EJERCICIO
DE DEVOCION POR NUEVE PRIMEROS JUEVES DE MES AL GLORIOSO PATRIARCA SAN FELIPE
NERI, APOSTOL DE ROMA, FUNDADOR DE LA CONGREGACION DEL ORATORIO.
(Que
igual se puede emplear por nueve jueves consecutivos en forma de novena)
Impreso
en Mallorca, España, en la Imprenta del Real Convento de Santo Domingo,
Año
1755. Con Licencia de los Superiores.
Puesto
de rodillas delante del Altar o Imagen de San Felipe Neri, hará una profunda
reverencia de espíritu a Dios, a María Santísima y al Santo; se persignará y
dirá con todo su corazón el siguiente:
ACTO DE
CONTRICION
Señor
mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, y Redentor mío, por ser vos
quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa, pésame, Señor,
de todo corazón de haberos ofendido. Yo propongo firmemente la enmienda de
nunca más pecar y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos y de
confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta; y de restituir y
satisfacer lo que debiere. Por vuestro santísimo amor, Señor, perdono a todos
mis enemigos; ofrezcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis
pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra Divina Bondad y
misericordia infinita, que los perdonareis por los merecimientos de vuestra
preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y que me daréis gracia para enmendarme, y
para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN
PRIMERA PARA TODOS LOS JUEVES
Gloriosísimo
Padre, San Felipe Neri, Apóstol de Roma, Espejo de Santidad, Luz clarísima de
la Iglesia, por aquella dulce llama de Caridad, que a mayor gloria de Dios y
salud de las Almas ardía en vuestro pecho, sacrificando todo el tiempo de
vuestra vida en el bien espiritual y temporal del prójimo, os suplico
humildemente, que desde esta hora, hasta el último instante de mi vida seáis mi
Protector: que enderecéis mis pasos por el camino de los Divinos preceptos; que
conservéis cauta mi conciencia, para que nunca se duerma en la perniciosa
sombra de la culpa; que pongáis freno a mis desordenadas pasiones, y seáis
vigilante custodia de mis sentidos, para que jamás se inclinen a amar las cosas
falsas de este mundo. En vos, Santísimo Abogado mío, pongo mi esperanza,
seguro, de que favoreceréis a quien humildemente os adora, que socorreréis a
quien con necesidad os llama, y que protegeréis a quien en señal de devoción a
vuestro nombre ofrece a vuestros pies su corazón. Y pues ninguno recurrió a
vuestro Patrocinio, que fuese desconsolado, ni se valió de vuestra intercesión,
que dejase de ser oído, alcanzadme de la Bondad infinita de Dios el perdón de
mis pecados, que arrepentido detesto; y que adorne mi alma, de aquellas santas
Virtudes que tanto amaste, que tanto resplandecieron en vuestro corazón y con
que tanto agradaste a los Divinos ojos. Y también os suplico, amantísimo
Protector mío, que, con el don de la final perseverancia en el servicio de
Dios, me alcancéis de su Divina Majestad la gracia particular, que deseo, y por
vuestra intercesión te pido en estos nueve jueves, si conviene para gloria de
Dios, honra vuestra y bien de mi alma. Amén.
PRIMER
JUEVES
DEL AMOR A DIOS
ORACIÓN
SEGUNDA
Espíritu
Santo, Dios omnipotente, dulce Esposo de las Almas, que os anhelan, Alma de los
corazones que tiernamente os aman, Dulcísima eficaz llama, que descendiendo
sobre los Apóstoles encendiste en sus pechos el fuego de vuestro amor, y
adornaste sus Almas de vuestros sagrados Dones; y que propicio a las oraciones,
con que vuestro fidelísimo siervo San Felipe Neri los suplicaba, y para
recibirlos se disponía, introdujiste en su amante pecho tan activo y abundante
Amor divino, que fue preciso se le rompiesen milagrosa y sensiblemente dos
costillas, para que su corazón pudiese dilatar los espacios de su Caridad, y
hacerse más capaz, para sostener toda su vida tan grande incendio: introducid,
Espíritu amantísimo, en mi corazón un Rayo de vuestro fuego, para que
despreciando los vanos placeres de este mundo; se aparte de las criaturas, y
ame desde hoy solamente a Vos, mi Criador, que solo merecéis ser infinitamente
amado. Ayudadme, amabilísimo Dios y Señor mío; obrad en mi por vuestra misericordia
cuanto visiblemente obró en Felipe vuestra gracia. Por los méritos de este gran
Santo, en quien con tanta abundancia infundiste las dulzuras de vuestro
Espíritu, os suplico, que animéis mis potencias con las llamas de vuestro
Divino fuego, para que ardiendo en mi hasta la muerte la hoguera de vuestro
amor, merezca conseguir ahora, si es vuestra Divina voluntad, la gracia
particular, que por la intercesión y méritos de San Felipe os pido en estos
nueve jueves; y eternizar después sus llamas en la gloria. Amen.
