NOVENA
DEL SEÑOR DE SAN ROMÁN
Escrita por Fr. Joaquín de S. Miguel de Zapata
A petición de un devoto suyo
En
un acuerdo celebrado por el Cabildo de Campeche en el año de 1689, que
textualmente dice así: En un acuerdo celebrado por el Cabildo de Campeche, para
disponer que se reparase la Iglesia en donde está colocada la imagen del Señor
de San Román, en el año de 1689, a 10 de enero, siendo cura el Sr. Lic. D.
Diego Tello de Aguilar, y Alcalde D. Felipe de la Barreda y Villegas, rector de
la cofradía se dispuso que 49 pesos, que fueron remitidos de la ciudad de
Mérida, recogidos de limosnas de cuando el Señor estuvo en aquella ciudad, y paraban
en depósito en poder de D. Juan Gutiérrez de Cosgalla, con 71 pesos y otros
picos que había existentes, que por todo ascendían a 350 pesos, se invirtiesen
en el pronto reparo de la Iglesia por la prontitud que exigía su composición.
Campeche, septiembre 1° de 1863. Juan P. Marcín, mayordomo de dicha imagen.
INDULGENCIA
El
Excmo. e Ilmo. y Dignísimo Señor Obispo Diocesano, Dr. D. José Ma. Guerra, por
sí y hermandad que tiene acordada con varios Ilmos. Sres. Obispos de la
comunión católica, concede doscientos días de indulgencia a los fieles
cristianos que ante la imagen devota de Nuestro Señor Jesucristo que bajo la
advocación de San Román, se venera en su santuario extramuros de la ciudad de
Campeche, rezaren el Padrenuestro, el Credo, o cualquiera de los salmos
penitenciales, la novena o algún día de ella, o en in, por cualquiera oración
aprobada por la Santa Iglesia nuestra madre, en la forma que ella misma
acostumbra; ampliando Su Señoría Ilustrísima por la presente concesión, y
renovado en la parte correspondiente, la que igualmente hizo a solicitud del
respetable señor coronel D. José Segundo Carbajal.- Mérida, octubre 2 de 1847.
Matías José de la Cámara, notario mayor.
SEÑOR
No
es esta la vez primera que se vale de vuestra disposición soberana de medios
inútiles para fines altísimos. Yo venero vuestros divinos e inescrutables
juicios, y conozco que en haberme elegido para extender más vuestra devoción y
mayor culto, fue para daros a conocer más maravilloso en vuestra sagrada imagen
de San Román; pues me reconozco el más vil instrumento para encender en los
pechos cristianos vuestra sagrada devoción, y solo me alienta a emprender esta
obrita, la esperanza que tengo en Vos, de que me ayudaréis para el acierto,
como que tengo puestas en vuestras manos sacrosantas su desempeño; y así todo
lo bueno que tuviere será vuestro y míos todos los hierros todos. Ofrézcoos con
reconocimiento esta oferta pequeña en lo material, pero grande en lo formal,
pues se dirige a enseñar a los mortales a daros las más debidas gracias por
habernos favorecido dos siglos ha por medio de vuestra sagrada imagen con tan
innumerables prodigios y maravillas como publica la común voz y fama. Os
suplico por quien sois, nos favorezcáis a todos vuestros devotos en especial a
aquel amarteladísimo vuestro, que me suplicó me dedicara a hacer esta obrita,
ofreciendo él imprimirla a su costa, prueba de su grandísima devoción, que
cordial profesa a vuestra sagrada, milagrosa imagen. A vuestros pies sagrados
postrados vuestro esclavo indigno
Fr.
Joaquín de S. Miguel de Zapata.
Este
novenario puede hacerse en cualquier tiempo del año como la necesidad lo pidiere,
pero en especial el día 5 de septiembre para acabarlo víspera de la fiesta del
Santísimo Cristo, que es el día 14 de dicho mes.
DÉCIMA
Que
compuso el autor al Santísimo Cristo de San Román
No solo con gentileza,
O divina sacra hechura,
De mi JESÚS la hermosura
Retratas con gran destreza.
Más se admira tu belleza
En todo lo orbicular,
Y es justo que con igual
Amor fino y respetuoso,
Contemple hoy en tu hermoso Rostro,
que es tan singular.
Persignándose
primero se dice el siguiente:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
y Dios míos, Padre amorosísimo de mi alma, a vuestras Aras recurro como el
ciego a buscar la luz eterna de vuestra gracia, os he ofendido, sumo bien, de
que me pesa sobre todo pesar, solo por ser vos quien sois, propongo satisfacer
a tanta ofensa en cuanto pueda; confiando en vuestra piedad soberana me habéis
de recibir en vuestra gracia me la habéis de dar para nunca ofenderos. Amén.
