martes, 12 de octubre de 2021

VEINTE DE MES A SAN BERNARDO ABAD


DÍA VEINTE DE CADA MES EN OBSEQUIO DEL GLORIOSO PADRE SR. SAN BERNARDO

 

PODEROSO PROTECTOR EN TODO GÉNERO DE ENFERMEDADES, PRINCIPALMENTE EN LAS FIEBRES, Y EN TODAS LAS TENTACIONES, ESPECIALMENTE EN LAS CONTRARIAS Â LA FE: HECHO A PETICIÓN DE LAS RELIGIOSAS DEL CONVENTO DEL DULCÍSIMO NOMBRE DE MARÍA Y SEÑOR SAN BERNARDO ABAD

 

Compuesto por D. Francisco Espinosa del Rosal

México. Impr. de los Herederos del Lic. D. Joseph de Jauregui

Año de 1790

 

ACTO DE CONTRICION

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, mi Criador, mi Redentor, mi Salvador, mi Glorificador, mi vida, mi ser, mi amor y todas mis cosas; yo la más vil de todas las criaturas, yo, la más ingrata y desconocida, postrada, rendida, confundida en vuestra presencia soberana, y más que humillada a tus pies, cual otra Magdalena pecadora y arrepentida, te digo con toda ml alma, (ojalá si al decirlo muriera de un verdadero dolor dc mis pecados) te digo que me pesa una y muchas veces, me pesa el haber pecado, solo porque pequé contra vos tan digno de ser amado: solo porque ofendí a vos tan digno de ser querido: solo porque sois tan bueno, tan justo, tan santo, tan digno de ser amado, servido, adorado y reverenciado: por tanto, propongo y doy palabra, la que quisiera firmar con la sangre do mis venas,  de no volver a ofenderte; de morir una y mil veces, antes de agraviarte pecando: dame, Jesús mío amabilísimo, tu gracia, para así cumplirlo: dame tu amor para amarte de veras: más ¡ay Dios mío! que  siendo tan digno de ser. amado, y mandándome te ame, queriendo yo, no pueda amarte como mereces y como quiero: Ea, compadécete de mí, y en necesidad tan grande, socórreme: dame tu amor, dulce Jesús mío, Dios de mi vida, por tu mismo amor y misericordia infinita, por los méritos de tu vida, pasión y muerte, por el valor de  tu preciosísima sangre, por tus dolorosísimas cinco llagas, por las delicias, ternuras, piedades y misericordias de tu purísimo corazón; por él te pido dolor, amor, gracia, perseverancia en ella, la gracia final, y predestinación eterna, interponiendo para conseguirlo, las virtudes, el mérito y servicios de tu humilde siervo san Bernardo, virgen por su pureza, confesor por su constancia, mártir por su penitencia, y doctor por su sabiduría y elocuencia. Mas vos, padre mío, glorioso san Bernardo, interceded por mí, y acordándoos que entre las muchas tiernas y fervorosas meditaciones con que contemplabas, sentías y llorabas la pasión de nuestro Señor Jesucristo, especialmente lo hacías considerando el doloroso paso de la coronación de espinas, y en él considerabas al mejor Salomón, apretada la cabeza, y ceñido el corazón con tres coronas: una de miseria é ignominia, otra de justicia, y otra de misericordia: confundiéndote derretido en ternuras y agradecimiento, le pedias se compadeciera de tus miserias, descargara sobre ti en esta vida su justicia, para que en la muerte usara contigo de misericordia: lo mismo te pido pidas por mí, y ofrezcas estos tres Padre nuestros y Ave Marías, alcanzándome con tus ruegos, lo que con ellos solicito. Amén.

  -Un Padre nuestro y Ave María, y esta:

 

ORACION

¡O dulcísimo padre mío S. Bernardo, virgen por tu castidad y pureza, que con tanta ternura y compasión meditabas al corazón de mi Jesús, oprimido con na corona de miseria é ignominia! Ofreceré en recompensa de ella, este Padre nuestro y Ave María, y alcánzame de su piedad, la virtud de la castidad y pureza, y que me vea libre de la mayor ignominia, que consiste en no ser hijo de Dios por la gracia, sino hijo del demonio por el pecado. Asimismo, que sea libre de la mayor miseria en esta vida, que es la culpa mortal: que sea libre de todas aquellas miserias que puedan apartarme de mi Dios: que sea libre de subitánea muerte, y de la condenación eterna. Amén.

  -Un Padre nuestro y Ave María, y esta:

 

ORACION

  ¡O gloriosísimo padre mío san Bernardo, confesor fidelísimo por tu constancia, pues con tanta veneración y respeto meditabas al corazón de mi Jesús, ceñido con la corona de justicia! Ofrécele este Padre nuestro y Ave María, y alcánzame de su bondad, la virtud de la justicia, para guardar puntualmente los justos preceptos de su divina ley, para que cumpla justamente con las obligaciones de mi estado, para que sean rectas mis intenciones y pensamientos; y teniendo una vida ajustada, consiga una justa muerte, y después la gloria. Amén.