-Aquí se rezará cinco veces el Padre
nuestro, con el Ave María, y Gloria Patri, que San Felipe Neri hacia rezar à
sus hijos espirituales, y todos los días se rezan en las Iglesias de su
Oratorio; y después se dirá al Santo la siguiente:
ORACIÓN
TERCERA
Patriarca
Santo, Felipe Glorioso, Serafín de Caridad, que sois tan propicio para alcanzar
à tus devotos llamas de Amor divino , para que ardientemente amen al Señor, que
solo con arrimar à tu pecho tus hijos Espirituales, introducías en sus
corazones aquel Divino fuego, en que ardía el Divino fuego , en que ardía el
vuestro : impetradme , amabilísimo Protector mío , de la Bondad infinita el
perdón de mis pecados , y un Amor grande , con que desde hoy comience a amarlo
perfectamente: Un amor eficaz, que se haga conocer con las obras; un Amor puro
, con que verdadera mente lo ame sobre todas las criaturas : Un Amor fuerte ,
que me haga vencer todas las ocasiones , que puedan contrastarme , el unirme
íntimamente con mi Criador. Aquella dulce llama de Amor divino, que alzaba
vuestra bendita Alma hasta el Cielo, purifique mi espíritu de todo amor
terreno, lo aparte de las criaturas, y lo haga una hostia grata à Dios; para
que después de haberlo amado con toda mi alma en esta vida, sea digno, por los
méritos de nuestro Señor Jesucristo, y por vuestra intercesión poderosa; de
llegar a amarlo eternamente en la gloria. Y también os suplico, amorosísimo
Padre mío, me alcancéis de la Divina Majestad la gracia particular, que deseo,
y por vuestra intercesión pido en estos nueve jueves, si conviene para gloria
de Dios, honra vuestra, y bien de mi alma. Amen.
-Aquí haremos una breve pausa, para que
cada uno con la mayor confianza, y con las palabras que le dictase su devoción
y afecto, pida secretamente à San Felipe Neri, le alcance de Dios un Amor
grande à su Majestad Divina, y el favor particular que desea, si conviene para
salvación de su Alma. Y para conseguir la Protección, y; asistencia del Santo a
la hora de la muerte; en que es especialísimo Abogado de sus devotos, se dirá
todos los días la Oración siguiente:
ORACIÓN
CUARTA
PARA
TODOS LOS JUEVES
Santísimo
Padre Felipe Neri, especialísimo Abogado de cuantos a la hora de la muerte
imploran vuestro Patrocinio, por aquella Caridad tan fervorosa, en que ardiste
todo el tiempo de vuestra vida, y que os tuvo empleado en procurar por todos
medios la salud eterna de vuestros prójimos, principalmente en el tiempo más
urgente de sus mortales enfermedades, pasando infatigable las noches enteras,
para conforto y alivio de sus agonías, y para encaminar sus almas a la Gloria:
os suplico, Clementisimo Protector mío, socorráis mi pobre Alma miserable
pecadora, para que no sea sorpresa de muerte repentina, ni pase de esta vida
mortal sin la debida preparación, para bien morir, y asegurar mi salvación.
Rogad por mi à la Santísima Madre de Dios y siempre Inmaculada Virgen María, de
quien recibiste tantas gracias, y la de gozar visiblemente en ésta vida de su
amabilísima presencia, que como piadosísima Madre y Refugio que es de
pecadores, me asista en aquella hora; y que por los méritos de la acerbisima
Pasión y muerte de su Unigénito Hijo, y los vuestros se interponga a mi favor
con su Divina Majestad, de tal manera, que reconciliado con mi Señor
Jesucristo, merezca la gracia de un feliz paso de esta vida mortal a la eterna.
Por vuestra ardentísima Caridad os ruego, amantísimo Padre mío, que os acordéis
de las afectuosas, humildes súplicas, que ahora os hago, para que me amparéis
en aquella tremenda hora, como tantas veces habéis hecho con vuestros devotos,
favoreciéndome con vuestra asistencia, para que libre de las tentaciones del
Demonio, con un verdadero dolor de mis pecados y constante en la Fe más viva,
en la más cierta Esperanza, y en la Caridad más ardiente; pueda con vuestro
auxilio invocar los dulcísimos nombres de JESÚS, y de MARÍA, y merezca à
vuestra intercesión poderosa , gozar de su compañía en eternidades de gloria.
Amen.
-Se
acabará este Santo Ejercicio con la siguiente Conmemoración de María Santísima,
y con el Responsorio del Santo:
ANTIFONA
Bajo tu
amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te
dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, oh
siempre Virgen, gloriosa y bendita.
V.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
ORACIÓN:
Concédenos,
Señor, a nosotros, tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y por
la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María vernos libres
de las tristezas de esta vida y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo,
Nuestro Señor. Amén.
RESPONSORIO
A SAN FELIPE NERI
Si buscas
prodigios, luego
Los tendrás, si
estando en gracia
Tu devoción, y
eficacia
Dirige a Felipe el
ruego;
El, nuestras
dolencias, sana,
Del mar y viento
el rigor
Mitiga y es
Protector
De la Religión
Cristiana
Cuidados y
adversidades
De los ánimos
serena;
El fuego aplaca y
enfrena
Granizos, y
tempestades:
Reprime los
Terremotos;
Los Energúmenos
cura;
Y en la pobreza
procura
Socorrer a sus
devotos.
Su intercesión
cada día,
Restituye vida al muerto,
Y es el camino más
cierto,
Para el favor de María.
Oh Gran Felipe,
consuelo;
Y esperanza de
salud;
Oh Espejo de la
Virtud!
Solicítanos el
Cielo.
A Dios trino y uno
en tanto
Sea el honor; y
por memoria
De tus Prodigios,
y Gloria
Danos, tu auxilio,
Gran Santo. Amén.
ANTÍFONA: Este
es aquel, que, depreciando el Mundo, adquirió la gloria en medio de la multitud
de los hombres, y en su vida hizo cosas maravillosas.
V.
Ruega por nosotros, Santo Padre Felipe.
R. Para
que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
ORACIÓN
Eterno
Dios, que con admirables dones de vuestra gracia adornaste el Bienaventurado
Felipe vuestro Confesor, el cual ardía todo en el fuego de amor Divino por la
salud de las almas concédenos benignamente, que arrepentidos de todo corazón,
seamos por su intercesión libres de los inminentes peligros de alma y de
cuerpo; y que merezcamos llegar à gozar la vida eterna. Así os lo suplicamos
por nuestro Señor Jesucristo vuestro Hijo, que con vos vive y reina en unidad
del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos, Amen.
