NOVENA DE LA VISITACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Compuesta
por un amante de la Santa
ACTO DE
CONTRICIÓN
Señor mío,
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos
quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones
de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezco,
Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así
como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los
perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y
servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Dios de infinito
poder, sabiduría y amor, en cuya Divina Presencia fue siempre celosa la pureza
de alma y cuerpo, y por eso escogiste por Madre del Verbo a la más pura Virgen,
revelándole que su Santa Prima Isabel, había concedido en su ancianidad, y alentándola
para que fuese a visitarla a las ásperas montañas y Ciudad de Hebrón: yo os
suplico, me deis en cuerpo y alma tanta pureza, que jamás os ofenda con la más
leve palabra, pensamiento u obra impura, y así mismo, que por los méritos de
vuestra Santísima Pasión y Muerte, y de los de están tan amadas primas, me concedáis
lo que os pido en esta novena, si es para gloria de Dios y honor vuestro, y
bien de mi alma. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Dios te salve, Preciosísima
e Inmaculada Virgen María, que, estando recogida en altísima contemplación de
la venida del Mesías prometido en la ley, viste al celestial Paraninfo San
Gabriel, que te anunció ser Tú, la escogida para Madre, asegurándote que tu
prima Santa Isabel, estéril tantos años, había concebido en su ancianidad un
niño, que sería la admiración de las gentes: por esta dicha te suplico, que me
alcances de tu Santísimo Hijo, el don de la oración, para unirme perfectamente
a él. Amén.
Un Ave María y
Gloria Patri y la siguiente:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Santísima e Inmaculada
Virgen María, cuyo corazón y espíritu los considero llenos de celestial gozo,
por la embajada que te dio el celestial mensajero, y porque en tu querida prima
Santa Isabel, considerabas el júbilo inexplicable que abría, y las gracias que por
ello estaría dando a su Dios, motivos porque te determinaste a ir a congratularte
con ella: yo te pido, que uniendo con su amada prima las súplicas, me alcancéis
de mi Dios, un gozo espiritual, en el cual persevere hasta que llegue a
gozarle. Amén.
GOZOS
María, vuestra
lealtad,
anega en divinas
calmas:
R/: Visitad pues nuestras almas,
Madre de la caridad.
Ángeles que
visteis ya
prodigios en
Nazaret,
hoy os convido,
corred,
a los montes de
Judá,
presto que la
Virgen va
con rara
velocidad:
Ya pues que en
Judá os contemplo,
en casa de
Zacarías
entrad, que allí
va el Mesías,
dentro el más
sagrado Templo,
allí veréis un
ejemplo,
un asombro de
humildad.
Alegraos con
razón,
Zacarías e Isabel,
que os leva la
Virgen fiel
tesoros de
bendición,
Más que el Arca de
Obedeón
os dará prosperidad.
La recogida en
tarima,
viendo a Dios en
sus entrañas,
va de prisa a las
montañas,
a visitar a su
Prima,
como el santo amor
le anima
rompe toda
austeridad.
De su retrete
salida
esta cándida
Paloma,
dado el vuelo se
desploma
al hombro de su
querida,
jamás vieron tal
venida
ni el amor, ni
afinidad.
Viendo la Virgen
consigo,
a la que tanto
deseó,
abrazándola
exclamó,
santa paz sea
contigo,
dinos de tan dulce
abrigo
Isabel la novedad.
Responde Isabel a María,
Bienaventurada tu
eres
entre todas las
mujeres,
y el fruto que en
ti se cría,
a tan rara cortesía
calle toda
urbanidad.
De donde yo
merecí,
dice Isabel, tal
favor,
que la Madre del
Señor
de los cielos,
venga a mí,
Ay Señora, solo a ti,
se debe tanta
bondad.
Esta visita tan
alta,
da a Isabel tal
regocijo,
que experimenta
que su hijo
de gozo en su
vientre salta,
Si, que el Niño
Dios le exalta
a timbres de Santidad.
A la luz, que la
sobrevino
canta elogios
Isabel,
y la Virgen
grande, y fiel
el Magníficat
divino,
Canto dulce y
peregrino
admirable a la
verdad.
Aquí, María
engrandece,
las obras de su
Señor,
poder, justicia y
amor,
que en todo el
orbe aparece,
y al Padre Eterno
agradece
a Israel la libertad.
Sois sagrada
Filomena,
María, por vuestro
canto,
pues el Espíritu
Santo
de toda su gracia
os llena,
¡Ay! que la más
cruel sirena,
no tiene
captividad.