 -Un Padre nuestro y María, y esta

 

ORACION

¡O gloriosísimo bienaventurado S. Bernardo, mártir por tu penitencia, que con tantas lágrimas y afectos de agradecimiento contemplabas al corazón de mi Jesús ceñido con la corona de misericordia! Ofrécele al mismo misericordioso corazón este Padre nuestro y Ave María: y pídele me conceda la virtud de la misericordia para con mis prójimos: pídele que tenga misericordia de mi alma en la vida, que me vea siempre con ojos de misericordia en toda ella, y que en la muerte me reciba; me mire y me juzgue con: entra. ñas de misericordia, para que por este 'medio vaya gozarle eternamente en la gloria. Amén. 

-Dos Ave Marías, y esta:

 

 

DEPRECACION

 Bienaventurado el vientre purísimo en que se hizo hombre el Hijo de Dios.

 Bienaventurados los purísimos pechos que le alimentaron. 

 

ORACION

¡Oh purísima Virgen María Madre de gracia y Madre de misericordia, que con tanto amor endulzaste los labios de tu amarte lado hijo adoptivo san Bernardo Abad, dándole gustar el néctar suavísimo de la leche de tus purísimos pechos! Alcánzame de tu Hijo natural Jesús, el que mi alma en esta vida mortal, guste del néctar suavísimo de las virtudes, y después las delicias, dulzuras y suavidades de la vida eterna en la gloria. Amén. 

 

ANTIFONA

Este varón triunfante, desprecian. do al mundo y las cosas terrenas con la boca y con la mano, cogió las celestiales delicias.

 

L/: Ruega por nosotros, santo Padre Bernardo.

R/: Para que nos hagamos dignos de los prometimientos de nuestro Señor Jesucristo.

 

ORACION

Suplicámoste, Señor Dios Omnipotente, por la intercesión del bienaventurado san Bernardo Abad, nos hagas gratos vuestra divina Majestad, para que consigamos por su protección, lo que no podemos por nuestros merecimientos; por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

Si se puede, se tendrá media hora de oración, con los puntos siguientes.

 

 

PUNTO PRIMERO

 Considera cuanto seria el amor de Dios en que se abrazaba el padre san Bernardo, y cuanto el amor con que Dios le amaba; pues meditando en cierta ocasión en nuestro Señor Jesucristo crucificado, mereció que el Señor desprendiera un brazo de la cruz, y echándoselo al cuello, lo atrajera á sí; y aplicándole la llaga de su soberano costado y pecho, le dijo amorosamente: Bebe, Bernardo, bebe, le dio a gustar el licor de su sangre preciosísima, las delicias y ternuras de su santísimo Corazón. Lo que sagradamente embriagado quedaría en esta ocasión con tan eficaz licor, ese bienaventurado santo, ¡qué regalada su alma qué renovado su espíritu, qué viva su fe, qué encendida su caridad, qué confortada su esperanza, qué invencible su fortaleza, qué fuerte su constancia, qué gigante su sabiduría, qué desmedida su ciencia, qué ilustrado su entendimiento, qué inflamada su voluntad! Pondera de espacio estos soberanos afectos: da.  le Dios muchas gracias por tan amante liberalidad; y reprodúcele á san Bernardo gozosos parabienes, pidiéndole por semejantes beneficios, te alcance de Dios una verdadera contrición de tus pecados, la reformación de tu vida, el ejercicio práctico de las virtudes, las dulzuras de la gracia, ganta vi da, buena muerte, y gloria eterna.

 

 

PUNTO SEGUNDO

  Considera que si Jesús crucificado favoreció al glorioso S. Bernardo con darle a gustar en la llaga de su santísimo costado las delicias las dulzuras de su purísimo Corazón. En sagrada competencia, la santísima Virgen María quiso regalarle en otra ocasión, y como si fuera hijo natural de sus entrañas, les aplicó el pecho a sus labios, le dio a gustar una purísima leche. Ea, pues, alma cristiana, si puedes formarte alguna idea de favor tan desmedido, conoce, reconoce, medita y pondera, ya el amor de la santísima Virgen María para con el padre san Bernardo, y ya a qué grado llegaría el amor de este favorecido santo, para con su tierna favorecedora Madre la santísima Virgen María. Desde luego asienta, que a la eficacia dc beneficio tan grande, ú la suavidad  de tanto regalo, y a la suavidad de néctar tan divino, debió san Bernardo el espíritu, la persuasión, la eficacia, la suavidad, la dulzura que derramaba en sus palabras viviendo entre los hombres, y para después de sus días derramo con abundancia en sus escritos, los cuales manifiestan un amor verdadero muy ardiente, a Dios, y a su  santísima Madre: dale a Dios muchas gracias porque le hizo tan  santo: repítele a la Virgen María  muchos agradecimientos porque le  honró en tanto grado, y reprodúcele á santo tan favorecido, continuos plácemes y parabienes: pídele nos alcance de la santísima Virgen María, demuestre ser nuestra Madre, nos acoja su cargo, nos cuide, nos ampare, nos libre del pecado mortal, y de' todos los peligros dc alma y cuerpo; nos asista con maternal providencia en la vida, nos socorra con maternal misericordia en la muerte, y dc misericordia nos alcance la gloria. Amén.

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