JUEVES
SEGUNDO
DEL
AMOR AL PROJIMO
ORACION
SEGUNDA
Eterno
Dios, que después de haber iluminado con tan abundantes luces del Cielo la
mente de vuestro amado siervo San Felipe Neri, y encendidole su corazón de un
ardentísimo deseo de vuestra mayor gloria y salud eterna de las almas, lo
sacaste de la soledad, para hacerlo un gran de Apóstol de Roma y un Padre y
Protector de Pobres: haced, Dios mío, que, animado ya de su santo celo, procure
al menos con mi buen ejemplo la salvación de mis hermanos. Vos, Señor, que
enviaste un Ángel a sacar vuestro fidelísimo siervo Felipe de un Foso profundo
en que cayo, yendo de noche à socorrer un pobre necesitado, dadme un corazón
sensible a las miserias de mi prójimo, para que yo sea digno de recibir
vuestras misericordias en el día último. Desterrad de mí los juicios
temerarios, la murmuración, el amor del propio interés y todo aquello que pueda
turbarme la paz y unión con mis prójimos. Haced que yo me compadezca y sufra
con caridad sus flaquezas: dadme fuerza para que pueda conservar y corresponder
siempre a mis contrarios con aquella dulzura de Espíritu, que es el propio
carácter de vuestros hijos. Concededme, Señor, que yo cumpla exactamente
vuestro gran precepto del Amor, para que sea digno de recibir de vuestra
infinita Bondad aquel premio eterno que tenéis prometido a los que observaren
fielmente vuestra Santísima Ley; y la gracia particular que por la intercesión
y méritos de San Felipe Neri os pido en estos nueve jueves, si conviene para
mayor honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre Nuestros, con las
cinco Ave Marías, Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Gloriosísimo
Padre y Protector mío San Felipe Neri, que todo os consagrasteis a procurar la
salud del prójimo, hasta enseñar a los Niños e ignorantes los principios de
nuestra santa Fe; dadme a conocer la grandeza de este Santo ejercicio y haced
que yo también instruya amorosamente a todos aquellos que tienen necesidad.
Vos, Santo mío, que, con vuestra Predicación, y oraciones hiciste que tantos
Infieles conociesen a Jesucristo, mirad con ojos de compasión aquellos Pueblos
que están tan lejos del conocimiento del verdadero Dios, y alcanzadles de la
infinita misericordia Luz, para que detestando sus errores, lleguen un día a
ser del gremio de la Santa Iglesia Católica, y Ciudadanos de la Jerusalén
Celestial. Vuestro ardiente celo en guiar por el camino de la verdadera salud tantas
Almas, que andaban perdidas, me haga imitaros en tan Santo empleo, y me
estimule a procurar con mi buen ejemplo y oraciones la conversión de aquellas
Almas, que siguen el camino de la perdición. Por aquella tierna compasión que
tuviste a los Pobres, por la que mereciste que en su figura os pidiese un Ángel
Limosna, haced que yo sea tan compasivo con ellos que socorra, según mis
fuerzas, sus necesidades. Enseñadme también, Santísimo Protector mío, a
defender en todas ocasiones el honor de mi prójimo, y a no decir jamás palabra
que, le sea nociva; que desee sinceramente el mayor bien de todos: aquellos,
que me dan motivo de padecer y que conserve a mis enemigos aquel amor, y
dulzura de espíritu, que tantas veces os hizo triunfar de vuestros
perseguidores. Rogad, amorosísimo Santo mío, a la Majestad Divina, me conceda
la virtud de una perfecta Caridad a mis prójimos, como se la habéis alcanzado a
muchos vuestros devotos para que yo ame a todos, y para que todos unidos
podamos alabar a Dios por eternidades de siglos. Y también os suplico, me
alcancéis la gracia particular que deseo y por vuestra intercesión pido en
estos nueve jueves, si conviene para mayor gloria de Dios, honra vuestra y bien
de mi Alma. Amén.
JUEVES
TERCERO
DE LA
ORACION
ORACION
SEGUNDA
Señor
Jesucristo, que para nuestro ejemplo, nos disteis prácticamente el Divino
precepto de la Oración, como medio necesario, para vivir en vuestra presencia,
y asegurar nuestra salvación; y que para obligarnos más a este Santo Ejercicio,
nos ofrecéis, que si necesitamos alguna cosa, recurramos a vuestra
Omnipotencia; que os pidamos, y recibiremos: Yo el más ingrato de todos los
hombres, si bien, por vuestra misericordia, arrepentido de mis culpas, postrado
a vuestros pies , os pido perdón de todas ellas; que os olvidéis del tiempo,
que he perdido, sin acordarme de vos; que por la intercesión de vuestro siervo
San Felipe Neri me deis la virtud de una fervorosa Oración; y que en ella iluminéis
mi entendimiento, para que os conozca, y perfectamente os ame. Enseñadme, Dulcísimo
Jesús mío, como yo deba de pediros para conseguir el efecto a de mis oraciones;
hacedme dócil, y obediente a vuestras Divinas inspiraciones; y dadme vuestra santísima
mano, para que todos los días de mi vida me adelante en el camino de la perfección,
a que me llamáis. Alimentad mi Alma con el Pan cotidiano de la Oración; y
santificando mis pensamientos, hacedme digno, de que yo esté continuamente en
vuestra presencia para oír vuestras palabras de vida eterna; para quedar por su
virtud unido con Vuestra Majestad Divina; y para que por ellas viva yo siempre
en vos solo y vos en mí. Y en fin os suplico me concedáis también la gracia
particular, que por los méritos de San Felipe os pido en estos nueve jueves, si
conviene para mayor honra y gloria vuestra, y bien de mi Alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre nuestros, con las
cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Patriarca
Santísimo, Felipe Neri, que fuiste tan amante, de la Oración, como favorecido
tal de Dios en ella; y que la practicaste con tanto fervor, como resplandece en
los Ejercicios de vuestro Instituto, que a este fin ordenaste, y quisiste se
llamase congregación del Oratorio: alcanzadme de Su Majestad Divina la virtud
de la Oración, y su práctica con tal afecto, que persevere en de ella hasta el último
instante de mi vida; que ilumine mi entendimiento, para penetrar las verdades
que se digna enseñarme; y que me haga fiel en aprovecharme de sus Divinas
luces. Vuestra vida casi del todo estática en medio de la multitud de los
hombres, me enseñe a fabricar en mi corazón una soledad interior para tratar aquí
a solas con mi Señor Jesucristo. Hacedme tan atento sobre mí mismo, y tan
solicito de mi perfección, que todos los accidentes de esta vida, y todas las
criaturas me sirvan de grados, para subir continuamente al Señor, y que jamás
lo pierda de vista en medio de mis ocupaciones, para que, a imitación vuestra,
halle yo todas mis delicias, en conversar de continuo con Dios, y para que después
de haber vivido en este mundo en intima unión con su Divina Majestad, sea digno
de llegar a gozarlo eternamente en el Cielo. Y también os suplico me alcancéis
la gracia particular, que deseo, y por vuestra intercesión pido en estos nueve
jueves, si conviene para gloria de Dios, honra vuestra y bien de mi alma. Amen.
