PIADOSA
VISITA PARA LOS MARTES
EN
HONRA DEL GLORIOSISIMO ARCANGEL SAN RAFAEL
Por
la señal ✠
de la Santa Cruz, de nuestros ✠
enemigos, líbranos Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos
quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de
todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que
me fuere impuesta: Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos
mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y
misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra
preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para
perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN
Dios
y Señor de los ángeles, a los cuales encomendasteis la guarda de los hombres;
yo os ofrezco los merecimientos de estos soberanos espíritus y los de vuestro
Arcángel San Rafael, que siendo de los superiores bajó a ser guía, guarda y
compañero de aquel piadoso joven Tobías, librándolo en los caminos, de los
peligros de cuerpo y alma; yo os suplico que me concedáis la guarda, guía y
protección de este soberano Arcángel, y la gracia que pido, á mayor honra y
gloria vuestra. Amen.
-Aquí se rezan tres Padre nuestros y tres Ave Martas, y después esta:
ORACIÓN
Santísimo príncipe de la gloria y poderoso Arcángel San Rafael; grande en los bienes de la naturaleza, grande en los dones de la gracia, grande en el ardor de la caridad, grande en el resplandor de la sabiduría, grande en la piedad con los hombres, grande en poder contra los demonios, grande en la dignidad, grandísimo en la humildad, medicina de Dios, médico de la salud, príncipe de los médicos, perfectísimo en las curaciones, salud de los enfermos, luz de los ciegos, gozo de los afligidos, custodia de los caminantes, guía de los peregrinos, maestro de los que desean la perfección, protector de la virtud, celador de la gloria de Dios, ensalzador de la limosna, del ayunó y de la oración; ruégote, piadosísimo príncipe, por aquella caridad con que acompañaste á Tobías el mozo, guardándole de muchos peligros y librándole a él y Sara su esposa de aquel cruel demonio Asmodeo, sanando al anciano Tobías de la enfermedad que padecía en los ojos, y llenándole su casa y familia de muchos bienes, ene asistas en las enfermedades, me acompañes en l6s caminos, y me defiendas del demonio y de la torpeza, para que viviendo castamente en esta vida, merezcamos ver la luz de Dios en la eterna: y también os suplico me alcancéis lo que pido, si es para mayor gloria de Dios. Amen.
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