NOVENA
PARA ROGAR A DIOS POR LAS ALMAS DE LOS SACERDOTES
Dispuesta
por el reverendo padre Fray José Francisco Valdez religioso de San Diego.
México
1840
Imprenta
de Luis Abadiano y Valdés, calle de Santo Domingo, número 12.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Jesús mío dulce
dueño de mi alma, qué Corazón de piedra es el mío, Pues no sé enternece al
oírte desde la cruz en que estás clavado, y agonizando a la fuerza de tus
Dolores, pedir a tu padre eterno por los que te están crucificando, y disculpar
los Con qué no saben lo que hacen. Soy sin duda de piedra pues no me mueve
tanta indecible bondad. Yo he sido Jesús mío, quién te ha clavado en la cruz y
mis pecados han sido los clavos que te han atravesado pies y manos, y después
de todo clamas a tu padre eterno me perdone, porque no sabía lo que hacía. Así
es dulce dueño mío amantísimo, no sabía lo que hacía cuándo tan ciegamente me
arrojaba a ofenderte, no lo sabía, porque, aunque la luz de la fe me alumbraba,
yo cerraba los ojos para no ver y me hacías sordo a las voces de tus
inspiraciones, ya lo conozco ahora, ya me arrepiento con todas las veras del
corazón, Pues has tenido la bondad de aguardarme, continúa tus bondades,
haciendo que borré con lágrimas de contrición perfecta las manchas de mi torpe
ingratitud. Eres mi Dios y espero de tu infinita misericordia el perdón que no
merezco. No merezco el perdón, pero, ¿Cuándo han aguardado tus piedades que
merezcamos el beneficio para hacerlo? Lo espero solo de tu piedad y
misericordia. amén
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Si uno de los mayores beneficios que nos has hecho, ha sido el de
habernos traído al seno de tu iglesia católica, cómo no hemos demostrarnos
agradecidos a aquellas manos de que tú quisiste servirte para abrirnos la
puerta por medio del santo Sacramento del bautismo. A ti señor, Cómo autor de
tanto beneficio, te damos las gracias, pero al mismo tiempo te pedimos
humildemente, que compadecido de aquellos ministros tuyos que después de
habernos bañado a nosotros con esas aguas saludables, Ellos están acrisolándose
en el fuego del purgatorio, les alivies sus penas, y que uniendo nuestras
oraciones a las agonías mortales y congojas que te hicieron sudar sangre en el
huerto de Getsemaní, las apliques a estas benditas almas, les des franca la puerta
de la gloria. Amén.
-Se rezan tres Padres
nuestros, tres Aves Marías, con Gloria Patri y se dice lo siguiente:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
amado Redentor mío
Jesús: Qué sabias son tus disposiciones, qué justificados tus juicios, tú
escogiste de entre los fieles hijos de tu iglesia algunos hombres, para qué
vestidos del carácter sacerdotal, mantuviese nene ya el culto del verdadero
Dios y Administrasen a los demás los sacratísimos misterios de La
Reconciliación y santificación de las almas, tú les franqueasteis toda la
autoridad que para esto necesitaban, lo llenaste de los honores, prerrogativas
y excelencias, pero no los exime de ir a la cárcel del Terrible purgatorio,
apagar el reato de las penas merecidas por las culpas que hubiesen cometido por
la humana fragilidad. allí los tiene detenidos tu justicia, hasta que,
purificado de la escoria, puedan entrar en ese Palacio tuyo donde no se admite
mancha alguna, aunque sea de la más ligera imperfección. Yo adoro tus juicios y
los venero, pero fiado en que es mayor el deseo que tú tienes de que vayan a
gozarte, que el que ellos hacen de liberarse de aquella llamas, qué juntando
mis oraciones y súplicas a tus infinitos méritos y a los de tu madre santísima
y mía la Virgen María, te apiades de estas benditas almas de los sacerdotes,
qué la sangre preciosa que derramaste en la cruz, qué las lágrimas que derramó
María santísima, les sirva de refrigerio en sus ardores, de baño con que se
purifiquen, y de satisfacción a la divina justicia, para qué vayan a gozar de
tu eterna gloria. Amén.
Se rezan tres Aves Marías
de la forma siguiente:
-Dios te salve María
santísima hija de Dios padre virgen antes del parto. Ave María.
-Dios te salve María
santísima madre de Dios hijo virgen en el parto. Ave María.
-Dios te salve María
santísima castísima esposa de Dios espíritu santo virgen después del parto. Ave
María.