JUEVES
CUARTO
DE LA
HUMILDAD
ORACION
SEGUNDA
Supremo
Señor de infinita Majestad, que os habéis dignado, de tomar la forma, y
naturaleza de siervo, y en ella os abajasteis hasta lavar los pies a los
hombres, para enseñarnos a ser humildes: Confieso, Dios mío, que la vanidad ha
sido el principio de mis acciones; que me he preferido a mi prójimo; y que mi
soberbia me ha hecho indigno de ser admitido en la gloria, que a los humildes
de corazón tenéis ofrecida. Pero ya, Señor, arrepentido de mis culpas; postrado
a vuestros pies, os pido perdón de todas ellas; y por vuestra profunda
humildad, y por los méritos de vuestro siervo San Felipe Neri, os suplico, me
deis la virtud de la Humildad; y que apartéis de mi corazón todo sentimiento de
vanidad y soberbia, haciendo, que yo desprecie generosamente, todo lo que pueda
conciliarme la estimación de las criaturas y que a vos solo atribuya todo el
bien que consiga, y espero de vuestra misericordia. Desterrad de mi
entendimiento todo pensamiento de ambición; no permitáis que yo desee el ser
preferido a mi prójimo; concededme la gracia de yo viva desconocido en el
mundo, y de que no sea aprobado: sino de vos solo; para que cuando vengáis a
manifestar los secretos de todos los corazones, reciba yo en presencia del
Universo el premio de cuanto bien haya hecho secretamente por vos. Y en fin os
suplico, me concedáis también la gracia particular, que por la intercesión y méritos
de San Felipe Neri os pido en estos nueve jueves, si conviene para mayor honra
y gloria vuestra, y bien de mi alma. Amen.
-Aquí
los cinco Padre nuestros, con las cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Gloriosísimo
Protector mío, San Felipe Neri vivo Retrato de Jesucristo, y verdadero Imitador
de sus Virtudes y que fuiste tan humilde, que tuviste por cosa vil, no
solamente las alabanzas, sino también la estimación de los hombres: Ahora que
veis tan ensalzada vuestra humildad; que conocéis la altivez de mis
pensamientos; la hinchazón de mis palabras; y la ambición de mis obras:
Alcanzadme, Protector mío, de la Majestad Divina la virtud de una profunda, y
verdadera Humildad, como la habéis impetrado a vuestros devotos. Desarraigad de
mi corazón tanta soberbia; desterrad de mi entendimiento vanidad tanta; y
estampad en él, aquél bajo sentimiento, que tuviste de vos mismo, es el peor de
todas los hombres, y gozándoos de ser despreciado de todos. Aquel gran cuidado,
que tuviste en ocultar vuestras Virtudes у acciones prodigiosas, me sirva de
ejemplo, para esconder a los ojos de los hombres, y también a los míos, todo el
bien que yo hiciere con la Divina gracia. Rogad a Dios, Santo mío, me haga
verdaderamente humilde de corazón, y me del seguro conocimiento de mi nada,
para que, a imitación vuestra, me goce de ser de todos despreciado, me alegre
de ser a todos pospuesto, y merezca ser grande solo en los ojos de Dios, y
recibir de su piedad mi exaltación a su gloria. Y también os suplico, me alcancéis
la gracia particular, que deseo, y por vuestra intercesión pido en estos nueve
jueves, si conviene para mayor gloria de Dios, honra vuestra, y bien de mi
alma. Amen.
