NOVENA
A LA SOBERANA EMPERATRIZ DEL UNIVERSO, NUESTRA SEÑORA LA SIEMPRE VIRGEN MARÍA, CON
EL ADMIRABLE TÍTULO DE
LIBERTADORA
DE LAS PENAS DEL INFIERNO
Dispuesta
por un religioso del Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced,
Redención de Cautivos.
Sale a
la luz, a devoción de dos religiosas del Convento de San Jerónimo de Puebla.
Con
licencia eclesiástica, por la Viuda de Miguel de Ortega y Bonilla.
En el
Portal de las Flores.
Año de
1746
ADVERTENCIA
El poderoso y admirable título con que se venera Nuestra Señora en esta Iglesia de San Jerónimo, en cuyo obsequio sale este novenario, es con el que la dio a conocer en Roma el Glorioso Pontífice San Silvestre, cuando edificó en el Campo Vaccino una suntuosa Basílica, sobre la boca de la espantosa gruta en que moraba una serpiente venenosa, que a todos los romanos afligía, y a la que mató el Santo invocando de Nuestra Señora el patrocinio. Esta Emperatriz Soberana, no desempeña su poderoso título sacando a los que están ya miserablemente cautivos en el infierno (Que no hay redención para los prisioneros del abismo) sino, alcanzando con su intercesión poderosa a los más obstinados pecadores verdadera penitencia, los cuales, siendo reos de las penas eternas, deben a beneficio de la Señora la libertad de sus almas.
El modo de hacer
esta novena, será el acostumbrado con el requisito de confesión y comunión,
según el orden del Padre espiritual, quien no lo tuviere, haga esta diligencia
siquiera el último día.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y
del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE
CONTRICIÓN
Amorosísimo Jesús,
que siendo verdadero Hijo de Dios, te hizo tu caridad inmensa, serlo también de
la Benditísima Virgen María, tomando de ella la Sangre preciosa, con la cual
borraste en el patíbulo de la Cruz, la escritura de nuestra eterna condenación:
Suplicámoste Señor, que por las entrañas de tu piedad, y por la poderosa
intercesión de la Soberana Emperatriz, nos des verdadero y perfecto dolor de
todos nuestros pecados, por ser ofensas hechas contra tu suma bondad, digna de
todo amor, y un propósito firme y eficaz de no volverte a ofender, esperando,
como esperamos de tu misericordia, y patrocinio de la Gloriosísima Virgen
María, perfecta enmienda de nuestras vidas, y constante perseverancia en
vuestra gracia, para que, viviendo y muriendo libres de todo pecado, lo seamos
también en vuestro justísimo tribunal de las penas del infierno. Amén.
DÍA
PRIMERO
COSNIDERACIÓN
Considera a la
Soberana Emperatriz, como ameno Paraíso de los deleites de Dios, en quien
plantó su Majestad Divina el fecundísimo árbol de la inmortal vida y verdadera
ciencia, cuyos sabrosos frutos redimen del pecado y libertan del infierno.
ORACIÓN
¡Oh Soberana
Emperatriz del Universo! Deliciosísimo Paraíso del recreo Divino, en quien se
hayan tantas y tan fervorosas flores, cuantas son tus ejemplarísimas virtudes,
tantos y tan sazonados frutos, cuantos son tus excelsos méritos, rogámoste
humildemente, que pues se plantó en tu bendito vientre el inmarcesible Árbol de
la Eterna Vida y verdadera ciencia, nos alcances de la Divina Majestad, luz con
que discernir lo bueno de lo malo, aborreciendo esto y abrazando aquello, para
que así, libres de la perpetua muerte de infierno, gocemos el fruto de la
eterna vida en el Celestial Paraíso. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente y
Misericordiosísimo Señor, Dios de toda consolación e inagotable fuente de
nuestro bien, que así para ostentar liberal tu Omnipotencia en las
prerrogativas con que enriquecisteis a la Benditísima Virgen María, para que
conozcamos cuanto es su valimiento para con tu Majestad Soberana, quisisteis
desde el principio del mundo, manifestar sus singulares excelencias en todas
las misteriosas antiguas figuras, no haciendo a los hombres beneficiosos, ni
librándolos de riesgos, sino por interposición de alguna Imagen de la Bellísima
Emperatriz; nosotros humildemente rendidos ante tu Divino Acatamiento, no
fiados en nuestro mérito, sino acogidos a su asilo, y animados de su amparo, te
suplicamos no concedas el mayor bien que podemos desear, que es la salvación, y
nos libres del mayor mal, que debemos temer, que es la eterna condenación.
Amén.
