jueves, 5 de agosto de 2021

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS DE CHOLULA

NOVENA A MARÍA SANTÍSIMA DE LOS REMEDIOS

 

Que se venera en su Santuario del Cerro de Cholula

Impreso en la Tip. “El Comercio” Av. 2 Oriente no. 202

Puebla

 

Hecha la señal de la Cruz, se dirá el siguiente:

 

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Que ingratitud tan insensible es la mía, que locura, que ceguedad, oh mi dulcísimo Jesús! ¡Tu pendiente de ese madero, enclavado en el con duros clavos, derramando hasta la ultima gota de tu sangre, y dando los últimos alientos de tu preciosa vida entre los mas crueles tormentos, por librarme de la tiranía y esclavitud del demonio! ¡Oh amor infinito de mi Dios, que mal he correspondido a tanta fineza! antes que no perder un punto de deleite me he puesto en riesgo de perderte para siempre, pero ya, Señor, cuanto me pesa tan enorme ingratitud ¿Qué hare amantísimo Jesús de mi alma?  Yo no encuentro mas arbitrio que ponerme a las plantas de María Santísima, tu amantísima Madre, y recordarle que en tus mortales agonías la constituiste mi Madre, para que me mirase como a hijo suyo, dándome en su piedad los Remedios de mis males. Oh dulce Jesús mío, perdóname, que, aunque tarde lo he conocido, estoy cierto de que no llega tarde quien llega arrepentido. ¡Oh si pudiera, Jesús mío, borrar mis ingratitudes con la sangre de mis venas! ¡Oh si pudiera morir de dolor de haber ofendidos a mi Dios, a mi Padre, a mi Jesús y Señor!


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Emperatriz Sagrada del Empíreo y Reina de los Ángeles, María Santísima de los Remedios, hermosísima Raquel, prudentísima Abigail, valerosa Judith, agraciada Ester, embeleso de las almas, hechizo de los corazones, centro de los cariños, imán de las voluntades, admiración del Universo, Santísima María, pura, bella e inmaculada, mar de gracias, piélago de virtudes, tesorera de las misericordias de Dios. ¿Qué alabanza te daré Madre misericordiosísima, para desahogar mi pecho? ¿Qué elogios diré a tu soberanía que no sean menos que los que tu mereces? ¿Qué palabras bastaran para mostrarte mi devoción? ¿con que voces podre explicarte mi amor? Ea pues, purísima María, mi amada Madre, con este nombre se alienta mi esperanza, se destierran mis temores, se llena de gozo mi alma. Bendita seas para siempre la poderosa bondad de aquel Señor que te crio tan hermosa y tan bella para remedio nuestro, bendita sea mil veces, si, bendita, por que quiso usar de tan grandes misericordias. Pues desde ese solio que gozas, vuelve a nosotros tus piadosísimos ojos, dale la mano a quien caído te invoca, y alcánzanos del Todopoderoso, la gracia que necesitamos para portarnos como hijos tuyos. Alcánzanos, Oh Señora, la verdadera contrición de nuestros pecados, pues estamos seguros de que con esto nos haremos dignos de que remedies nuestras necesidades. Amen.

-Ahora se rezan tres aves Marías de la siguiente manera:


PRIMERA

Dios te sale María Santísima de los Remedios, hija de Dios Padre.

-Ave María.

OFRECIMIENTO

Pues al Padre Eterno, Oh Virgen,

tanto tu inocencia agrada

que, de Hija suya querida,

a la dignidad te exalta;

sea para bien, pero vuelve

tu hermoso apacible rostro,

hacia los que de hijos tuyos

desmerecemos la gracia.

Pídele avive las luces

de su santa fe en nuestra alma,

mientras a voces decimos

que eres Santa, Santa, Santa.

 


SEGUNDA

Dios te salve María Santísima de los Remedios, amantísima Madre de Dios Hijo.

-Ave María.

OFRECIMIENTO

Con cual dote al concebirte

te enriquecería la gracia,

se te criaba para Madre

el mismo Dios que te criaba.

Para Madre de Dios naces

y este tu Hijo Dios te encarga,

que a los mortales nos mires

como a Hijos de tus entrañas.

Míranos pues Madre

lógrese nuestra esperanza,

de ir cantando al empíreo

que eres Santa, Santa, Santa.

 

 

TERCERA

Dios te salve María Santísima de los Remedios, Castísima Esposa de Dios Espíritu Santo.