JUEVES
QUINTO
DE LA POBREZA
DE ESPIRITU
ORACION
SEGUNDA
Omnipotente
Señor, Criador del Cielo y de la tierra que para redimir a los hombres de la
esclavitud del Demonio, tomaste nuestra humana naturaleza y elegiste vivir en
este mundo con la mayor austeridad, y pobreza para enseñarnos a depreciar las
riquezas transitorias, y enriquecernos de las eternas: Vos, que enseñaste a
vuestro Siervo San Felipe a abandonar desde sus primeros años todas las cosas,
para seguir a vos solo, y en premio de esta su Virtud, le diste el singular
privilegio de conocer la avaricia de los hombres, solo con mirarlos a la cara;
apartad mi corazón de cuanto estima el mundo; haced que yo ansíe la Pobreza; y
que renunciando por vos todo lo caduco y perecedero, merezca poseer vuestro Reino
eterno. Ayudadme, Señor, a juntar aquel gran Tesoro, que ni pueden robar
Ladrones, ni puede corromper la Polilla. Haced, Señor, que yo me olvide de los
intereses del Mundo, y que solo me acuerde, de que soy siervo de un Dios pobre,
y humillado; para que despegado mi afecto de todas las cosas terrenas, jamás
desee otros bienes que los que tenéis prometidos a los Pobres de espíritu en la
eterna Bienaventuranza. Y en fin os suplico me concedáis también la gracia
particular, que por la intercesión y méritos de San Felipe Neri os pido en
estos nueve jueves, si conviene para mayor honra y gloria vuestra, y bien de mi
alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre nuestros, con las
cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Santísimo
Padre Felipe Neri, que habéis preferido una vida pobre, y austera a las ciertas
comodidades, que os prometía vuestra rica casa, cuyo esplendor despreciaste
generosamente desde niño: alcanzadme de la Divina Majestad la Pobreza de espíritu,
con la gracia de que yo ordene todas mis facultades à un Santo fin, y que jamás
se apegue mi corazón a los bienes de la tierra. Vos, Santo mío, que deseabais
ser tan pobre, o que, aun reducido a pedir Limosna, no hallasteis quien os la
diese; haced, que a imitación vuestra, ame yo la Pobreza, y que los bienes
eternos sean: solamente el fin de todas mis esperanzas, Descubridme los grandes
Tesoros, que están encerrados en la Pobreza de espíritu, para que yo la abrace,
y con todo mi corazón la practique. Y pues quisiste más vivir en un estado
humilde que tener las Dignidades mayores de la Iglesia, renunciando
Canonicatos, Mitras y Capelos, haced que yo desprecie las riquezas, que no anhele
a los honores de este mundo, y que me contente con aquel estado, en que Dios me
ha constituido: Y para que mi corazón no se aficione a las cosas vanas de la
tierra, imprimid profundamente en mi espíritu aquella vuestra gran máxima: y después? con que hiciste tan
admirables conversiones; para que despreciando todo lo mundano, tenga yo a Dios
solo en lugar de todas las cosas; no busque sino en Dios solo el cumplimiento
de mis deseos y Dios solo sea mi porción
en tiempo, y eternidad. Y también os suplico, Protector mío, me alcancéis la
gracia particular, que deseo, y por vuestra intercesión pido en estos nueve
jueves, si conviene para gloria de Dios, honra vuestra, y bien de mi alma.
Amen.
JUEVES
SEXTO
DE LA
PACIENCIA
ORACION
SEGUNDA
Misericordia,
que con la fuerza de Vuestra gracia hicisteis, que vuestro fidelísimo Siervo
San Felipe Neri soportase con alegría las persecuciones y trabajos: Concededme
por su intercesión y méritos, la Virtud de la paciencia para que reprimiendo
mis raptos de cólera, jamás diga, ni haga cosa, que después me obliguen a
arrepentirme. Haced, Señor, que yo venza el mal con el bien; que sea para todos
dulce, y pacifico; y que por vuestro amor sufra con gusto, cuanto me pueda
suceder de molesto. Dadme vuestra gracia para llevar con paciencia la carga y afecciones
de mi estado, y da para que yo os sea fiel hasta la muerte. Y pues tenéis
prometida la Corona de vuestra gloria a todos los que habréis probado su
paciencia en las tribulaciones de esta vida, concededme que yo me someta en
todo a vuestra adorable divina Providencia, y que me alegre de los males, que
por mi mayor bien me enviaseis, como hacia vuestro Siervo Felipe. No permitáis,
Señor, que las desgracias de esta vida, ni las enfermedades del cuerpo abatan mi
espíritu, sino que me sirvan para desear con más ardor los bienes eternos, que tenéis
prevenidos a los que lloran, y padecen en este mundo con paciencia; para que después
de haberos alabado siempre en medio de mis penas, sea yo digno, de, alabaros
eternamente en el Cielo. Y en fin os suplico me concedáis también la gracia
particular, que por la intercesión y méritos de San Felipe Neri os pido en
estos nueve jueves, si conviene para mayor honra y, gloria vuestra, y bien de
mi alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre nuestros, con las
cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Amantísimo
Padre y Protector mío San Felipe Neri, que siempre tuviste un corazón constante
en las adversidades, y un espíritu tan amante de padecer, que o perseguido de vuestros
émulos, o calumniado de vuestros enemigos, que procuraban desacreditaros, o
probado del Señor con muchas, y penosas enfermedades, lo sufriste todo con
invencible Paciencia, y admirable tranquilidad de ánimo, enseñándome con
vuestras palabras, y mucho más con vuestros ejemplos, que las persecuciones de
los hombres no sirven para otra cosa, que para fortalecer las Almas en el amor
de Dios: Alcanzadme de su Divina Majestad la virtud de la Paciencia; enseñadme
a ser insensible a las injurias, que me hiciesen; y que a imitación vuestra no
tome otra venganza de mis enemigos, que la de corresponderles con beneficios.
Impetradme la gracia, de que yo me aproveche de las enfermedades, aflicciones,
y trabajos, que tan frecuentemente suceden en esta vida, haciendo que, según
vuestra doctrina, los considere yo como carácter de Predestinados; y que
entienda bien aquella firme verdad, que por el camino espinoso de las
tribulaciones se va derechamente al Paraíso Haced, Santo mío, que las aguas de
las tribulaciones no apaguen jamás en mi corazón el fuego del Amor Divino, para
que después de haber tenido en este mundo parte en la Cruz de Jesucristo ,
merezca gozarle eternamente en el Cielo. Y también os suplico, me alcancéis la
gracia particular, que deseo, y por vuestra intercesión pido en estos nueve
jueves, si conviene para gloria de Dios, honra vuestra, y bien de mi alma.
