LETANÍAS
DE
NUESTRA
SEÑORA DE MONTLIGEON
EN
FAVOR DE LAS ALMAS ABANDONADAS DEL PURGATORIO
Señor,
tened piedad de las almas abandonadas.
Cristo;
tened piedad de las almas abandonadas.
Señor,
tened piedad de las almas abandonadas.
Cristo,
oídnos.
Cristo,
escuchadnos.
María,
hija del Eterno Padre R/: socorred a las almas abandonadas.
María,
madre del Redentor de los hombres,
María,
templo del Espíritu Santo,
María,
Escogida por Dios desde eternidad,
María,
anunciada por los profetas,
María,
aurora del Sol de Justicia,
María,
exenta de la maldición que pesa sobre
el género humano,
María,
concebida sin pecado,
María,
sobre quien no tuvo poder el demonio,
María,
llena de gracia,
María,
la más pura de las vírgenes,
María,
la más santa de las esposas,
María,
modelo de fe y humildad,
María,
modelo de la vida interior,
María,
modelo de sumisión a la voluntad de Dios,
María,
modelo de todas las virtudes,
María
gloria de la humanidad,
Virgen,
saludada por el Ángel Gabriel,
Virgen,
digna de alabanza,
Virgen,
bendita entre todas las mujeres,
Virgen,
que todas las naciones proclaman bienaventurada,
Virgen,
en quien se encarnó el Verbo Eterno,
Virgen,
a quien un Dios se sometió,
María,
que substrajisteis el Niño Jesús del furor de Herodes,
María,
que participaste de los sufrimientos del Salvador del Mundo,
María,
que seguisteis a Jesucristo hasta el
Calvario,
María,
que sacrificasteis vuestro Hijo por nuestra salvación,
María,
cuyo corazón fue traspasado con la espada de dolor,
María,
cuyo cuerpo estuvo libre de corrupción
María,
a quien Jesucristo revistió su gloria,
María,
cuyo trono está al lado del Jesús,
María,
Reina de los Ángeles,
María,
Reina de todos los Santos,
María,
Reina del Cielo y de la Tierra
María,
terror de los demonios,
María,
que coronáis á los elegidos,
María,
dispensadora de las gracias divinas,
María,
prenda de salvación para los que os invocan;
María,
cuyo nombre inspira confianza
María,
cuya mano bendice siempre,
María,
imagen del Corazón de Jesús,
Virgen
misericordiosa
Mediadora
de. paz entre Dios y los hombres.
Arbitro
de nuestra suerte,
Fuente
de vida,
Puerta
del Cielo,
Fortaleza
de los débiles,
Providencia
de tos desgraciados,
Consuelo
de los afligidos,
Guía
de los que buscan al Señor,
Asilo
de los huérfanos,
Puerto
de los náufragos,
Refugio
de los pecadores,
Auxilio
de los moribundos,
Esperanza
de los desamparados,
María,
que os anticipáis a nuestras necesidades,
María,
que no despreciáis a nadie,
María,
a quien jamás se invoca en vano,
María,
mensajera de los Cielos,
Nuestra
Señora del Purgatorio,
Nuestra
Señora de Móntligeon,
Cordero
de Dios... perdonad a las almas abandonadas.
Cordero
de Dios... oíd nuestras oraciones, en favor de las almas abandonadas.
Cordero
de Dios... tened piedad de las almas abandonadas.
Cristo
oídnos.
Cristo
escuchadnos.
L/: Santa madre de
Dios, ayudad a las almas del Purgatorio.
R/:
Para que sean dignas de las pro mesas de Jesucristo.
ORACIÓN
Oh
Dios, criador y Redentor. del mundo, remitid los pecados de vuestros siervos y
siervas que la indiferencia de los hombres detiene en el Purgatorio; puedan
nuestras satisfacciones darles la libertad que tanto desean.
Señor, que castigáis con sentimiento y nos mandáis rogar por aquellos que amáis, abrid las puertas del cielo a las almas que han salido de este mundo, y dadles la posesión del descanso y de la eterna felicidad. Os lo pedimos por la intercesión de vuestra Santísima Madre y de todos los santos. Así sea.
ORACIÓN
PARA EL RESCATE DE LAS ALMAS ABANDONADAS DEL PURGATORIO
¡Oh
gloriosa Virgen María! Apiadaos de las santas almas temporalmente en el fuego
del Purgatorio, detenidas, lejos de Dios y de Vos, que sois la Madre toda
misericordiosa: romped sus cadenas y libradlas del abismo donde gimen, anhelosas
de su patria celestial, y suspirando por el momento feliz de su unión
definitiva con Dios, que ardientemente desea su corazón. En particular,
apiadaos de las almas abandonadas. Os rogamos para ellas muy especialmente. Oh
Madre de bondad, dignaos aceptar y acceder a nuestros votos, os lo suplicamos,
Oh María, reunidos a todos en el cielo, cerca de Nuestro Señor Jesucristo,
vuestro Hijo adorable, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.
(300
días de indulgencias. Breve del 10 de febrero, 1905)
-Colaboración de Miguel Morales.
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