BREVE Y
UTILÍSIMA DEVOCIÓN EN HACIMIENTO DE GRACIAS A LA SANTÍSIMA TRINIDA POR LA ADMIRABILÍSIMA
ASUNCIÓN AL CIELO DE LA SANTÍSIMA VIRGE MARÍA, SEÑORA NUESTRA
Puebla
de los Ángeles
Reimpresa
en la Imprenta de D. Pedro de la Rosa, en el Portal de las Flores.
Año de
1788
Para avivar
nuestras tibiezas, se podrá decir de esta manera:
Yo os adoro ¡Oh
Padre Eterno! con toda la Corte Celestial, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas
gracias por parte de la Santísima Virgen María, amantísima Hija vuestra, por
todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por el Poder con que
la sublimaste Asunta al cielo.
Hecha
una profundísima adoración, se reza el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
Yo os adoro, ¡Oh
Eterno Hijo!, con toda la corte celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os
doy infinitas gracias por parte de la Beatísima Virgen María, vuestra
amantísima Madre, y por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente
por la suma Sabiduría con que la ilustraste Asunta al Cielo.
Hecha una profundísima
adoración, se reza el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
Yo os adoro ¡Oh
Santísimo Espíritu Paráclito! por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias
con toda la corte celestial, en nombre de la Purísima Virgen María, amantísima
Esposa vuestra, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente
por la Divina Caridad con que encendiste su Santísimo y Purísimo Corazón en su gloriosa
Asunción al Cielo: Y humildemente os suplico por sus altísimos méritos, y eficacísima
protección, que en su sacratísimo Nombre, echéis de mi el amor del siglo, y purguéis
y purifiquéis mi alma de toda mancha de pecado, encended mi frío corazón en el
fuego de vuestro Divino Amor, me perdonéis mis pecados, y me concedáis la
gracia de que antes muera a que más ofenda a vuestra Divina Majestad, y me consoléis
¡Oh Espíritu Consolador! concediéndome a mí, a (diga el nombre de la
persona enferma) y a todos vuestros siervos, vuestro Santísimo Espíritu,
que derramasteis sobre los fieles de la Iglesia Primitiva, en los cuales eran
un solo corazón y una sola alma, para que todos unidos con vínculos de vuestra
caridad, os amemos, sirvamos y alabemos. Amén.
Hecha una profundísima
adoración, se reza el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
Después se dice
tres veces:
Santa María, y todos
los santos, intercedan por nosotros al Señor, para ser merecedores de la
salvación. Amén.
Y luego se dice
esta oración para finalizar:
Yo os adoro ¡Oh
Santísima Virgen María, Emperatriz del cielo, Patrona y Señora del Universo,
como Hija del Eterno Padre, Madre de su amantísimo Hijo, Esposa graciosísima
del Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, y postrado a
los pies de vuestra Soberana Majestad, humildemente os suplico, por los dones
de que fuiste colmada por la Santísima Trinidad en vuestra admirable y gloriosa
Asunción al Cielo, me recibáis debajo de segurísima y fidelísima protección, y
me inscribas en el número de vuestros felicísimos y dichosísimos siervos que tenéis
esculpidos en vuestro pecho. Dignaos, ¡Oh Madre clementísima y Señora mía! de
ser mi guía en este valle de lágrimas, recibid mi pobre espíritu con sus potencias
y sentidos, interiores y exteriores. Y pues sois Tesorera de las gracias del
Cielo, vestid mi desnudez con vuestra Caridad, fortaleced mi flaqueza con
vuestro Poder, iluminad mis tinieblas con vuestra Sabiduría, y adornad mi alma de
gracias y virtudes para que sea agradable a vuestros ojos y de vuestro Hijo
Jesús, y os suplico la gracia (Pida la gracia) y en la hora de mi
muerte, cuando me halle atribulado y afligido, consoladme con vuestra
amorosísima presencia, y presentadme a la Santísima Trinidad. Amén.
LAVS DEVS
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