domingo, 8 de agosto de 2021

OFICIO PARVO A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES


OFICIO PARVO A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

PARA ALCANZAS BUENA MUERTE

Propio para repartirse en los días de la semana

 

Dispuesto por Gabino Chávez

Presbítero

 

León, año de 1879

 

MODO DE REZAR ESTE OFICIO

En un antiguo devocionario encontramos una práctica a la Virgen María con el fin de pedirle una buena muerte; y pareciéndonos hermosa y llena de unción pensamos adaptarla a la nueva advocación tan venerada en nuestros días, de Ntra. Sra. de Lourdes; el lenguaje anticuado y la sencillez de los autores de otros tiempos, me obligaron a suprimir muchas cosas, cambiar otras, suplir algunas hojas que faltaban y añadir todo lo correspondiente al nuevo título a que quisimos adaptarla. Aprovéchate, pues, amado lector; y pues muchos piden a Ntra. Sra. de Lourdes el sanar de la vista, la parálisis u otras enfermedades, vamos pidiendo nosotros el remedio de las del alma, muchísimo más terribles; y principalmente roguémosle una buena muerte.

En cuanto al Oficio, rezándolo uno para sí, nada hay que decir; siendo entre dos o más uno dice los versos y otro los responsorios; dos líneas cada uno, en los himnos y en los salmos, y en el hermoso cántico del fin, cada uno la parte que va suficientemente separada. Cuando se reza á coros, (lo que sería muy de desear) el que preside, dice él solo todos los versículos, las oraciones, y el anuncio breve de las antífonas. Reza siempre con espacio, con devoción y con fervor, y no olvides al pobre sacerdote que te da este consejo y te facilita este devoto Oficio.

 

 

A MAITINES

(o para el Domingo)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después á verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1: Madre eres de piedad.

 

SALMO I

Madre eres de piedad, Virgen María,

consuelo de las almas y alegría

 

A aquel que tu favor devoto invoca

la saeta enemiga no le toca.

 

Radiante de beldad y de hermosura

eres Reina de toda criatura

 

Imán del corazón de los cristianos

y beldad de los atrios soberanos.

 

Alábente los Ángeles, Señora

y los hombres también a toda hora.

 

 

L/: Jesús, á tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

ANTÍFONA 2: Madre eres de piedad, Virgen María

Consuelo de las almas y alegría.

 

 

ANTÍFONA 1: Amada Madre

 

SALMO II.

Mira Señora. desde el alto, cielo

al que te llama en triste desconsuelo.

 

Amada Madre, tu bondad es tanta

que de mis graves culpas no se espanta

 

Redobla sí su amor y su ternura

con el alma manchada, fea é impura

 

I, así como en Jesús aún más se abona

con el pródigo audaz que la abandona

 

Amete yo Señora y vida mía

desde este instante hasta el postrero día.

 

L/: Jesús, á tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Amada Madre tu bondad, es tanta

Que de mis graves culpas no se espanta

 

 

ANTÍFONA 1: Ríndase ya la culpa.

 

SALMO III.

Misericordia os pido, Virgen pura

de amor y devoción fecunda hartura

 

Al que caído tanto tiempo ha estado

mírenle vuestros ojos levantados.

 

Ríndase ya la culpa a tanta gracia

y vuélvase ya gracia mi desgracia

 

Ínclita mano me levante al cielo

al cielo mire y aborrezca el suelo

 

Al puerto eterno con su amparo llegue

y con el viento próspero navegue.

 

L/: Jesús, á tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Ríndase ya la culpa á; tanta gracia

Y vuélvase ya gracia mi desgracia

 

 

ANTÍFONA 1: Inclina tu piedad.

 

SALMO IV.

Muéstrame ya tu rostro, Virgen pura

Luz que el camino eterno me asegura.

 

Alábente los ángeles gloriosa

Y sin espinas perfumada rosa.

 

Recréeme tu amparo en mi desdicha

Y sea tu favor toda mi dicha:

 

Inclina tu piedad a mis gemidos

Y a mis voces atiendan tus oídos.

 

Al acabar la vida me defiende

Y mis humildes lágrimas atiende.

 

L/: Jesús, á tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Inclina tu piedad a mis gemidos

Y á mis voces atiendan tus oídos.

 

 

ANTÍFONA 1: A María clamemos.

 

SALMO V.

Mis pecados Señora estoy llorando

y á tí dulce María, suspirando.

 

Ampara oh Reina al peor dé los vivientes

y alaben tu piedad todas las gentes.

 

Rompe Señora, las cadenas mías

que yo me enmendaré si tú me fías.

 

Indicio me será de eterna vida

si te muestras de mí compadecida.