ORACIÓN
Purísima Virgen
María, reina de Ángeles y abogada de los hombres, con cuánta confianza debo
acercarme a tu trono a implorar tu intercesión, cuando lo que te pido es que
extiendas el brazo de tus misericordias piedades hacia aquellas almas
afligidas, que mientras vivieron en este mundo, quisiste tú que fuesen
respetadas y veneradas con sumos honores y reverencias. Aplica señora parte de
aquel tesoro que tienes en tus manos a las Santas almas de aquellos sacerdotes,
que por falta de caudal con que pagar sus deudas están padeciendo terribles
penas en la cárcel del purgatorio. Muestra que eres madre, Apiádate de aquellos
que sí, tuvieron la desgracia de ofender a tu hijo santísimo, pero se
arrepintieron de corazón, lloran sus pecados y se hicieron acreedores a su
amistad y gracia, Acuérdate que son tus hijos y que están deseando ir a dar las
gracias a Dios nuestro señor por las misericordias que ha obrado con ellos por
tu intercesión. Amén.
Se rezan 3 padres
nuestros.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Yo venero la sabia Providencia de tu amor, qué para radicar los más
en la fe que recibimos en el santo bautismo, instituiste el santo Sacramento de
la confirmación, dando facultad a tus ministros para que por la imposición de
sus manos añadiesen fortaleza a nuestro espíritu, para no desmayar en la
confesión de las verdades católicas. El reconocimiento debido a tanto beneficio
nos mueve a suplicarte te apiades de aquellas almas que, adornadas del carácter
episcopal, parecen las terribles penas del fuego que las purifica. Une nuestros
ruegos a las penas y Dolores que apareciste en la prisión con los golpes,
empellones y violencias de aquellos ministros infernales, y en particular al
dolor que te causó la traición y alevosía del discípulo que te vendió: Aplica Señor
estos méritos tuyos aquellas afligidísimas almas esposas tuyas, y Saca las de
la cárcel en que esperan pagar las reliquias de sus deudas con el tesoro
inmenso de tu sangre. amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Qué entrañas tan de padres son las tuyas, qué benignidad la de tu
corazón, conociendo cuán arriesgado estamos a caer en desgracia tuya por
nuestra flaqueza y miseria, pusiste en el Santísimo Sacramento de la penitencia
un remedio pronto y eficaz, dando tus ministros facultad para hacer en nombre
tuyo las paces y restituir a tu amistad a los que verdaderamente arrepentidos
se llegasen a tu tribunal. te damos por esto las más rendidas gracias, y te
suplicamos que compadecido de las almas de aquellos sacerdotes que, habiendo
desatado a otros de las prisiones del demonio, gimen hora atormentados en las
prisiones del fuego del purgatorio, les conceda salir libres a las mansiones de
tu gloria. Te lo pedimos señor, por aquellas afrentas, ignominia y desacatos
que sufriste, cuándo presentado a los inicuos tribunales de Caifás, Herodes y Pilatos,
te mofaron, te burlaron e hirieron tú Divino Rostro con una bofetada cruel, y
te trataron como loco. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Jesús mío dulcísimo:
¿Qué expresiones eran bastante para significar nuestro agradecimiento a la
indecible fineza de habernos preparado en la mesa eucarística el precioso
manjar de tu misma carne y el riquísimo licor de tu misma sangre para alimentar
nos y regalarnos? Así es Jesús mío, tú misma carne y tú misma sangre comemos y bebemos,
y para qué la comamos y bebamos siempre que el hambre no es lá pida, dejaste en
tus ministros facultad para hacerte bajar del cielo por medio de las palabras
de la consagración. Se pasarían los Ángeles cuando vieron tanta maravilla y que
no se les concedía ellos lo que los hombres disfrutamos con tanta facilidad.
Seas bendito y glorificado por favor tan singular, pero acuérdate de aquellos
ministros tuyos, qué tuvieron el honor de traerte desde el cielo a la Tierra,
no se liberaron de entrar en esa cárcel del purgatorio a pagar la deuda que
contrajeron con tu justicia por su flaqueza. Oye nuestros clamores, y
uniéndolos ala preciosa sangre qué derramaste cuando fuiste cruelmente azotado,
concédeles el perdón de esa deuda, Apiádate de ellos, pues, es que uno de sus
mayores Dolores es no acabar de salir de allí para ir a unirse contigo, verte y
gozarte eternamente. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
dulcísimo Jesús, que
sabías, qué amantes son providencias, conociendo la necesidad que tienen tus
fieles a la hora de la muerte, de los auxilios poderosos de la gracia para
resistir a los terribles combates del demonio, instituiste El Sacramento de la
extremaunción, poniendo en las palabras de tus ministros, virtud y eficacia
para fortalecer a los moribundos y limpiarlos de las reliquias del pecado. Por
ello te damos las más Humildes Gracias y te pedimos qué, uniendo nuestras
súplicas y ruegos a los crueles dolores, inhumanos tratamientos, escarnios y
mofas qué padeciste en el aposentillo en que te encerraron la noche de tu
pasión, les concedas a las almas de aquellos sacerdotes que administraron este
Sacramento, y padecen ahora en el purgatorio, el alivio que desean, ten piedad
de ellos y llévalos por tu bondad y benignísimas entrañas, al descanso eterno
de la gloria. Amén.
