NOVENA
DEL GLORIOSO SAN EMIGDIO
ABOGADO
ESPECIAL DE LOS TEMBLORES
Imprenta
de José María Concha.
Lima,
Perú. Año 1841.
ACTO DE
CONTRICION
Dulcísimo
Jesús mío, Criador, Redentor y Conservador mío, mi Dios infinitamente bueno, e infinitamente
digno de ser amado sobre todas las cosas: postrado delante de vuestra augusta
majestad, con el corazón traspasado del más vivo dolor por los graves pecados
con que tantas veces os he ofendido, pésame en el alma de haber sido ingrato a
los inmensos beneficios que de vuestras liberalísimas manos he recibido: venid
en mi socorro para que yo venza al enemigo de mi salvación. Por los méritos de
vuestra purísima madre las Virgen María, bañad mis obras con vuestra sangre preciosa.
No me desamparéis Señor, Dios mío: no os apartéis de mí, entended en la ayuda mía,
Señor Dios de mi salud asistidme con vuestra gracia mediante la cual os prometo
serviros y amaros hasta el último instante de mi vida. Amen.
San
Emigdio, venos aquí implorando tu patrocinio. Amagada esta ciudad por los
continuos terremotos, guerras, orfandad, y llantos, nos hallamos tristemente
consternados, y conociendo que es en justo castigo de nuestra prevaricación,
porque el Señor siempre benigno con los pobres pecadores, por estos medios
repite sus llamamientos para despertarnos del profundo letargo en que nos ha sumido
la más espantosa impiedad; acudimos a tú Santo glorioso, para que compadecido
de las tribulaciones y peligros que nos cercan intercedas con Dios, logrando no
se apaguen en nosotros las luces de la fe, ni permita que se pierda la porción
escogida de su iglesia, nos conserve y bendiga para que le en el tiempo y en la
eternidad. Amen.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria Patri.
PRIMER
DIA
Diligentísimo
Emigdio, que, por medio de una oración continua, procuraste guardar en tu corazón
y cumplir en toda la voluntad divina, despreciando los honores y grandezas del
mundo antes que quebrantarla: te rogamos nos alcances del Señor que nos haga
vivir de su vida, iluminando nuestras tinieblas, acercándonos à él para que le
sigamos abrazados de la cruz dándonos una perpetua observancia en su santa ley
para bendecirlo y amarlo por los siglos de los siglos. Amen.
-Avivando la fe en la protección del Santo,
pidamos al Señor por su intercesión lo que deseamos en esta novena, honra y
gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amen.
ANTIFONA. Le
adornaste Señor con la estola de la pureza, abrazaste su corazón con el fuego
de la caridad y le ceñiste la corona de la justicia. ¡Oh bienaventurado San
Emigdio, líbranos del ímpetu del terremoto rogando por nosotros a Nuestro Señor
Jesucristo! Amen.
GOZOS
Por aquel sublime amor
Que a Dios profesaste tanto,
Defiéndenos mártir Santo
Del ímpetu del temblor.
Aquella grande
prudencia
Que mostraste en
tu obispado,
A todos con sumo agrado
Dispensando tu
asistencia:
Por esa santa paciencia
Que tuviste á tanto
honor.
No desdeñe tu bondad
Nuestra humilde petición,
Mira la tribulación
En que se halla
esta ciudad:
Por esa gran
caridad
Que te hizo tan
superior,
Magnánimo en la desgracia
De una vida
atribulada,
La ley del Señor
sagrada
Guardaste con
eficacia:
Y pues fuiste por
su gracia
Muy ilustre
confesor
Toda tu gloria
cifraste
En la honra y
gloria de Dios,
Seguiste su dulce
voz
Y la santidad
lograste:
Y pues tanto
adelantaste
Por tu eminente
fervor
Tuviste un alma
animosa
Para sufrir el
tormento,
Recibiendo en un
momento
La corona
victoriosa:
Y pues tu muerte
preciosa
Fue a los ojos del
Señor:
Por aquel sublime amor
Que a Dios profesaste tanto,
Defiéndenos mártir santo
Del ímpetu del temblor.
ORACION
ÚLTIMA
Reina de los ángeles;
María Santísima, Virgen y Madre de Dios, que con entrañable amor favoreciste a
tu fiel siervo Emigdio, concede a nosotros, que, imitando sus virtudes, merezcamos
ser como él tus verdaderos devotos, y después consigamos por tú la posesión de
la bienaventuranza Amen. Concluirá con una salve,
SEGUNDO
DIA
Humildísimo
Emigdio, yo bendigo y alabo al humilde Jesús, que puso en tu corazón un amor
decidido a esta preciosa virtud que te elevó al más alto grado de santidad: él
nos aflige en el cuerpo y en el espíritu, para que le busquemos en justicia y
verdad, como el seguro de nuestra dicha y único centro de nuestro, reposo; así suplícale
fortalezca nuestra flaqueza, dispensándonos como a tú una alegre resignación en
los trabajos de este miserable destierro para que nos acrisolemos en su amor
por medio de ellos. Amen.
TERCER
DIA
Santo
glorioso, echa una mirada de compasión sobre esta pobre ciudad tan amenazada de
temblores que la ponen a peligro de arruinarse. La terrible enfermedad de
nuestras culpas que nos tienen tan postrados es la causa de tener irritada la
cólera divina: haz pues que el Señor cure nuestras llagas en la saludable
fuente de su gracia, que nos acoja en el seno de sus misericordias pues somos
tan débiles y miserables: Detén con tus ruegos su diestra formidable armada contra
la impiedad de los impíos, vuelvan todos al camino de la verdad, y viviendo
conformes a lo que profesamos en el día de nuestra regeneración logremos la
vida eterna. Amen.