-Ave María.

OFRECIMIENTO

El Espíritu Divino

te vio tan pura, tan casta,

tan bella, que para Esposa

te elige, te nombra y llama.

Mil parabienes recibe

por prerrogativa tanta,

de que a nosotros nos vienen

tan apreciables ventajas.

Pues piadosa harás que el fuego

de amor en nosotros arda,

y agradecidos digamos

que eres Santa, Santa, Santa.

 

 

Dios te salve, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Purísima María, Virgen concebida en gracia, sin la culpa original. Amen.


Pues Dios, oh María os levanta

a un grado casi infinito,

de gracia, por dicha tanta

dígase en todo distrito,

que eres Santa, Santa, Santa.

 

PRIMER DÍA

ORACIÓN

Hermosura de los cielos, María Santísima de los Remedios, ese cetro que empuñas en tu divina mano y esa corona con que ciñes tus radiantes sienes, publican que eres reina del cielo y de la tierra. Así es, bellísima María, pues como Madre amantísima del Hijo y Esposa Castísima del Espíritu Santo, gozas de un poder absoluto y tienes un justísimo derecho sobre todo lo creado. Pues clame todo el mundo y diga todo cristiano, que eres nuestra Reina, nuestra abogada y que sola tu eres el Iris de Paz que, puesto en la tierra y el cielo, aplacas los rigores del Juez Supremo y puedes convertir sus enojos en lluvias de misericordia. Gózate pues, Reina hermosa, por dignidad tan alta, recrea tus brazos con ese Niño hermoso, que tanto se complace en que todo el mundo te conozca por su Reina.

 

JACULATORIA

(Para todos los días)

María Santísima de los Remedios

Emperatriz sagrada,

llenos están los cielos y la tierra

de la majestad de tu gloria,

bendito sea el que te crio

tan pura y santa.

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Sol resplandeciente de la celestial Jerusalén, María Santísima de los Remedios, bien conocemos que eres abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues desde que te has dignado interponer tu poderosa intercesión ante el Trono de tu Hijo, no hemos dejado de experimentar tus beneficios. Sigue pues, pidiendo por nosotros, no ceses de abogar por un alma que no funde sus esperanzas sino en tus entrañas compasivas. Óyela Señora, escucha los clamores con que te pide le consigas el perdón de todos sus pecados. Mira que te lo ruega por ese niño que tienes en tus brazos. Amen.

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

Luna hermosa sin menguante, María Santísima de los Remedios ¿para cuando son esas entrañas de María compasiva, sino para cuando te busca un alma que, arrepentida de haber ofendido a tu Santísimo Hijo, cree hallar en ti el remedio de sus necesidades? Acuérdate Señora, del tierno amir con que acoges al pecador arrepentido y que en este templo siempre has dispensado tus bondades a todos los que vienen a alabarte. Por eso, aunque indigno de llamarme tu hijo, vengo a implorar tu amparo y protección. Y que ¿ha de ser tal mi desgracia que no has de dar oído a mis clamores? No, no Señora, entra a registrar mi corazón y veras cuanto le pesa haber ofendido a tu Santísimo Hijo y haberte desagradado. Madre mía amorosísima, mi única esperanza, después de Jesús, mira por mí y alcánzame el remedio de mis males. Amen.

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

Estrella de la mañana, María Santísima de los Remedios: ¿Qué fuera de nosotros Reina hermosísima, si en medio de las penas que padecemos en este valle de lágrimas, cercados de aflicciones y rodeados de los enemigos que intentan destruirnos, como son el mundo, el demonio y la carne, no tuviéramos la firme esperanza y consuelo de que, entre nuestras mas graves aflicciones, vuelvas a nosotros tus piadosísimos ojos? Por eso la Iglesia te llama Estrella de la mañana. Si Señora, solo tu eres la estrella que nos conduce al puerto seguro de nuestra bienaventuranza, sola tu eres el norte que nos guía a alabar a la infinita bondad de Dios. Amorosísima Madre, ruega por nosotros, y pues tienes en tus divinos brazos a tu Hijo Jesús, no ceses de pedirle nos concedas ir a bendeciros en el cielo. Amen.

