domingo, 17 de octubre de 2021

NOVENA A LOS SANTOS ÁNGELES


NOVENA EN HONOR DE LOS SANTOS ÁNGELES

 

IMPLORANDO SU FAVOR PARA CONSEGUIR EL REMEDIO EN LAS NECESIDADES ESPIRITUALES Y TEMPORALES

 

Dispuesta por el Rev. P. Fr. José Francisco Valdés, religioso franciscano de la provincia de San Diego

 

Reimpresa en Puebla de Los Ángeles año de 1817

 

 

Hecha la señal de la Cruz, delante de un crucifijo y levantando el corazón a Dios se dirá con espíritu y fervor el siguiente: 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Jesús mío crucificado: Ahora conozco que eres infinitamente bueno, pues no me has arrojado a los infiernos, habiéndolo merecido tantas veces, Cuántas me he atrevido a provocar tu indignación con mis pecados. Hemos andado a porfía, yo a ofenderte, y tú a sufrir mis ingratitudes, tú a usar conmigo de misericordia, y yo a abusar de tu bondad. Ya lo conozco señor, Ya conozco mi maldad y me arrepiento de ella, tanto que quisiera morir de dolor de haberte enojado: Me pesa Jesús mío, ya no más pecar, ya nomás ofenderte, porque te amo más que a mí, más que a mí misma vida, Pues has tenido la bondad de aguardarme a que conozca mi ingratitud, Dame un dolor tan grande que me quite la vida y me lleve a darte por una eternidad, las gracias de tanto bien, desagraviar con un amor eternidad. Amén.

 

Señor Dios mío, da lumbre a mi alma para que te conozca y te amé con todo mi corazón, cumpla tus divinos preceptos y sepa hacer en todo, tu santísima voluntad. Amén.

 

-Luego se dice a la santísima virgen María la siguiente.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Purísima, santísima, amadísima Virgen María, tu gracia, tú santidad, tus heroísimas virtudes, te pusieron en las sienes la corona de reina de los Ángeles: Eres Emperatriz juramentada del cielo y de la Tierra, y los ángeles del empíreo tienen por grande honor y gloria suya en saludarte y reverenciarte por reina. Gózate Enhorabuena con tanta majestad y grandeza, que yo arrebatado del gozo, la celebró más que si fuera mía, y protestó que diera la vida porque a ti no te faltaste un rayo solo de esa majestad que la rodea. Pues tanto gustan los ángeles de obedecerte, Mándales que enciendan en mi corazón el fuego del divino amor, que lo abracen en llamas de cordial y verdadera devoción a ti, y que no permitan entre en el más afecto, más deseo, ni más pensamiento, qué el de venerarte, amarte y amar a mi Dios, qué se dignó hacerse hijo tuyo para que yo pudiera llamarte madre, y recurrir a ti en mis necesidades como a madre, como abogada y como bienhechora mía. Madre, madre, madre, ruega por mí, no consientas que me condene tu hijo, Dile también que yo soy hijo tuyo, Y quién y le pide que me perdone es la madre que lo engendró. Amén.

 

-Se rezan tres padres nuestros y tres aves marías a honra de la Santísima y Augustísima Trinidad y luego se dice la oración siguiente:

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, qué con el color encendido de vuestra ardentísima caridad, sois rosas fragantes que alegran el jardín del empíreo, serafines sagrados, etnas vivos, vesubios animados del amor de Dios, dichosos vosotros que ardéis en el fuego del amor divino, amando, adorando y alabando Al único objeto digno del amor de todas las criaturas, arded, arded, arded y abrasaos Inés incendio que no sea de acabar por toda la eternidad, pero arrojad a mi corazón una centella de él, y con el soplo de vuestra intercesión haced que sea vive, que levante la llama hasta ese lugar sagrado en que no se ve sino la hermosura sin igual, la hermosura inexplicable, la hermosura indecible de nuestro Dios: Haced que comience a arder ahora con la actividad que deseo, y espero arder por toda la eternidad. Amén.

 

-Después de esta oración se dice el verso siguiente que se repite todos los 9 días:

 

Permitid o Gran Señor,

Qué se unan hoy nuestras voces

A la angelical milicia,

Para alabar vuestro nombre

Repitiendo una vez y otra,

El dulce cántico acorde:

 

Santo, Santo, Santo,

Señor Dios de los ejércitos,

Llenos están los cielos y la tierra

De vuestra Gloria y majestad.