 

A María clamemos noche y día

mis labios siempre alaben á María

 

L/: Jesús, á tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A María clamemos noche y día

Mis labios siempre alaben a María.

 

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que quisiste venir a visitar al mundo desde el cielo, para mostrar como eras Madre de misericordia, y que no olvidas jamás a tus hijos, aunque ellos ingratos te olviden y aun desprecien: te ruego Señora, que quieras también venir ahora a visitar a mi alma, que lánguida y enferma, suspira con angustia por una madre que la cure. Que mi pasada ingratitud, no me impida Virgen santísima el recibir tu preciosa visita; que yo procuraré también mediante la gracia divina, consagrarte la gruta de mi pobre corazón, purificarlo con la confesión, iluminarlo con las luces de la fé, y hacer brotar en él la fuente de la compunción y dolor de mis pecados, para que, siendo morada viva de Jesús y de María, aguarde tranquilo la hora postrera, y no cese de vivir sin mirarse encendido en los celestiales ardores de la santa caridad. Amen.

 

 

LAUDES

(O para lunes)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1: Madre Virgen

        

SALMO I.

Madre, virgen fecunda a quien imploro

En tu presencia mis pecados lloro:

 

A quién pudiera oh Virgen dar la vid;

Al llorar una vida tan perdida

 

Rómpase de dolor el pecho mío:

No cese de llorar mi desvarío.

 

Iesús piadoso, poderoso y santo

Recibe, dulce bien, mi triste llanto.

 

A vuestra Madre acudo por remedio

Entre Vos y entre mí se ponga en medio.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Madre, virgen fecunda a quien imploro

En tu presencia mis pecados lloro:

 

 

ANTÍFONA 1: A Madre de tal Hijo.

 

SALMO II.

Mil gozos causan a mi alma la memoria

De la Reina y Señora de la gloria

 

A Madre de tal Hijo mi alma implora

Y de sus gracias tierna se enamora.

 

Refugio en mis trabajos y disgustos,

Amándola mis penas ya son gustos.

 

Indecible es el gozo de alabarla;

Excede á toda gloria siempre amarla.

 

Al vivir y al morir, Virgen gloriosa

Siempre eres en mi amparo generosa.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Madre de tal Hijo mi alma implora

Y de sus gracias tierno se enamora

 

 

ANTÍFONA 1: Riquezas celestiales.

 

SALMO III.

Mirad Jesús a esta alma tan perdida

Vuestra muerte, Señor, sea su vida.

 

A quién acudiré en mi desamparo

¿Sino a la Virgen que es todo mi amparo?

 

Riquezas celestiales atesora

El alma que de María se enamora.

 

I, así mi amor la llama

Porque a sus puertas día y noche clama.

 

A su piedad mi alma se encomienda

Y pide que en la muerte la defienda.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Riquezas celestiales atesora

El alma que de María se enamora.

 

 

ANTÍFONA 1: Jesús piadoso.

 

SALMO IV.

Mis lágrimas oh Virgen á tí claman,

Y si llaman, Señora, también aman.

 

A y quién pudiera hacer a mis dos ojos

¡Dos mares que lloraran mis antojos!

 

Revóquese aquel tiempo en que he pecado,

Al No sea entre los días ya contado.

 

Iesús piadoso, dulce y amoroso

¡No seas en mi juicio riguroso!

 

A vuestra Madre apelo Rey del cielo,

De ella aguardo el remedio y el consuelo.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Jesús piadoso dulce y amoroso,

No seas en mi juicio riguroso

 

 

ANTÍFONA 1: A tu manto me acojo.

 

SALMO V.

Mis oraciones, oye Madre pía.

Oye Señora la desdicha mía.

 

A tu Hijo he perdido, triste suerte,

Digno sin duda soy de eterna muerte.

 

Rico me vi algún día, con su gracia;

Hoy siervo fugitivo en su desgracia.

 

I, viéndome acabar de esta manera,

Con razón temo la sentencia fiera.

 

A tu manto me acojo, Virgen santa

A Ese será el remedio a culpa tanta.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Á tu manto me acojo Virgen santa

Ese será el remedio a culpa tanta.

 

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que apareciendo en la gruta a la dichosa Bernarda quisiste hacer delante de ella con ademan soberano y respetuoso la señal de la cruz, y que pasando entre tus dedos las cuentas de un rosario de cándida blancura parecías contar en él las salutaciones que la tierra te envía para presentarlas al trono de tu Hijo: te suplico Madre mía, que me infundas una gran reverencia con el signo de mi Redención sabiendo acudir a él en todos mis peligros, y que no me dejes abandonar jamás la dulce devoción de tu rosario; antes rezándolo cada vez con más fervor, y con más atención a los santos Misterios que me recuerda, merezca por él algún día que acordándote del llamamiento que tantas veces te hice para la hora de mi muerte, en ella me asistas dulce Madre de clemencia, y del enemigo me defiendas y en tus manos me recibas para pasar con tu valimiento a las de mi Juez aplacado. Amen.

