martes, 18 de mayo de 2021

VEITRICUATRO DE MES A LA VIRGEN DE LA MERCED


EJERCICIO DEVOTO

PARA REVERENCIAR A NUESTRA SOBERANA MADRE, MARÍA SANTÍSIMA, CORONADA REINA DE LAS MERCEDES, REDENTORA DE CAUTIVOS, PARA EL DÍA VEINTICUATRO DE CADA MES

Dispuesto por el P. F. Ignacio Carabantes, del mismo Real y Militar Orden, Predicador Jubilado, Comendador que fue tres veces. 

Sácalo a luz un devoto de la misma Santísima Señora

Puebla de los Ángeles, año de 1820

Oficina del Oratorio de San Felipe Neri

 


ACTO DE CONTRICIÓN

Amorosísimo Padre de las Almas, Único Hijo del Eterno Padre, Espíritu Santo Consolador, Dios, Uno y Trino, de suprema e inmensa Majestad, a vuestros pies Señor, me arrojo como al único refugio y solo amparo de los pecadores, una y mil veces arrepentido de haberos ingratamente ofendido, pésame, amorosísimo Dios, por ser quien eres tan bueno, tan justo, tan manso, e infinitamente misericordioso, no mires Señor, mis ofensas, que estas, bien conozco son merecedoras de tu indignación, atiende solo a la intercesión de tu amantísima Madre María Santísima de la Merced, a quienes nos destinaste para refugio y amparo en nuestras congojas, y para universal Redentora de nuestras miserias. Yo protesto, Benignísimo Dios, la enmienda de mi mala vida, en la que perseveraré ayudado con tus divinos auxilios, y te ofrezco todas mis tribulaciones, todos mis trabajos, todas mis penas, toda mi vida, toda mi alma, sentidos y potencias, en satisfacción de mis culpas, con esta confianza vivo, y en tu misericordia espero me has de perdonar y dar gracia para perseverar en tu amistad hasta la muerte. Amén.

 

 

ORACIÓN

Soberana Virgen María, Reina de las Mercedes y Madre de Misericordia, abogada de todos los pecadores, suplícote humildemente, Sacratísima Señora, que todos los que se emplean en reverenciarte y alabarte con este corto obsequio, sean atendidos y amparados con tu especial protección, y en particular los que militan bajo de tu Sacratísimo Escapulario, como marcados con la más cándida vestidura, que con tus misas Soberanas manos, bajaste desde los cielos, engalanando en ella a tu amartelado y favorecido hijo San Pedro Nolasco, haz Señora, que seamos todos, los que te veneramos amorosísima Madre nuestra, adornados con la blanca estola de la gracia, amparándonos tu misma soberana diestra, en todos nuestros conflictos de alma y cuerpo, que con esto nos emplearemos gustosos en alabarte, bendecirte y servirte, para después gozar de tu bellísima presencia en la alegre patria de la gloria eterna. Amén.

 

 

PRIMERA EXCELENCIA

Yo te adoro, Emperatriz de los Cielos, María Santísima de las Mercedes, y doy mil gracias a la Augustísima Trinidad, por haberte elegido graciosa Hija del Padre Eterno, por esta excelencia, te suplico, merezca mi alma ser elegida para la Bienaventuranza, donde te alabe siempre. Amén.

Ave María…

 

Para su Hija te escoge

El Padre Eterno,

y de Mercedes, Madre,

a un mismo tiempo.

Gloria Patri…

 

 

SEGUNDA EXCELENCIA

Yo te alabo, Suprema Reina de los Cielos, María Santísima de las Mercedes, y yo doy mil gracias a la Beatísima Trinidad, por haberte escogido para dichosa Madre del Divino Verbo, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser escogido para alabar a tu Divino Hijo en la Gloria Eterna. Amén.

Ave María…

 

Para Madre amada

sois escogida,

y en gracia felizmente

sois concebida.

Gloria Patri…

 

 

TERCERA EXCELENCIA

Yo te venero, Sagrada Madre de Dios, María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la Santísima Trinidad, por haberte prevenido para feliz esposa del Espíritu Santo: por esta excelencia te suplico, que mi alma sea prevenida con la práctica de buenas obras, para que, adornada con la gracia, te pueda alabar eternamente en la gloria. Amén.

Ave María…

 

Del Divino Espíritu

sois Vos llamada,

su querida Esposa

y llena de gracia.

Gloria Patri…

 

 

CUARTA EXCELENCIA

Yo te glorifico Soberana Reina de los Ángeles, María Santísima de las Mercedes, y doy mil gracias a la Trinidad Sacratísima, por haberte hecho relicario suyo, por esta excelencia te pido me alcances, que sea yo de los que por toda la eternidad te glorifiquen. Amén.

Ave María…

 

Sacro relicario,

precioso y pulido

en quien Dios se mira,

con gran regocijo.

Gloria Patri…

 

 

QUINTA EXCELENCIA

Yo te bendigo Excelentísima Reina del cielo y la tierra, y doy mil gracias a la Santísima Trinidad, por haberte librado del venenoso contagio de la culpa, desde el primer instante de tu Concepción Purísima, por esta excelencia te suplico, me preserves a mi de toda ofensa tuya y de tu Santísimo Hijo. Amén.