ORACIÓN
COTIDIANA AL ETERNO PADRE
Soberano
Dios Omnipotente, de que dimana todo lo bueno, y a quien debo todo el ser que
tengo: reconozco estos tan grandes beneficios y quisiera agradecerlos, como es
debido, en especial el singular que me hicisteis, y a toda esta ciudad, en
concedernos esta imagen sagrada de vuestro Unigénito Hijo, para que en ella
hallásemos todo el consuelo espiritual y temporal siendo un antídoto celestial
que nos libra de todo mal, y nos comunica todo bien, pues por medio de esta
milagrosísima imagen tenemos los elementos todos sujetos; y si no, ¿quién no
dirá que a su invocación la tierra estéril no se volvió fecunda? ¿Qué el mar
embravecido no se tornó leche? ¿Qué el aire corrupto no se tornó salutífero?
¡Qué el fuego voraz no suspendió sus incendios? ¡Oh imagen y qué admirable!
Pues así representa tan al vivo a vuestro Unigénito Hijo, que con el Espíritu
Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
1
Padrenuestro y 1 Avemaría con Gloria Patri al Eterno Padre.
DÍA
PRIMERO
Celebremos muy festivos
la dicha tan singular
de tener en nuestra Patria
al Señor de San Román.
Considera
con atención, cristiano devoto, como uno de los mayores beneficios que Dios
nuestro Señor ha hecho en esta ciudad y provincia, fue el querer que en ella
estuviese esta imagen sacrosanta, por un medio tan milagroso como refiere el
padre Cogolludo en su historia de Yucatán, pues habiendo encargado la ciudad de
Campeche al mercader Juan de Cano de Coca Gaytán, que iba a la Nueva España,
trajese una imagen de un Santo Crucifijo, la trajo el año de 1565, y con tan
manifiesto prodigio, que el bajel en que se embarcó llegó de Veracruz a
Campeche en solo veinticuatro horas, cosa nunca vista ni oída, en que
claramente nos manifestó esta milagrosa imagen, que en su llegada tan presurosa,
nos traía todo el bien y consuelo que podíamos desear, lo cual considerando
dirás la siguiente:
ORACIÓN
Jesús
amado, que siempre deseas el bien de los hombres, y por cuyo amor padeciste en
tu sagrada Pasión tantos dolores y tormentos hasta ser elevado en este sagrado
Madero, sin más interés, que el mirar por nuestro bien, rescatándonos con tu
preciosísima Sangre, Pasión y muerte de los horrores de la más lastimosa que la
del alma, a que estamos sujetos por la culpa de Adán. Yo os doy las más debidas
gracias por tan grande beneficio, y por el que nos hiciste con haber venido por
medio de esta vuestra sagrada imagen, para nuestro espiritual y temporal
consuelo; y suplicaos por el amor que nos tenéis, me concedáis este especial
favor que ahora os pido, si es de vuestro divino agrado. Amén.
Aquí
se rezan 5 Padrenuestros y Avemarías con Gloria Patri, en honra y gloria de las
5 Llagas de Nuestro Salvador y alentando la confianza se hace petición, y
después de ella, la oración:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Milagro
de la Omnipotencia, y maravilla de sus gracias, amor mío, Señor de San Miguel,
yo me regocijo de la virtud que tienes sobre todas las virtudes, y ruego que
pues es tan propio de ella hacer milagros, hagas que venciendo todo descuido, y
violentando su naturaleza corrompida y estragada, te amen, y procuren con
verdad tu devoción que es el milagro de los milagros y el remedio portentoso
que te pido y deseo ver, para que así no sean tan raros los que siguen el
camino de la virtud, sino que todos, abrazándose en ella, alcancen el premio de
la gloria. Amén.
SEGUNDO
DÍA
Palma hermosa que te elevas
Hasta la cumbre del cielo,
Danos la gracia y favor
Que os pedimos por consuelo.
Considera
muy atento, que el símbolo más expresivo de esta soberana imagen es la
misteriosa palma que elevándose derecha a hasta el cielo, nos dará racimos de
sazonados y hermosos frutos, que son los milagros maravillosos con que nos
favorece tan a manos llenas. No lo digo yo mundanamente lo publican aquellos
amontonados trofeos de sus prodigios que se miran en su santa casa. ¿Qué dicen
aquellas cabezas, ojos, brazos, manos y pies, y demás señales en cera y tabla?
