EJERCICIO
DEVOTO
PARA REVERENCIAR A NUESTRA SOBERANA MADRE, MARÍA SANTÍSIMA, CORONADA REINA DE LAS MERCEDES, REDENTORA DE CAUTIVOS, PARA EL DÍA VEINTICUATRO DE CADA MES
Dispuesto por el P. F. Ignacio Carabantes, del mismo Real y Militar Orden, Predicador Jubilado, Comendador que fue tres veces.
Sácalo
a luz un devoto de la misma Santísima Señora
Puebla
de los Ángeles, año de 1820
Oficina
del Oratorio de San Felipe Neri
ACTO DE
CONTRICIÓN
Amorosísimo Padre
de las Almas, Único Hijo del Eterno Padre, Espíritu Santo Consolador, Dios, Uno
y Trino, de suprema e inmensa Majestad, a vuestros pies Señor, me arrojo como
al único refugio y solo amparo de los pecadores, una y mil veces arrepentido de
haberos ingratamente ofendido, pésame, amorosísimo Dios, por ser quien eres tan
bueno, tan justo, tan manso, e infinitamente misericordioso, no mires Señor,
mis ofensas, que estas, bien conozco son merecedoras de tu indignación, atiende
solo a la intercesión de tu amantísima Madre María Santísima de la Merced, a
quienes nos destinaste para refugio y amparo en nuestras congojas, y para
universal Redentora de nuestras miserias. Yo protesto, Benignísimo Dios, la
enmienda de mi mala vida, en la que perseveraré ayudado con tus divinos
auxilios, y te ofrezco todas mis tribulaciones, todos mis trabajos, todas mis
penas, toda mi vida, toda mi alma, sentidos y potencias, en satisfacción de mis
culpas, con esta confianza vivo, y en tu misericordia espero me has de perdonar
y dar gracia para perseverar en tu amistad hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN
Soberana Virgen
María, Reina de las Mercedes y Madre de Misericordia, abogada de todos los
pecadores, suplícote humildemente, Sacratísima Señora, que todos los que se
emplean en reverenciarte y alabarte con este corto obsequio, sean atendidos y
amparados con tu especial protección, y en particular los que militan bajo de tu
Sacratísimo Escapulario, como marcados con la más cándida vestidura, que con
tus misas Soberanas manos, bajaste desde los cielos, engalanando en ella a tu
amartelado y favorecido hijo San Pedro Nolasco, haz Señora, que seamos todos,
los que te veneramos amorosísima Madre nuestra, adornados con la blanca estola
de la gracia, amparándonos tu misma soberana diestra, en todos nuestros
conflictos de alma y cuerpo, que con esto nos emplearemos gustosos en alabarte,
bendecirte y servirte, para después gozar de tu bellísima presencia en la
alegre patria de la gloria eterna. Amén.
PRIMERA
EXCELENCIA
Yo te adoro,
Emperatriz de los Cielos, María Santísima de las Mercedes, y doy mil gracias a
la Augustísima Trinidad, por haberte elegido graciosa Hija del Padre Eterno,
por esta excelencia, te suplico, merezca mi alma ser elegida para la Bienaventuranza,
donde te alabe siempre. Amén.
Ave María…
Para su Hija te
escoge
El Padre Eterno,
y de Mercedes,
Madre,
a un mismo tiempo.
Gloria
Patri…
SEGUNDA
EXCELENCIA
Yo te alabo,
Suprema Reina de los Cielos, María Santísima de las Mercedes, y yo doy mil
gracias a la Beatísima Trinidad, por haberte escogido para dichosa Madre del Divino
Verbo, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser escogido para alabar a tu
Divino Hijo en la Gloria Eterna. Amén.
Ave María…
Para Madre amada
sois escogida,
y en gracia
felizmente
sois concebida.
Gloria
Patri…
TERCERA
EXCELENCIA
Yo te venero,
Sagrada Madre de Dios, María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la
Santísima Trinidad, por haberte prevenido para feliz esposa del Espíritu Santo:
por esta excelencia te suplico, que mi alma sea prevenida con la práctica de
buenas obras, para que, adornada con la gracia, te pueda alabar eternamente en
la gloria. Amén.
Ave María…
Del Divino
Espíritu
sois Vos llamada,
su querida Esposa
y llena de gracia.
Gloria
Patri…
CUARTA
EXCELENCIA
Yo te glorifico
Soberana Reina de los Ángeles, María Santísima de las Mercedes, y doy mil
gracias a la Trinidad Sacratísima, por haberte hecho relicario suyo, por esta
excelencia te pido me alcances, que sea yo de los que por toda la eternidad te
glorifiquen. Amén.
Ave María…
Sacro relicario,
precioso y pulido
en quien Dios se
mira,
con gran regocijo.
Gloria
Patri…
QUINTA
EXCELENCIA
Yo te bendigo
Excelentísima Reina del cielo y la tierra, y doy mil gracias a la Santísima
Trinidad, por haberte librado del venenoso contagio de la culpa, desde el
primer instante de tu Concepción Purísima, por esta excelencia te suplico, me
preserves a mi de toda ofensa tuya y de tu Santísimo Hijo. Amén.