 

 

 

A PRIMA

(o para el martes)

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1:  Muero Señora de dolor

 

SALMO I.

Muero Señora de dolor, pensando

Las culpas que me están atormentando

 

A quién ingrato y fiero me he atrevido

Sino al que en una cruz me ha redimido.

 

Rayos merezco que fulmine el cielo

Y su justicia sobre mí, recelo;

 

Indigna vida justo es que no viva

Y castigo acerbísimo reciba.

 

Ay de mí si la Virgen no me ampara

Cuando el alma del cuerpo se separa

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Muero Señora de dolor, pensando

Las culpas que me están atormentando.

 

 

ANTÍFONA 1: Alma perdida.

 

SALMO II.

Males sin fin recelan mis pecados

Justamente del cielo castigados:

 

Alma perdida, torpe y tan perversa

Qué fortuna le espera sino adversa

 

Rigor pide en el juicio y la sentencia

El que peca sin freno ni licencia.

 

I, es justo juicio, pues quien sirve al vicio,

El vicio le hace muy terrible el juicio.

 

Ay Virgen Pura, cuán amargo trance

Libra mis cuentas del eterno alcance.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Alma perdida, torpe y tan perversa,

 ¿Qué fortuna le espera sino adversa?

 

 

ANTÍFONA 1: Reina eres de piedad

 

SALMO III.

Madre piadosa, dulce y amorosa

Sobre toda criatura primorosa:

 

A tus pies Virgen santa está mi culpa

Culpando mis maldades sin disculpa.

 

Reina eres de piedad, tenía conmigo

Y tu nombre dulcísimo bendigo:

 

I, al Juez rindiendo, tu piedad me ampara

Y mis terribles pérdidas repara.

 

A tu piadosa mano, Virgen Pura

Deba escapar de la sentencia dura

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Reina eres de piedad, tenía conmigo

Y tu nombre dulcísimo bendigo

 

 

ANTÍFONA 1: Y á Patria eterna.

 

SALMO IV.

Madre eres de piedad, Virgen María

Mar de virtudes, dones y alegría.

 

A este mar mi bajel sus velas tiende

Y su confianza toda en él extiende.

 

Rumbo seguro en este mar espera

Puerto dichoso, recta la carrera.

 

I, á Patria eterna, con gloriosa suerte

Piensa llegar la vida por la muerte

 

Alma, no temas, si este mar navegas

¡Y al amor de este mar, toda te entregas!

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Y á Patria eterna con gloriosa suerte

Piensa llegar la vida por la muerte.

 

 

ANTÍFONA 1: A tí solo suspira.

 

SALMO V.

Mil lágrimas, Señora derramando

Mi pecho duro a golpes quebrantando.

 

A tí Reina de amor mis voces llaman,

A E invocando tu dulce nombre claman:

 

Rasgase el corazón de dolor pío,

Y es sin consuelo el desconsuelo mío.

 

I, entre tantas congojas y aflicciones

Todo es en mí tormento y confusiones.

 

A tí solo suspira mi esperanza

Porque tu intercesión todo lo alcanza.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A tí solo suspira mi esperanza

Porque tu intercesión todo lo alanza.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que llena de benignidad y de ternura, mandaste á Bernarda que viniese muchas veces a visitarte, y la gratificaste con el don de tu vista y la colmaste de inefables consuelos, haciéndola como el primer Ministro de todas las gracias y favores que en tu advocación de Lourdes se han derramado sobre el mundo,, mandándole anunciase al mundo la penitencia y haciéndola subir de rodillas hasta el sudo de la gruta en actitud de humillación, y lavarse en una agua cenagosa como para condenar las vanas delicadezas de su sexo, comer yerbas amargas en señal de compunción y detestación de la gula y destemplanza: te pido, Madre mía, que me sepa aprovechar de estas lecciones, visitándote muchas veces en este santo lugar donde miro tu arrobadora imagen; moviéndome a compunción y penitencia, aborreciendo las delicadezas de la vida sensual y mundana, y no avergonzándome de llegar a tu altar de rodillas, para que  de modo si no tengo la dicha de gozar de tu presencia en la tierra, alcanzándome una santa muerte la obtenga más grande de verte y alabarte en el cielo. Amen

 

 

 

A TERCIA

(o para el miércoles)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

ANTÍFONA 1: Manchas del alma.