Sino que por medio de esta sagrada imagen enmendó Cristo nueva vida, el desorden
con que los elementos descompuestos hicieron a unos cojos, a otros tullidos y a
otros ciegos, a otros mancos, y a otros maltratada la cabeza, etc. ¡Oh
prototipo y qué soberano! ¡Oh imagen y qué milagrosa! ¿Qué dijera Longinos
(considerando con atención) si viera tantos milagros, como en las paredes de su
santa casa se miran? Tal vez lo aclamara por el mismo Hijo de Dios, como lo
hizo cuando vio los prodigios que obraba en el Calvario. Más no debemos decir,
sino que por imagen suya la más milagrosa, es la mejor señal de su divinidad,
porque para conocerse la divinidad de Jesucristo nuestra vida, esos milagros
casi valen lo mismo que la revelación de Dios. Valga por tantos la maravilla
que refiere el R. Padre Cogolludo ya citado, en donde dice las señales
milagrosas que tenía el Señor de San ROMÁN, quiso el mayordomo hacer de ellas
velas para el monumento, y al partir el tronco salió de en medio de él una
palma muy bien formada de la misma cera y color, como de un palmo, la cual
llevaron con admiración a la iglesia parroquial, de donde la volvieron con
solemne procesión a la del Santísimo Cristo, y púsose en un relicario de plata
con vidriera; quedando testimonio auténtico del suceso. Hasta aquí el R. Padre
y tú desde aquí ponderando a tus solas este raro prodigio, dirás después la
siguiente:
ORACIÓN
Jesús
dulcísimo, Palma frondosa, de cuyos sazonados frutos se alimentan las almas;
hambrienta se halla la mía de tu divina gracia, porque olvidada de ti, fuente
de aguas vivas, he corrido tras mis vicios y mayores precipicios, y pues
reconozco mis yerros, quiero volver a tu gracia, que perdí por mis culpas
atroces. Recíbeme, Padre amorosísimo, por el amor tan grande que tienes a los
mortales, por habernos dado vuestra imagen sacrosanta para nuestro universal consuelo,
y concededme el favor que pido si es de vuestro divino agrado. Amén.
TERCER
DÍA
Amantísimo Jesús,
Es tu poder de tal suerte,
Que tu gracia nos da la vida
Y nos libra de la muerte.
Considera
alma devota que, así como nuestro amantísimo Redentor triunfó de la muerte con
su misma muerte así nos libertó de la muerte de la culpa por su muerte. No hay
acto de caridad más perfecto, que el de ofrecer uno su vida temporal, porque no
peligre la espiritual del prójimo: este acto en grado heroico obró nuestro
celestial, nuestro Jesús, ofreciendo en holocausto su vida; por darnos la
espiritual que la gracia, de que estábamos todos privados por la culpa
original. Demos a nuestro Soberano Redentor las más debidas gracias por tan
grande beneficio, y por el que os hizo de habernos concedido su sagrada,
milagrosa imagen, que por medio de ella libertó a otro devoto suyo de la muerte
temporal, como lo certifica el siguiente milagroso caso que trae el R. Padre
historiador ya citado. Enfermó gravemente el mismo mercader que trajo la
sagrada imagen del Santísimo Cristo de San ROMÁN, a quien se encomendó de
corazón y después de muchos días que padeció, murió y amortajado que fue, y
pasadas siete horas después con admiración y pasmo de los circunstantes, lo
resucitó el Señor, sobreviviendo después cuatro años. Considerando este
prodigio, dirás la siguiente:
ORACIÓN
Misericordiosísimo
Jesús y Padre amorosísimo de nuestras almas, con la mayor humildad llegó ante
vuestro divino acatamiento, y os doy las más rendidas gracias, porque con
vuestra muerte diste vida a nuestras almas; y también porque por medio de esta
nuestra sagrada imagen nos dais el consuelo temporal que os pedimos; os suplico
me concedáis el que ahora os pido, si es de vuestro divino agrado. Amén.
CUARTO
DÍA
Mi Jesús, sois la salud
Del enfermo que os invoca,
Y le concedéis favores,
Casi a pedir de boca.
