miércoles, 18 de agosto de 2021

DIA PRIMERO DE MES A LA DIVINA PROVIDENCIA

DÍA PRIMERO DE CADA MES CONSAGRADO A DIOS

EN VENERACION DE SU DIVINA PROVIDENCIA

Por un Sacerdote de la Compañía de Jesús.

A devoción de una Religiosa de Nuestra Señora de la Concepción de la Ciudad de Puebla. 

Impreso en México en la Imprenta del Real y más antiguo Colegio de San Ildefonso.

Año de 1761

 

ACTO DE CONTRICION

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando os he ofendido a Vos, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.  Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados.  Propongo firmemente, con la ayuda de vuestra divina gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado.  Señor, por los méritos de vuestra pasión y muerte, apiadaos de mí, y dadme vuestra gracia para nunca más volveros a ofender. Amén.

 

ORACIÓN

Dios y Señor nuestro Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuya providencia no yerra en todo lo que dispone, y nada acontece, que no lo ordene con bondad y rectitud inefable, rendidamente os pedimos y suplicamos que apartéis de nosotros todo lo que nos puede ser perjudicial, y nos concedáis todo lo que nos puede ser provechoso. Es así que en vuestra Unidad de Esencia y Trinidad de Personas podéis, Señor, sabéis y queréis gobernar las cosas de modo que ceda en gloria vuestra y en bien de los que amáis. Sean todas las acciones y acontecimientos de nuestra vida tales, por favor, y gracia que nos hagáis, que en nada faltemos a procurar vuestra gloria y en nada sintamos ni experimentemos perjuicio de nuestras almas. Que nos mantengáis la vida como convenga; y que en todo caso nos libréis de muerte desprevenida. Sea, Señor, y Dios nuestro, favor de vuestra Misericordia el que siempre vivamos en vuestra gracia: que allí seremos dichosos, hasta ir a reconocer y adorar vuestra amable Providencia en la eterna Bienaventuranza. Amén.

-Se rezarán tres Credos a la Santísima Trinidad y luego la siguiente:

 

ORACIÓN

Señor, Salvador, y Dios nuestro Jesucristo, que, por amorosísima traza y disposición de la Divina Providencia, cargasteis sobre vos el remedio total de los hombres, fatalmente perdidos por el pecado, recibid ahora el afecto de nuestros corazones, con que os agradecemos el que a costa de padecer pagasteis la pena merecida de nosotros por nuestras culpas, y nos abristeis las puertas del Cielo que nos cerró el pecado. ¿Quién sino Vos, cuya providencia junta el saber y querer, pudo proveernos de remedio tan poderoso? Bien se conoce, que sois Dios de bondad infinita. Resta, que nosotros no malogremos por nuestra malicia el precio de vuestra Sangre. Resta que cooperemos, queriendo de nuestra voluntad abrazar lo bueno, y dejar lo malo. Así proponemos hacerlo: quitaremos las ocasiones, prevendremos los riesgos, contendremos nuestras inclinaciones. Pero, Señor, este ha de ser efecto de vuestra Pasión y Muerte, que tengamos gracia, para cumplir lo que proponemos: esta os pedimos para todo este mes, en que queremos vivir como quien ha de morir. Así lo deseamos, así lo pedimos y esperamos de vuestra Bondad, que lo hemos de conseguir. Amén.

-Cinco Padre Nuestros a las Cinco Llagas. Y luego la siguiente:

 

ORACIÓN

Virgen Santísima María, Madre de Dios, y Señora nuestra, Vos fuisteis la escogida y destinada de la Divina Providencia para Madre de nuestro Redentor, y por eso Reparadora de nuestra miseria, y distribuidora de la Gracia. No se pierde ninguno en quien ponéis vuestros ojos misericordiosos. Pues a vuestro amparo nos acogemos. Y porque reconocemos, que sois tan limpia, que ni el pecado Original os manchó, para hacer algo de vuestro gusto, os ofrecemos guardarnos todo este mes libre de todo pecado mortal, particularmente de soberbia, de ira, de liviandad. Vos, Madre y Señora nuestra, acogednos como hijos, cuidadnos como criados. Haced con vuestros ruegos, que todo lo alcanzan, que Dios nos favorezca en todo en vida, y en muerte, y que le seamos fieles en no estorbar aquella voluntad con que a todos nos quiere eternamente dichosos. Dos Padrinos invocamos, y ponemos de empeño, Vuestro Castísimo Esposo Señor San José, y Vuestro Celosísimo Siervo San Ignacio de Loyola. Vuestro Esposo cooperó con Vuestro Hijo Jesucristo, y con Vos para que fuéramos redimidos. Vuestro Siervo fue enviado de Dios a su Iglesia para fortalecerla con nuevo socorro, y por esto deseó tanto, y procuró la mayor gloria de Dios. Ea pues Señora, pon en nosotros esos tus ojos, para que cuanto nos acontezca sea para bien de nuestras almas y mayor gloria de Dios. Amén.

-Siete Ave Marías a los Siete Dolores de Nuestra Señora.

 

-Colaboración de Carlos Villaman.

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