 

SALMO I.

Manchas del alma no reciben cura

Si el amor con dolor no lo procura.

 

Al que, llorando, a Dios la gracia pide

Siempre le abraza y nunca le despide.

 

Rayo de luz a sus tinieblas guía

Y más si se valiere de Mana.

 

Inclina a tus plegarias sus oídos

Que piadosos escuchan tus gemidos.

 

A tí pues, oh mi dulce Jesús, clamo,

Y al morir, a tu Madre pura llamo

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Manchas del alma no reciben cura

Si el amor con dolor no lo procura.

 

 

ANTÍFONA 1: A tantos pecadores

 

SALMO II.

Madre piadosa, templo puro y santo

Del Espíritu divino, cuyo manto

 

A tantos pecadores dulce abriga

Cuantos á tí se acercan con fatiga.

 

Rica de grandes y celestes dones,

Humilde te suplico me perdones.

 

I, refugio eficaz de pecadores

Derrama sobre mi alma tus favores.

 

A ese tu amparo poderoso invoca

Y al morir a tus puertas, fiado toca.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A tantos pecadores dulce abriga

Cuantos á tí se acercan con fatiga.

 

 

ANTÍFONA 1: Roto el freno atrevido.

 

SALMO III.

Mucha y grande, Señora es mi malicia

y le anda a los alcances la justicia.

 

A las arenas de la mar exceden

mis culpas y unas a otra se suceden.

 

Roto el freno, atrevido en el pecado,

mas de llorar mis culpas olvidado.

 

I, a la locura y maldad y audacia tanta,

aun el tremendo juicio no le espanta.

 

Ay Madre de piedad y de bondades,

sin ti ¿Dónde me enviaran mis maldades?

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Roto el freno, atrevido en el pecado,

más de llorar mis culpas olvidado.

 

 

ANTÍFONA 1:  Juez de cuya sentencia

 

SALMO IV.

Mala vida sin termino ni enmienda

¡como saldrá en la cuenta tremenda!

 

A quien nunca la astucia ni el engaño

puedo escapar de inevitable daño.

 

Riesgo es grande, terrible y verdadero

causa tan mala y juicio severo.

 

I, juez de cuya rígida sentencia

no queda apelación a la clemencia.

 

A ti pues, Virgen Santa, ahora me acojo,

para evitar entonces tanto enojo.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Y un Juez de cuya rígida sentencia

No queda apelación a la clemencia.

 

 

ANTÍFONA 1: ¡Ay, Virgen pura!

 

SALMO V.

Muchas veces estoy considerando

y en las eternas penas contemplando.

 

A quien castiga Dios con su justicia

sino a aquel que atrevido con malicia.

 

Rompe su ley y santos mandamientos

¿por honras y riquezas contentos?

 

I, viendo mi malicia a la justicia

tiembla de su justicia mi malicia.

 

Ay Virgen pura, prevenid mis males

con luces y socorros celestiales.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Ay Virgen pura, prevenid mis males

con luces y socorros celestiales.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que repitiendo muchas veces tus amorosas visitas en la gruta de Lourdes, tenías con la dichosa niña amorosísimos coloquios, y la arrebatabas suavemente de las cosas de la tierra delante de una muchedumbre maravillada que admiraba en los reflejos de su semblante las señales de tu augusta presencia: hasta que una vez le ordenaste dijese a los sacerdotes, cómo era tu voluntad que en aquellos sitios se levantase un templo, y que concurriesen procesiones para orar en él: ruégote Madre mía, te dignes visitarme con frecuencia con tu protección y amparo Enmedio de mi vida atribulada, y me hagas saber depositar mi conciencia con humilde sinceridad a los pies de los sacerdotes, consultándoles los negocios de mi alma y respetándolos como á Ministros de tu divino Hijo; para que de este modo aprovechando su .sublime ministerio en la hora peligrosa de mi muerte, merezca pasar de sus manos al templo de la gloria, e incorporarme con la procesión alegre de los bienaventurados que pasan desde la tierra a alabarte en las alturas de los cielos. Amen.

 

 

 

A SEXTA

(o para el jueves)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1: Mesa santa de gloria.

 

SALMO I.

Mesa santa gloria, en este día

A su Iglesia querida Dios le fía.

 

A Pan y Vino ciñe su sustento

Mas solo especies son del Sacramento.

 

Riquezas celestiales atesora,

Nutre, guía, fortalece y enamora.

 

I, con éste mi viático divino

Virgen pura, asegura mi camino.

 

Ayúdame también tú cuando muera

Dando glorioso fin a mi carrera

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Mesa santa de gloria en este día

A su Iglesia querida Dios le fía.

