OFRECIMIENTO
DE LA CORONA DE DESAGRAVIOS DE NUESTRA SEÑORA
Par los
Martes y Viernes de la semana, consagra a las almas devotas un religioso de
Nuestro Seráfico Padre San Francisco
Impreso
en México, en la oficina de D. Alejandro Valdés.
Año de
1817
MÚSICA
María, llena de
dolores
enardeciendo mis
labios,
os alabo en
desagravios
de todos los
pecadores.
ORACIÓN
María Purísima,
Madre Dolorosa de Jesús Crucificado, a ti llega mi alma, alma de mi vida, para
que, abrasado mi pecho con el cuchillo de fuego que partió tu corazón, le
inflames con tu amor, haciendo ardiente brasero de toda mi voluntad, ilustrando
mi entendimiento y agilitando mi lengua, para acertar como desea mi amor, a
desagraviarte de todas las ofensas cometidas contra tu Hijo, motivo y causa de
tus agudos tormentos, y de todos los pecados que yo cometí contra su bondad
inmensa, alcanzadnos gracia, para todas las espinas del Calvario, convertirlas
en corona de rosas fragantísimas, que te sean agradables. Amén.
Peque,
María, tened misericordia de mí.
Pecamos,
Reina y Señora, ruega a tu Hijo por nosotros.
MÚSICA
La más vil
pecadora
criatura está a
tus plantas
pésale de ofensas
tantas,
Misericordia
Señor.
Llegue a los cielos
mi voz
cuando tan bárbaro
eh sido,
me pesa haber
ofendido
Virgen y Madre, a
mi Dios.
L/:
Dios mío ven en mi auxilio
R/: Señor,
date prisa en socorrerme
L/: Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R/: Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Comienzan los
misterios con un Padre nuestro y diez Aves Marías y se canta:
PRIMER
MISTERIO
MÚSICA
Por remediar
nuestros males
con indecible
tormento,
Dios camina a paso
lento
preso por los
tribunales.
Acompaña, alma
amorosa,
con llanto del
corazón,
en tu sangrienta
Pasión,
a su Madre
dolorosa.
ORACIÓN
Angustiadísima
Madre de mi Señor Jesucristo, Princesa de los cielos y la tierra, singular y
bendita entre todas las mujeres: estas diez Aves Marías y el Padre nuestro, os
ofrezco en desagravio de aquella pena y dolor, que partió tu corazón, viendo la
traición de Judas y prisión de mi Redentor amado, a quien atado cruelmente
llevaron a la presencia de Anás, Caifás y Pilatos. Por este dolor,
ardientemente os suplico, saquéis del Purgatorio las almas de mis parientes y
bienhechores, con las demás que allí hubiere, y a nosotros nos asistas con tu
auxilio eficaz para llorar nuestras culpas. Amén.
SEGUNDO
MISTERIO
MÚSICA
A una Columna amarrado
hallarás al Rey
del Cielo,
arrastrado por el suelo,
herido y ensangrentado.
En aquesta
disciplina
sí le quieres
aliviar,
llega alma a
desagraciar
a la Paloma
Divina.
ORACIÓN
Oh amantísima Reina
de los Ángeles, Hija del Eterno Padre, dolorosísima madre mía, este Padre
nuestro y diez Aves Marías, os ofrecemos en desagravio del gran dolor que sufriste,
cuando en la casa de Pilatos, amarrado a una columna, visteis azotar a tu Hijo
con tan enorme crueldad, que, descarnados los huesos, se le contaban las
costillas: yo os suplico Madre mía, pidáis a su Majestad, nos haga castos y
humildes celadores de su honra y observantes de su ley. Amén.
TERCER
MISTERIO
MÚSICA
Rompiendo los
corazones,
verás de Dios la
grandeza,
taladrada la
cabeza
con inhumanos
cambrones.
Haz de estas
espinas, flores,
para que, en tal
tiranía,
sirvan a el Ave
María,
de antídoto sus
dolores.
ORACIÓN
Traspasada
Emperatriz de los cielos, Madre penada del Encarnado Verbo: este Padre nuestro
y diez Aves Marías os ofrecemos, en desagravio de la agudísima pena que partió
vuestro corazón tiernísimo, cuando viste coronar de agudos marinos juncos, la
cabeza del Rey de los Reyes, Cristo, y que la Sangre corría por su Rostro
soberano: Yo os suplico, pidáis a su Majestad, la paz y concordia por las
coronadas cabezas de los príncipes cristianos, y el acierto de la Iglesia a la
Suprema Cabeza, y que nos libre del demonio, dándonos tu santa gracia. Amén.
CUARTO
MISTERIO
MÚSICA
Con un cruzado
madero,
y dolor
extraordinario,
camina para el
Calvario,
el inocente
Cordero.
Alma el aliento
apresura,
y a María hallarás
llorando,
y con lágrimas
regando
la calle de la
amargura.
ORACIÓN
Purísima Virgen
Madre, Esposa del Espíritu Santo, y la más angustiada del mundo: estas diez
aves Marías y un Padre nuestro os ofrecemos, en desagravio de la rigorosísima
pena que tuvisteis, cuando encontrasteis a vuestro amantísimo Hijo, en traje de
ajusticiado, cayendo sobre la tierra con el peso de la Cruz: por este dolor os
suplico, pidáis a su Majestad, de destierre de su Iglesia toda secta y herejía,
que traiga en paz a sus casas a los Cautivos, y a las Santas Órdenes las
conserve en perfección. Amén.
