jueves, 29 de julio de 2021

MIÉRCOLES A LA MADRE DE LA LUZ

 

DEVOTO EJERCICIO PARA IMPLORAR CADA MIÉRCOLES O TODOS LOS DÍAS EL PATROCINIO LA MADRE SANTÍSIMA DE LA LUZ

 

ARREGLAD O POR SU HUMILDE SIERVO

PEDRO DE M. SEGURA.

PRESBÍTERO.

Año de 1883

 

 

Hincado delante de una imagen de la Santísima Virgen, hecha la señal de la cruz y el acto de contrición, se dirá la siguiente:

 

ORACION

Amabilísima Señora, Santísima Madre de la Luz y Madre del puro y santo amor, yo os adoro y venero como Luz la más resplandeciente de caridad Al contemplar lo excesivo de vuestro amor doy repetidas gracias al Señor, porque de tal manera encendió vuestro corazón con el celestial fuego del a mor divino, que parecía viva llama del Espíritu Santo. ¡Que vil y asqueroso seré yo a vuestros purísimos ojos pues no he amado otra cosa que el lodo vilísimo de las cosas terrenas y de tantos objetos pecaminosos! ¿En qué cosa Soberana Señora y Madre mía podía yo colocar mi amor, que, en la suma bondad de mi Dios, centro único de nuestras almas? ¡Ah! Y con todo, yo he despreciado este bien tan amable, por seguir los muy miserables y asquerosos deleites del mundo. Así lo confieso y repito Yo he sido hasta aquí un ingrato, un pecador. Yo he abusado de las misericordias del Señor. Mas ahora, alumbrado con las luces de vuestra caridad, y postrado a vuestros santísimos pies, detesto y aborrezco con todo mi corazón mi mala y escandalosa vida, y el haber pospuesto a mi Dios á tan indignas criaturas: Propongo, Santísima Reina y Madre mía, amar á El solo, y compensar así mi pasada y deplorable ingratitud. Recibid mi pobre corazón para que lo consagréis a vuestro Santísimo Hijo. Recibidlo y seré dichoso; bendecidlo, y seré justificado. Porque, Señora, acordaos que sois Madre de misericordia y de refugio para el pecador contrito y humillado. No hay que dudarlo. Es honor vuestro amparar a un desvalido: muevaos á piedad la oscuridad en que me hallo; alumbradme, y seré salvo; extended vuestra mano protectora, y yo alcanzaré los eficaces auxilios de la gracia, y gemiré y lloraré hasta la muerte mis pasadas ingratitudes. Todo cuanto miro en vos me alienta y conforta: la dulzura de vuestro nombre, ese semblante agradable y risueño. Todo, todo me hace esperar mi felicidad. Permitid, que un desgraciado os llame Madre. Sí, yo os llamaré Madre Santísima, Madre de la Luz, Madre mía, Madre de piedad, Madre de misericordia. Aceptad, pues, mis tiernas y humildes alabanzas, y derramad sobre mí el raudal de vuestras divinas y dulces gracias. Amen.

 

-Luego se rezará una o tres salves, y en seguida la oración siguiente, en la cual pedirá cada uno a la Madre Santísima el remedio de sus necesidades más urgentes:

 

ORACION

¡Santísima Madre de la Luz! Yo te reconozco y confieso dignísima Madre de Dios, Soberana Reina de todo el universo y Madre nuestra amorosísima. Con profunda reverencia y afecto, humillado en el abismo de mi nada te venero y alabo; y con sumo júbilo de mi corazón me alegro de ser tu esclavo e hijo, aunque indignísimo, por ser tú, Señora de todas las criaturas, y Madre común de todos los hombres. Pero no estoy contento de serlo solamente por esta universal razón: quiero serlo también por afectuosa especialidad de mi libre y sincera elección. Postrado, pues, a tus pies delante de la Santísima Trinidad, y de toda la corte celestial, con deliberado y plenísimo afecto de mi corazón te elijo por mi Señora y Madre. Con irrevocable voluntad, me doy, me dedico y me entrego todo ahora y siempre por tu esclavo e hijo. Dígnate tú ahora, benignísima Reina, de admitirme, aunque no lo merezco, en la ínclita familia de tus especiales esclavos y amantísimos hijos; y con las amables cadenas de tu amor, aprisiona mi corazón, y, con la esclarecida marca de tu dominio sobre mí, ennoblece mi frente, para que los ángeles, los hombres, los demonios y las criaturas todas conozcan que este pecador, aunque el más vil y despreciable, todo, todo es de María. Conozco ser yo muy indigno de tan excelso favor, por mis muchas culpas, Ahora te pido perdón de tantas faltas que he cometido en tu servicio y con intimo dolor de mi corazón abomino mi ingratitud, mi tibieza é inconstancia en tus obsequios. Perdóname, Señora y Madre mía, y protégeme sin cesar porque yo me consagro á vos. En señal de mi sincera resolución protesto que te amo y venero, después de Dios, sobre mí y sobre todas las cosas; y me alegro y regocijo de tu grandeza y gloria. Yo te amo más que a mí mismo. Tus inmensos bienes y felicidades me colman el corazón de contento, porque tú los posees en un grado, únicamente inferior al de Dios. Remedia mis miserias. Socórreme en esta necesidad… Quítame este vicio… Dame esta virtud… Bendice a la Santa Iglesia Católica. Alcánzale del Altísimo celosos y santos ministros… Escucha mi humilde oración… ¡Ojalá y todas las criaturas te conozcan, amen y veneren, dignísima Madre de Dios! Este es mi ardentísimo deseo; y este ha de ser el más solícito cuidado de mi alma: atraer, cuanto me sea posible a tu devoción y amor todas las almas. Haz Madre Santísima que este mi deseo se manifieste en las obras. Concédeme que imite tus virtudes, que procure tu gloria, y que me ocupe siempre en obsequios de tu agrado. Y si, mirándome con benignos ojos, quieres por tu liberal munificencia premiarme, sea el único galardón, y para mí el más agradable, el que más y más te ame y venere ahora, siempre y por toda la eternidad. Amen.

 

-Para concluir se rezan tres Ave Marías, del modo siguiente:

 

 

Dios te salve María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto.

-Ave María.

 

Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto.

-Ave María.

 

Dios te salve María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen castísima después del parto.

-Ave María.

 

Dios te salve María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original.

-Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo…

 

ANTIFONA: Y o hice que naciera en los cielos la luz indeficiente. Yo soy la Madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza.

 

L/: Ilumina mis ojos, Madre Santísima de la Luz.

R/: Para que no vean la sombra de la muerte eterna.

 

ORACIÓN: ¡Oh Dios, Padre de las luces, que quisiste que la Virgen María, figurada en la iluminación de la columna de nube en el tránsito del Mar Rojo, fuese llamada Madre de la Luz: Suplicámoste humildemente que, así como con tan excelso nombre la veneramos los hijos de Eva, como Madre tuya y nuestra, nos concedas también por su invocación, que logremos alcanzar la luz de la divina gracia en este destierro, y la eterna Luz en la patria celestial. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

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