SEXTO
DÍA
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Qué grande es tu bondad, qué admirable es la Providencia con que te
manejas en el gobierno de tu iglesia, para que siempre hay en ella un
sacrificio con el que demos a tu padre eterno las gracias por los beneficios
que nos hace, aplaquemos su indignación por las ofensas que le hacemos, y lo
tengamos propicio para las Mercedes que le pedimos, instituiste el orden
sacerdotal, autorizando a tus ministros para que en virtud de las palabras de
la consagración, hiciesen el prodigio obligarte a bajar del cielo, a ponerte en
sus manos, y repetir todos los días el mismo sacrificio que ofreciste en la
cruz con qué obraste nuestra redención. Yo te adoro, te venero y te doy las más
rendidas Gracias por tanto favor, y te suplico que unas mis oraciones a los
gravísimos tormentos que padeciste, cuando cargando con la pesada Cruz en qué
te iban a crucificar, caíste en tierra casi desmayado, y sin poder dar un paso
por la flaqueza, y lo apliques todo a aquellas benditas almas, qué después de
haberse alimentado tantas veces con tu preciosísima sangre, parecen ahora
insufribles ardores en el purgatorio. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Yo te doy las más rendidas gracias, porque no omitiendo Providencia
alguna de cuántas pudieran conducir al bien de tu iglesia, quisiste qué el
contrato del matrimonio se eleva hace a la dignidad de Santo Sacramento, y se
santifica la unión de tus fieles para la educación cristiana, y crianza de sus
hijos, y que se autorizara con la presencia de tus ministros, bendita sea para
siempre tu Providencia tan justa y tan provechosa a la humana fragilidad.
Vuelve ahora los ojos dulcísimo Jesús, a las almas de aquellos venerable
sacerdotes que entre las terribles llamas del purgatorio, padecen algún otro
tormento más terrible, cuál es el no acabar de celebrar los celestiales
desposorios con tu persona divina. Une nuestras oraciones a los méritos de tu
pasión y sangre preciosa, Y acuérdate de aquellos acerbísimos dolores que
sufriste cuando enclavaron tus pies y manos en la cruz, lo sufriste por
nosotros por librarnos de la muerte terna y por llevarnos a tu gloria: Aplica
ahora estos dolores a las almas de los santos sacerdotes, para que con ellos
satisfagan a la misma justicia y vayan a darle las gracias de tanto beneficio.
Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Yo adoro tus sabias disposiciones, y agradezco el cuidado que
tienes de qué no falten en tu iglesia ministros, que como maestros sustitutos
tuyos nos enseñan y dirigen en el camino de tus divinos mandamientos, y nos
instruyen en la evangélica doctrina. Seas por siempre alabado y glorificado, y fiado,
por tanto, de tu piedad y benignidad, te pido te duelas de las almas de los
sacerdotes que predicaron en la tierra tu Santo Evangelio, y ahora gimen atormentados
en el purgatorio. Saca señor del tesoro inmenso de tus merecimientos, el caudal
que necesitan ellas para satisfacer a la justicia divina, une a nuestras
oraciones aquellos acerbísimos dolores que padeciste en la cruz estando para
expirar, atormentado de la sed, escarnecido de los judíos, y mirando cerca a tu
madre angustiadísima, y aplica estos tormentos y aflicciones a estas benditas
almas, llévalas a gozar el fruto de ellas en el Palacio de la gloria. Amén.
DÍA
NOVENO Y ÚLTIMO
ORACIÓN
Jesús mío
amantísimo: Qué consuelo tan grande para mi alma, verte con entrañas tan de
padre, y tan sensible a nuestros males. Conoces cuán terribles, cuán espantosas
son las penas que padecen las almas en el purgatorio, y para aliviarlas,
dejaste en tu iglesia un tesoro infinito, y diste autoridad a los pontífices y
obispos sacar de ese cofre inagotable los caudales qué juzgasen convenientes,
para rebajar con ellos las deudas de las almas que están pagando en aquellas
voraces llamas a la justicia divina. Yo te pido con el más vivo afecto de
Piedad y compasión, te duelas de las almas de los sacerdotes que están allí
padeciendo, y que uniendo nuestras oraciones a aquel terrible desacato y
crueldad injuriosa que padeció tu sacrosanto cuerpo en la lanzada, con qué lo hirieron
después de muerto, pila apliques a estas Santas almas, y desates las prisiones
que les tiene puestas la rectitud de tus juicios, y la lleve abusar de la
libertad que desean, para adorarte y darte las gracias por tus infinitas
misericordias. Amén.
LAUS
DEVS
Cada palabra de esta novena, tiene concedidas 200 días de indulgencia por el Ilmo. Y Rmo. Sr. D. Fr. José María de Jesús Belauzarán, dignísimo obispo de Monterrey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario