NOVENA
A MARÍA SANTÍSIMA DE LOS REMEDIOS
Que
se venera en su Santuario del Cerro de Cholula
Impreso
en la Tip. “El Comercio” Av. 2 Oriente no. 202
Puebla
Hecha
la señal de la Cruz, se dirá el siguiente:
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Que ingratitud tan insensible es la mía, que locura, que ceguedad, oh mi dulcísimo Jesús! ¡Tu pendiente de ese madero, enclavado en el con duros clavos, derramando hasta la ultima gota de tu sangre, y dando los últimos alientos de tu preciosa vida entre los mas crueles tormentos, por librarme de la tiranía y esclavitud del demonio! ¡Oh amor infinito de mi Dios, que mal he correspondido a tanta fineza! antes que no perder un punto de deleite me he puesto en riesgo de perderte para siempre, pero ya, Señor, cuanto me pesa tan enorme ingratitud ¿Qué hare amantísimo Jesús de mi alma? Yo no encuentro mas arbitrio que ponerme a las plantas de María Santísima, tu amantísima Madre, y recordarle que en tus mortales agonías la constituiste mi Madre, para que me mirase como a hijo suyo, dándome en su piedad los Remedios de mis males. Oh dulce Jesús mío, perdóname, que, aunque tarde lo he conocido, estoy cierto de que no llega tarde quien llega arrepentido. ¡Oh si pudiera, Jesús mío, borrar mis ingratitudes con la sangre de mis venas! ¡Oh si pudiera morir de dolor de haber ofendidos a mi Dios, a mi Padre, a mi Jesús y Señor!
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Oh
Emperatriz Sagrada del Empíreo y Reina de los Ángeles, María Santísima de los
Remedios, hermosísima Raquel, prudentísima Abigail, valerosa Judith, agraciada
Ester, embeleso de las almas, hechizo de los corazones, centro de los cariños,
imán de las voluntades, admiración del Universo, Santísima María, pura, bella e
inmaculada, mar de gracias, piélago de virtudes, tesorera de las misericordias
de Dios. ¿Qué alabanza te daré Madre misericordiosísima, para desahogar mi
pecho? ¿Qué elogios diré a tu soberanía que no sean menos que los que tu
mereces? ¿Qué palabras bastaran para mostrarte mi devoción? ¿con que voces podre
explicarte mi amor? Ea pues, purísima María, mi amada Madre, con este nombre se
alienta mi esperanza, se destierran mis temores, se llena de gozo mi alma.
Bendita seas para siempre la poderosa bondad de aquel Señor que te crio tan
hermosa y tan bella para remedio nuestro, bendita sea mil veces, si, bendita,
por que quiso usar de tan grandes misericordias. Pues desde ese solio que
gozas, vuelve a nosotros tus piadosísimos ojos, dale la mano a quien caído te
invoca, y alcánzanos del Todopoderoso, la gracia que necesitamos para portarnos
como hijos tuyos. Alcánzanos, Oh Señora, la verdadera contrición de nuestros
pecados, pues estamos seguros de que con esto nos haremos dignos de que
remedies nuestras necesidades. Amen.
-Ahora
se rezan tres aves Marías de la siguiente manera:
PRIMERA
Dios
te sale María Santísima de los Remedios, hija de Dios Padre.
-Ave María.
OFRECIMIENTO
Pues
al Padre Eterno, Oh Virgen,
tanto
tu inocencia agrada
que,
de Hija suya querida,
a
la dignidad te exalta;
sea
para bien, pero vuelve
tu
hermoso apacible rostro,
hacia
los que de hijos tuyos
desmerecemos
la gracia.
Pídele
avive las luces
de
su santa fe en nuestra alma,
mientras
a voces decimos
que
eres Santa, Santa, Santa.
SEGUNDA
Dios
te salve María Santísima de los Remedios, amantísima Madre de Dios Hijo.
-Ave María.
OFRECIMIENTO
Con
cual dote al concebirte
te
enriquecería la gracia,
se
te criaba para Madre
el
mismo Dios que te criaba.
Para
Madre de Dios naces
y
este tu Hijo Dios te encarga,
que
a los mortales nos mires
como
a Hijos de tus entrañas.
Míranos
pues Madre
lógrese
nuestra esperanza,
de
ir cantando al empíreo
que
eres Santa, Santa, Santa.
TERCERA
Dios
te salve María Santísima de los Remedios, Castísima Esposa de Dios Espíritu
Santo.
-Ave María.