 

-Se repite tres veces.

 

 

SEGUNDO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, que como hermosos girasoles del jardín del empíreo, estoy siempre mirando bien mirando las infinitas perfecciones del sol increado Dios trino y uno: Querubines sagrados, qué adornados de una portentosa sabiduría, conocéis las altas y sublimes perfecciones de la divina majestad, emplead Enhorabuena esas vuestras sobresalientes luces en contemplar y especular el mar inmenso de bellezas que se encierran en esa soberana majestad, pero enviar a mi mente un rayo de luz de ese fanal que brilla en vuestras inteligencias, darme a conocer esa hermosura, fortalecer la vista de mi espíritu para poder fijarla en esos resplandores inmensos, en esos fulgores incomprensibles. Qué dicha, Qué felicidad, qué Gloria anegarme en ese océano, sofocarme en su contemplación y perder la vida a la fuerza del amor, a la vehemencia del dolor de no haberlo Amado cómo debo y como deseo amarlo por los siglos de los siglos. Amén.

 


DÍA TERCERO

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, que, por el candor de vuestra pureza, sois Azucenas blancas del jardín del empíreo, hilo Grace el privilegio de ser tronos sobre quiénes descansa y resplandece la Majestad de Dios trino y uno. Sea para bien tamaña felicidad, gozar la Enhorabuena por toda la eternidad, pero atender a los gemidos de los que, fiados en vuestra protección, piden a Dios el perdón de sus pecados. Pues estáis tan inmediatos a Su Majestad, y le sois tan agradables por vuestra santidad y pureza, haced oficios de abogados, y alcanzarme el perdón que pido por la sangre de mi amado Redentor Jesús. Amén.

 


CUARTO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, qué descollando a manera de fragantes y erguidos claveles, hermosa y los pensiles de la ciudad Santa de Jerusalén, hilo Grace que resplandezca en vosotros, por el título de nominaciones, la alta soberanía y absoluto poder que tiene nuestro Dios uno y trino sobre todo lo creado: gozad de vuestra dicha, edad gracias a esa alta majestad, que con tan sabia Providencia dispone todas las cosas, conduciéndolas a Gloria suya y beneficio nuestro, doble por mí las gracias de que me haya criado y me conserve la vida, y de que esté tan pendiente de su brazo omnipotente, que nada puedo sin él, yo de esto estoy tan gustoso, que aun cuando tuviera alguna autoridad sobre mi persona la trasladaría a sus manos en testimonio de que lo amo más que a mí mismo. Amén.

 

 

QUINTO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, virtudes sacrosantas, vosotros sois con toda realidad las vistosas maravillas, qué con los hermosos matices y variedad de colores, alegran los divinos pensiles de la gloria, vosotros sois los instrumentos de que se valen la omnipotente diestra del señor, para las Maravillas y prodigios que obra en este mundo, pedidle a su bondad obre conmigo las maravillas de mudar este mi corazón de bronce y de piedra, en corazón de carne para amarlo, para agradecerle sus beneficios, para llorar mis pecados y para hacerme digno de su amistad y gracia, pedirle obre conmigo la maravilla de darme un dolor de haberle enojado, tan vivo, tan eficaz y vehemente, qué me quite la vida. Amén.

 

 

SEXTO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, que por los saludables oficios que ejercen a beneficio de los hombres" soy fragantes y rubicundos jacintos del jardín de la Gloria: Sagradas potestades, Quiénes se vale la divina providencia para arrojar de nuestras almas las potestades infernales, qué se empeña en arruinarnos y en hacernos compañero de su eterna infelicidad. Yo, a nombre de todos mis prójimos los mortales, os doy las gracias por tanto bien, yo suplico rendidamente sigáis beneficiándonos y ayudando nuestra debilidad y flaqueza, para no rendirnos a las continuas batallas de estos nuestros enemigos: Mirad, Os pido por Dios, mirad que no tenemos otras armas con que defendernos, sino nuestros gemidos, nuestros ruegos y nuestros clamores hacia Dios, acompañadlos con vuestra intercesión y nos ceséis pedir por nosotros hasta no ver que hemos triunfado, y que estamos dándole las gracias al Señor de los ejércitos, de quién ha sido la victoria. Amén.