 

 

ANTÍFONA 1: Al Verbo diste carne

 

SALMO II.

Mis bienes Virgen santa, de ti vienen

Pues en tu Hijo Jesús origen tienen,

 

Al Verbo diste de la carne el traje

Y él así redimió nuestro linaje.

 

Redentora no sois Virgen María

Mas vuestro seno al Redentor nos cría,

 

I, vuestra sangre a Dios le dais, y en ella

La humana redención se forma y sella.

 

A vuestra, carne todo el mundo debe

La gracia y gloria que del cielo llueve.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A l Verbo diste de la carne el traje

Y él así redimió nuestro linaje.

 

 

ANTÍFONA 1: Raro prodigio.

 

SALMO III.

Monte excelso de gloria, tan fecundo

Que dais por fruto al Redentor del mundo.

 

A tí juntos veneran tierra y cielo

Viendo al Dios de la gloria ya en el suelo:

 

Raro prodigio de naturaleza

Y portento de gracia y de belleza:

 

Inclinó tu humildad al Increado

A que tomase un cuerpo limitado.

 

Al Inmenso, caber en tí le hiciste

Y al Infinito, límites le diste.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Raro prodigio de naturaleza

Y portento de gracia y de belleza.

 

ANTÍFONA 1: Y del valle de lágrimas.

 

SALMO IV.

Madre del Salvador, Inmaculada

La Iglesia acude a tí necesitada.

 

A tus puertas confiada está llamando

A Por sus hijos gimiendo y suspirando:

 

Razones y oraciones multiplica

Y por nosotros sin cesar suplica.

 

I, del valle de lágrimas ahora

Ea pues, te dice, míranos Señora.

 

Al salir del destierro, por la muerte

A Nos defienda tu. brazo, santo y fuerte.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Y del valle de lágrimas, ahora

Ea pues, te dice, míranos Señora.

 

 

ANTÍFONA 1: Adornadas de gracias.

 

SALMO V.

Mil gracias por el mundo derramando.

Va tu mano Señora, é ilustrando:

 

A todo el universo dando gloria.

Tu socorro asegura la victoria.

 

Rayos de luz despide tu belleza

Mostrando que del cielo sois princesa.

 

I, haciendo que las almas se mejoren

Y virtudes heroicas atesoren.

 

Adornadas de gracias y dé dones

Para la gloria eterna las dispones.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Adornadas de gracias y dé dones

Para la gloria eterna las dispones.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen dulcísima María, que ordenando una vez a la niña Bernarda que con su dedo cavase la tierra, se vió humedecerse a ésta poco a poco, brotando a pocos días una fuente copiosa, cuyas aguas benéficas derramaban la salud con su contacto; superiores a las de la Piscina probática del Evangelio; pues aquellas movidas por un ángel solamente sanaban al primero que entraba a su seno, cuando las de la fuente milagrosa comenzando por dar a un ciego la vista han devuelto el vigor a muchos paralíticos,. la salud a millares de enfermos y a los moribundos la vida ya casi agotada: humildemente te pido Madre mía, que hagas brotar en mi alma aquella fuente misteriosa de que habla tu divino Hijo nuestro Señor Jesucristo, cuyas aguas saltarían hasta la vida eterna; dame, Señora, las aguas de la gracia para lavarme de mis manchas; las de la compunción para llorar mis pecados, y las de la devota oración para regar el huerto estéril de mi alma, a fin de que, lavada con la contrición y adornada con las llores de las virtudes, sea en la hora de la muerte amparada por tí que eres la fuente sellada y el pozo de aguas vivas, y conducida a aquella Ciudad gloriosa regada por el rio de la Divina Esencia. Amen.

 

 

 

A NONA

(o para el viernes)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1:  Mi eterno Bien.

 

SALMO I.

Mi eterno Bien y dulce Jesús mío

A quien cautivo todo mí albedrío.

 

A tu Pasión sagrada y dolorosa

Debo enmendar mi vida desastrosa.

 

Rompió la lanza cruel ese Costado

Que oprobio á tí, y a mí vida me ha dado.

 

I, de esa misma sangre de esa llaga

Salió la redención que por mí paga.

 

Ay mi dulce Jesús, y quién pudiera

¡Morir en cruz por tí de esa manera!

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Mi eterno Bien y dulce Jesús mío

A quien cautivo todo mí albedrío.

 

 

ANTÍFONA 1: Allí mis culpas

 

SALMO II.

Mármol duro te tuvo fuerte atado

Por mí cinco mil veces azotado.

 

Allí mis culpas fueron los ramales

Que hirieron tus espaldas divinales.

 

Rabia enemiga de la gente hebrea

¡La hizo mayor mi culpa torpe y fea!

