SÚPLICA A SAN CAMILO DE LELIS

SUPLICA AL GLORIOSO SAN CAMILO DE LELIS PARA IMPETRAR UNA BUENA MUERTE

 

Tomado del Libro: “Racolta di devoti orazioni dono a Suor Giuseppa Ceva Grimaldi”, Impreso en la Tipografía y Calcografía Dell´Industria, de Vico Fredo Pignasecca, Vía 15 e 16. Nápoles, Italia. Año 1859

 

Gloriosísimo San Camilo, Espejo clarísimo de todas las virtudes cristianas, de rodillas ante el trono de vuestra gloria, recurrimos aquí todos nosotros a exclamar nuestros votos y nuestras súplicas. Oh ten piedad en vuestro bello corazón de todas nuestras comunes y particulares miserias. Gobernad Vos nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras obras en todo el resto de nuestras vidas; para que suceda que después de dar gloria a Dios, que a Vos dio tanta gloria; y Vos también diste a Dios mismo tanta gloria, por ti seamos protegidos en el último punto de nuestras vidas y vayamos todos a participar de la gloria inmortal junto contigo en el cielo. Amén.

 

HIMNO

Desde las celestiales arcas donde moras

Dirígenos tu mirada piadosa Camilo,

Escucha benigno nuestras súplicas

Y dirige nuestros corazones en esta hora.

 

Tú que eres víctima de la caridad

A los generosos tú los levantas,

A los enfermos y a los perecientes

Robusteces y le das la sanidad.

 

Te colocas al lado de los agonizantes

En el umbral de la muerte los defiendes

Y la furia del dragón la detienes,

Llevándolos a la meta del Cielo.

 

Entonces llénanos de luz sagrada

En la última hora señalada,

Como cuando Jesús hizo su llamada

Para darnos en el cielo una morada.

 

Aquél que es Trinidad y a la vez Unidad

A quien sea el honor, el poder y la gloria,

Por los méritos de Camilo podamos ver

Tu rostro Señor, por toda la eternidad.

 

V. Ruega por nosotros San Camilo.

R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

OREMOS: Dios, que a San Camilo ayudaste a socorrer a las almas en agonía, decorándolo con la singular prerrogativa de la caridad; te rogamos por sus méritos, que infundas en nosotros tu espíritu de amor; para que a la hora de la muerte venzamos a nuestro enemigo y en el cielo merezcamos la corona de la gloria eterna. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

 

 -Colaboración de Carlos Villaman