Por fin quedose María,
exaltando y
exaltada,
a ser humilde
criada
de tan justa compañía,
Oh que prodigio
sería
ver tal Majestad.
Felicidad
verdadera
es Isabel para Vos,
ver a la Madre de
Dios
que en obsequiaros
se esmera,
vista al cielo
placentera
fue tanta
curiosidad.
A vos virgen,
suplicamos
como a Madre
espiritual,
que socorréis nuestro
mal,
pues de culpas
enfermamos,
No permitas que
muramos
en tan triste
enfermedad.
María, vuestra
lealtad,
anega en divinas
calmas:
R/: Visitad
pues nuestras almas,
Madre
de la caridad.
L/: Bendita
eres entre las mujeres.
R/: Y
bendito es el fruto de tu vientre.
ORACIÓN: Dios
todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a
tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que,
dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas
durante toda nuestra vida. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Preciosísima e
Inmaculada Virgen María, que creyendo al celestial mensajero que os anunciaba
que el Verbo Divino, tomaría nuestra naturaleza en vuestro virginal útero, haciéndoos
sombra el Espíritu Santo, alegre por el voto de castidad que tenías hecho, porque
no se manchaba vuestra pureza, religiosa por el oficio de Madre del mismo Dios,
y pronta por el gozo que concibió vuestro espíritu, sabiendo el preñado de
vuestra Santa Prima, determinasteis ir a visitarla: yo os suplico, me alcancéis
de vuestro Hijo y mi Dios, una prontitud en amarle y servirle, que jamás le
deje. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Preciosísima
e Inmaculada Virgen María, que, sin temor alguno a las asperezas de
las montañas de Judá, hicisteis el viaje, acompañada de vuestro Castísimo y
Dulce Esposo José, que ignoraba vuestra preñez, a visitar a vuestra amada Prima
Santa Isabel, que habitaba en la Ciudad de Hebrón: yo os suplico dirijas mis
pasos, y me llevéis siempre por las sendas rectas del temor y amor de mi Dios,
hasta que, por fin de mi vida, logre gozarle. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que entrando en casa de vuestra amada prima Santa Isabel, entre
tiernos abrazos la oíste decir: ¿De donde para mi tanta dicha, que venga
a visitarme la Madre de mi Señor? Suplícote, que por el gozo que sintió
tu alma con estas satas palabras, me alcances de tu Santísimo Hijo, el mayor
gozo para abrazarme con tu Santa Ley, y cumplirla tan perfectamente, que a lo
último de mi vida le oiga yo decir, que entre en su gozo, para vivir con el
eternamente. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que, saludando a vuestra amada Prima Santa Isabel, saltó en su
vientre el niño que había concebido, e hincado de rodillas, adoró al Divino
Verbo que vos ocultabais en el vuestro: yo os suplico, que, a la hora de mi
muerte, tenga el consuelo de estar en vuestra presencia, y en la de vuestro
Hijo, para salir de este mundo con vuestras santas bendiciones. Amén.
DÍA SEXTO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que, ilustrada del Espíritu Divino, conocisteis que el Verbo de
Dios, encarnado en vuestro Purísimo Vientre, santificó con su presencia al que
había de ser Precursor, clamando delante de el: “Veis aquí al que quita los
pecados del mundo” Yo os suplico, me alcancéis del Señor un verdadero
conocimiento de mis delitos, para llorarlos, y tener el perdón que su misericordia
me ofrece. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que en los dulces y santos coloquios que tuvisteis con vuestra
amada Prima Santa Isabel, la oíste bendeciros entre todas las mujeres, que se habían
de cumplir en Vos todas las promesas que os había hecho la Divina Majestad: yo
os suplico, me deis una lengua tan pura, que nunca cese de bendeciros, y un
espíritu tan fervoroso, que nunca cese de alabar las Misericordias de Dios. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que, habiendo oído a vuestra amada Prima Santa Isabel,
entonasteis el misterioso y saludable cántico de la Magníficat, con que nos
enseñasteis a alabaros y a pediros seguros de vuestra protección: yo os
suplico, que seáis mi protectora en todas mis aflicciones, y que, por esta
protección, merezca ser conducido a la eterna felicidad. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Preciosísima e Inmaculada
Virgen María, que después de estar con vuestra amada Santa Prima Isabel, cerca
de tres meses en amorosísimos coloquios, os volvisteis a Nazaret, con imponderable
gozo de lo que habías oído: yo os suplico, que seáis mi guía en la carrera de
esta vida mortal, para que, acabándola, vaya a gozar vuestra presencia y de la de
vuestro Hijo, que con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
LAVS DEVS
No hay comentarios:
Publicar un comentario