DÍA
SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera mejorada
el Arca de Noé en la Soberana Emperatriz, la que se fabricó a esmeros de la
Divina Misericordia, para que, por su intercesión, se librara el género humano
del diluvio del pecado, y de la muerte del infierno.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh benignísima
Emperatriz! Mística Arca del mejor Noé, cuya fábrica ideó desde la eternidad la
Divina Sabiduría, y ejecutó en tiempo a misericordia, para que en ti hallemos
recurso, nos defienda de la inundación del pecado, y de la eterna perdición en
el infierno, rendidos te pedimos por las entrañas de tu maternal piedad, nos
ampares en el censo de tu miseración del diluvio de la culpa, para que, libres con
tu patrocinio, del abismo, lleguemos seguros a el celestial puerto. Amén.
DÍA
TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera, que
puso Dios en el cielo de su Iglesia a la Augustísima Emperatriz, como hermoso
iris de paz, cuya presencia serena los rigores de la Divina Justicia,
perdonándonos por su intercesión el pecado, y no arrojándonos al abismo.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh serenísima
Emperatriz! bellísimo Iris de Paz, benigna señal de nuestra reconciliación,
pues te puso en el cielo de la Iglesia la Majestad Divina, para que aplaques su
indignación severa, cuando la provocan a rigurosos castigos nuestros enormes
pecados, suplicámoste humildemente, interpongas el valimiento de tu hermosísima
presencia, para que, serenándose con su vista la suprema Justicia que nos
amenaza con irritada condenación eterna, nos absuelva por tu intercesión
poderosa y benigna, la misericordia de todas nuestras culpas, para que no
experimentemos la eterna perdición de nuestras almas. Amén.
DÍA
CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera, que, en
la misteriosa escala, en que vió figurada el Patriarca Jacob, la sublime
excelencia de Nuestra Emperatriz, no había más que Puerta del Cielo y Casa de
Dios, en que se adoraba su Majestad, porque cuando nos favorece María Santísima
con su patrocinio, no hay entrada ni escotillón para el infierno.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh excelsa
Emperatriz! Sublime y mística escala del mejor Jacob, con tantos grados
elevada, cuantos fueron los progresos de tu admirable vida, y en que se dejó
ver humanado aquel Señor, que en ti hizo Trono para el descanso de su Majestad,
pues descendió por ti, como por su escala, misericordiosamente el Verbo Eterno,
hasta el profundo abatimiento del ser humano, para exaltaros a el felicísimo
consorcio del ser Divino, te suplicamos rendidos, sea tu intercesión poderosa
la encumbrada escala por la cual subamos hasta la Puerta del Cielo, y no
permitas, que apartándonos de ella el pecado, nos precipitemos hasta el
profundo caos del infierno. Amén.
QUINTO
DÍA
CONSIDERACIÓN
Considera, como
figuró a nuestra Purísima Emperatriz la ilesa Zarza del Horeb, porque si en su
inmarcesible centro apareció un simulacro Divino, para redimir al pueblo hebreo
de los trabajos de los egipcios, en el virginal vientre de la Sagrada mística
Zarza, se humanó el Verbo amoroso, para librar nuestras almas de los tormentos
del infierno.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh Purísima
Emperatriz! Admirable original de la milagrosa Zarza del Horeb, en cuyo corazón
ardió siempre el inextinguible fuego de la caridad fervorosa, y cuya
incontaminada inocencia nunca marchitó el voraz incendio de la culpa, pues tu
vientre purísimo fue la mejor Zarza, en donde apareció, compadecido de los
suspiros de los antiguos Padres, el Redentor amantísimo de los hombres,
suplicámoste por tu perpetua virginidad, nos alcances el que muevan nuestros
humildes ruegos la Divina Misericordia, para que por tu intercesión, logremos
el fruto de nuestra Redención, siendo libres del ardor de la concupiscencia y
de todo pecado, lo seamos también del fuego del infierno. Amén.
DÍA
SEXTO
CONSIDERACIÓN
Considera, como excede nuestra poderosísima
Emperatriz, a la milagrosa vara de Moisés, porque si aquella se le dio a el
caudillo para que sacara de la opresión de Egipto al israelítico pueblo,
castigando con ella a los obstinados gitanos y favoreciendo a los hebreos,
María Señora, como vara de la Majestad Divina, espanta y aterroriza a los
infernales espíritus, y protege a los cristianos, librando a estos de ser
eternamente atormentados en el infierno por los demonios.