Ave María…

 

Exenta de toda culpa

fuiste concebida,

más bella que el Sol,

Pura, Santa y Limpia.

Gloria Patri…

 

 

 

SEXTA EXCELENCIA

Yo te ensalzo agraciadísima Reina de los cielos, María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la Beatísima Trinidad, por haberte coronado Rina Universal del cielo y de la tierra, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser sublimado a la bienaventuranza. Amén.

Ave María…

 

Por Reina te corona,

del Cielo Empíreo

El consistorio Sacro

Trino y Divino.

Gloria Patri…

 

 

SÉPTIMA EXCELENCIA

Yo te engrandezco y reverencio Soberana María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la Santísima Trinidad, por haberte hecho superior a todos los cortesanos del cielo y justos de la tierra, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser atendido entre todos los que se emplean en tu culto y devoción. Amén.

Ave María…

 

Superior a todos

eres Señora,

en Virtud y grandeza,

Única y sola.

Gloria Patri…

 

 

OCTAVA EXCELENCIA

Yo te reverencio de todo mi corazón, Divina Reina de los cielos, María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la Santísima Trinidad, porque te escogió por consuelo y amparo de todo el género humano, merezca yo se amparado con tu poderosa protección. Amén.

Ave María…

 

Consuelo y remedio

del género humano,

os nombre, Señora,

Vuestro Hijo Sagrado.

Gloria Patri…

 

 

NOVENA EXCELENCIA

Mil plácemes te doy, María Santísima, Reina coronada de la Merced, y a la Augustísima Trinidad, mil gracias por haberte enviado del cielo a la tierra a plantar la Sagrada Orden Mercedaria, para alivio y remedio de todos los miserables cautivos, observando el apreciable instituto de la caridad con todos los cristianos, por esta excelencia te suplico, Soberana Madre mía, merezca yo tu amparo y asistencia en la hora de la muerte. Amén.

Ave María…

 

A ser Redentora

viniste del cielo,

y de los mortales,

amparo y consuelo.

Gloria Patri…

 

 

OFRECIMIENTO

Soberana Emperatriz de los Cielos, María Santísima de la Merced, postrado ante el acatamiento de tu Inmaculado Ser, te ofrezco rendidamente este corto obsequio con que veneramos tu soberana protección bajo el título de las Mercedes, merezca Señora, el que sea aceptable y agradable a tus ojos la cortead de la ofrenda, con que cada mes procuramos retribuir un tanto de lo mucho, que os debemos, en muestra y gratitud del humilde reconocimiento con que os adoramos, Madre de las Mercedes y Misericordias, dado rendidas gracias a la Augustísima Trinidad, por haberte elegido digna Madre de vuestro amantísimo Hijo Jesús, y de todos los que con filial afecto te imploran. Haz pues, Señora, que logren los Príncipes Cristianos de perpetua paz y celo para destrucción de todas las herejías, y enemigos de tu Hijo Santísimo, la Santa Iglesia el dominio absoluto, y libertad con la Suprema Cabeza que la rige y gobierna, para que sea alabado el dulcísimo Nombre de Jesús en todo el mundo, que tengan las animas alivio en sus penas, los míseros cautivos logren la libertad, que necesitan para no desflaquecer en la fé que protestan, los pecadores perdón, los enfermos salud y paciencia en sus dolencias y todos juntos su sagrada protección y gracia. Amén.

Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia…

 

 

ORACIÓN FINAL

Soberana Princesa, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, consuelo de las almas, único asilo de los pecadores, amparo y defensa nuestra, a tu protección soberana me acojo, de tu Maternal Patrocinio me valgo desde este día hasta el último instante de mi vida, y te nombro por defensora y abogada para que, cuando llegue el terribilísimo instante en que vaya a dar cuenta de mi mala vida ante el Juez Supremo, de vivos y muertos, desde ahora para entonces, te invoco, no permitáis Redentora Madre mía, que oiga yo la terrible sentencia de condenación eterna, no consientas piadosísima María, que el demonio, mi cruel adversario fiscalice contra mi alma, aterrorizándola con mis culpas, las que logre antes una verdadera y entera contrición con el beneficio del Santo Sacramento de la Confesión, para que pueda lograr cualquiera y dichosa muerte en el Señor, y pues ostentas el renombre, bajo el título de la Merced, esta pretendo conseguir de tu benignidad, que con ella me prometo feliz y dichosa suerte, para que así pueda, reconocido a tus grandes favores, alabarte, ensalzarte y glorificarte por toda la eternidad, dándole a tu Divino Hijo infinitas gracias, por las Mercedes y Excelencias que te concedió para nuestro remedio ¡Oh, y así sea Redentora María! Así lo espero, amorosísima Señora, para que después, te cante inmortales glorias, alabando y bendiciendo tu Santísimo Nombre y el de tu Santísimo Hijo. Amén.

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