 

I, yo dulce Jesús, con gran fiereza

¡De espinas coronaba tu cabeza!

 

A tus ojos vil venda yo ponía

Cuando para ofenderte me escondía.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Allí mis culpas fueron los ramales

Que hirieron tus espaldas divinales.

 

 

ANTÍFONA 1: Reina del cielo.

 

SALMO III.

Mas sobre tantas culpas Jesús mío,

¿Cómo no tiembla ya mi desvarío?

 

A quien acudiré perdido y triste

o ¿Qué esperanza a tal congoja existe?

 

Reina del cielo, a vos invoca mi alma,

y en vos espera mi tormenta, calma.

 

Indigno soy Señora, aun de miraros,

pero no soy digno de rogaros

 

A los culpados vuestra mano ampara

y los levanta con clemencia rara.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Reina del cielo, a vos invoca mi alma,

y en vos espera mi tormenta, calma.

 

 

ANTÍFONA 1: Y a los que os aman.

 

SALMO IV.

Maravillosa sois, Virgen piadosa,

Y al vencer, poderosa y generosa.

 

Alegran vuestros ojos, y su vista

Dulcemente nos vence y nos conquista:

 

Rayos de fuego y de castigo arrojan

Contra los que atrevidos os enojan.

 

I, a los hijos que os aman y obedecen

Rayos de amor que alegran y enternecen.

 

A mi alma vuelve pues esos tus ojos

Y trocarás en flores sus abrojos.

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Y a los hijos que os aman y obedecen

Rayos de amor que alegran y enternecen.

 

 

ANTÍFONA 1: Aun de esta suerte.

 

SALMO V.

Mis suspiros, Señora, noche y día

Llaman el dulce nombre de María.

 

A todas horas clamo, a todas llamo

Y el corazón de esta manera inflamo.

 

Rompa mi voz el pecho, rompa el viento

Y un suspiro, Señora es cada aliento.

 

I, tanta fuerza han menester mis males

Para granjear ayudas celestiales.

 

Aun de esa suerte temo el precipicio,

si tu no me defiendes en el juicio.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Aun de esa suerte temo el precipicio,

si tu no me defiendes en el juicio.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que preguntada por la niña en una de tus apariciones, quien tú fueses, quisiste acceder a su amoroso deseo y levantando dulcemente los ojos al cielo, dejando resbalar el blanco rosario de tu mano sobre el brazo, juntando y elevando en acción de gratitud las virginales manos, revestido el semblante de una expresión de respeto, de ternura, y de beatitud inefable, pronunciaste con un acento que debió alegrar a los cielos y a la tierra, estas benditas palabras: "Yo SOY LA CONCEPCIÓN INMACULADA" ardientemente te suplico, Madre mía, te dignes inspirarme hacia este Misterio de candor y de pureza, una tierna y singular devoción, para que tu Concepción sin mancha me sea un escudo contra las tentaciones, una arma contra todos mis enemigos, un consuelo en la amargura de mis penas, un esfuerzo en el abatimiento de mis flaquezas, y un recurso poderoso en aquella hora postrera en que abatida la naturaleza, y rabioso el demonio, necesite de todo tu poder y tu bondad para salir ileso; Entonces, fiel devoto de tu Concepción acá en la tierra, mereceré ir a alabarla por siempre en el cielo. Amen.

 

 

 

A VÍSPERAS

(o para el sábado)

 

-Ave María… Gloria…

L/: Dios mío, a mi favor benigno atiende:

R/:  Virgen pura, en mi amparo siempre atiende y dame buena muerte para ir después a verte. Amen.

 

HIMNO

Dulcísimo Jesús, consuelo y alegría,

Dios hecho hombre en el seno de la Virgen María

Haz que tu Madre sea hasta llegar a verte

Mi gobierno en la vida, mi defensa en la muerte

A tí sea la gloria, que con tu eterno Padre.

Y el Espíritu Santo, reinas eternidades.

Amen.

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

ANTÍFONA 1: Madre Virgen, cuán buena.

 

SALMO I.

Madre Virgen ¡cuán buena te has mostrado

Visitando este mundo tan culpado.

 

A Bernarda escogiste, niña enferma

Mostrándote en la gruta Madre tierna.

 

Rocas visitas de ásperas montañas

Porque son frías y duras mis entrañas

 

I, en rosal espinoso veo tus plantas

Pues de punzantes culpas no te espantas.

 

A penitencia y llanto nos convidas

Porque ves nuestras vidas tan perdidas.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Madre Virgen ¡cuán buena te has mostrado

Visitando este mundo tan culpado.

 

 

ANTÍFONA 1:  A tu brazo.