 

 

SÉPTIMO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del altísimo, qué a fuer dolorosos y vistosos narcisos, alegráis y hermoseáis los pénsiles sagrados del empíreo: Principados supremos de la ciudad Santa de la Jerusalén gloriosa, a quiénes el príncipe supremo de los cielos y tierra tiene destinados para dirigir y gobernar a sus criaturas, y enderezarlas a los fines de su alta Providencia: Yo confieso, lleno de confusión y de dolor, extraviado torpemente de este designio amante y sabio de mi creador, no han sido los pasos de mi vida enderezados, sino a provocar su iras, a  ultrajar su santo nombre, y a hacerme río de un eterno castigo, lo confieso, pero lo confieso arrepentido, haced oficios de abogados míos, hablad por mí en el tribunal severo de la justicia divina, la sangre de mi dulcísimo Jesús, dirigir de aquí en adelante mis pasos, de manera que pueda esperar de la bondad divina el perdón de mis pasados yerros, y la felicidad del fin para que fui creado, qué es adorarlo y amarlo por toda la eternidad. Amén.

 

 

OCTAVO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del todopoderoso, qué en calidad de tulipanes bellos, sois en vuestras fragancias, adorno gracioso del paraíso de la Augustísima Trinidad: Arcángeles Santos de Quiénes se sirve la sabia Providencia de nuestro Dios y señor para los más graves negocios, pertenecientes al gobierno del mundo y utilidad de los mortales, Yo le doy repetidos plácemes, por la felicidad que nos trajisteis, cuándo anunciaste a María la Encarnación del verbo divino en sus purísimas entrañas, continuad os pido, en beneficiarnos, alcanzadnos la gracia de sabernos aprovechar del beneficio inestimable de haberse hecho hombre El hijo del eterno padre, para enseñarnos a despreciar las cosas de la Tierra, para hacernos acreedores a la verdadera gloria de amar a Dios en esta vida, y gozarte en el cielo, amándole sin riesgo de perderlo, y con la seguridad de no volver a ofenderlo. Amén.

 

 

NOVENO DÍA

ORACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del todo poderoso, qué con la calidad de flores del campo, repartidos por todo el mundo, estáis destinados para guarda de los hombres, de las ciudades, de los pueblos, de los árboles, de los animales y de todas las criaturas: Dichosos vosotros qué sin perder la vista de la cara del Padre eterno, estáis cumpliendo exactamente en la tierra nuestro ministerio: Llevad al Trono del altísimo nuestras oraciones, y alcanzadnos los auxilios que necesitamos para cumplir con nuestros deberes, compadeceos de nuestra miseria, ayudadnos con vuestro esfuerzo, mirad que perecemos irremediablemente si no pedís a Dios nuestro señor use de sus piedades con nosotros, Decidle, decidle a Dios, que para cuándo aguarda sus misericordias, sino para cuándo se las pide humilde y afligida un alma qué le pesa haberle enojado, y que lo ama como a su Dios y señor y bienhechor. Amén.

 

-Al final de todo se reza a los santos Ángeles de la guarda de la Santísima Virgen María madre de Dios y Señora nuestra, la siguiente:


ORACIÓN

Soberanos espíritus, qué entresacados de la numerosa y lúcida multitud de ministros del altísimo, fuiste destinados para guardas del arca viva del Testamento, María santísima, Señora nuestra. Sea para bien que hayáis logrado tan distinguido honor y privilegio tan singular. Felices mil veces, qué después de haber sido en el mundo, testigos de la inminente santidad de vuestra reina, lo sois ahora en el cielo de su gloriosa exaltación: Gozaos enhorabuena con su amable compañía, y pues es patente a vuestra vista su poder inmenso y honorable disposición de su corazón para emplearlo en beneficio nuestro, pedidle, lo emplee en convertir mi corazón a Dios y desprenderlo del amor a las criaturas. Haced para conmigo oficios de abogado, introducidme en la gracia y protección de vuestra reina, pedirle infunda en mi corazón aquellos afectos de obediencia, y amor con qué vosotros le servisteis, la venerasteis y amasteis, haced que yo sea contado en el número de aquellas almas dichosas qué la aman cómo a madre, que la sirven como a reina, y que la esperan acompañar en el cielo, bendecida a Dios, y darle las gracias por haberla hecho tan hermosa, tan pura y tan Santa. Amén.

 

LAUS DEVS

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