Amen.
JUEVES
SEPTIMO
DE LA
CASTIDAD
ORACION
SEGUNDA
Dulcísimo
Jesús, y misericordiosísimo Padre mío, que asististe a vuestro Siervo San
Felipe Neri, para que con la fuerza de vuestra gracia triunfase de todos los
asaltos del Demonio, preservándolo maravillosamente de los falsos placeres de
este mundo: Concededme, Señor, por vuestros méritos, y por la intercesión de
este gran Santo, la virtud de la Castidad; y con el perdón de mis pecados,
gracia, para que siempre mantenga pura mi alma; para que rebata las sugestiones
de la Carne, y del espíritu impuro; y para que guarde siempre mis sentidos, de
cuanto pueda apartarme de vuestros divinos ojos. Estampad en mi corazón el amor
de la Castidad, de tal modo, que ni los pensamientos, ni las conversaciones, ni
los malos ejemplos de personas viciosas puedan hacer alguna impresión en mi espíritu.
Apartad mi corazón de todo afecto desordenado a las criaturas, y enseñadme a
guardarlo como Santuario vuestro, en que siempre os considere presente, para
que con tal pensamiento sea cauto, y modesto en todas mis acciones, y para que
desde este instante, hasta el último de mi vida, conserve aquella pureza de
Alma y Cuerpo, que me haga digno de la eterna Bienaventuranza, que tenéis
prometida a los limpios de corazón. Y en fin os suplico me concedáis también la
gracia particular, que por la intercesión y méritos de San Felipe Neri os pido
en estos nueve jueves, si conviene para mayor honra y gloria vuestra, y bien de
mi alma. Amen.
-Aquí
los cinco Padre nuestros, con las cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Purísimo
Abogado mío, San Felipe Neri, que siempre conservaste intacto el cándido Lirio
de la Virginidad, con tanto honor vuestro, que resplandecía esta Celestial
virtud en vuestros ojos, campeaba, en vuestras manos, para conservar intacta
vuestra Pureza Virginal; trataste siempre con rigurosas penitencias vuestro
inocente cuerpos para tenerlo sujeto al espíritu, alcanzadme gracia, para que
yo pueda vencer todas mis pasiones. Mostrad conmigo aquel celo, que tuviste por
vuestros hijos espirituales, para que estuviesen lejos de toda impureza.
Favorecedme con vuestra asistencia, para que la fuga de las ocasiones, la Oración,
la humildad, la mortificación de mis sentidos, y la frecuencia de Sacramentos,
sean las poderosas armas, con que yo combata, y venza al terrible enemigo de la
carne. Y pues ahora, Santo mío, que, vestido de Blanca Estola, sigues siempre
al Cordero inmaculado, haced, que el mismo sea el único objeto de mi corazón, y
el amado de mi alma, para que yo merezca también seguirlo en su gloria por
eternidades de siglos. Y en fin os suplico, me alcancéis la gracia particular,
que deseo y por vuestra intercesión pido en estos nueve jueves, si conviene
para gloria de Dios, honra vuestra y bien de mi alma. Amen.
JUEVES
OCTAVO
DE LA
DEVOCION A MARIA SANTÍSIMA
ORACION
SEGUNDA
Soberana
Reyna de los Cielos gloriosísima Madre de Dios Virgen siempre inmaculada, que
fuiste tan amante de vuestro siervo San Felipe Neri, que quisiste ser Madre y
especialísima Directora de la Congregación, que fundó, para mayor gloria de
Dios, honra vuestra, y salud eterna de las almas: por los méritos de este gran
Santo os suplico, que os dignéis de recibirme bajo de vuestra Soberana Protección,
y que como piadosísima Madre, Esperanza, y Refugio que sois de pecadores, me alcancéis
el perdón de mis pecados y gracia, para que desde este instante, hasta el último
de mi vida, os sirva yo, os ame, y honre, como él os amó, sirvió y honró
imitando vuestras Virtudes. Y pues sois el purísimo canal, por donde nos vienen
todas las gracias de vuestro Divino Hijo, que os honra tanto, que cuanto le pedís,
os concede, y todo lo que queréis cumple, haced, Señora como tantas veces
hiciste por los ruegos de San Felipe, haced caer sobre mí una pequeña gota de
aquella plenitud de gracia, que os hace superior a todos los Ángeles, y a todos
los Santos. Apartad de mí, Purísima Virgen María, todo aquello que puede
apartarme de Dios, y dadme un grande horror a todo aquello que pueda tener la
más mínima apariencia de pecado. Y pues ninguno ha sido desamparado, que en sus
aflicciones, y necesidades se haya refugiado al Puerto seguro de vuestra
misericordia, oíd al miserable pecadores que os llama; consolad al pobre, al
que os busca; socorred al que tiene puesta en vos su más
cierta esperanza. Dignaos, Señora, de recibirme en el número feliz de vuestros
verdaderos esclavos: defendedme del enemigo en todo el tiempo de mi vida; y la
hora de la muerte recibid mi alma, para gozar de Dios en vuestra compañía por
eternidades de gloria. Y en fin os suplico, que, por la intercesión y méritos
de San Felipe Neri, me alcancéis de vuestro Santísimo Omnipotente Hijo la
gracia particular, que deseo y pido en estos nueve días, si con viene para
gloria suya, y bien de mi alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre nuestros, con las
cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Benignísimo
Padre San Felipe Neri que fuiste tan favorecido de la Madre de Dios, Reyna de
los Ángeles y Señora nuestra, que no solamente recibiste el alto honor de ser
visitado de esta Soberana Emperatriz de los Cielos, sino que por vuestra intercesión
y méritos ha hecho , y hace tantos milagros: Pues sois, amabilísimo Protector mío,
tan poderoso con esta gloriosísima Madre de la gracia, alcanzadme el espíritu
de una verdadera Devoción, con que yo pueda agradarla, continuamente servirla,
y dignamente honrarla. Pídele, que se digne de recibirme bajo de su Protección,
y de ayudarme, para que yo imite sus virtudes. Haced, Santo mío, que vuestro
ejemplo me estimule, a tener a esta dulcísima Madre, y purísima Virgen María,
un amor respetuoso, un amor filial, que me haga vivir de tal manera, que
merezca yo tener alguna parte en los favores, que de su piedad recibiste.