Ave María…
Exenta de toda
culpa
fuiste concebida,
más bella que el
Sol,
Pura, Santa y
Limpia.
Gloria
Patri…
SEXTA
EXCELENCIA
Yo te ensalzo agraciadísima
Reina de los cielos, María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la
Beatísima Trinidad, por haberte coronado Rina Universal del cielo y de la
tierra, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser sublimado a la
bienaventuranza. Amén.
Ave María…
Por Reina te
corona,
del Cielo Empíreo
El consistorio
Sacro
Trino y Divino.
Gloria
Patri…
SÉPTIMA
EXCELENCIA
Yo te engrandezco
y reverencio Soberana María Santísima de la Merced, y doy mil gracias a la
Santísima Trinidad, por haberte hecho superior a todos los cortesanos del cielo
y justos de la tierra, por esta excelencia te suplico, merezca yo ser atendido
entre todos los que se emplean en tu culto y devoción. Amén.
Ave María…
Superior a todos
eres Señora,
en Virtud y
grandeza,
Única y sola.
Gloria
Patri…
OCTAVA
EXCELENCIA
Yo te reverencio
de todo mi corazón, Divina Reina de los cielos, María Santísima de la Merced, y
doy mil gracias a la Santísima Trinidad, porque te escogió por consuelo y
amparo de todo el género humano, merezca yo se amparado con tu poderosa
protección. Amén.
Ave María…
Consuelo y remedio
del género humano,
os nombre, Señora,
Vuestro Hijo
Sagrado.
Gloria
Patri…
NOVENA
EXCELENCIA
Mil plácemes te
doy, María Santísima, Reina coronada de la Merced, y a la Augustísima Trinidad,
mil gracias por haberte enviado del cielo a la tierra a plantar la Sagrada
Orden Mercedaria, para alivio y remedio de todos los miserables cautivos,
observando el apreciable instituto de la caridad con todos los cristianos, por
esta excelencia te suplico, Soberana Madre mía, merezca yo tu amparo y
asistencia en la hora de la muerte. Amén.
Ave María…
A ser Redentora
viniste del cielo,
y de los mortales,
amparo y consuelo.
Gloria
Patri…
OFRECIMIENTO
Soberana
Emperatriz de los Cielos, María Santísima de la Merced, postrado ante el
acatamiento de tu Inmaculado Ser, te ofrezco rendidamente este corto obsequio
con que veneramos tu soberana protección bajo el título de las Mercedes, merezca
Señora, el que sea aceptable y agradable a tus ojos la cortead de la ofrenda,
con que cada mes procuramos retribuir un tanto de lo mucho, que os debemos, en
muestra y gratitud del humilde reconocimiento con que os adoramos, Madre de las
Mercedes y Misericordias, dado rendidas gracias a la Augustísima Trinidad, por
haberte elegido digna Madre de vuestro amantísimo Hijo Jesús, y de todos los
que con filial afecto te imploran. Haz pues, Señora, que logren los Príncipes
Cristianos de perpetua paz y celo para destrucción de todas las herejías, y
enemigos de tu Hijo Santísimo, la Santa Iglesia el dominio absoluto, y libertad
con la Suprema Cabeza que la rige y gobierna, para que sea alabado el dulcísimo
Nombre de Jesús en todo el mundo, que tengan las animas alivio en sus penas,
los míseros cautivos logren la libertad, que necesitan para no desflaquecer en
la fé que protestan, los pecadores perdón, los enfermos salud y paciencia en
sus dolencias y todos juntos su sagrada protección y gracia. Amén.
Dios te Salve, Reina
y Madre de Misericordia…
ORACIÓN
FINAL
Soberana Princesa, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, consuelo de las almas, único asilo de los pecadores, amparo y defensa nuestra, a tu protección soberana me acojo, de tu Maternal Patrocinio me valgo desde este día hasta el último instante de mi vida, y te nombro por defensora y abogada para que, cuando llegue el terribilísimo instante en que vaya a dar cuenta de mi mala vida ante el Juez Supremo, de vivos y muertos, desde ahora para entonces, te invoco, no permitáis Redentora Madre mía, que oiga yo la terrible sentencia de condenación eterna, no consientas piadosísima María, que el demonio, mi cruel adversario fiscalice contra mi alma, aterrorizándola con mis culpas, las que logre antes una verdadera y entera contrición con el beneficio del Santo Sacramento de la Confesión, para que pueda lograr cualquiera y dichosa muerte en el Señor, y pues ostentas el renombre, bajo el título de la Merced, esta pretendo conseguir de tu benignidad, que con ella me prometo feliz y dichosa suerte, para que así pueda, reconocido a tus grandes favores, alabarte, ensalzarte y glorificarte por toda la eternidad, dándole a tu Divino Hijo infinitas gracias, por las Mercedes y Excelencias que te concedió para nuestro remedio ¡Oh, y así sea Redentora María! Así lo espero, amorosísima Señora, para que después, te cante inmortales glorias, alabando y bendiciendo tu Santísimo Nombre y el de tu Santísimo Hijo. Amén.
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