 

SALMO II.

Mover se ve tu mano hacia la frente

La santa Cruz formando reverente.

 

A tu brazo el rosario suspendido

Nos dice no lo echemos en olvido.

 

Resbalando tus dedos van las cuentas

Para que nuestras preces sean atentas.

 

I, esas cuentas son blancas, Madre mía

Porque puro ha de ser cuanto a tí guía.

 

A los cielos levantas la mirada

Cuando dices: "yo soy la Inmaculada."

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A tu brazo el rosario suspendido

Nos dice no lo echemos en olvido.

 

 

ANTÍFONA 1: Rascando con su dedo.

 

SALMO III.

Mandas volver la niña hacia la gruta

Y al verte allí, la gloria ya disfruta.

 

A Bernarda le mandas que se lave

Mas no en las limpias guas del rio Gave.

 

Rascando con su dedo la montaña

Brota humedad y luego fuente extraña.

 

I, de que allí se lave le haces señas

Y de comer la yerba de las peñas.

 

Arrodillada va subiendo el suelo

Porque solo el humilde sube al cielo

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Rascando con su dedo la montaña

Brota humedad y luego fuente extraña.

 

 

ANTÍFONA 1: Y un torrente mandáis.

 

SALMO IV.

Mandas a un sacerdote tu recado

Para mostrar cual debe ser honrado.

 

Allí quieres que un templo se edifique

Y en procesiones el amor se explique.

 

Rosas en prueba de verdad te piden

Mas las rosas ya en México residen.

 

I, un torrente mandáis de maravillas

En vez de aquellas flores tan sencillas.

 

Admirado el mortal dudar no puede

Ni hay corazón que endurecido quede.

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: Y un torrente mandáis de maravillas

En vez de aquellas flores tan sencillas.

 

 

ANTÍFONA 1: A tu pureza original.

 

SALMO V.

Mirando al cielo dices trasportada:

"Yo soy la Concepción Inmaculada”

 

A todos, esta voz de amor inflama

Y esa tu limpia Concepción proclama:

 

Radiante de pureza así se ostenta

Y de la mancha original exenta.

 

I, crece aún más la devoción del mundo

A un Misterio tan dulce y tan fecundo.

 

A tu pureza original se pida,

En santa muerte terminar la vida

 

L/: Jesús, a tí la gloria y a tu Madre la Virgen.

R/: Líbranos con su amparo en trance tan terrible. Amen.

 

ANTÍFONA 2: A tu pureza original se pida,

En santa muerte terminar la vida

 

L/: Dijo en Lourdes María: Yo soy la Concepción Inmaculada

R/: Digamos hoy sus hijos: Sea nuestra vida pura, Y nuestra muerte santa.

 

 

PRECES

L/: De bondad fuente y Madre de piedad

R/: Reforme tu piedad a mi maldad.

 

L/: Alúmbreme tu luz, Virgen María

R/: En la vida y la muerte, dulce guía.

 

L/: Líbrame oh Virgen, del león sangriento

R/: Tu mano me defienda en tal momento.

 

L/: Haz llegue mi alma eternamente a verte

R/: Tú la defiendas de la eterna muerte.

 

L/: Señora ruega por los pecadores,

R/: Disculpe tu piedad nuestros errores.

 

L/: A nuestras voces, Virgen pura, atiende

R/: Y en nuestro bien y amparo siempre enciende.

 

ORACIÓN

Oh Inmaculada Virgen, dulcísima María, que como madre de todos los hombres no quisiste limitar la gracia de tu venida a un solo lugar de la tierra.; sino que irradiando desde Lourdes por todo el universo, quisiste difundir donde quiera la benéfica luz de tu presencia, el calor de tus favores, y las influencias saludables de tu protección maternal: ¡cuántas imágenes se veneran ahora como la de Lourdes! blanca la vestidura, levantados los ojos, Cándido el rosario, flotante el cinto de azul del cielo, cubiertos con dos rosas los virginales pies! ¡en cuántas grutas figuradas en los altares o realzadas en tus capillas no se copia la gruta venturosa, y se recuerdan los sitios favorecidos con tu graciosa visita! ¡cuántos corazones no laten de aleo-ría al contemplarte! ¡cuántas almas no se encienden en llamas de dulcísimo amor, y cuántos pechos no se llenan de gratitud y reconocimiento al mirarte y recordar tus favores' ¡Oh Virgen sin mancilla Madre mía muy amada, yo he gozado también inefables delicias pie de tu imagen! clavando en ella mis miradas, no me canso de contemplarla: tu semblante levantado al cielo levanta a mi alma y la hace suspirar por la gloria: tus manos juntas, avivan y encienden mi tibia oración: tu hermoso rosario, me hace mirar el mío con más cariño y rezarlo con más regocijo: tu azul cinturón, me enamora de la castidad y la pureza; y las rosas de tus pies me hacen olvidar las espinas que llenan el camino de mi vida. Sopórtame aquí a tus plantas, oh Reina de mi alma: ¡déjame venir siempre a visitarte, oh encanto de mi vida! no rechaces mi amor oh Madre mía, ni me vuelvas el corazón qué hoy te presento. Luz de mis ojos, esperanza mía, vida y dulzura a quien me entrego todo, á tí después de Dios amo, Señora, á tí alabo, á tí bendigo, á tí canto el cantar del amor y del agradecimiento; a tus plantas postrado vivir quisiera y exhalar ante esta dulce imagen mi último suspiro, diciéndote: ¡María bendita seas! bendita sea tu original pureza! bendita y alabada tu santa é inmaculada Concepción! Amen.

