viernes, 29 de octubre de 2021

MES DE SANTA TERESITA - DÍA VEINTINUEVE


DÍA XXIX

MEDITACIÓN. — INFATIGABLE AUDACIA

Quam pulchri sunt gressug tui filia principis. (Cant. VII-1)

Cuán hermosos son tus pasos, hija del Príncipe.

 

Siempre el amor, ardiendo en el pecho enamorado, busca medios para saciar su hambre, cada vez más creciente. No hay para él dificultades a la vista, que a millares cuenta los despojos que en gloriosos triunfos los brazos de su amor consiguieron. ¿Qué es más fuerte que la muerte? el amor, más atrevido que los animales fieros de   s selvas. Nada le arredra, al ver caminar con paso   Maestro, por el camino del dolor, y si la debilidad de su carne tiembla ante cl peligro que arrogante se le acerca, ánimos cobra, de varoniles esfuerzos siente la presencia, al oír de Jesús los gemidos lastimeros. Si alguno quiere venir en pos de mí, que tome sobre sus hombros el leño dc la cruz y que me siga, hasta la muerte, hasta el desuello.» «Son de valor infinito las almas para que permanezcan tranquilos los discípulos en los brazos delicados del más profundo como lamentable de los sueños. ¿No habéis podido permanecer una hora conmigo en la oración? He aquí que el enemigo de las almas no duerme. Levantaos, marchemos al encuentro del enemigo. Esta es la hora y el momento del poder de las tinieblas. Mas no temáis, yo he venido al mundo.

¿Quién de los discípulos de Cristo no siente viva la llama de la caridad en el hecho? ¿Quién no se esfuerza a seguir a Jesús para vencer al enemigo que por perder las almas anda cruel y ladino en continuo acecho? o Vayamos y muramos con Él exclama el discípulo decidido. EI martirio: repite la enamorada discípula… Este ha sido el sueño de mi juventud, sueño que ha crecido conmigo en la celdita del Carmen. Pero ésta es otra de mis locuras; no deseo un solo género de suplicio; para satisfacer mis anhelos, necesitaría padecerlos todos...

Como Vos, adorado Esposo de mi alma, quisiera ser azotada, crucificada... quisiera morir despellejada como San Bartolomé; como San Juan, desearía que me sumergieran en aceite hirviendo; ser triturada por los dientes de las fieras como San Ignacio de Antioquia, a fin de llegar a ser pan digno de Dios. Con Santa Inés y Santa Cecilia, quisiera ofrecer mi cuello a la cuchilla del verdugo, y como Juana de Arco, pronunciar el nombre de Jesús en una vivísima hoguera.

Si pienso en los tormentos atroces que padecieron los cristianos en tiempo del Anticristo, se estremece mi corazón; quisiera que se reservaran para mí, aquellos tormentos. Abrid, Jesús mío, el libro de la Vida, donde están consignadas todas las acciones de vuestros Santos; ¡toda ella quisiera haberlas yo llevado a cabo por vuestro amor!

¿Qué responderéis a todas mis locuras? ¿Existe en la tierra un alma más pequeña e impotente que la mía? Con todo, esta misma debilidad os ha movido a realizar mis pequeños deseos infantiles, y queréis colmar hoy otros deseos más grandes que el universo...'

«Sí, soy feliz, al verme pequeña y débil en vuestra presencia; mi corazón goza de dulce paz... ¡Oh Verbo, Salvador mío!   eres el Águila que sin cesar me atrae; eres el que, lanzándote a este destierro, quisiste sufrir y morir a fin de arrebatar todas las almas y sumergirlas en el centro de la Santa Trinidad, ¡eterno hogar del amor! Tú eres el que, remontándote hacia la luz inaccesible, permaneces también oculto en nuestro valle de lágrimas bajo la apariencia de cándida hostia, con el

sustancia. ¡Oh Jesús, déjame decirte que tu amor raya en locura!... Considerando esta locura, ¿Cómo quieres que corazón no se lance con impetuoso impulso hacia ti? ¿Cómo ha de tener límites mi confianza?