Impetradme un grande amor a la Pureza Virginal, con que estoy cierto, de que
esta Clementisima Señora volverá a mis sus ojos de misericordia. Suplicadla,
Abogado mío, que me alcance de su Omnipotente Misericordiosísimo Hijo el perdón
de lo mucho que le he ofendido; que sea en mi favor, siempre terrible al
Demonio, como un poderoso ejército formado en batalla: que me defienda siempre
contra sus asaltos, como tantas veces hizo con vos mismo: y que no permita, que
este fiero común enemigo triunfe de mí en el tremendo punto de la muerte; para
que después de esta vida, tenga yo la felicidad de verla, y amarla eternamente
con vos en la gloria. Y también os suplico, interpongáis vuestros ruegos con
esta piadosísima Madre, para que me alcance la gracia particular, que por
Vuestra intercesión pido en estos: nueve jueves, si conviene para gloria suya,
honra vuestra, y bien de mi alma. Amen.
JUEVES
NOVENO
DE LA
PERSEVERANCIA
ORACIÓN
SEGUNDA
Misericordiosísimo
Dios, Padre y Criador mío, que con vuestra omnipotente y piadosa mano
mantuvisteis siempre a vuestro fidelísimo siervo San Felipe Neri en vuestra
amistad y gracia por todo el largo tiempo de su vida; ¿y lleno de méritos lo
condujiste felizmente a la Patria Celestial? Usad, Señor, también conmigo, por
su intercesión; la misma misericordia, porque sin el continuo favor de vuestra
gracia no soy yo capaz, sino de caer en el error de la culpa. Concededme Dios mío,
con el perdón de mis pecados, que arrepentido detesto la Virtud de la Perseverancia
en vuestra divina gracia, para que desde ahora, hasta el último instante de mi
vida, os sirva fielmente en el estado, que os habéis servido o ponerme. Y pues
no coronareis, sino a quien legítimamente peleare, y venciere; ni admitiréis en
vuestra gloria, sino a los que habrán caminado por el seguro Real Camino de
vuestros Divinos preceptos, dadme fuerza para vencer a mis enemigos en todas
ocasiones; afirmad mis pasos en las sendas de la justicia; y haced, que yo este
continuamente tan unido con vos, que ninguna cosa pueda apartarme de vuestra
presencia. Mantenedme, Señor, por
vuestra preciosísima Sangre, Pasión, y muerte, y por los méritos de San Felipe
Neri, mantenedme en vuestra gracia, y con ella, dadme valor, para que yo pueda
seguiros, sin cansarme hasta el último punto de mi vida, y sea digno de llegar
a poseer el Reino eterno que tenéis ofrecido à todos aquéllos, que, en
serviros, y en amaros perseveraran hasta el fin. Y también os suplico, me concedáis
la gracia particular, que por intercesión de San Felipe os he pedido en estos
nueve jueves, y hoy últimamente os suplico, si conviene para mayor honra, y
gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
-Aquí los cinco Padre nuestros, con las
cinco Ave Marías, y Gloria Patri.
ORACION
TERCERA
Oh
Gloriosísimo Padre, San Felipe Neri, que siempre perseveraste en el santo
ejercicio de vuestras heroicas Virtudes; y lleno de méritos, recibiste del Sumo
Bien la corona de la gloria en premio de vuestras grandes fatigas: alcanzadme
de la Majestad Divina gracia, para que jamás me canse en su santo servicio. Y
pues fuiste, y sois tan propicio, para obtener a vuestros devotos el
preciosísimo Don de la Perseverancia en el camino de la virtud, y en la Divina
gracia, dignaos, amado Protector mío, de alcanzármelo también a mí, y de
combatir contra el Demonio en mi socorro a la hora de mi muerte, impetrándome
el ultimo favor, de que yo salga de esta vida fortalecido con la gracia de los
Santos Sacramentos. Y entre tanto, haced Santo mío, que desde este día, hasta
el último de mi vida, imite yo vuestras virtudes, que llore amargamente mis
pecados y que haga verdadera penitencia
de todos ellos. Presentad en el Tribunal de la infinita misericordia mi grande
miseria, y pedid al Señor, que rompa las ligaduras, que me atan a la tierra, y
me incitan al pecado para que libremente pueda correr por el camino del Cielo; que
me dé un ardiente deseo de ser todo suyo; una firme resolución para poner en
practica cuanto conviene cooperar a mi salud eterna; y una constancia inviolable en el bien comenzado, para que yo
sea digno de gozar en vuestra compañía la felicidad eterna. Y también os
suplico, piadosísimo Abogado mío, me alcancéis la gracia, particular, que
deseo, y por vuestra intercesión he pedido en estos nueve jueves, y hoy últimamente
os suplico, si conviene para gloria de Dios, honra vuestra, y bien de mi alma.
Amen.