CUARTO
DIA
Pastor evangélico,
que desvelado por el bien de las ovejas que el Señor como a Aarón te confió, enseñándoles
con la sana doctrina y santos ejemplos la senda que lleva a la eterna felicidad:
suplicamoste nos alcancéis su misericordia, que tengamos un corazón dócil a las
impresiones de la gracia, para no descaminarnos, del camino de sus mandamientos
mientras estemos en el expatriamiento de esta Babilonia de llanto, y después
merezcamos entrar en la Jerusalén celestial. Amen.
QUINTO
DIA
Caritativo
San Emigdio, cuyo apacible trato te mereció la estimación y respeto, de todos,
siendo con el miserable desvalido un pródigo en beneficios, cumpliendo así con
el máximo precepto de la religión santa amar a Dios sobre todas las cosas, y al
prójimo como a sí mismo: recábanos del Señor que tengamos en el corazón muy
arraigada esta inestimable virtud, haciendo a nuestros hermanos por su amor
todo cuanto bien podamos, perdonando y amando a todos los que nos persiguen y
calumnian a imitación de Nuestro Señor Jesucristo, y por la ardiente caridad con que le amaste, pídele
nos conceda, que todo cuanto pensáremos, habláremos, hiciéremos y respiráremos,
sea para honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amen.
SEXTO DÍA
Bendito
San Emigdio, compadécete de nosotros que
aun vivimos en este falaz mundo, en donde todos son escollos de un océano
borrascoso agitado por las pasiones: la tempestad como la mentida calma son en
él igualmente peligrosas: preciso es guardarse de sus acechanzas, sin confiarse
de sus halagos: intercede pues con Dios para que no le ofendamos dejándonos
seducir de sus prometidos falsos deleites, y para que a el solo sirvamos y
amemos con la memoria sin olvido, con el entendimiento sin error, y con la
voluntad sin contradicción por los siglos de los siglos. Amen.
SEPTIMO
DIA
Fidelísimo
amigo de Dios, que, habitando, en la tierra supiste animoso en las contradicciones
que ella promete, hallar la dicha eterna que hoy gozas; dígnate admitir benigno
nuestros más fervientes votos, consiguiéndonos del Señor nos comunique un rayo
de su luz para que inflamados en su santo servicio lleguemos al término feliz
porque anhelamos. Amen.
OCTAVO
DIA
Venerado
San Emigdio en quien tanto brilló una resignación total en hacer todas las
cosas llevado del celo de la gloria de Dios, distintivo singular de las almas
justas por lo cual Nuestro Señor Jesucristo siempre liberal les derramó sus
favores, dándoles auxilios especiales, saludables inspiraciones , gracias
superabundantes y el precio de los méritos de su poderosísima sangre; por estos
dones más preciosos que todos los tesoros del universo, te rogamos intercedas
con él para que aumente en nosotros la piedad y el deseo de nuestra salvación.
Amen.
NOVENO
DIA
Ilustre
confesor de Nuestro Señor Jesucristo que, habiendo despreciado la vida por su
amor, mereciste entrar en el coro de los mártires, en donde glorioso has dado
tantas pruebas a tus devotos de lo mucho que puedes para con Dios en hacer cesar
las calamidades de su pueblo; te pedimos que redobles tus clamores para que
consigamos vernos libres de la mayor de ellas que es la culpa, y sirviéndole
por tu medio en esta vida logremos gozarle en tu compañía. Amen.
ORACION DE BENDICION Sagrada que Nuestro
Santo Padre el Papa Benedicto XIV remitió al Católico Monarca, contra los
temblores, y terremotos de tierra, la cual es de SAN ÉMIGDIO Obispo y mártir,
abogado especial de los temblores; pues no ha habido ejemplar que se haya experimentado
desgracia alguna en la casa donde estuviere puesta la siguiente:
ORACION
Dios
Nuestro Señor nos bendiga y nos defienda, nos de su auxilio y tenga
misericordia de nosotros: vuelva a nosotros su piadoso rostro, y nos dé paz y
Dios Nuestro Señor bendiga esta casa y a todos los que en ella estamos y
habitamos, y a ella y a nosotros libre del ímpetu del terremoto, en virtud del
Dulcísimo Nombre de Jesús. Amen.
Jesús
Nazareno, Rey de los Judíos, Cristo Señor Nuestro está con nosotros: Confiad en
él, esperad en él, y tened seguro el ánimo, OH BIENAVENTURADO SAN EMIGDIO.
Ruega por nosotros, y defiéndenos del ímpetu del terremoto en el Nombre de Jesús
Nazareno. Amen.
INDULGENCIAS
El Ilustrísimo Señor Doctor Diego Antonio de Parada, dignísimo Arzobispo de Lima, concedió 80 días de indulgencias a todos los que rezaren un padre nuestro y ave maría a este Glorioso Santo. El Ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco Sales de Arrieta, dignísimo Arzobispo de esta Diócesis, concede ochenta días de indulgencias a todos los que rezaren devotamente esta novena, usando de ella en sus oraciones públicas y privadas, pidiendo por la extirpación de las herejías, paz y concordia de los pobres cristianos, conversión de los infieles, herejes y pecadores y demás necesidades de la Iglesia y del Estado. Así mismo, el Ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco José Calixto de Orihuela dignísimo Obispo del Cuzco, concede cuarenta días de indulgencias por cada una de las oraciones que contiene esta novena.
-Colaboración de Carlos Villaman
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