'Por ti hicieron también los Santos muchas locuras y grandes cosas, pues eran águilas; yo soy demasiado pequeña para obrar grandes cosas; mi locura consiste en pretender que tu amor me acepte como víctima; mi locura es esperar que los Ángeles y los Santos me presten auxilio para volar hasta ti con tus propias alas, ¡oh Águila adorada! Todo el tiempo que quieras permaneceré con los ojos fijos en ti, quiero que tu divina mirada mc fascine, quiero llegar a ser presa de tu amor. Tengo la esperanza de que un día te lanzarás sobre mí y llevándome al foco del amor, me sumergirás, por fin, en este abismo abrasador, ara convertirme eternamente en su dichosa víctima.

¡Oh Jesús, si pudiera yo publicar tu condescendencia a todas las almas pequeñitas! Creo que si, por un imposible, encontraras una más débil que la mía, te complacerlas en colmarla de mayores gracias aún, con tal confiara por entero en tu infinita misericordia. ¿Mas, por qué, Bien mío, deseo tanto comunicar os secretos de tu amor’? ¿No fuiste tú solo quién me los enseñaste? ¿Y no puedes revelarlos a los otros? Ciertamente que sí; y te conjuro que lo hagas; te suplico que inclines tus divinos ojos a todas las almas pequeñitas, y te escojas en este mundo una legión de victimas pequeñas dignas de tu Ayon..

 

 

 

EJEMPLO

NO BASTA LLEVAR LA CRUZ, ES NECESARIO ESTRECHARLA SOBRE EL CORAZÓN Y AMARLA

Roma (Italia), 20-3-1915.

El 16 o 17 de febrero último la Sra. M., que comparte conmigo su habitación, se vio agobiada por todo género de tribulaciones, a las que se juntaron grandes sufrimientos físicos. Aquella noche se retiró muy tarde, cuando entró en cl cuarto ya estaba yo en cama y, viendo lo muy fatigada que se encontraba, la exhorté a abreviar por aquel día nuestras oraciones, diciendo sólo las invocaciones a Sor Teresita. No consintió en ello, y después de terminadas nuestras oraciones, encontrándose la habitación a media luz, tuve la impresión clara de la presencia de un ser misterioso cerca de mi cama. Sorprendida. aunque sin inquietud, llamé a mi compañera para preguntarle la causa de este fenómeno. Al cabo de un instante, vivamente emocionada y los Ojos arrasados en lágrimas. me dijo: Acabo de ver cerca de usted a Sor Teresita; hubiera querido responder en seguida, pero no podía hablar. La Santa iba vestida de carmelita, la cabeza rodeada de resplandeciente aureola y tenía en sus brazos un gran Crucifijo que estrechaba contra su corazón. Dimos gracias a la celestial Visitante que tan graciosamente Venia a confortar a mi amiga, después de tantas pruebas. A la noche siguiente, la Sra. M. oyó una dulce voz que murmuró en su oído: No os dije nada, pero quise haceros comprender que no basta levar la cruz. es necesario estrecharla contra el corazón amarla...

Cuánto bien nos ha hecho a las dos esta sublime lección de nuestra protectora.

 

Jaculatoria: ¡Oh Santita querida! haz que, a imitación tuya, me ofrezca a Jesús como pequeña víctima de amor.

 

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh regalada víctima de amor! que no queriendo permanecer inactiva, corno miembro vivo del cuerpo místico de Cristo, quisiste ser mortificada, crucificada y muerta con Él en la cruz del dolor hasta completar el número de los escogidos, haz, enamorada de Jesús, que mi corazón sienta esos divinos ardores para que no sea miembro inútil del cuerpo del Señor, sino que sean fructuosos y aceptables todos mis pequeños esfuerzos como pertenece a las almas que forman parte de tu legión escogida; y para más Obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes: 

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