ORACIÓN
PARA IMPETRAR SU AUXILIO A LA HORA DE LA MUERTE
Santo Padre Felipe, escucha nuestras
oraciones; y por vía de vuestra santidad, ayúdanos con tu intercesión; libéranos
de la muerte perpetua; obtennos la gloria Celestial; y defiende de todo lo malo
a la Santa Iglesia Romana.
V. Santo
Sacerdote, que ofreces la Comunión a Dios todos los días.
R. Que el
cáliz en tus manos nos dé a beber la Sangre del Salvador para gozo nuestro.
OREMOS
Que las
oraciones y méritos de San Felipe sean con nosotros Dios Padre Omnipotente para
protegernos de todas las adversidades; para que el día de nuestra partida, por
verdadera penitencia con una confesión pura, recibamos el perdón de nuestros
pecados, recibamos dignamente el glorioso Cuerpo de Jesucristo en tus
sacramentos, y de muerte en esta vida nos prevenga, concédenos propicio. Te lo
pedimos por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor, que contigo vive y reina en
unidad del Espíritu Santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
OTRA ORACIÓN
A SAN FELIPE NERI, IMPETRANDO SU AUXILIO EN LA HORA DE LA MUERTE
Por la muerte de tu fiel siervo San
Felipe, nuestro padre y patrón, te pedimos que en la hora de nuestra muerte no
nos venza el diablo; no nos oprima la tentación, no nos sobrecoja el temor en
esa hora; que, por su intercesión, nuestra fe, esperanza y caridad nos valgan
para esperar y perseverar firmes, ante todo, y recibir la muerte santa de los
justos. Amén.
ORACIÓN
PARA PEDIR LA PERSEVERANCIA
Te pedimos
Señor, nos concedas la perseverancia en tu voluntad a estos siervos tuyos, en
los días de nuestras vidas, y que así se aumente el número de tus servidores
con mérito. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
ORATIO
Ad impetrandum tempore mortis auxilium.
Antiphona
Sancte
Pater Philippe, preces nostras suscipe; et, ut viam sanctitatis teneainus, tua
intercessione nos adjuva; á morte perpetua libera; Cælestem gloriam impetra;
atque ab omni malo Romanam Ecclesiam defende.
V.
Fungens Sacerdotio, quotidie hostiam obtulit Deo.
R.
Prorexit manum suam in libatione, et libavit de Sanguine Salvatoris cum ingenti
gaudio.
OREMUS
Precibus,
et meritis Beati Philippi ab omni nos, Domine Deus Pater Omnipotens,
adversitate custodi; atque ante diem exitus nostri, per veram pænitentiam,
puramque confessionem, peccatorum remissione percepta, gloriosi Corporis Jesu -
Christi Filii tui Sacramentum nos digne sumere, et de morte ad vitam pervenire
concede. Per eumdem Dominum nostrum Jesum - Chriſtum Filium tuum, qui tecum
vivit, et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia sæcula sæculorum.
R. Amen
ALIA
ORATIO.
Ad Sanctum Philippum Nerium: pro
impetrando tempore mortis auxilio:
O
morientium Filiorum tuorum fidelissime Adjutor, Sancte Philippe, esto mihi
Pater et Patronus in hora mortis meæ: Non me vincat Diabolus; non me opprimat
tentatio; non me absorbeat timor in illa hora: sed fac tua intercessione, ut
Fide, Spe, et Charitate munitus, patienter et perseveranter omnia substineam,
et morte Sanctorum fælicitèr moriar. Amen.
ORATIO
Ad impetrandam Perseverantiam
Da nobis, quæsumus
Domine, perseverantem in tua voluntate famulatum, ut in diebus nostris, et
merito, et numero populus tibi serviens augeatur. Per Christum Dominum nostrum.
Amen.
CORONA
Breve y utilisima, que compuso San Felipe
Neri a honra de María Santísima,
y hacía rezar a sus hijos espirituales con
gran fruto de sus almas.
-En
lugar del Padre nuestro, en él se dijesen estas palabras:
Virgen,
y Madre; Madre, y Virgen.
-Y en
lugar del Ave María estas:
Virgen María,
Madre de Dios, rogad a Jesús por mí.
-Las
cuales palabras se repetirán sesenta y tres veces: y con ellas, decía el Santo,
que se da brevemente a María Santísima toda la posible alabanza, porque se
llama con su dulcísimo nombre de María; porque se le dan aquellos dos grandes títulos
de Virgen y Madre, con el inefable de Madre de Dios; y porque también en dichas
palabras se nombra el Fruto de su Santísimo Vientre Jesús.
-Y se
añadirá:
Virgen María,
Madre de Dios, y vos San Felipe, rogad a Jesús por mí.
-Esta
Corona rezarán todos los días los devotos de María Santísima, y de San Felipe
Neri; especialmente en el tiempo que se haga este Santo Ejercicio, entendiendo:
pedir a Jesucristo, mediante la intercesión de su Santísima Madre, y del Santo,
aquella virtud, que cada día se suplica a su Divina Majestad nos conceda; y el
favor particular, que cada uno desea.
-También
podrán añadir los devotos de San Felipe Neri otra brevísima Corona, que
acostumbraba rezar el Venerable Siervo de Dios el Padre Fabrizio del Aste, de
la Congregación del Oratorio, a honra de su Santo Padre, con la cual
conseguirán su Protección, y por su medio muchos favores Celestiales. Esta
Corona era compuesta de las siguientes palabras:
-Sancte Philippe ora pro nobis:
Las cuales repetía ochenta veces, en memoria
de los ochenta años, que vivió el Santo en este mundo y entre Decena y Decena,
en lugar del Pater noster, decía la Oración siguiente:
-Sub tuum praesidium confugimus, Sancte Pater
Philipe, ora pro nobis, defende nos, intercede pro nobis.
FIN
-Colaboración de Carlos Villaman
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