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

Refugio sagrado de pecadores, María Santísima de los Remedio: yo a nombre de todo el universo, adoro, bendigo y alabo a la Majestad eterna de nuestro gran Dios y Señor, y le doy las mas sinceras gracias, porque puso en ti los tesoros de su Omnipotencia, para que los dispensaras a los mortales. Pues aquí tienes, Madre piadosísima, Refugio de pecadores, el mayor de todos, pero muy confiado en que me has de alcanzar un perfecto dolor de mis culpas, pues por más que yo sea un abismo de maldades, tu eres Señora, un mar de bondad y misericordia. Así lo confieso y espero alcanzar de tu benignidad, el remedio de nuestros males. Amen.

 

DÍA SEXTO

ORACIÓN

¡Oh dulce consuelo de los afligidos, María Santísima de los Remedios! ¿Qué pena, que aflicción o que necesidad ha llegado a tus oídos, que no haya salido remediada? Pues por mas que nuestras maldades hayan desmerecido tu atención, no por esto has dejado de mostrarte Madre compasiva y amorosa de cuantos te han invocado. Oye pues, nuestros suspiros, lleguen a ti nuestros clamores, somos hijos de Eva, y en este triste valle de lágrimas, no tenemos mas amparo que el tuyo. Confiados en que siempre estas togando a tu Hijo Santísimo por nosotros, te pedimos que la sangre preciosa que por nuestra salud se derramo en la Cruz, sea la misma que nos valga en la hora de nuestra muerte. Amen.

 

DÍA SÉPTIMO

ORACIÓN

Divino Auxilio de los cristianos, María Santísima de los Remedios, cuando contemplo las gravísimas culpas con que he ofendido a mi Dios, y el castigo que merecía tan grave maldad, se llena mi alma de confusión. Pero ¡ay dulce Madre mía! considero al mismo tiempo, que, si Dios nuestro Señor no me castigo en medio de mis maldades, fue porque estabas pidiendo a su Majestad me diese sus auxilios, para conocer mi error. Pues eh aquí, Madre mía, que, rendido al peso de la verdad, te suplico que, así como me ha dado este conocimiento, me de dolor y contrición, para que, de aquí en adelante, elija primero la muerte que volver a ofender a mi Dios. Amen.

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Purísima María, amantísima Madre nuestra ¡Que alegría, que consuelo siente el alma al nombrarte con el dulce titulo de los Remedios! No hay tristeza, no hay aflicción o enfermedad que no se remedie al invocar tu dulce nombre. Pues alégrense los que se gozan de tener a tan amante y poderosa protectora. Dichosos nosotros con tener una Madre que no busca otra cosa que conducirnos por el camino de la felicidad. Damos pues, al Todopoderoso, repetidas alabanzas por tantos beneficios que nos comunica por tu mano, y a ti también te damos nuestros corazones en testimonio de nuestro amor y gratitud. Bendícelos, Madre amorosísima, y llénalos de gracia. Amen.

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

¡Oh princesa sagrada del empíreo y Reina de los Ángeles, María Santísima de los Remedios! como tendré valor para presentarme delante de ti para llamarte mi Madre, cuando considero tu grandeza y veo mi indignidad. Oh dulce Madre mía, verdad es que soy un abismo de maldades, pero tú eres toda bondad y misericordia, Reina del cielo y de la tierra, gózate en ser la dispensadora de los tesoros de la gracia que Dios ha puesto en tus liberales manos en favor de los mortales. Vuelve a nosotros tus piadosos ojos, duélete de nuestros males, compadécete de nuestras aflicciones y remedia nuestras necesidades, derramando sobre nosotros el raudal precioso de la gracia. Obtén para la Iglesia la paz que deseamos e introduce en su seno a los que se hallan lejos del conocimiento de Dios, has que los herejes y cismáticos se conviertan, alcanza a los pecadores un verdadero arrepentimiento de sus culpas, y eterno alivio y descanso a las almas del Purgatorio. Por último, te pedimos el acierto para los que gobiernan y que el divino Nombre de tu Hijo, sea conocido y alabado en todo el mundo, para que todos logremos alabarte y bendecirte en el cielo, por los siglos de los siglos. Amen.

 

-El Ilmo. Sr. Arzobispo de México, concede ochenta días de indulgencia por cada palabra de esta novena, a todas las personas de ambos sexos que devotamente la rezaren, rogando a Dios por las necesidades de la Iglesia. Decreto del 24 de abril de 1809.

 

-El Ilmo. y Rev. Sr. Dr. D. Fray José María de Jesús Belauzarán, dignísimo Obispo de Monterrey, concedió doscientos días de indulgencias por cada palabra de las contenidas en esta Novena.

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