ORACIÓN
¡Oh poderosísima
Emperatriz! milagrosa vara del Soberano Moisés, cuya inflexible rectitud no
doblegó el brumoso peso de la iniquidad, y en cuya maravillosa virtud, resplandeció
el Divino Poder, ablandando contigo, duras piedras para que derramaran copiosas
aguas, castigando postreros enemigos, y favoreciendo afligidos siervos, pues te
empuñó la Omnipotente mano de la Suprema Majestad, para obrar los portentos de
nuestra Redención, en terror de los ministros infernales y beneficio de los
hombres: rogámoste humildemente, sea efecto de tu admirable poder y maravilla
de tu intercesión, el que ablanden nuestros duros corazones, y se liquiden en
aguas de verdadera penitencia, quedando así confusos los demonios en lo
profundo del abismo, y nosotros libres de ser sus compañeros en el infierno. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera a la
Privilegiada Emperatriz como gracioso vellocino de Gedeón, porque si a este se
llenó el celestial rocío, quedando la era enjuta y con sequedad, en señal infalible
de que aquel valeroso Juez, iba a librar a su pueblo de la opresión de Madián;
en María Santísima, como místico vellocino, descendió el rocío del Cielo,
cuando estaba todo el mundo seco y árido, en signo que nos había de redimir el
más poderoso Gedeón, de la prisión del pecado y del obscuro calabozo del
infierno.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh graciosísima
Emperatriz! privilegiado vellocino del más valeroso Gedeón, que estando este
mundo seco y árido por la culpa, no solo roció sobre ti desde el primer
instante de tu Ser el rocío de la gracia, sino que llegando el tiempo de
nuestra libertad, defendió en tu vientre Inmaculado, la sabiduría eterna, como
rocío de la gloria, pues gozasteis estos privilegios, para ser admirable signo
de la Redención de todo el linaje humano, viniendo esta Celestial lluvia de tus
entrañas purísimas para regar nuestras almas, suplicámoste el que libres de la
aridez de la culpa con el rocío de la gracia, debamos a tu patrocinio, que no
nos abrace el voraz fuego del infierno. Amén.
DÍA OCTAVO
COSNIDERACIÓN
Considera a la
dulcísima Emperatriz, como acorde Arpa de David, porque si esta en su concertada
suavidad hizo huir al maligno espíritu, que atormentaba a el Rey Saúl, y aliviaba
su desasido corazón, María Santísima más bien templada Arpa del Supremo David,
lanza con su armonía todo el confuso ejército del abismo, y recrea el corazón
humano, librándonos del infierno.
Aquí se rezan cinco veces el Ave María,
en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh dulcísima
Emperatriz! armoniosa Arpa del David Celestial, cuyas bien templadas cuerdas
son tus virtudes ordenadas y heróicas, puestas en subido trono, por mano del
Divino Músico, para dar con tu suavidad y dulzura, a Dios recreo y a los Ángeles
gozo, a los hombres alivio, a todo el infierno espanto, pues fuisteis el
concertado instrumento, que tomó Jesús para hacer huir a los demonios, y
alegará a los afligidísimos ánimos de los hombres, rogámoste alientes tu
consonancia suavísima, el desaliento de nuestras almas y que al sonido suave de
tu Santísimo Nombre, no halle en nosotros cabida el demonio, ni tengamos
entrada en el infierno. Amén.
DÍA
NOVENO
CONSIDERACIÓN
Considera a la
Universal Emperatriz, como un insondable mar de perfección, en que se
congregaron todas las aguas, uniéndose en su Santísima Alma todas las excelencias
y prerrogativas, en cuyas graciosas cristalinas corrientes, quebrantó el Omnipotente,
las cabezas de los dragones, y en que nos puso el camino para llegar a el
celestial puerto, libres de los ardores del infierno.
Aquí se rezan
cinco veces el Ave María, en honra de las cinco misteriosas letras del Nombre
dulcísimo de Nuestra Señora.
ORACIÓN
¡Oh Universal
Emperatriz! profundo mar de perfección, insondable piélago de virtud, que
congregasteis en su purísimo seno todas las aguas, juntando en tu Alma
Santísima, todas las excelencias y prerrogativas, no habiendo en los más
heróicos santos y serafines más encendidos, alguna virtud que no se halle en
ti, como en inmenso océano de santidad, pues quebró el Todopoderoso a el
infernal monstruo la cabeza, en el profundísimo de tu gracia, y puso en ti,
como en mar, su camino el mismo Dios: Suplicámoste humildemente nos recias en
el dilatado seno de tu amparo, para gozar en tus cristalinas aguas el
espiritual refrigerio, y que triunfantes del demonio, hallemos en ti y por tu
intercesión, el camino seguro por donde llegar al puerto feliz del Empíreo, sin
precipitarnos en el fuego eterno del infierno. Amén.
LAVS
DEVS
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