QUINTO
MISTERIO
MÚSICA
Del Padre el Hijo
adorado,
el mejor Isaac,
Jesús,
en el ara de la
Cruz
se mira
crucificado.
Acompaña
vigilante,
a la que, en tanto
dolor,
da muestras de su
valor
al pie de la Cruz
constante.
ORACIÓN
Sapientísima Madre
de toda ciencia y virtud, Templo de la Beatísima Trinidad, y afligida madre
mía: este Padre nuestro y diez Aves Marías, os ofrecemos en desagravio de la
rigorosa angustia que os llegó a los íntimo de vuestra alma y corazón,
registrando en la cima del Calvario a la luz de vuestros ojos, clavado en una Cruz,
y entregar el espíritu en las manos de su Padre, por este dolor os suplicamos
nos asistas propicia en la hora de nuestra muerte, para morir de dolor de haber
ofendido a vuestro Hijo idolatrado, y haberos causado a vos tan angustiadísima
de penas. Amén.
SEXTO
MISTERIO
MÚSICA
De Cristo el pecho
rompió
con una lanza un soldado,
de cuyo roto
costado,
Sangre y agua nos
manó.
¡Oh cruel inhumana
lanza!
pues en tus cortes
admiro
que siendo Jesús
el tiro,
al pecho de María
alcanza.
ORACIÓN
Virgen Madre
Dolorosa, Refugio de pecadores y socorro de afligidos: estas diez aves Marías y
Padre nuestro os ofrezco, en desagravio de la congoja que al pie de la Cruz
tuvisteis, cuando dieron la lanzada a aquel amoroso pecho de vuestro
inocentísimo Hijo: por esta pena os suplico, pidáis a su Majestad, no de
permiso al demonio llegue a nuestros corazones, haciéndonos consentir en alguna
tentación, sino que, venciendo al demonio, mundo y carne, merezcamos su presencia,
para alabarle en la corte de la Gloria. Amén.
SÉPTIMO
MISTERIO
MÚSICA
En continuo
padecer
llore el Cielo sin
cesar,
el más sangriento
pesar
de ver a Dios
descender.
Ve a acompañar,
alma mía,
hecho el corazón
pedazos
pues le miras en
los brazos,
de la tórtola
María.
ORACIÓN
Dolorosa,
desconsolada y tristísima Madre, mar amargo de tormentos, y de pecadores madre:
estas diez Aves Marías y un Padre nuestro os ofrezco, en desagravio de la más
activa pena y gran dolor que tuvisteis, cuando al bajar de la cruz el Santísimo
Cuerpo de vuestro Santísimo Hijo, le tomasteis en los brazos, colocándole en el
doloroso altar de vuestro angustiado pecho, y contemplando en sus llagas, os
anegabais en llanto, por estas llagas, por vuestra Soledad, vuestra orfandad y
dolores, os suplicamos, que a todos los que por desagraviarte rezamos esta corona,
nos alcancéis de vuestro Hijo, nos de espíritu y gracia para estampar en el
alma las penas de su pasión, y pasión de vuestras penas, que contemplemos
devotos las finezas de vuestro amor, y su amor para agradarle eternamente y morir
en su santo servicio. Amén.
Acabado este
ultimo ofrecimiento, se reza una Salve y la Letanía de nuestra Señora, y para
dar fin al ejercicio, dirás la oración siguiente:
ORACIÓN
Oh Virgen Santísima de los Dolores, Madre y Señora mía: yo os ofrezco con todas las veras de mi corazón, esta Santísima Corona, que en memoria de vuestros siete acerbísimos Dolores, os eh rezado (aunque con la tibieza de mi corazón) por cuyo medio os pido, amantísima Madre mía, el que supliendo con maternal amor, lo defectuoso de mi fervor y devoción, me alcancéis de vuestro Santísimo Hijo y mi Señor Jesucristo, me conceda por los infinitos méritos de su vida, pasión y muerte, el remedio que necesito en mis necesidades temporales y espirituales, el alivio en mis trabajos, el consuelo en mis tristezas, la paciencia en mis tribulaciones y contratiempos, y una resignación perfecta en su Santísima Voluntad. Bien sabes, Madre y Señora mía, que desde que el mundo es mundo, no se ha valido ninguna criatura de vuestro soberano e inagotable patrocinio, que no haya salió llanamente consolado y remediado: espero, dolorosísima Señora, el que por vuestro poderoso medio, no se frustre mi esperanza, como el que así mismo me alcancéis de vuestro amantísimo Jesús, mi Salvador y Redentor, me comunique especial gracia, para que yo dirija todas mis obras, palabras y pensamientos a su santo servicio y dignación, y el cumplimiento de las obligaciones de mi estado, con acierto en la erudición, crianza y gobierno de mis hijos, o personas que penden de mi cuidado, para que, unidos y conformes, pasemos el resto de nuestra miserable vida, ejercitándonos en el santo amor y temor de su Divina Majestad y agrado vuestro, y después de ella, merezcamos ser colocados en la Patria Celestial, en donde os gocemos y alabemos eternamente, participando de la visión Beatífica de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo, en quien en unidad y distinción de personas, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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