DÍA XXVIII
MEDITACIÓN. — ASPIRACIONES SUBLIMES
In odorem unguentorum rum eurrimug. (Cant. 1-3.)
Corremos tras el perfume de tus ungüentos.
¡Cuán débiles son los esfuerzos
humanos! El espíritu, demostrando siempre su excelsa progenie, se ve recreado
con los horizontes extensísimos a donde su poder espiritual puede llegar, pero
al querer abarcarlos con los brazos de tierra, comprende la realidad de las
palabras divinas «El espíritu está pronto para todo lo grande, más la carne es
flaca y enferma.
El espíritu gigante de Santa Teresa
concibió la idea sublime de evangelizar las gentes y traerlas todas a los
dominios de su Esposo. Mas corno me vi mujer y ruin, imposibilitada de
aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor (y toda mi ansia era,
y aun es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que esos fuesen
buenos), determiné hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos
evangélicos con toda la perfección que yo pudiese, y procurar que estas
poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios,
que nunca falta de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo; y que
siendo tales cuales yo las pintaba en mis deseos, entre sus virtudes no
tendrían fuerza mis faltas, y podría yo contentar en al o al Señor, y que todas
ocupadas en oración por los que son defensores de la Iglesia, y predicadores y
letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mío que
tan apretado le traen a los que ha hecho tanto bien, que parece le querrían
tornar ahora a la cruz estos y que no
tuviese adonde reclinar la cabeza. ¡Oh hermanas mías en Cristo! ayudadme a
suplicar esto al Señor, que para esto os juntó aquí; este es vuestro
llamamiento; estos han de ser vuestros negocios, estos han de ser vuestros
deseos, aquí vuestras lágrimas, estas vuestras peticiones. (Cam. de Perf. C.)
Fidelísima hijo y discípula de Santa
Teresa, la Santita del Niño Jesús aprendió que su vocación era excelentísima.
¡Oh madre mía! qué hermosa es nuestra vocación! A nosotras, al Carmen.
corresponde conservar la sal de la tierra. Ofrecemos nuestros sacrificios y
oraciones por los apóstoles del Señor: nosotras mismas debemos ser sus apóstoles
mientras; evangelizan ellos con sus palabras y ejemplos as almas de nuestros
hermanos. Qué mi única y peculiar de las almas contemplativas. «Conservar pura
la sal de la tierra por medio de oraciones y sacrificios para que el cuerpo místico
de la Iglesia llegue al fin glorioso de su misión. Las almas.
«Considerando el cuerpo místico de
la Santa Iglesia, no me había reconocido en ninguno de los miembros descritos
por San Pablo, o por mejor decir, quería hallarme en todos. La caridad me dio
la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto
por diferente miembros, no podía necesario, el más noble de todos los órganos,
el corazón, y que este corazón estaba abrasado de amor; comprendí que el amor
únicamente es el que imprime movimiento a todos los miembros que sin él no anunciarían
los apóstoles el Evangelio y rehusarían los mártires derramar su sangre. Comprendí
que el amor encierra todas las vocaciones. que el amor lo es todo, que
comprende todos los tiempos y lugares, porque es eterno. Quiero ser hija de la
Iglesia. Como nuestra M, y rogar por todas las intenciones del Vicario de
Jesucristo. Esto es el fin principal de mi vida. Esta es precisamente mi
oración. Pido a Jesús que me las llamas de su amor, que me El tan estrechamente
que viva y obre dentro de mí. Sé que cuanto más se abrase mi corazón en su
amor, y con mayor fuerza diga: «Atráeme: tanto más las almas que se acerquen a
la mía correrán veloces al olor de los perfumes del Amado.
«Si, correrán, correremos juntas;
pues las almas abrasadas no pueden permanecer inactivas. Es indudable que, como
Santa Magdalena, permanecen a los pies de Jesús escuchando su dulce y ardiente
palabra; al parecer no dan nada, pero dan mucho más que Marta, que se inquieta
por muchas cosas. (Luc. X, 41.) Mas no fueron los trabajos de Marta lo que
censuró el Señor, sino su inquietud; a estos mismos trabajos se sometió
humildemente su divina Madre, puesto que tenía que preparar la comida de la
Sagrada Familia. Así lo entendieron todos los santos, y más particularmente
quhús aquellos que iluminaron el universo con la doctrina evangélica. ¿Por
ventura San Pablo, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Juan de la Cruz,
Santa Teresa y tantos otros amigos de Dios, no bebieron en la oración aquella
ciencia admirable que cautiva a los mayores genios?
Dijo un sabio: Dadme una palanca, un
punto de apoyo y levantaré el mundo... esto, que no pudo obtener Arquímedes, lo
alcanzaron plenamente los santos. El Todopoderoso les dio, como punto de apoyo,
a ¡El mismo, a Él solo! torno palanca, la oración que inflama con fuego de
amor; con esto levantaron el mundo;
los santos militantes siguen levantándolo todavía, y lo levantarán hasta el fin
de los tiempos.
EJEMPLO
CONVERSIÓN DE UN JOVEN CISMÁTICO
Trípoli de Siria (Palestina), 1-7-13.
Durante mi estancia en Trípoli he
dado el retiro espiritual a los alumnos del pensionado y ahora me ocupo de la
escuela gratuita. He hecho leer Lluvia de Rosas en el comedor, los niños escuchaban
con gran interés. Un cismático ha venido a mi encuentro, después de la comida,
y me ha dicho: Quiero ser católico, la Santita me ha cambiado.
No hago nunca ningún sermón sin invocar
antes a Sor Teresita.
Jaculatoria: ¡Oh venerada Santita! alcánzame la virtud de la
oración para que con ella pueda ganar almas para Jesús.
ORACIÓN PARA ESTE DIA
¡Oh queridísima Santita! que aleccionada en la escuela de la seráfica virgen Santa Teresa de Jesús, tu madre y maestra, llegaste a comprender y practicar la hermosa vocación de las almas carmelitas, la oración ferviente para conservar la sal de la Iglesia, alcánzame la gracia de la oración, enséñame esta soberana virtud para que a imitación tuya se aficione mi alma a la práctica de esta poderosa virtud a fin de que sean muchas las almas que gane para Jesús en el celo que abrasaba tu corazón, y para más obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:
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