DIA XIII
MEDITACIÓN. - NUESTRO COMPAÑERO DE VIAJE.
Mane nobiscum Domine niam advesperascit. ( XXIV-29.)
Señor, permanece con nosotros, porque anochece.
Era una tarde hermosa de uno de los
días más agradables del mes de Nisán. El sol doraba con sus últimos rayos las
crestas de las montañas, y el ambiente estaba impregnado de perfumes
embriagadores. Dos hombres salían de Jerusalén, camino de Emaús. En sus rostros,
aunque no lo revelaran las conversaciones que entrambos tenla, se reflejaban
los afectos de tristeza y pesadumbre que vivía en sus corazones. Las tragedias
del próximo último viernes les llenaban de consternación y desaliento.
El Maestro, el Pastor divino, el
amigo fidelísimo, había sido objeto de la más vil de las traiciones y de la más
horrible de las ingratitudes... En una palabra, recordaban la pasión y muerte
de Jesús de Nazaret.
De repente, un hombre de grave y
dulce fisonomía, se reunió con ellos y les di o: «¿Qué pláticas son estas que
tratáis en vosotros caminando y estáis tristes?
El deseo que tenían de compartir sus
amarguras con almas generosas que se asociasen a su dolor, les impulsó, sin
conocerle, a darle cuenta dc sus hondos pesares. 'Ignoras tú... tan forastero
eres... no sabes lo que ha pasado en Jerusalén estos tifas...
Pues, Jesús Nazareno, que fue varón
profeta, poderoso en obras, en palabras delante de Dios y de todo cl pueblo,
los sumos sacerdotes y nuestros príncipes le entregaron para ser condenado a muerte
y le crucificaron. Nosotros esperábamos de Él la redención de Israel, y he aquí
que han pasado tres días desde que han acontecido todas estas cosas. Unas
mujeres que antes del amanecer fueron al sepulcro. nos han dicho cosas
inauditas. Su sepulcro estaba vacío y ellas afirmaron que habían visto allí
visión de ángeles, los cuales les afirman que vive. Pero, ¿quién hace caso de
habladurías de mujeres...? Todo ha terminado y nada hay que esperar.
Bien a las claras manifestábase en
estas 5alabras la poca fe de los discípulos de Jesús a sus palabras. La
compasión de Jesús no quiso hacer vivir por más tiempo a aquellos corazones en
la noche de la incertidumbre y de la cobardía, y acallando sus palabras, les
dice: necios y tardos de corazón para creer las cosas que han escrito los
profetas de vuestro Maestro.
¿No sabéis que así convino a Cristo padecer y resucitarse para la
gloria?'
Más que suficientes eran estas
declara. clones para llegar a comprender quién era el que tales cosas hablaba,
pero, e) dolor era profundo, y más profunda su incredulidad. Fue necesario, por
consiguiente, que el bondadoso maestro usase con ellos de sus misericordias, y
accediendo a sus ruegos, entró con ellos en la casa, y sentado a la mesa, tomó
en sus manos un pedazo de pan, y elevados los ojos al ciclo y transfigurado su
rostro como si le iluminaran los resplandores del Tabor, les dijo. después de
partir el pan: Tornad y comed te. Era el Señor.
Las bondades de Jesús llegaron hasta
el extremo de quedarse con ellos y entregarles el pan de su cuerpo eucarístico,
por el que le conocieron.
Nosotros, como los discípulos, hemos
visto grandes cosas, y hemos oído sublimes enseñanzas, que nos han movido a
seguir a Cristo. Pero la tribulación, la tentación violenta, nos hace desistir,
de tal manera, que... dudarnos sea verdad lo que tan visiblemente hemos visto y
oído. Y, como ellos, más incrédulos que ellos, abandonamos el camino emprendido
y huimos de la ciudad santa de Jerusalén, donde, como nuestro divino maestro
hemos de ser crucificados en todos nuestros apetitos y en todos nuestros
deseos. Nada conseguiremos, si no llega nuestro valor hasta vivir y morir
desamparados, incluso de los goces del Señor.
En las horas de crisis espiritual
llamemos a Jesús como los discípulos. Porque lo que ofende a Jesús, lo que le
lastima el corazón, es la falta de confianza... Desde que se me ha dado a
comprender el amor del Corazón de Jesús. Con eso que Él ha alejado de mi
corazón todo temor. El recuerdo de mis faltas me humilla... Pero tengo toda mi
confianza en Dios. Como un padre se compadece de sus hijos, así se ha compadecido
cl Señor de nosotros. Con el corazón lleno de confianza digamos al Señor:
¡Quédate con nosotros! No nos abandones: Peregrinos en el camino de la eternidad,
necesitamos sentiros a nuestro lado. ¡Es tan áspera la senda! JES tan fatigoso
el peso del día. Caminad con nosotros: ¡Sostenednos en la lucha! ¡Levantadnos
en nuestras caídas! Curad nuestros pies ensangrentados por los guijarros del
camino. Consolad nuestro pobre corazón entristecido cuando las espinas de los
zarzales les arrancan a jirones sus amores y sus ensueños.
EJEMPLO
CONVERTIDO AL AMOR DIVINO
Besançon (Doubs), 14-11-1913.
Desde e he leído la vida de Sor Teresita del Niño Jesús, el estado de mi alma ha cambiado. Antes servía a Dios por temor, ahora le sirvo por amor, la Santita me ha hecho comprender lo mucho que me ama y lo bueno que es. Antes de conocer a Sor Teresita había comprendido que Dios me llamaba al sacerdocio: no obstante. dudaba sintiéndome atraído en demasía por las criaturas. Sufría con el solo pensamiento de desasirme de ellas. mi corazón, ha entrado claramente e criaturas no pueden contentarle en adelante. Mi único deseo poder entrar cuanto ante en el Seminario,
Jaculatoria: ¡Oh buen Jesús! permanece con nosotros, sé tú el
sostén de nuestro pobre corazón.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh bienaventurada Santita! qué admirable
apareces a mis ojos enseñándome a no confiar en mis fuerzas sino en las de
Jesús, verdadero amigo y confidente cariñoso; haz, poderosa Santita, que, dando
de manos a todos los humanos favores, sólo tenga puesta en mi Jesús toda mi
esperanza, y para más obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor
de tus devotos con las siguientes:
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