OFRECIMIENTO
El
Espíritu Divino
te
vio tan pura, tan casta,
tan
bella, que para Esposa
te
elige, te nombra y llama.
Mil
parabienes recibe
por
prerrogativa tanta,
de
que a nosotros nos vienen
tan
apreciables ventajas.
Pues
piadosa harás que el fuego
de
amor en nosotros arda,
y
agradecidos digamos
que
eres Santa, Santa, Santa.
Dios te salve, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Purísima María, Virgen concebida en gracia, sin la culpa original. Amen.
Pues
Dios, oh María os levanta
a
un grado casi infinito,
de
gracia, por dicha tanta
dígase
en todo distrito,
que
eres Santa, Santa, Santa.
PRIMER
DÍA
ORACIÓN
Hermosura
de los cielos, María Santísima de los Remedios, ese cetro que empuñas en tu
divina mano y esa corona con que ciñes tus radiantes sienes, publican que eres
reina del cielo y de la tierra. Así es, bellísima María, pues como Madre
amantísima del Hijo y Esposa Castísima del Espíritu Santo, gozas de un poder
absoluto y tienes un justísimo derecho sobre todo lo creado. Pues clame todo el
mundo y diga todo cristiano, que eres nuestra Reina, nuestra abogada y que sola
tu eres el Iris de Paz que, puesto en la tierra y el cielo, aplacas los rigores
del Juez Supremo y puedes convertir sus enojos en lluvias de misericordia.
Gózate pues, Reina hermosa, por dignidad tan alta, recrea tus brazos con ese
Niño hermoso, que tanto se complace en que todo el mundo te conozca por su
Reina.
JACULATORIA
(Para
todos los días)
María
Santísima de los Remedios
Emperatriz
sagrada,
llenos
están los cielos y la tierra
de
la majestad de tu gloria,
bendito
sea el que te crio
tan
pura y santa.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Sol
resplandeciente de la celestial Jerusalén, María Santísima de los Remedios,
bien conocemos que eres abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues desde que
te has dignado interponer tu poderosa intercesión ante el Trono de tu Hijo, no
hemos dejado de experimentar tus beneficios. Sigue pues, pidiendo por nosotros,
no ceses de abogar por un alma que no funde sus esperanzas sino en tus entrañas
compasivas. Óyela Señora, escucha los clamores con que te pide le consigas el
perdón de todos sus pecados. Mira que te lo ruega por ese niño que tienes en
tus brazos. Amen.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Luna
hermosa sin menguante, María Santísima de los Remedios ¿para cuando son esas
entrañas de María compasiva, sino para cuando te busca un alma que, arrepentida
de haber ofendido a tu Santísimo Hijo, cree hallar en ti el remedio de sus
necesidades? Acuérdate Señora, del tierno amir con que acoges al pecador
arrepentido y que en este templo siempre has dispensado tus bondades a todos
los que vienen a alabarte. Por eso, aunque indigno de llamarme tu hijo, vengo a
implorar tu amparo y protección. Y que ¿ha de ser tal mi desgracia que no has
de dar oído a mis clamores? No, no Señora, entra a registrar mi corazón y veras
cuanto le pesa haber ofendido a tu Santísimo Hijo y haberte desagradado. Madre
mía amorosísima, mi única esperanza, después de Jesús, mira por mí y alcánzame
el remedio de mis males. Amen.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Estrella
de la mañana, María Santísima de los Remedios: ¿Qué fuera de nosotros Reina
hermosísima, si en medio de las penas que padecemos en este valle de lágrimas,
cercados de aflicciones y rodeados de los enemigos que intentan destruirnos,
como son el mundo, el demonio y la carne, no tuviéramos la firme esperanza y
consuelo de que, entre nuestras mas graves aflicciones, vuelvas a nosotros tus
piadosísimos ojos? Por eso la Iglesia te llama Estrella de la mañana. Si
Señora, solo tu eres la estrella que nos conduce al puerto seguro de nuestra
bienaventuranza, sola tu eres el norte que nos guía a alabar a la infinita
bondad de Dios. Amorosísima Madre, ruega por nosotros, y pues tienes en tus
divinos brazos a tu Hijo Jesús, no ceses de pedirle nos concedas ir a
bendeciros en el cielo. Amen.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Refugio
sagrado de pecadores, María Santísima de los Remedio: yo a nombre de todo el
universo, adoro, bendigo y alabo a la Majestad eterna de nuestro gran Dios y
Señor, y le doy las mas sinceras gracias, porque puso en ti los tesoros de su
Omnipotencia, para que los dispensaras a los mortales. Pues aquí tienes, Madre
piadosísima, Refugio de pecadores, el mayor de todos, pero muy confiado en que
me has de alcanzar un perfecto dolor de mis culpas, pues por más que yo sea un
abismo de maldades, tu eres Señora, un mar de bondad y misericordia. Así lo
confieso y espero alcanzar de tu benignidad, el remedio de nuestros males.