Considera
que, por medio de esta sagrada imagen, quiere Dios concedernos tantos favores,
que es un antídoto universal para todo género de enfermedades; pues solo podrá
decirlo el necesitado que le ha invocado en sus aflicciones, como la evidencia
el siguiente caso que trae en su historia el citado R. Padre. D. Pedro Machuca
llegó a ver a su mujer desahuciada de los médicos, y haciendo oración ante el
Santísimo Cristo de San ROMÁN, le pidió que le diese salud a su esposa, y que
de haberse de llevar a uno de los dos fuese a él, porque ella hacía mucha alta
a sus hijos; así se lo concedió a su Majestad, pues conforme iba mejorando a su
mujer, iba agravándose a él el accidente, hasta que a los 8 días murió,
quedando ella del todo sana, Considerando este raro prodigio dirás la siguiente:
ORACIÓN
Dulcísimo
y amorosísimo Jesús, que, no mirando nuestros deméritos e ingratitud suma,
siempre quieres nuestro bien; yo te doy gracias por tu gran misericordia y
piedad que usas con nosotros miserables pecadores, y te suplico me concedas tus
auxilios, para vivir siempre en tu gracia, y el favor que ahora te pido, si es
de tu divino agrado. Amén.
QUINTO
DÍA
Tú socorre con piedad
Al hombre que en el mayor
Peligro invoca tu nombre,
Y le infundes gran valor.
Considera
que del modo que el dulcísimo nombre de Jesús es tan temido de nuestros
enemigos invisibles los demonios, así el nombre de esta sacratísima imagen del
Señor de San ROMÁN, es temido de nuestros temporales enemigos, dando su
Majestad Divina valor a los que devotos le invocan para vencerles, como lo
evidencia el siguiente maravilloso caso que trae el citado R. Padre
historiador, y es como sigue: Unos enemigos corsarios prendieron a siete indios
del barrio de San Román y los traían por el mar, sin quererlos echar a tierra;
determinaron los indios alzarse con la fragata, y sin más que unos cuchillos
que cogieron en ella, encomendándose muy deberas al Santísimo Cristo de San
ROMÁN, e invocándolo con fe viva dieron el avance con tal felicidad, que
mataron al capitán y ocho de ellos, maniataron a los restantes y alzando velas
desde el Puerto de Oilam (en donde sucedió este suceso) trajeron la fragata a
este puerto de Campeche con los prisioneros y armas. Considerando este prodigio
dirás la siguiente:
ORACIÓN
Mi
Jesús amado, cuyo sagrado y dulcísimo nombre es temido de todos nuestros
enemigos, pues a su invocación huyen los demonios y tiembla el infierno todo y
quieres que hasta a invocación de él de esta tu sagrada imagen, no solamente
los invisibles sino también los visibles que nos molestan, dándonos valor para
vencerlos: por él te pido me deis valor para vencer las pasiones que me
mortifican, para que así no te ofendan concédeme el favor que ahora os pido, si
es de tu divino agrado. Amén.
SEXTO
DÍA
De ese piélago soberbio,
Jesús, su furor detienen,
De mil males nos libertas,
Comunicándonos bienes.
Considera
cuantos peligros del mar ha libertado Dios Nuestro Señor a la invocación de
esta sagrada imagen de su Unigénito, y hallarás que es un mar sin fondo; pues
apenas hay barco que venga a este puerto, que no publique las maravillas y
prodigios de esta imagen sagrada de San ROMÁN, y es tan universal la invocación
de su santo nombre para libertarse de naufragios, no solo en este seno y en
todas las Indias, sino en toda la Europa, que hasta allá llegan sus benéficas
influencias, bien claro nos lo muestra ser así la muda elocuencia de tantas
pinturas de sucesos, que penden de las paredes de su santa iglesia y sacristía,
que sería por demás el individuarlos. Considerando esto, dirás la siguiente:
ORACIÓN
Jesús
amantísimo, único remedio de nuestros males, líbrame, Señor, del mayor mal, que
es el pecado mortal, para no caer en el inmenso piélago del infierno, concédeme
el favor especial que ahora os pido, si es de vuestro divino agrado y santo
servicio. Amén.
SÉPTIMO
DÍA
Tu piedad se nos franquea
Sin limitarse en el mar,
Circula también por tierra
Libertándonos del mar.
¡Oh
que gran consuelo es considerar con atención el bien que tenemos y poseemos en
esta sagrada siempre milagrosa imagen del Señor de SAN ROMÁN, al ver que en
todo tiempo y lugar nos favorece, y a su invocación santa nos remedia! Son casi
infinitos los prodigios que ha hecho Dios Nuestro Señor a su invocación en los
peligros, como lo aseguran muchos, que al referirlos fueran prolijidad, y así
considerando este punto dirás:
ORACIÓN
Jesús
mío y amado dueño de mi alma, cuya piedad por ser infinita, como es, no se
restringe, sino que ampliamente nos la comunicas por medio de tu sagrada imagen
de que te doy las gracias y te suplico me libertes de las ocasiones de
ofenderte para que siempre te ame y sirva y me concedas este especial favor que
ahora te pido, si es de tu divino agrado. Amén.
