprensible, y porque te amo sobre todas
las cosas. Y propongo con tu divina gracia, nunca más pecar, y confesar
enteramente mis pecados. Y te suplico, por el amor con que tan liberal
derramaste en el huerto tu preciosa Sangre, antes que los judíos te la sacasen
a fuerza de dolores, y por los méritos de tu amada Esposa Santa Catalina, me
perdones y concedas, el antes morir que ofenderte. Amén.
ORACIÓN
PRIMERA
Dios y
Señor, que, habiendo adornado a la Bienaventurada Santa Catalina de Siena con
especial privilegio de paciencia y virginidad, le concediste, que saliera
vencedora en las batallas contra los espíritus infernales, y que permaneciera
constante en el amor de tu Santo Nombre, nosotros te suplicamos, nos concedas
el que, con la imitación de sus ejemplos, venciendo la malicia del mundo, y las
acechanzas de todos nuestros enemigos, pasemos seguramente a gozarte en tu gloria.
Amén.
Padre
nuestro, Gloria.
ORACIÓN
SEGUNDA
Señor mío Jesucristo, que tuviste tus delicias en tu amada esposa Santa Catalina, pues la aplicaste a que bebiese de la Sangre de tu Santísimo Costado, le imprimiste tus llagas, y trocaste con ella tu Santísimo Corazón: por este Corazón Santísimo, dulcísimas Llagas, y por el celo y méritos de la misma Santa Catalina, te pedimos humildemente, alumbres a los infieles, para que te conozcan y amen, y a nosotros nos des gracia, para que, crucificando nuestras pasiones en esta vida, logremos en la hora de nuestra muerte el fruto de tu preciosa Sangre. Amén.
Aquí se
rezan cinco Padres nuestros, Aves María y Glorias, en memoria de las cinco
llagas de la Santa.
GOZOS
Pues al Cielo arrebatada
Fuisteis por bondad Divina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Con bendición de dulzura
El Señor os visitó
Cuando en trono se os mostró
Visible con gran ternura,
De su belleza prendada
Fuisteis amante muy fina:
En vuestra niñez mostrasteis
Señas de gran santidad;
Pues pureza y castidad
A los siete años votasteis:
Admiración ha causado
Vuestra virtud peregrina:
Con un fervor nunca visto
Hábito Guzmán tomasteis,
Y con gran dicha lograsteis
Ser desposada con Cristo;
Con luz de gloria colmada
El Cielo a vos se avecina:
Para obligar la clemencia
De Dios con los pecadores,
Usasteis con vos rigores
De áspera y cruel penitencia;
Cual Domingo triplicada
Tomabais la disciplina:
De materia corrompida
Del cáncer de una mujer,
La caridad supo hacer
La más gustosa bebida,
Así del asco triunfasteis,
Agigantada Heroína:
A Jesús amor tuvisteis
De tan alta elevación,
Que os arrancó el corazón
Y el suyo de él recibisteis;
Como a esposa muy amada
A su costado os reclina:
En vos con rayos violentos
Sus llagas Cristo imprimió
Con que vuestra alma sintió
De la pasión los tormentos;
Sin vida hubierais quedado,
A no obrar mano divina:
Vuestra gran fe al Sacramento
Con tal devoción invoca,
Que en fin se os vino a la boca
Por el aire con portento;
Cristo mismo, cosa rara
A comulgaros se inclina:
Mil efectos percibisteis
De este pan angelical,
Pues sin manjar corporal
En muchos años vivisteis;
Era la mesa sagrada
De favores oficina:
A la Iglesia en dulce unión
Los Florentinos trajisteis,
Y en toda Roma tuvisteis
Una grande estimación;
A Florencia por Legada
El Pontífice os destina:
Al Papa, y los Cardenales
En público predicasteis,
Y los más doctos pasmasteis
En coloquios Celestiales;
Por infusa, y encumbrada
Aclaman vuestra doctrina:
Fuisteis luz de pecadores;
Pues los que con vos trataban,
Luego en buenos se trocaban,
Y los buenos en mejores;
Por esto habéis merecido
El renombre de Divina:
Es premio tan excelente,
El que en el Cielo gozáis,
Que los prodigios, que obráis,
Lo publican claramente;
Del devoto que os invoca,
Sois eficaz medicina:
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