Amen.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
¡Oh
dulce consuelo de los afligidos, María Santísima de los Remedios! ¿Qué pena,
que aflicción o que necesidad ha llegado a tus oídos, que no haya salido
remediada? Pues por mas que nuestras maldades hayan desmerecido tu atención, no
por esto has dejado de mostrarte Madre compasiva y amorosa de cuantos te han
invocado. Oye pues, nuestros suspiros, lleguen a ti nuestros clamores, somos
hijos de Eva, y en este triste valle de lágrimas, no tenemos mas amparo que el
tuyo. Confiados en que siempre estas togando a tu Hijo Santísimo por nosotros,
te pedimos que la sangre preciosa que por nuestra salud se derramo en la Cruz,
sea la misma que nos valga en la hora de nuestra muerte. Amen.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Divino
Auxilio de los cristianos, María Santísima de los Remedios, cuando contemplo
las gravísimas culpas con que he ofendido a mi Dios, y el castigo que merecía tan
grave maldad, se llena mi alma de confusión. Pero ¡ay dulce Madre mía! considero
al mismo tiempo, que, si Dios nuestro Señor no me castigo en medio de mis
maldades, fue porque estabas pidiendo a su Majestad me diese sus auxilios, para
conocer mi error. Pues eh aquí, Madre mía, que, rendido al peso de la verdad,
te suplico que, así como me ha dado este conocimiento, me de dolor y contrición,
para que, de aquí en adelante, elija primero la muerte que volver a ofender a
mi Dios. Amen.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Purísima María, amantísima Madre nuestra ¡Que alegría, que consuelo siente el alma al nombrarte con el dulce titulo de los Remedios! No hay tristeza, no hay aflicción o enfermedad que no se remedie al invocar tu dulce nombre. Pues alégrense los que se gozan de tener a tan amante y poderosa protectora. Dichosos nosotros con tener una Madre que no busca otra cosa que conducirnos por el camino de la felicidad. Damos pues, al Todopoderoso, repetidas alabanzas por tantos beneficios que nos comunica por tu mano, y a ti también te damos nuestros corazones en testimonio de nuestro amor y gratitud. Bendícelos, Madre amorosísima, y llénalos de gracia. Amen.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
¡Oh
princesa sagrada del empíreo y Reina de los Ángeles, María Santísima de los
Remedios! como tendré valor para presentarme delante de ti para llamarte mi
Madre, cuando considero tu grandeza y veo mi indignidad. Oh dulce Madre mía,
verdad es que soy un abismo de maldades, pero tú eres toda bondad y
misericordia, Reina del cielo y de la tierra, gózate en ser la dispensadora de
los tesoros de la gracia que Dios ha puesto en tus liberales manos en favor de
los mortales. Vuelve a nosotros tus piadosos ojos, duélete de nuestros males, compadécete
de nuestras aflicciones y remedia nuestras necesidades, derramando sobre
nosotros el raudal precioso de la gracia. Obtén para la Iglesia la paz que deseamos
e introduce en su seno a los que se hallan lejos del conocimiento de Dios, has
que los herejes y cismáticos se conviertan, alcanza a los pecadores un verdadero
arrepentimiento de sus culpas, y eterno alivio y descanso a las almas del
Purgatorio. Por último, te pedimos el acierto para los que gobiernan y que el
divino Nombre de tu Hijo, sea conocido y alabado en todo el mundo, para que
todos logremos alabarte y bendecirte en el cielo, por los siglos de los siglos.
Amen.
-El
Ilmo. Sr. Arzobispo de México, concede ochenta días de indulgencia por cada
palabra de esta novena, a todas las personas de ambos sexos que devotamente la
rezaren, rogando a Dios por las necesidades de la Iglesia. Decreto del 24 de abril
de 1809.
-El Ilmo. y Rev. Sr. Dr. D. Fray José María de Jesús Belauzarán, dignísimo Obispo de Monterrey, concedió doscientos días de indulgencias por cada palabra de las contenidas en esta Novena.
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