OCTAVO
DÍA
En
la necesidad mayor De lluvias os invocamos, Y en vuestra piedad hallamos El
consuelo y el favor. Es cierto que en lo temporal no puede haber mayor
necesidad que la falta de lluvias, como lo saben todos, pues de ella no solo
dimanan accidentes y pestes (como nos lo demuestra la experiencia) sino también
hambre, que es la mayor desdicha que un lugar puede sufrir. Pues todo esto no
libra Dios, nuestro Seor, por esta sagrada imagen de tu Santísimo Hijo, como lo
ha mostrado tantas veces la experiencia; pues luego que escasean las lluvias,
no hay otro recurso, sino a esta sagrada imagen, la traen en solemne procesión
desde la iglesia de San ROMÁN mártir, en donde se venera, que está extramuros
de esta ciudad, a la parroquial en donde se le canta un novenario de misas, y
no ha habido vez que salgan desconsolados los vecinos de esta ciudad; antes muy
favorecidos siempre con abundantes lluvias, así en acción de gracia, dí la
siguiente:
ORACIÓN
Jesús
dulcísimo, fuente de aguas vivas con que refrigeras la sed del miserable
pecador: se alienta, se llena mi alma de vuestra divina gracia, dámela para que
nunca ofenda y haz me mantenga en el propósito de morir antes que te ofenda, y
concédeme el favor que ahora te pido, si es de tu divino agrado. Amén.
NOVENO
DÍA
Todos nosotros, Señor,
Confesamos a una voz,
Que eres muy maravilloso,
Y en la piedad mayor.
Considera
que esta soberana imagen del Señor de SAN ROMÁN es un prodigio de prodigios y
un milagro de milagros no hay necesidad, enfermedad, pestilencia, peligros del
mar y tierra en que se halle el hombre, que, invocando su sagrada protección,
no halle el deseado consuelo. No me dilato en este punto en correr la pluma,
porque mejor podrá correr el discurso del devoto, que como favorecido de sus
benéficas influencias, siempre le sobrarán muchos motivos de darle
incesantemente muchas gracias por los beneficios recibidos: sea su Majestad
Santísima alabada por siempre que así quiso consolarnos con esta sagrada imagen
suya.
ORACIÓN
Mi
dulcísimo Jesús, que como piadoso y benigno miras siempre nuestras necesidades
y desconsuelos, como lo manifiestas en tu sagrada y milagrosa imagen, que
quisiste fuese para nosotros un todo para todos, y un todo para cada uno de
nosotros. Os doy las gracias que puedo por tanto beneficio, y os pido por
vuestra piedad soberana me concedas el favor que os pido en esta novena, si es
de vuestro divino agrado. Amén.
NOTA
Siendo
el principal motivo para hacer este novenario dar a Dios gracias por el
beneficio tan grande que nos hizo en darnos la sagrada imagen de su Santísimo
Hijo, por cuyos prodigios y maravillas recibimos tanto bien, es necesario
suponer el modo y orden jerárquico con que según los teólogos, ilumina Dios
nuestro Señor, a los ángeles, que por medio de ellos rige, gobierna y beneficia
al universo; porque aunque fue de primera causa es cierto que concurre
inmediatamente con los inferiores a todos sus actos, pero en cuanto a las
dispositivas direcciones, las envía por medio de sus ángeles, iluminando al
supremo de todos ellos mi gloriosísimo amo y Señor San Miguel, y este a los
demás de esta suerte hasta los ínfimos, que son los inmediatos ejecutores aún
de las acciones elementales, lluvias, sanidades, aciertos, paz y todo aquello
que conduce a nuestro bien. Y así debemos confesar, que todos los milagros que
Dios hace, en cierto modo, también se lo debemos a mi gloriosísimo amo y Señor
San Miguel, que como primer ministro de Dios nuestro Señor, pasa todo por su
mano, y también debemos agradecérselo como que nos ama tanto, y así no será
fuera de propósitos antes muy acertado y del agrado de Dios nuestro Señor, que
le recemos cada día del novenario la antedicha oración.
LAUS
DEO
Mariae
et Michaeli Ancangelo. Amen
-Colaboración y edición de William Gómez Poot
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