 

 

CANTICO A LA VIRGEN INMACULADA

A IMITACION DEL TE DEUM

 

A tí Virgen purísima ensalcemos

Y tu nombre dulcísimo alabemos:

A tí, Madre de Dios confiesa el cielo

Virgen Inmaculada en cielo y suelo:

A tí ensalzan los ángeles, veneran los arcángeles,

Aman los serafines, y en tí toman su luz los querubines.

 

Los Patriarcas y Profetas dicen

Que tu nombre santísimo bendice:

El colegio apostólico te admira,

Y a servir tu beldad dichosa aspira:

Los mártires te aclaman,

Los confesores te aman

Y el coro de las Vírgenes purísimo

Su ejemplar te venera, perfectísimo.

 

Esposa del Espíritu, Hija del Padre,

Y del Hijo de Dios eres la Madre;

De la Divinidad eres Santuario

Y de la Trinidad templo y sagrario.

 

Eres cielo animado,

Y el hombre por tí ha sido reparado;

Y debe a tu belleza

Todo su ser nuestra naturaleza.

 

Tú enjugaste las lágrimas primeras

Y nos granjeaste glorias verdaderas;

Pues a la culpa, triste

Dichosa tú la hiciste.

 

Arca eres celestial del Testamento

Donde tuvo su asiento

Jesucristo tu Hijo Omnipotente,

Redentor, Salvador, Santo y Clemente

De tí como de tálamo profundo

Salió el Esposo blanco y rubicundo

A redimir al mundo.

 

Jardín cerrado sois, fuente sellada,

De todas las criaturas venerada

Torre eres de David, y de oro casa,

Tú la brasa de amor que al mundo abrasa.

Tu bajaste, los cielos a la tierra;

Todo nuestro consuelo en tí se encierra.

 

Dios por gracia le ha dado a tu belleza

Lo que a él le toca por naturaleza.

Omnipotente, al mundo crió de nada;

Y a tu poder no hay cos a reservada.

 

Inmensa es su bondad como su ciencia;

Tu eres reina de gracia y de clemencia,

No eres tú Dios, Señora;

Pero a tu majestad el cielo adora.

Que el ser Madre de Dios te ha levanta

Ha estado que no llega lo criado.

 

Eres Madre del Sol y eterno día

Solo menor que Dios eres, Mana.

Inmaculada Madre de Dios eres

Y no como los hombres y mujeres

Cautiva del pecado

Porque tu Hijo te ha privilegiado,

Y tú clara hidalguía

Nunca admitió tributo, Virgen pía.

 

Eres Inmaculada, Virgen santa,

En cuerpo y alma; tu virtud es tanta.

Que no hay naturaleza, si es criada

Que a tus sagrados píes no esté postrada.

 

Eres espejo limpio y cristalino

Que ha formado el Artífice divino,

Ni admites mancha alguna

Pues eres superior al sol y luna.

 

¡Oh amparó cierto de los afligidos

¡Que á tí suspiran siempre perseguidos!

Apiádate de mí Virgen piadosa

Levánteme tu mano poderosa

Y ampárame, en la vida y en la muerte

Hasta llegar dichosamente a verte.

 

Apiádate de mi Virgen piadosa

Muéstranos a Jesús allá en el cielo,

Pues por tí le gozamos en el suelo.

 

Y cuando el enemigo

Que de todas mis culpas es testigo,

En aquella agonía

Mi perdición procure con porfía,

Acusador pesado

Nunca de perseguirme fatigado:

 

En tan cruel peligro y riesgo tanto

Cúbrame oh Virgen tu sagrado manto,

Y á tí Señora, deba la victoria,

Gracia en la vida; y en el cielo gloria. Amen.

 

 

 

LAVS DEVS

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